jueves, 28 de octubre de 2021

SANTOS PALOMO VINIEGRA, PRIMER HIJO PREDILECTO DE MÉRIDA



    Santos Palomo Viniegra (Mérida, 01/11/1841;16/04/1902) ha pasado a la historia de la ciudad por ser su primer hijo predilecto, nombrado por el Ayuntamiento en sesión ordinaria el 2 de diciembre de 1895, bajo la presidencia del alcalde, D. José Domínguez Rollán, y con la asistencia de los concejales Presidente Márquez, Sánchez Tena, Becerra, Sáez Ozores, Ayala, Galán, González y Puig. [1]

    En aquella sesión, según se dice en el acta, “queriendo dar testimonio de gratitud al hijo esclarecido de Mérida D. Santos Palomo Viniegra, residente en Barcelona, por lo dignamente que ha desempeñado la representación que en nombre de este pueblo el Municipio le confiriera, de entregar al Batallón de Cazadores que ostenta el nombre ilustre de esta histórica ciudad, el obsequio que los emeritenses le dedican, así como por la despedida que le ha hecho, también en nombre de Mérida, en el momento de su embarque en el vapor Colón, el día 23 de noviembre último, con destino a Cuba,  para luchar por la integridad de la patria, y teniendo además en cuenta las especiales circunstancias que concurren en dicho Sr. Palomo que le hacen acreedor del cariño de todos sus paisanos, el ayuntamiento por unanimidad acuerda declarar Hijo Predilecto de esta ciudad a D. Santos Palomo Viniegra”.

    Santos Palomo Viniegra fue bautizado el 03/11/1841 en la iglesia parroquial de Nuestra Señora Santa Olalla, “extramuros de esta ciudad”, por don Antonio Ramírez y Jiménez, teniente vicario de la citada iglesia parroquial. Había nacido a las 06:00 de la mañana en la casa número 21 de la calle Cárdenas; se le impuso por nombre Santos Julián. Era hijo de Bartolomé Palomo, natural de la ciudad, y de Fernanda García Viniegra [2], natural de Montenegro, vecinos de la ciudad. Sus abuelos paternos fueron Bartolomé Palomo, natural de la ciudad, y Josefa Pérez Pulido, natural de Alcuéscar; y los maternos, José Viniegra y Juana Pelayo, ambos naturales de Montenegro. Su madrina fue Juliana Viniegra, tía del bautizado. [3]

    “Nació de familia campesina muy humilde. Su padre fue aguador, oficio que consistía en ir por los cortijos sin pozo transportando agua en su burrito; pero su hijo Santos, desde muy pequeño, dio muestras de una inteligencia y aptitudes para el estudio poco comunes, por lo que, con alguna ayuda de las instituciones, pudo darle estudios que, después de su formación escolar, lo llevaron a Barcelona, donde llegó a ser un dirigente de relieve en su puerto. En Barcelona se enamoró de mi bisabuela Matilde Fort, casada con un hombre, parece ser que de muy escaso valor humano y económico. Mi bisabuelo para librarse de él, le pagó el viaje en nave a Argentina, donde pocos meses después murió. Una vez llegada a manos de D. Santos su esquela funeraria, pudo casarse con doña Matilde.” [4]

    José Álvarez Sáenz de Buruaga (Vitoria, 1916; Mérida, 1995), arqueólogo e historiador, director del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida e Hijo Adoptivo de Mérida en 1979, le calificó en una ocasión de “embajador emeritense” en Cataluña a finales del XIX. En su obra “Materiales para la historia de Mérida (de 1637 a 1936)” [v] refiere dos citas de Santos Palomo Viniegra. En la primera, según cita de las actas municipales, recuerda que en Barcelona existía un “Batallón de cazadores de Mérida que en 1895 se disponía a marchar a Cuba y se acordó abrir una suscripción pública para obsequiarles y por ello se designó a don Santos Palomo Viniegra como representante de la ciudad en el acto… Él contribuyó con cincuenta duros. El obsequio fue una corbata para el estandarte que llevaría la imagen de Santa Eulalia y un ejemplar de la Historia de Mérida, además de 2.000 pesetas para convidar a los integrantes del Batallón. Palomo redactó una carta dando cuenta del desarrollo del acto. A continuación se le nombró Hijo Predilecto de la ciudad”. (Pág. 260).

    Por otra cita de las actas capitulares tenemos la fecha de su fallecimiento: “Se lamenta la muerte de Don Santos, ocurrida el 16 de abril de 1902. D. Juan Bautista Saussol dio las gracias en nombre de la familia.” (Pág. 281).

    El exministro Alberto Oliart Saussol  (Mérida, 1928; Madrid, 2021), bisnieto de don Santos y primo de José María Saussol, en sus memorias publicadas en 1998, hace referencia varias veces a su bisabuelo Santos Palomo. Al referirse a sus abuelos, Juan y Fernanda, afirma: “Aunque llegó casada a Mérida (Fernanda) a los 19 años y su padre, don Santos Palomo, era también de Mérida, nunca perdió del todo, bajo el deje extremeño, esa modulación de las vocales y los giros del habla de Barcelona, donde había nacido y había vivido hasta que se casó”. Dice de su abuela: “Tan atildada siempre, tan repeinada su larga cabellera gris y rubia, con su traje hasta los pies, entallado porque llevaba los corsés de cuerpo entero de la época, y su gargantilla negra en el cuello”, que le reprobaba al abuelo: “Juan, no asustes al niño y no te comas su desayuno.” [6] 

    Oliart se refiere también a su bisabuelo, Santos Palomo, padre de su abuela Fernanda, como “hijo de un modestísimo yuntero; es decir, de un hombre que tenía una yunta y se alquilaba con ella para ganarse la vida. El cura que le enseñó a leer se dio cuenta del talento natural de aquel muchacho y tanto le impresionaría que, por recomendación suya y por el interés que se tomó, le colocaron en Sevilla como aprendiz y chico para todo los García Vinuesa, que tenían, entre otras cosas, barcos y un negocio de consignación de buques. Muy joven, don Santos se fue a Barcelona y empezó a trabajar por su cuenta como consignatario de barcos; y al cabo de unos años amasó una fortuna considerable. Fortuna de la que hizo partícipe a sus padres y hermanos, a los que compró casas y tierras en su pueblo de Mérida. Llegó a comprar para él y los suyos seis o siete de las mejores casas del pueblo, y muchas fanegas de tierra de labor, todas, que yo sepa, dentro del término municipal, quizá las mismas que él labró con su padre para su anterior propietario. Solo la finca que le compró a su hija, Las Macillas, estaba fuera del término de Mérida, en el término de Calamonte. En la guerra de Cuba costeó los uniformes de todo el regimiento que estaba de guarnición en su pueblo y tenía que embarcar para Ultramar. Por esa razón le pusieron su nombre a una calle de Mérida, y por su nombre se llamó hasta que, hace pocos años, otro nombre más reciente lo desplazó, olvidados los méritos de mi bisabuelo emeritense. Sic transit gloria mundi.” [7] 

    Relata también su bisnieto Oliart que en, Barcelona, don Santos conoció a una señora casada y con dos hijas, doña Matilde Fort, “una señora muy guapa, y según decía con un poco de retintín, muy divertida. Se enamoró perdidamente de ella, pero no podían casarse ni eran posibles, en aquel entonces, divorcios o anulaciones porque la sociedad no los toleraba. Afortunadamente, el marido de mi bisabuela se fue a la Argentina, generosamente ayudado por don Santos, y al poco tiempo apareció en los periódicos su esquela de defunción. Se casaron, en 1872 nació Fernanda y después de ella cuatro hijos varones más. Doña Matilde Fort murió en Barcelona. El bisabuelo Santos acabó viviendo sus últimos años en Mérida, con su hija, y en nuestra casa murió. Él y su mujer están enterrados en nuestro panteón de Mérida”. [8] 

    Por último, el bisnieto de Santos Palomo se refiere a su abuelo Juan Bautista Saussol Toresano, hijo, nieto y sobrino único de varios tíos, “entre otros del tío abuelo don Rafael Martínez Toresano, padrino de su madre, que le dejó en herencia, en su recuerdo la finca que él agradecido llamó San Rafael”. Añade que le crio la abuela francesa, que le hizo de madre. Estudió Bachillerato en Madrid y después marchó a Barcelona a estudiar Ingeniería Industrial, encomendado a don Santos Palomo, que era la persona encargada de pagar sus gastos y en cierto modo de tutelarle… [9]

    El primer hijo predilecto de Mérida falleció el 16/04/1902, a los 60 años de edad, a las 03.00 de la madrugada, en la Plaza de la Constitución, número 6. El funeral fue oficiado en la iglesia de Santa María al día siguiente por don Tomás Pozuelo Sierra, coadjutor de la citada iglesia por ausencia de su cura ecónomo y arcipreste, don Pedro Gómez Cortés. Era viudo de doña Matilde Fort Cordón, natural de Barcelona, de cuyo matrimonio dejó cuatro hijos: Fernanda, Víctor, Carlos y José. [10]

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[1] Vid.: Libro de Actas del Ayuntamiento Bienio 1895-97, págs. 65-70.

[2] Vid.: Acta de defunción de don Santos Palomo Viniegra, en Registro Civil de Mérida, tomo 191, pág. 130.

[3] Vid.: Partida de nacimiento de Santos Palomo Viniegra, en parroquia de Santa Eulalia, Libro XII, pág. 215.

[4] Vid.: Carta-testimonio del Dr. José María Saussol, catedrático emérito de Lingüística y Literatura Española de la Universidad de Trieste (Italia), bisnieto de Santos Palomo Viniegra, dirigida al Dr. José María Álvarez Martínez el 23/06/2021. El Dr. Saussol es autor, entre otras obras, de “Eulalia”, obra de género teatral publicada sobre la Mártir (Editorial Círculo Rojo, 2018), estrenada en el Teatro Romano de Mérida en 1964, y primo hermano del exministro Alberto Oliart (Mérida, 29/07/1928; Madrid, 13/02/2021). En la presentación de la segunda edición de la obra, el Dr. Álvarez Martínez subraya que su obra “Eulalia” “es un auténtico regalo de este ilustre emeritense a su ciudad y, por su estructura, contenido y sencillez, no pierde actualidad y por ello consideramos un acierto su reciente edición que sirva para que pueda ser representada en el pórtico de la festividad eulaliense como una de las señas de identidad y religiosidad augustana”.

[5] Vid.: Álvarez Sáenz de Buruaga: “Materiales para la historia de Mérida (de 1637 a 1936”, Los Santos de Maimona, Ayuntamiento de Mérida, Grafisur, 1994.

[6] Vid.: Oliart, Alberto: Contra el olvido, Tusquest Editores, Barcelona, 1988, 353 págs. (Pág. 25).

[7] Vid.: Ob. cit. pág. 38.

[8] Vid.: Ob. cit. págs. 38-39.

[9] Vid.: Ob. cit., pág. 42.

[10] Vid.: Partida de defunción de Santos Palomo Viniegra, en parroquia de Santa María la Mayor de Mérida, Libro XVIII, pág. 171.


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