El 30 de mayo de 2008, el Ayuntamiento de Mérida nombraba por unanimidad de la Corporación Hijo Adoptivo de la ciudad a Manuel Jaramillo Blanco (Oliva de la Frontera, Badajoz, 18/01/1952) quien, según manifestó el alcalde, José Ángel Calle Grajera, “merecía el reconocimiento de la Corporación Municipal y el pueblo de Mérida por sus veintisiete años de incansable trabajo en el movimiento vecinal sin esperar nada a cambio; por la investigación, la difusión y el mantenimiento de nuestro folclore, a través de la asociación folclórica y cultural Nuestra Señora de la Antigua, que ayudó a crear, y por su dedicación a la ciudad a lo largo del tiempo, que ha sabido ser embajador de ella fuera de nuestra región y de nuestro país”.
Su padre, Manuel Jaramillo Moreno, natural de Burguillos
del Cerro, electricista, trabajaba en la fábrica de harinas donde se producía
la energía eléctrica; su madre, Juana Blanco López, natural de Don Álvaro, es
ama de casa y cuidaba de sus cinco hijos: María, Manuela, Francisca, Manuel e Isabel.
En 1958 se trasladan a Salvatierra de los Barros y, con la electrificación de
todos esos pueblos, el padre entra a trabajar en la Compañía Sevillana de
Electricidad, atendiendo también los pueblos de La Parra y La Morera.
A los 12 años, Manuel Jaramillo se traslada a Mérida e
ingresa en la Escuela Elemental de Trabajo (Escuela de Maestría), donde realiza
los estudios de Iniciación y Oficialía Industrial. Posteriormente se traslada a
los Salesianos de la Trinidad, en Sevilla, y durante dos años cursa los
estudios de Maestría Industrial. En el curso 71-72 se matricula en la Escuela
de Ingenieros Técnicos de Los Remedios de la misma ciudad. En diciembre de 1971
fallece su padre y se ve obligado a trabajar y dejar los estudios.
De vuelta a Mérida, entra a formar parte de los grupos de
la Juventud Obrera Cristiana (JOC), gracias al sacerdote Antonio Paniagua, que
daba clase en la Escuela de Maestría. En 1970 se casa con María Antonia. En el
77 nace su primera hija, Olga; en el 79, Cristina y en el 84, Sara.
A finales del 77, atendiendo a la invitación del Liceo de
Mérida, se inscribe para formar parte de la Coral Augusta Emérita en su
constitución, donde, durante tres años, se entrega intensamente a los ensayos y
actuaciones bajo la batuta de Diego Galindo Bailón, con el que inicia una
estrecha amistad. En 1980 entró a formar parte de la junta directiva de la
Asociación de Vecinos de la barriada de Nuestra Señora de la Antigua. Fue vocal
de la Comisión de Cultura y, en compañía de Juan Antonio Galán Gordillo, con el
aliento de la directiva, deciden formar un grupo de coros y danzas. Desde el
principio se hizo cargo de la rondalla, aunque sus estudios musicales no
pasaron de 4º de Solfeo y 1º de Piano, que no pudo continuar por motivos
de trabajo. No obstante, junto a un grupo de jóvenes que aprendían danza de la
mano de Carlos Sánchez, prepararon un pequeño repertorio. Buscan en la ciudad piezas
representativas que se cantaran o bailaran en algunas fiestas religiosas o
paganas. Los sábados por la tarde recorren los pueblos de la comarca y, fruto
de esa investigación, surgió la grabación de una casete, con doce canciones
inéditas, titulada Folclore de la Comarca de Mérida, en la que se incluía la
Jota de la Zarza, que durante mucho tiempo fue la tarjeta de presentación del
grupo.
Tiempo después se crea la Escuela de Danza en el seno del
Grupo, que será el semillero de donde se nutrirá el cuerpo de danza. Los
monitores forman dos grupos especiales, uno de la Asociación Síndrome de Down y
otro en Aprosuba-7 de Mérida, tratando de integrar a estos jóvenes.
Años después, el Grupo de Coros y Danzas, dependiente de
la Asociación de Vecinos, se constituye en Asociación Folclórica y Cultural
Nuestra Señora de la Antigua, de la que
Jaramillo fue el presidente y cabeza visible. La asociación ha paseado el
nombre de Mérida por casi todos los pueblos de Extremadura, por Centroeuropa,
muchas capitales y pueblos de España y Portugal, dejando muy alto el pabellón
de la ciudad y la región.
Con la incursión en la vida cultural y lúdica de Mérida,
la asociación está totalmente inmersa en el tejido social de la ciudad y
participa activamente en semanas culturales, en Navidad y en el día de la
patrona Santa Eulalia, así como en la Feria y Fiestas en la Caseta El Cortijo
Extremeño para disfrute de los ciudadanos y de quienes visitan Mérida durante
esos días.
La Asociación mantiene vivas las tradiciones y costumbres
de sus antepasados en la danza y música popular. Sus monitores enseñan en
colegios de la ciudad, en el programa El Folclore en la Escuela. En el acto de
clausura del Festival del Teatro Romano para los niños en primavera consiguieron
poner en escena a quinientos niños ataviados con el traje típico regional.
Manuel Jaramillo
compaginaba su tarea laboral como técnico de la Confederación Hidrográfica del
Guadiana con la dirección de la Asociación Cultural Folclórica, gracias al
apoyo de su familia.
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