“LA
SOCIEDAD EXTREMEÑA DEBE APOYARSE EN LA ACADEMIA PARA BENEFICIARSE DE SU
ACTIVIDAD Y ENRIQUECERSE”
Consejera
de Educación del Gobierno de Extremadura en la legislatura del presidente Monago
(2011-2015), académica correspondiente de las Reales Academia de la Historia y
de la de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, la nueva académica de
la RAEX es reconocida por sus obras de investigación sobre el legado romano de
Mérida, sus publicaciones y artículos en revistas especializadas, españolas y
extranjeras, así como arqueóloga de campo y como profesora en universidades de
España, Europa y Estados Unidos.
En
vísperas de su toma de posesión en la capital de Extremadura, Trinidad Nogales
defiende los valores de la Academia de Extremadura, “para que la sociedad se
apoye en ella, se beneficie de su actividad y ambas se enriquezcan”, así como
el papel que Mérida debe tener hoy y el
compromiso de sus ciudadanos para hacerla más grande.
Retraso de la toma de posesión
Pregunta.-Fue
usted elegida académica de Extremadura en mayo de 2019; pero el confinamiento
provocado por el Covid-19, y posteriormente por los estados de alarma,
provocaron este retraso justificado de su toma de posesión. Parecía que el día
no llegaría nunca hasta varios años después… ¿Se le ha hecho larga la espera?
Respuesta.-Realmente no, porque cuando se
declaró la pandemia nunca pensé que fuera a cambiarnos tanto los planes
vitales, ni a prolongarse tanto en el tiempo. La nueva situación la tuve que
asumir y seguí trabajando en los muchos proyectos que siempre tengo en mi hoja
de ruta tanto como directora del MNAR como investigadora del mundo antiguo.
P.-Ha
elegido para su discurso de ingreso un tema de su predilección: “Iconografía
romana: sociedad y mensaje”. ¿Qué mensaje nos transmite la iconografía romana
de Mérida y qué relación guarda con el tema de su tesis doctoral “El retrato
privado en la escultura romana emeritense”?
R.-Desde mis inicios en el campo
científico de la arqueología clásica me atrajo el valor de la iconografía,
porque entonces era poco conocido el poder de las imágenes. El tema de mi tesis
fue un primer arranque, luego vinieron otros muchos, pero siempre
interrelacionados. Es un asunto fascinante, porque no podemos imaginar la
cantidad de mensajes que las imágenes antiguas nos proporcionan.
Mérida
por descubrir
P.¿Todavía
nos sigue dando lecciones por descubrir Augusta Emerita? Pareciere que estamos
en una mina sin fondo por hallar… Juan Pablo Forner, ilustre emeritense,
orgulloso de su cuna, le recuerda a otro ilustre extremeño, Godoy: “Mérida que
en las Españas/ algún tiempo fuiste Roma…” ¿Fue Emerita Augusta la Roma de
Hispania?, como escribiere aquél y recordare su predecesor en la Academia de
Extremadura, Pedro de Lorenzo, en artículo publicado en ABC en febrero de 1975…
R.-Augusta Emerita es la Roma española,
sin duda. Estos autores clásicos y personalidades de la Historia de Extremadura
y de España, como en el caso de Godoy, Forner o Pedro de Lorenzo, no hicieron
sino abundar en el potencial de un yacimiento como el nuestro. Los numerosos
eruditos y viajeros de todo origen que por aquí recalaban no dejaban de
asombrarse ante la magnificencia de estas ruinas y, como dijo Mariano José de
Larra, “son un niño dormido en los brazos de un gigante…”. Parangonar Augusta
Emerita con Roma es lógico a tenor de la magnitud de nuestro patrimonio.
P.-¿Por
qué, entonces, Larra definió Mérida
como la “gran osamenta pétrea” y “niño dormido en los brazos de un gigante…”?
R.-Porque en el siglo XIX, Larra fue
consciente de que no estaba exhumada ni una mínima parte del yacimiento, que
reposaba en un sueño eterno bajo los pies de una modesta ciudad, y quería
remarcar la necesidad de despertar a ese gigante dormido. Era un hermoso símil
poético que él empleaba para despertar conciencias.
P.-El
maestro de la Mérida romana, su esposo y ahora compañero de Academia, José
María Álvarez Martínez, me confesaba en una entrevista que “a Mérida le faltó
una catedral para configurar una historia brillante, que la tiene…” (El
Periódico Extremadura, 24/12/2000). ¿Lo cree también así?
R.-A Mérida le han faltado muchas cosas,
una catedral entre otras. Perdió su papel en la historia, hundiendo sus raíces
en un injusto olvido. Mérida es la capital histórica de Extremadura, pero las
sucesivas etapas de poder no siempre respetaron este papel, ni tampoco sus
gentes lograron sacar a la ciudad del letargo en el que se sumió. Es fácil
analizarlo ahora, en el siglo XXI. Lo importante es el papel que Mérida tiene
hoy, y el que debe tener. De ello no sólo son responsables las instancias
públicas. También los emeritenses con nuestro compromiso hacemos grande o pequeña
nuestra ciudad.
P.-Ha
dedicado su vida a la investigación, la docencia, la difusión, las excavaciones
del legado romano, y hasta la política, en una legislatura… ¿De qué parte de su
vida se siente más satisfecha?
R.-Creo que nuestra vida, la de cualquier
ser humano, es un camino en el que vas encontrando distintos destinos. En cada
uno de ellos, que son las etapas vitales, uno debe pararse, aprender y recoger
todo lo positivo. Cada faceta me ha enriquecido mucho, y este bagaje me ha
forjado muy favorablemente. Todos estos aspectos de mi vida, investigación,
docencia, difusión social y política, me han enseñado muchas cosas y me han
hecho crecer como persona.
El
papel del MNAR y su ampliación
P.-El
papel del Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) que hoy dirige no se circunscribe
sólo a la exposición permanente de las obras principales que atesora, sino que
va más allá de ellas, como las exposiciones temáticas no permanentes (como “La
mirada de Roma”), la labor docente y la enseñanza, en fin, de una cultura… ¿Hay
algo mucho más oculto de lo que enseña el MNAR?
R.-El MNAR es toda una lección y
experiencia que nos traslada a las claves de la cultura clásica, sobre las que
se cimenta nuestra cultura occidental. El Museo nos ha colocado en una posición
internacional de referencia, siendo una institución muy respetada y cuya voz se
tiene en cuenta a la hora de forjar proyectos europeos e internacionales sobre
el pasado romano al más alto nivel. Pero otro valor es que somos una
institución muy cercana a la sociedad, que interactúa con ella en todas las
vertientes. Quizá los extremeños no son plenamente conscientes de que tienen un
tesoro del que se pueden sentir muy orgullosos. Los profesionales del MNAR
trabajamos para que la sociedad descubra ese tesoro y lo disfrute.
P.-Por
fin, ha llegado la hora de la ampliación del MNAR. ¿Es suficiente la propuesta
y qué va a suponer?
R.-La ampliación y remodelación suponen dotar
al centro de instalaciones que llevamos demandando años para poder desarrollar
mejor nuestras labores. El MNAR tiene ya casi 40 años y debía mejorar. La
petición, que arranca en 2007, viene avalada por el trabajo desarrollado,
siendo nuestro Ministerio consciente de que estábamos perdiendo oportunidades por
falta de espacios, de medios materiales y humanos…. Esta nueva etapa, como todo
en la vida, dependerá de los medios humanos y materiales que tengamos en el
futuro. Por mi parte, seguiré trabajando con el equipo del MNAR para seguir
proyectando nuestro Patrimonio. Confío que la administración, tanto regional y
local como nacional, nos siga apoyando, como hasta ahora lo ha hecho, para
alcanzar objetivos ambiciosos por el beneficio de Extremadura y de nuestro país.
P.-¿Pertenece
usted a la generación que el fotógrafo Robert Capa llamó “Generación X” o a las
Baby Boomers”, nacidos durante el “baby boom”…¿Cómo ha logrado llegar hasta
aquí una mujer de su generación? Sin su madre, recordaba en una entrevista, no
le hubiera sido posible a usted, también madre, llegar hasta esta meta…
R.-Las mujeres de mi generación
accedimos a la Universidad, deseo que nuestras madres no podían cumplir, y
tuvimos que romper muchos clichés para abrirnos camino. La sociedad no lo ponía
fácil. Siempre está el maldito “techo de cristal” que cuesta tanto traspasar.
Yo he reconocido que sin la ayuda de mi madre no hubiera podido alcanzar las
metas que me propuse. Gracias a ella yo planificaba actividades “sin mala
conciencia” por dejar a mis hijas, porque con ella estaban mejor que conmigo.
Ahora, como madre, animo a mis hijas a no ponerse barreras, y procuro ayudarlas
a cumplir sus sueños personales y profesionales. Por fortuna, las nuevas
generaciones tienen otro contexto social, pero hay que seguir trabajando en pro
de la igualdad real.
P.-Me
molesta hacerle esta pregunta, pero he de hacérsela: cuando fue elegida
directora del Museo, tras su marido y su padre político, sus predecesores,
algunos maledicentes, incluso hoy, hablaron, y hablan, de nepotismo. ¿Se lo
ganó usted por sus méritos, pero nunca por herencia, entiendo, según las bases
del Ministerio?
R.-Las vinculaciones profesionales
familiares te hacen pagar un precio, pues la demagogia y crítica fácil suelen
imponerse. Compartir profesión en familia tiene muchas ventajas, porque te
enriqueces. Por fortuna, hay sagas familiares de médicos, profesores, artistas…
pues las inquietudes se retroalimentan.
En
el caso de la Administración pública se accede por igualdad, mérito y
capacidad. Superé en 1986 una dura oposición, con la primera plaza del MNAR;
posteriormente, un concurso de méritos para la dirección. Nadie accede a un
puesto de funcionario de carrera en la administración pública por herencia o
trato de favor. Plantear eso es mala fe o desconocimiento. Siempre procuré ganarme
un prestigio en el ejercicio diario de mi profesión. Soy respetada porque quienes
conocen mi trayectoria saben cómo he llegado hasta aquí. Lo demás no me importa
ni me afecta.
P.-Por
último, señora académica, ¿qué papel debe cumplir esta institución para la
Comunidad a la que sirve y ésta con ella, en justa reciprocidad a los servicios
que le presta?
R.-La Academia debe ser un referente
social y de la cultura, porque sus miembros son personas que dedican su
actividad en favor de la comunidad, como profesionales reconocidos de distintas
parcelas del humanismo, las Letras y las Artes. Como órgano consultivo que es,
colabora con las administraciones, además debe crear masa crítica en la
sociedad en la que se enraíza. Creo que hay un poco de distancia entre la
Academia y la sociedad extremeña. Hay que trabajar para que se conozcan los
valores de la Academia de Extremadura para que la sociedad se apoye en ella, se
beneficie de su actividad y ambas se enriquezcan.
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