Primero convirtió a la Junta de Extremadura en referente y referencia de la región; después logró que Extremadura fuera referente en España. Él mismo devino, andando el tiempo, en ser referente de Extremadura. Y, desde hoy, Extremadura es referencia en su pecho y siempre en su corazón.
Referencia y coherencia. Son los dos términos que ha destacado de él su sucesor tras entregarle la Medalla de Extremadura. No podría ser referente quien asume la incoherencia con posiciones anteriores. Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha sido la referencia y la coherencia. La primera por su destacado papel al frente de sus distintos gobiernos y por su gestión; la segunda por su actitud lógica y consecuente respecto a posiciones que siempre mantuvo.
Al subrayar en él estas dos virtudes, el Presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha incidido en el porqué de una concesión: por sus méritos y servicios dentro y fuera de la región que, en su persona, “alcanza su máxima expresión”, según el Decreto 82/2008, de 9 de mayo, de concesión de la Medalla de Extremadura.
El referente de Extremadura hizo de Extremadura una referencia en España; de la Junta, una referencia de Extremadura, para lo bueno y para lo malo. En pocos años, primero la casa; después, la referencia en la casa mayor que llamamos España. No era Extremadura referencia en España, menos aún referente. Contaba hace poco el ex Presidente que hasta que un taxista no llamó su atención en Madrid para saludarle al grito de: ¡Eh, paisano!”, no tuvo conciencia de que la región era una referencia en España, quizá de que él mismo fuera referente de Extremadura en España.
Nadie podrá negarle tampoco su coherencia. Quien hizo del servicio a su tierra y sus gentes una actitud consecuente con sus principios, es coherente. Lo incoherente hubiera sido marcharse a la Corte, ser incoherente con Extremadura. Lo ha recordado también el Presidente Vara cuando fuera de Extremadura le preguntan: “¿Pero es verdad que por fin se ha ido a la Universidad?” Frente a los incoherentes que pusieren en duda sus principios, la coherencia con los postulados anteriores.
Algo más de un mes le queda aún para terminar su último acto con Extremadura: el relevo en la Secretaría General de su partido. Un acto más de coherencia para un ser coherente que no cree en las bicefalias, aunque ésta no haya sido impedimento alguno en la andadura final de la “voz” de Extremadura en España, la voz de los sin voz que nunca la tuvieron en Extremadura y que, gracias a su liderazgo, fueron también referencia en España.
Referencia y coherencia. Son los dos términos que ha destacado de él su sucesor tras entregarle la Medalla de Extremadura. No podría ser referente quien asume la incoherencia con posiciones anteriores. Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha sido la referencia y la coherencia. La primera por su destacado papel al frente de sus distintos gobiernos y por su gestión; la segunda por su actitud lógica y consecuente respecto a posiciones que siempre mantuvo.
Al subrayar en él estas dos virtudes, el Presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha incidido en el porqué de una concesión: por sus méritos y servicios dentro y fuera de la región que, en su persona, “alcanza su máxima expresión”, según el Decreto 82/2008, de 9 de mayo, de concesión de la Medalla de Extremadura.
El referente de Extremadura hizo de Extremadura una referencia en España; de la Junta, una referencia de Extremadura, para lo bueno y para lo malo. En pocos años, primero la casa; después, la referencia en la casa mayor que llamamos España. No era Extremadura referencia en España, menos aún referente. Contaba hace poco el ex Presidente que hasta que un taxista no llamó su atención en Madrid para saludarle al grito de: ¡Eh, paisano!”, no tuvo conciencia de que la región era una referencia en España, quizá de que él mismo fuera referente de Extremadura en España.
Nadie podrá negarle tampoco su coherencia. Quien hizo del servicio a su tierra y sus gentes una actitud consecuente con sus principios, es coherente. Lo incoherente hubiera sido marcharse a la Corte, ser incoherente con Extremadura. Lo ha recordado también el Presidente Vara cuando fuera de Extremadura le preguntan: “¿Pero es verdad que por fin se ha ido a la Universidad?” Frente a los incoherentes que pusieren en duda sus principios, la coherencia con los postulados anteriores.
Algo más de un mes le queda aún para terminar su último acto con Extremadura: el relevo en la Secretaría General de su partido. Un acto más de coherencia para un ser coherente que no cree en las bicefalias, aunque ésta no haya sido impedimento alguno en la andadura final de la “voz” de Extremadura en España, la voz de los sin voz que nunca la tuvieron en Extremadura y que, gracias a su liderazgo, fueron también referencia en España.
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