miércoles, 31 de octubre de 2012

GRANADILLA, CASI MEDIO SIGLO DE EXILIO


           Día 1 de noviembre, y Granadilla es el reencuentro con la tierra y los muertos: los exhumados y vueltos a enterrar lejos de las aguas, y los que quedaron bajo ellas para siempre. En 2015 se cumplirá medio siglo de su desaparición, cincuenta años de su abandono, que no dejare de ser habitado.
             Cuarenta y siete años después de que abandonare por decreto el pueblo, he ayudado, muy recientemente, a Faustino Calderón, autor de un blog sobre “Pueblos deshabitados”  (http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com.es) a redactar el informe sobre los últimos años de la vida en la villa desaparecida, nunca olvidada. Distingue el autor en su entradilla entre pueblos deshabitados y abandonados. “Todos los pueblos abandonados están deshabitados, pero no todos los pueblos deshabitados están abandonados”, afirma.

              Granadilla se disolvió como municipio por Decreto 1347, de 29 de mayo de 1965 (BOE número 128, de 29 de mayo, pág. 7741), firmado por el Jefe del Estado, Francisco Franco, y el ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega. El 31 de julio del mismo año, el secretario accidental, Felipe Jiménez Jiménez, firma a las 12.00 de la mañana,  la última acta municipal, que clausura la actividad política del consistorio.  Han pasado ya 47 años; medio siglo en 2015. Concluía así el destierro de las tres culturas que habitaren la villa: los árabes, sus fundadores, por la Reconquista; los judíos, por su fe; los cristianos, por el desarrollismo franquista. Estaba escrito: condenada a desaparecer desde su fundación.

              Granadilla estuvo abandonada y deshabitada desde 1965 hasta 1984, en que se inicia el Programa Interministerial de Reconstrucción de Pueblos Abandonados. Es hoy un municipio desaparecido, no abandonado. No existe su nombre en el registro ministerial competente; pero sí en los archivos, en los libros, en los legajos, en los libros de familia, en los carnés de identidad y, sobre todo, en la memoria, que no olvida a pesar del tiempo transcurrido. Tampoco existe en la memoria de los nombres de los pueblos de España en los ordenadores de la Administración. En cierta ocasión, a punto estuvo una funcionaria estatal de ponerme en un documento oficial el nombre de Granadilla de Abona (provincia de Tenerife) como mi lugar de nacimiento. Hube de sacarla de su error y advertirle que no encontraría el nombre de mi pueblo porque desapareció como municipio en 1965. Le mostré mi DNI para que lo verificara. “¿Y por qué desapareció?”, se atrevió a preguntarme. “Fuimos expropiados por un embalse y tuvimos que buscar otra tierra en la que vivir. Por toda España y hasta en el extranjero.” Como los vecinos de Talavera la Vieja (Talaverilla), cuyo poblado inundaron las aguas del embalse de Valdecañas en 1963 y desterró también a los talaverinos o augustobricenses, a quienes Víctor Manuel Pizarro se refiere en su blog (http://ciudad-dormida.blogspot.com.es/2009/06/talavera-de-la-vieja-el-pueblo.html) a la última mirada a “la ciudad dormida” en el abandono definitivo. Talaverilla fue, sí, un pueblo deshabitado, abandonado, cubierto por las aguas, al contrario de Granadilla, que sobrevive en península, aun sus puentes de acceso a Zarza y Mohedas de Granadilla cubiertos bajo las aguas. Los dos únicos pueblos de la provincia de Cáceres desaparecidos.

              Celedonio Hernández Sánchez, “El Molinero”, eligió Madrid para irse a vivir con su familia: Teófila López Carrero, su mujer; Miguel, el único varón, fallecido hace tres años, y sus tres hijas: Ceci, Gumi y Charito. Sería quizás el 1 de noviembre del 95 la última vez que lo viere subir por la calle Mayor hasta la plaza. El padrino me abrazó y besaba mi cara y manos, tal fuere la alegría del reencuentro al verme por última vez. La madrina Teófila está próxima a cumplir el siglo de vida. En Granadilla pasare media vida, dio a luz a sus hijos, los crió y casare a los mayores en el pueblo y a Charito ya en Madrid, donde se marchó para nunca más volver a la tierra que la viere nacer. Antes, también hubiere tiempo para ayudar al padrino en sus dos molinos de aceite sobre el río Alagón y el arroyo Aldovara (de ahí el alias de “El Molinero”, o el “tío Molina”) y llevarme a la iglesia para recibir las aguas bautismales.

              Los chicos del pueblo conocieren lo rumboso y espléndido que fuere el padrino y siguieron a la comitiva, tras el rito sacramental, para recibir desde el balcón las monedas que, según costumbre, lanzaban los padres y padrinos. Charito, la hija menor del padrino, tenía entonces diez años. Estrenó un vestido confeccionado por la madrina que, en el alboroto de la celebración en el café-bar “Angelito”, nuestra casa, se manchare de chocolate. Siempre me recordare la anécdota de una vida en negro por el acoso al que fuimos sometidos por las autoridades del régimen para que abandonásemos el pueblo; pero también de recuerdos emotivos: como los reencuentros con sus hermanas en la plaza cuando volvían al pueblo de vacaciones; cuando el padrino me daba a probar el primer aceite de cosecha sobre una rebanada de pan recién hecho en la tahona de la tía Eustaquia; la pesca con redes en los recovecos del embalse creciente; nuestros viajes a lomos de mi burrito “Platero” hasta algún pueblo de la Trasierra (Segura de Toro, quizá) para hacer algún pequeño negocio. Gustare el padrino de llevarme con él a su casa, ya en Granadilla o en el Poblado de Gabriel y Galán, cuando durante unos años trabajó en la construcción de la presa. Le miraba extasiado cuando las hijas le peinaban y acicalaban su porte de obrero que nunca perdiere su señorial  dignidad ante nadie.
              Retornamos al pueblo más para recordar a los vivos que a los difuntos. Hemos dejado en el camino a muchos más que los que allí descansaren. De ahí que el recuerdo sea para los vivos más que para los pocos difuntos que yacen en el nuevo cementerio. Al traspasar la Puerta de la Villa, oiremos las campanas con que “El Capi” llama a la misa de difuntos. Lo mismo que nosotros las repicábamos en honor de los difuntos siendo monaguillos, al finalizar la noche del 1 de noviembre, víspera de Difuntos. Recordamos a los fallecidos en el último año; a los vivos, cincuenta años en el pueblo al que jamás volvieren y otros cincuenta lejos, como a la madrina, al pasar frente a su casa, camino del templo, camino ella de los cien años en Madrid, cuando dos generaciones más no nacidas en Granadilla retornan a la villa perdida para recordarla, o conocerla, al filo del medio siglo de su desaparición. Cuando la paz perdida del pueblo se ofrece como prenda espiritual en la misa, recordando a los difuntos y a los vivos…        De retorno a casa, admiraremos los minaretes de la catedral de Plasencia, que su titular, el obispo Amadeo, nos ofreciere como nuestro segundo templo nunca perdido y siempre hallado, la Asunción presidiendo un patronazgo y filiación comunes: en Granadilla por patrona y en Plasencia como ciudad adoptiva.

sábado, 27 de octubre de 2012

ESTAR DE ACUERDO EN NO ESTAR DE ACUERDO

            Por segunda vez, la abstención activa de IU ha servido para derrotar la enmienda a la totalidad de los Presupuestos de Extremadura presentada por la oposición socialista. ¿Qué sentido tiene una enmienda a la totalidad? El mismo de siempre: la devolución de los Presupuestos al Gobierno para rectificarlos en su totalidad, y no por vía de enmiendas parciales porque, aunque se esté de acuerdo en la forma, no se está de acuerdo en el fondo; es decir, se trata de reafirmar “estar de acuerdo en no estar de acuerdo”, como antes hicieren el PP e IU, que ahora los aprueban, cuando el PSOE gobernare la Comunidad.
              En el día en que se dio a conocer la EPA del tercer trimestre del año, que eleva a 167.000 los parados en Extremadura, con 2.600 parados más, lo que sitúa la tasa de paro en el 32,6 por ciento, la tercera más alta del país, quizá resultare peor tener unos Presupuestos, que “solo ofrecen más paro y recesión económica”, según el líder socialista, Guillermo Fernández Vara, que la prórroga de los anteriores. Del mal, el menos.
              No se entiende muy bien, empero, que, en la coyuntura económica actual, la derrota de una enmienda a la totalidad sea acogida por los redactores de los Presupuestos con una alegría inusitada, felicitando al sumo sacerdote hacedor y consejero de Hacienda, dándose besos y palmaditas efusivas entre ellos, como si hubiesen pasado el Rubicón al ver despejado el horizonte. Más propia, caballerosa y parlamentaria, fue la actitud de Vara, quien se acercare a felicitar al consejero Antonio Fernández, ganador frente a perdedor, en una actitud que le honra porque, pese a todo, piensa en la gente a la que ve buscando basura en los contenedores al regresar a casa, algo que ni el PP, con su voto a favor, ni IU, con su abstención activa, parecen querer ver, como el paro creciente y el empleo menguante.
              Por qué, entonces, la enmienda a la totalidad: porque Vara piensa en la gente, no solo en las cifras; ve a las personas, con sus necesidades y hambre; con su paro a cuestas camino de Cáritas en busca de un plato de comida, buscando en los contenedores algo para comer, lo que le hace sentirse “un político fracasado”, porque ni su política, ni la de los otros que aprueban las cuentas, dan solución a los problemas de los ciudadanos; pero, mientras él entona su “mea culpa”, los diputados populares y los de IU festejan su triunfo que, en modo alguno, es el de la ciudadanía.
              El PSOE enmienda a la totalidad porque otro mundo es posible y otros Presupuestos como “alternativa real a las cuentas presentadas”, y ofrece alternativas pensando en las personas, más que en las cifras, aun a sabiendas de que su enmienda a la totalidad sería derrotada. Vara da la cara para decir: estoy de acuerdo en no estar de acuerdo, porque no han contado con ellos, único grupo de la oposición, humillándole con su silencio, mientras él los felicita por su aprobado, porque los tres de IU otorgaren con su “silencio activo”.
              El consejero de Hacienda descalifica la enmienda al nivel de “bono basura”, la suspende como catedrático, y su único argumento es que son unos “Presupuestos realistas para cumplir con los objetivos de déficit y crear empleo”, porque así lo pide España y lo demanda Europa, asegura. Si se los dictan, ¿cuál es, entonces, su lección magistral…?
               Pedro Escobar, por IU, señala que los Presupuestos “no van a acabar con el paro y no nos gustan” y los califica como “escasos e insuficientes”, aunque se arrogan para sí la paternidad de la deuda histórica y la renta básica que contienen las cuentas; pero justifican que no presentan enmienda a la totalidad para salvar a Monago ni para meterle el dedo en el ojo al PSOE, sino que lo hacen pensando en los extremeños “y en nosotros”, porque asegura que “hay que pensar en las personas, no en el poder”.  Y culpa, además, al PP y al PSOE por asumir la obsesión europea sobre el déficit y la deuda. Es decir, IU afirma no estar de acuerdo, pero sí lo está para aprobar las cuentas que no le gustan. ¿En qué quedamos: si no les gustan, por qué hacen posible su aprobación con su abstención activa? Sencillamente, porque, aunque son quienes son y dicen defender lo contrario de lo que afirman, en ningún caso desean que el PSOE vuelva al poder. Antes con sus adversarios por naturaleza que con sus aliados más próximos por ideología. ¿Quién piensa aquí en las personas? Desde luego, no el PP, ni mucho menos IU, cuyas decisiones fueron suspendidas desde el principio por su jefe federal, Cayo Lara.    
             Y, ahora, a enmendar parcialmente para que todo siga igual o peor...     
  

jueves, 25 de octubre de 2012

LOS 8 € DE LOS JUBILADOS Y EL BIENESTAR DEL MAÑANA

           El Ministerio de Sanidad dio a conocer ayer un avance de lo que ha supuesto el copago farmacéutico desde su entrada en vigor el pasado mes de julio con datos cerrados al 30 de septiembre: en Extremadura, el Servicio Extremeño de Salud (SES) se ha ahorrado casi 9,5 millones de euros por la bajada del gasto farmacéutico durante este periodo, un 32,6 por ciento. En junio, ha aclarado, mes anterior a la entrada en vigor de la medida, gastó 28,8 millones en recetas y en septiembre, el desembolso fue de 19,4 millones. El Ministerio de Sanidad añade que los datos son consecuencia de la caída del número de recetas facturadas desde entonces: 719.000 menos, un 29,1 por ciento, de 2,4 millones en junio a 1,7 a finales de septiembre.
              Para justificar la entrada en vigor de la medida, la ministra justificó en un “espléndido” discurso que nadie, salvo ella, entendiere, que “se trata de un sistema en el que aporta más el que más tiene, a la vez que salvaguarda a los que menos tienen, como los parados de larga duración que, por primera vez, quedan exentos de pagar por las medicinas” (traducción libre de su enrevesada declaración justificativa del pasado 19 de abril para quienes supieren y entendieren lo que dijo y no quiso decir): “que el Gobierno ha universalizado la sanidad”, “que no hay cosas que tengan más valor que una medicina que cura enfermedades” o “que hemos aprobado una medida aprobada” y “adoptado una medida que ya estaba adoptada: que los pensionistas sin prestación parlamentaria; perdón, sin  prestación por desempleo…” (Escúchese la grabación de la SER de 19-4-2012 en la web de emisora, de 25-10-2012)
              Para rematar la “faena”, el consejero de Salud de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz, miembro del gobierno de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, en Castilla-La Mancha, declaró que la medida aprobada por el Consejo Interterritorial de Sanidad suponía para los pensionistas “cuatro cafés al mes; es decir, “un café a la semana, 0,20 céntimos al día” que, “desde el punto de vista recaudatorio, es una medida muy menor”, y la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudí, dijo  que creía que “ocho euros daban para seis periódicos”, a lo que la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, le respondió que “la medicina para el enfermo no se parece en nada a un café; son unas declaraciones crueles y muy poco inteligentes” (véanse “El País” y “Expansión” de 19 de abril último).
              Lo que les pareciere a los políticos que implantaron la medida “un mal menor” no puede ser nunca equiparable y justificable de lo que afirman: “Estamos pidiendo un sacrificio a todos los ciudadanos.” Qué reciben ellos al ser elegidos por los ciudadanos para que defiendan sus derechos, en lugar de retirárselos: estos ocho cafés: un Ipad, un PC en el despacho, un Modem 3G, voz y datos pagados, ADSL en casa pagado; si eres asistente del PP o del PSOE, un asistente para cada dos diputados; si eres de otro partido, uno propio; más un despacho…, se supone que para trabajar para todos los ciudadanos y no limitarse a apretar un botón.
              “Tendremos el Estado de bienestar que podamos”, dicen otros políticos. Ellos sí que tienen su propio bienestar para circular libremente: si usan su propio coche, reciben 0,25 € por kilómetro; es decir, 25 € cada cien kilómetros, además del pago de los peajes; si no tienen coche oficial asignado, 3.000 € anuales para taxis (250 € al mes), además de billetes de primera clase en avión, tren o barco.
              Cuando les escuchamos decir que “los sacrificios de hoy son la puerta al bienestar del mañana”, observen cuáles son sus sacrificios de hoy y su bienestar del mañana: sueldo base de 3.126,52 € mensuales y dos pagas extras; si forman parte de alguna comisión, reciben entre 775,15 € y 1.590,30 € más al mes; si tienen algún cargo (portavoz, secretario…) reciben, en el peor de los casos, 2.318,96 € más al mes. Pueden tener trabajos y cargos fuera del Congreso sin límite en el sueldo/ayudas; los sueldos de su partido no afectan para nada a los ingresos mencionados.
              Además de los sueldos, reciben diversas ayudas porque, como dijere en su día la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, “con lo que gano de presidenta, me cuesta llegar a final de mes”, como afirmara en septiembre de 2011, aunque días después diera a conocer su nómina: 5.825,92 € netos, sin pagas extras; 9.600 en bruto; es decir, un salario bruto de 108.720 € al año (véase  diario “Público” de 28-9-2011).
              Sostienen nuestros políticos que “los ciudadanos pueden estar seguros de que no habrá sacrificios ni esfuerzos que no estemos dispuestos a hacer”; pero ellos reciben las siguientes ayudas mientras que a los pensionistas les hacen pagar por las medicinas que necesitaren, a su pesar. Si el diputado ha sido elegido por una circunscripción electoral fuera de Madrid, recibe 1.823,86 € mensuales, más alojamiento y manutención; si ha sido elegido por Madrid, recibe 870,56 €; si viaja por el territorio nacional, 120 € diarios y si viajare fuera de España, 150 € diarios, y menos mal que Bono  dio un drástico recorte a los viajes al extranjero.
              “La salida de la crisis llegará con el esfuerzo de todos”, es otra de las frases con la que los políticos intentan hacer comprender a los ciudadanos, a quienes consideraren ignorantes, que deben colaborar con sus impuestos. ¿Y cuál es su esfuerzo? Vean: las dietas relacionadas con el transporte no tributan a Hacienda, ni tampoco las relacionadas con alojamiento y manutención, ni los sueldos/dietas por tener un cargo en el Congreso. Cuando dejan de ser diputados, perciben una paga mensual de 2.813,87 € hasta un máximo de dos años, aunque tuvieran un sueldo privado.
              “Todos tenemos que hacer sacrificios”, aseguran. ¿Y cuáles son los suyos? Veamos: si se disuelven las Cortes porque va a haber elecciones, los diputados tienen derecho a una indemnización en el sueldo de los días transcurridos hasta que se constituya el nuevo Congreso (el sueldo de dos meses aproximadamente, vuelva o no a la Cámara). El Congreso le paga las cuotas de la Seguridad Social, derechos pasivos y otros asuntos durante este período, y mantendrá su póliza de accidentes, así como el ADSL y voz, y la mudanza de su despacho corre a cargo de los servicios de la Cámara.
              Los políticos son los “más adecuados” a la hora de hablar de recortes y sacrificios. Nadie como ellos sufren en propia carne el apretado cinturón de los demás. Sus perspectivas ante la jubilación no va pareja al resto de los mortales. Observen: si tiene 55 años y ha sido diputado durante once años, recibe el cien por cien de la pensión máxima: 2.466,20 €; si lo fuere durante nueve y once años, el noventa por ciento de la pensión máxima; entre siete y nueve años, el ochenta por ciento; y por el diez por ciento del salario base, derecho a pensión privada a cargo de una importante entidad bancaria española. Podrían alcanzar la pensión máxima con solo quince años de cotización. (Web de RTVE.es, blogs de Carmelo Torres y de Domingo Castellano: “El faquir escribe de todo un poco”).

             De esta manera pueden decir que “ocho euros no son nada, que solo son cuatro cafés al mes”. “De ninguna manera, porque los jubilados no son diputados y necesitan esos ocho euros para comer, y esos ocho euros dan para mucho más que para eso, aunque para sus señorías constituyan una minucia. “En realidad, a los precios del café de Zapatero, darían para diez cafés; al precio de los cafés de mi entono (1,20 €) para más de seis cafés; al precio de los cafés de la máquina de mi trabajo (0,30 €) da para 26 cafés; pero muchos pensionistas abandonan el café del bar con la edad: la tensión, el insomnio y la pobreza. Con ocho euros, el consejero de Sanidad castellano-manchego puede ir a Mercadona y comprobar lo que puede comprar un pensionista con sus miserables cuatro cafés: 1 litro de aceite, 1,99; cuatrocientos gramos de peras, 1,66; tres barras de pan, 1,20; un paquete de galletas María, 0,99; un litro de leche, 0,83; un paquete de macarrones, 0,43; media docena de huevos, 1; un kilo de lentejas, 0,95; y un kilo de arroz, 0,71. Total: 8,52 euros”. (Datos extraídos del blog de Millares).

martes, 23 de octubre de 2012

LA CAÍDA DE LOS PILARES DEL ESTADO DE BIENESTAR


           El pasado 9 de octubre, el ex presidente del Gobierno, Felipe González, afirmaba en La Sexta TV que “la clase media es la que más está sufriendo la crisis “, para señalar a continuación que “el Estado de bienestar es un sistema de redistribución de la clase media”. El ex presidente apuntaba que se estaba produciendo un “desmantelamiento del Estado de bienestar” y “al modificar el sistema de redistribución con políticas de recortes, hemos activado una máquina de destrucción de la clase media, que es el fundamento de la democracia”, sin que existiere razón alguna para que sucediere.

              Parece que la clase dirigente española ha olvidado, al rebufo de la crisis, el artículo 40 de la Constitución, que afirma que “los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica” y “de manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo”, en concordancia con el artículo 35: “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo… y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.

              Nada parece indicar que se cumplan los buenos deseos de los constitucionalistas españoles, avalados en su día en referéndum por la inmensa mayoría de los españoles (87,78 por ciento de los votantes), ni siquiera la letra y el espíritu de la segunda reforma constitucional, de 27 de septiembre de 2011, del artículo 135, que “persigue garantizar el principio de estabilidad presupuestaria…, reforzar el compromiso de España con la Unión Europea y garantizar la sostenibilidad económica y social”, derivado del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la zona euro.

              Felipe González construyó la mesa que habría de asentarse sobre los cuatro pilares del Estado de bienestar: en 1984 establece por ley orgánica el derecho a la educación; en 1986 se aprueba la Ley General de Sanidad, que confirma la asistencia sanitaria gratuita de altas prestaciones e igual para todas las personas; en 1990 implanta las pensiones no contributivas. En 2004, el ex presidente Rodríguez Zapatero profundiza en el Estado de Bienestar con la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia (la Ley de la Dependencia), el cuarto pilar del Estado de bienestar, además de las políticas de igualdad y de nuevos derechos sociales.

              No parece que al partido en el Gobierno le guste mucho el Estado de bienestar, porque ya ha metido mano en Sanidad, Educación y Dependencia, y hasta en la hucha de las pensiones para hacer frente a los pagos de prestaciones por desempleo. Crece el desempleo y el umbral de la pobreza; los pensionistas financian la sanidad mediante el copago; obstaculiza el desarrollo de la Ley de Dependencia; desmantela la educación publica y deteriora la sanidad también pública. Restringen medicamentos, reducen camas, no pagan a las farmacias, suprimen becas; echan a los interinos; los enfermos son despedidos aun estando de baja; los funcionarios se quedan sin la paga de Navidad,  pero tendrán que cotizar por el dinero que nunca perciban… Ya nos califican como “bono basura”. Todo va quedando roto, destruido, difuminado, en el Estado de bienestar, y falta por llegar el rescate, a no ser que el Presidente Rajoy espere a ver qué pasa el 25 de noviembre en Cataluña y termine por ahogarnos del todo, con rescate o sin él.

              Carme Molinero, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del Centro de Estudios Históricos sobre las Épocas Franquista y Democrática (CEFID/UAB), afirma en su ensayo “La política social del régimen franquista. Una asignatura pendiente de la historiografía” , “en España no puede hablarse de Estado social hasta la instauración del régimen democrático, dado que tal concepto conlleva –además de un mayor volumen de prestaciones sociales— una voluntad redistributiva y una aplicación universal, que no se dieron durante el franquismo”; sin embargo, muchos empleados públicos y los entonces llamados “productores”, lamentan ahora los “puntos” perdidos del Plus de Cargas Familiares de 1942, que tenían en cuenta el matrimonio y el número de hijos del trabajador, y se preguntan ahora, con el Estado de bienestar en la UCI, qué se ha hecho de él en los últimos treinta y siete años, dado que lo que el pasado instauró como derechos, son hoy fantasmas del mismo.

              En 1976, los trabajadores españoles tenían cubiertas las siguientes contingencias por parte del Estado: seguro de desempleo, subsidio de vejez, invalidez permanente total, invalidez absoluta, gran invalidez, discapacitados y disminuidos, subsidio de ancianidad, enfermedad común no laboral, subsidio familiar, protección a las familias numerosas, asistencia médica y hospitalaria, vacaciones retribuidas, descanso dominical y días festivos, pagas extraordinarias de Navidad y 18 de julio,  pagas sobre beneficios, convenios colectivos, representantes sindicales liberados, jurados de empresa, representación en consejos de administración de las empresas… Si se pudieron hacer tantas mejoras sociales con menos riqueza, cómo es que ahora, para poder subsistir sin que nos intervengan, se recortan las mejoras sociales conquistadas aun antes de la democracia.

              El café para todos es lo que ha traído: del partido único al pluripartidismo, del sindicato vertical a los sindicatos chupópteros; de una radio y televisión únicas a decenas de ellos, que nadie ve ni oye; aparatos partidistas como agencias de colocación; el fraude fiscal y la corrupción bendecidas por el aparato, y una casta política capaz de arruinar al país y su clase media con tal de salvarse a sí mismos y a los suyos. Hasta ahí hemos llegado, aunque aquí nadie dimite ni por twitter, pese a que se pida por todas las redes, porque “España –como dijere aquel otro—va bien.” ¿Para quién? Será para los suyos, acaso.
 

sábado, 20 de octubre de 2012

LA CUESTIÓN CATALANA: SEÑORES Y VASALLOS


Barcelona, no así otras partes de Cataluña, no luchaba el 11 de septiembre de 1714 por “la libertad de los catalanes”, menos aún por la libertad de una nación inexistente, sino por la libertad de que el señor, una oligarquía de señores barceloneses, dispusiere libremente de sus vasallos, y decidir, entre otras cosas, sobre su vida y muerte, sin que el rey pudiere intervenir. El famoso bando de Casanova es, sobre todo, una proclama antifrancesa, y en ella se pide a los españoles, no solo a los franceses, “derramar  gloriosamente su sangre y vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”.
La Guerra de Sucesión no fue “en defensa de las libertades catalanas”, sino en defensa del trono de España, no de Aragón, y mucho menos de Cataluña, entre el pretendiente, el archiduque Carlos de Austria, frente a las pretensiones de Felipe de Borbón. Es notorio que holandeses e ingleses apoyaron a la Casa de Austria, y Francia, a los borbones.
Cataluña no pudo perder su autonomía política porque no la tenía. Fue Barcelona, seguidora de la Casa de los Austria, la que terminó capitulando tras el asedio, y aceptando a Felipe V como rey de España.
De otro lado, conviene precisar que las Leyes de Nueva Planta no son “castellanas”, sino que suponen la eliminación regalista, tanto para Castilla como para Aragón, de las instancias oligárquicas estamentales intermedias entre súbditos y la Corona. Es decir, con las citadas leyes son abolidas las Cortes y las Diputaciones, que habían sido el instrumento de acción de determinadas élites, sobre todo en Aragón, para mantener sus privilegios. La única “autonomía” que se pretende abolir con la Nueva Planta es la disposición del señor sobre su vasallo.
Como afirmara ayer Antonio Elorza en “El País”, recordando a Umberto Eco, Mas ha logrado “producir su propia verdad contando mentiras” y “ha convertido a sus seguidores en hinchas de un equipo apasionado con la victoria”. Y Cataluña nos está invadiendo con sus muchas mentiras, la última de las cuales –que Colón fue catalán--, que resulta preciso desmentir.
Es mentira que Cataluña sea la región española que más paga a Hacienda. Con diferencia por habitantes, es Madrid, y después Baleares. Hay otras Comunidades que también aportan más de lo que reciben, como La Rioja, Aragón y Asturias; pero en ninguna de ellas ha habido protestas, porque todo el mundo entiende que las regiones menos favorecidas deben recibir más de lo que aportan por un principio básico de solidaridad, del que solo se ha quejado el nacionalismo catalán.
No puede decirse tampoco que la burguesía catalana haya sido emprendedora, arriesgada e innovadora, como la de otros países europeos: la burguesía catalana ha sido fundamentalmente una burguesía proteccionista. Acude a Madrid para que le suban los aranceles y conseguir, de este modo, el monopolio español para sus productos. En Cataluña, la burguesía se limitó, por ejemplo, a que Franco decidiera crear la SEAT, filial de la FIAT, con capital público, e instalarla allí.
Cataluña no tiene motivos para quejarse del trato recibido en la historia de España. En todo caso, serían las regiones menos favorecidas, como Extremadura, Galicia, Asturias, Aragón, Canarias y las dos Castillas, tanto en infraestructuras construidas  –la última, el AVE—como en empresas públicas instalas en su territorio. En ambos sentidos, Cataluña, el País Vasco y Madrid han sido las regiones favorecidas.
Los catalanes no tienen razón alguna para quejarse de que “sus” autopistas son de pago, y el resto de las autovías en España son gratuitas. En los años sesenta no había dinero en España y por eso se recurrió a las autopistas de peaje, que se construyen, en su inmensa mayoría, en Cataluña: Barcelona-Zaragoza, Barcelona-Francia, Barcelona-Valencia, y el dinero para financiarlas salió del ahorro de todos los españoles. En una época en la que en algunas zonas de España se pasaba hambre, los escasos ahorros de sus bancos y cajas iban a financiar las autopistas de peaje catalanas; pero, además, tuvimos que pedir préstamos en dólares al extranjero, que hubieron de ser avalados por el Estado español.
Es mentira que  Cataluña genere más riqueza que la que recibe. Navarra y Baleares tienen una renta per capita superior, y Madrid, la obsesión de los catalanistas, además del Real Madrid y Pepe, supera a Barcelona en comercio e inversión industrial, y aún serían menos sin el mercado, los capitales y la mano de obra españolas.
Cataluña ha disfrutado de una situación de privilegio que ha impedido que otras regiones de España se desarrollen industrialmente. Si planteara cualesquiera fórmulas de salida de la nación española, o de pertenencia meramente formal,  como el famoso pacto con la Corona propuesto por Pujol, o el malogrado “Estado asociado a España” de Ibarretxe, el resto de España tendría que replantearse su política de compras hacia Cataluña, y abrir un periodo transitorio de aranceles para dar una oportunidad a que la industria se desarrolle en otros lugares de España.
El objetivo final del nacionalismo catalán es conseguir el mayor grado de independencia política, incluso formando un estado catalán, que nunca ha existido en la historia, pero conservando las ventajas económicas; es decir, vendiendo sus productos en el resto de España gracias a las ventajas económicas de las que han disfrutado, sin ser solidarios con las regiones pobres.
El nacionalismo catalán, en fin, avanzará siempre que le resulte rentable ser nacionalista. La ley electoral española favorece claramente a las opciones regionalistas. Así, Convergencia i Unió, con menos votos que Izquierda Unida, tiene más del doble de diputados que esta. Lo mismo le pasa a ERC. Los separatistas catalanes han apoyado tanto al PP como al PSOE, cuando estos estaban en minoría, a cambio de ventajas económicas, haciendo de partido bisagra y aprovechándose para sacar réditos económicos. A los niños se les enseña una historia, en la que se les explica que los separatistas catalanes han sido un pueblo oprimido por el resto de España; pero no todo cuela y convence, como la pregunta propuesta por Mas, que no habla de secesión ni de independencia, sino de constituirse en un Estado más de la UE, como la última de que Colón fue catalán. Eso sí, al mismo tiempo que habla de independencia, pide al Estado el adelanto de 500 millones del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), que pagamos todos los españoles. Y encima presumen de que los Mozos de Escuadra serían su ejército salvador…, que encima protestan en castellano contra su gobierno.

martes, 9 de octubre de 2012

1714: UNA HORA DE ESPAÑA

 
              El 26 de octubre de 1924, el maestro José Martínez Ruiz, Azorín, lee su discurso de ingreso en la Real Academia Española. Habla el escritor de Monóvar sobre su predecesor, Juan Navarro Reverter.  Refiere su cortesía en el habla, su palabra discreta, delicada, en la conversación; sus viajes por el mundo sobre los que ha recogido observaciones mil; su gusto por los poetas; su abstracción frente al mar, ante la inmensidad azul, y se pregunta: “¿Qué es lo que nos sugieren el mar y el cielo inmensos? ¿Estamos en la España del siglo XX o en la pretérita? ¿Qué es el tiempo y qué es la eternidad?” “Los hombres –añade- son como sombras de sombras.  Surgen en el mundo un instante y se desvanecen… Nuestros antecesores de cuatro siglos atrás se verán a par nuestro. Los conflictos íntimos de unos y otros son los mismos.” Se abstrae el orador y se refiere a la consideración del tiempo y de la eternidad, que levanta el escenario de la Historia. “¿Estamos en 1560, o en 1570, o en 1590? Es una hora de España lo que estamos viviendo. Es una hora de España lo que vivimos –con la imaginación- en este atardecer, frente a la inmensidad del mar.” Y en su admiración por el amor del operario hacia su profesión, de la perseverante cordialidad de los artesanos, construye “Una hora de España”, que introduce con una cita de Calderón, recogida de “En esta vida todo es verdad y todo mentira”, jornada III, escena VII:… “Qué fue síncopa de un año o paréntesis de un siglo.”
El domingo 7 de octubre de 2012, durante el derbi español conocido por los periodistas como “el clásico”, por ser el partido que más veces se ha repetido entre dos clubes españoles, y el encuentro de fútbol más seguido del mundo, con más de 500 millones de espectadores, en el minuto 17 y 14 segundo de las dos mitades, jugando con la fecha de 1714, en que Cataluña perdió la Guerra de Sucesión, el Camp Nou se cubrió de miles de estelades (en catalán estrellada, bandera no oficial, utilizada por los partidarios de ideología independentista de Cataluña) mientras los aficionados gritaban in-inde-independència, con la cadencia coreada por los soberanistas. Dos minutos y dos segundos en una hora de España, en un escaparate de España al mundo, que no debió producirse en un partido de fútbol que disputaren dos equipos españoles y universales.
              Políticos y cronistas han interpretado, cada cual a su parecer, esta proclama soberanista, que al presidente Mas parece habérsele ido de las manos. No pueden utilizarse unilateralmente aspiraciones legítimas sin el concurso y la aprobación de las instituciones del Estado y de los ciudadanos de la nación que componen ese Estado. Ni mucho menos aprovecharse de un escaparate universal de España para decir que “Cataluña no es España”, o que es una nación o un estado. Quien pierde una guerra no debe aspirar a conquistar la paz con otra guerra que destruiría la nación. No se puede perder en dos minutos lo logrado durante siglos, y menos aún en esta hora de España.
 
              Aunque fuere “més que un club” por su simbolismo, el Barça asume una afición universal por la belleza en la práctica de un deporte de todos. No puede arrogarse, por ello, aunque lo diga su presidente, que representa el idealismo catalán, porque muchos de sus jugadores también representan a España, como en la nación y en el mundo entero se viven con pasión su juego y sus triunfos. Si asumiere ese único ideal catalanista, a qué participar en la Liga española y en la Copa del Rey, como antes lo hiciere en la del Generalísimo. Es una contradicción querer estar con todos y con ninguno: que paguen todos para nosotros solos.
 
              Los catalanistas celebran como una guerra de secesión lo que en realidad fue una guerra de sucesión. Como afirma Javier Barraycoa, vicerrector de Abat Oliva CEU, en “La Gaceta”, no es de extrañar que  “los nacionalistas escogieran como Diada nacional una derrota en vez de una victoria” y  “que el padre del nacionalismo catalán, Prat de la Riva, dijere respecto a los defensores de 1714: Admirarlos, pero no imitarlos”, pues fuere consciente de la necesidad de España para la prosperidad de Cataluña.

jueves, 4 de octubre de 2012

UNIONES Y DIVORCIOS EN LA CRISIS


           A más crisis, más paro; a más paro, más desamparo; tras el paro, la separación y el divorcio; pero “lo que Dios une, que no lo separe el hombre”. (Mt. 19, 3-12). El paro aumenta los divorcios, pero también las uniones familiares a la sombra de lo que siempre unió al hombre: el dinero, no tan solo la mujer con la que formare una sola carne. Antes, el hombre abandonaba a su padre y a su madre para unirse a su mujer. Lo que Dios unió, lo separan los hombres; lo que el trabajo unió, lo dividen los hombres, los hombres nacidos para dividir y torturar y no para gestionar la producción y el trabajo de todos. Sin trabajo y sin mujer, los hombres tornan a la casa del padre para que él les alimente de nuevo, con la efímera pensión recortada que a todos pudiere alimentar.
              Crecen los divorcios tras más de veinte años de matrimonio, con hijos adolescentes a las puertas de la universidad y de la nada, en casa de la madre. Quienes abandonaron la casa del padre, tornan a ella en busca de alimento. Los que llevaron a sus padres a residencias, los rescatan para alimentarse todos con su parca pensión. La calidad asistencial mengua. Todos morirán en casa, como se hacía antes, en tiempos de la iguala, sin medicinas que aliviaran el dolor ni farmacias para pagar o copagar las boticas. No habrá tanatorios para el velatorio, sino los pequeños salones de la casa, a la espera de la inhumación… ¡Es la crisis! ¿Y antes: cuando nadie se divorciaba, porque no existiere tal ley para quien deseare acogerse a ella; cuando los hijos abandonaban la casa del padre para buscarse la vida, ni nadie que lo necesitare y pudiese pasaba sus últimos días en residencias públicas o privadas, porque no las hubiere…?
              La crisis ha traído consigo también más divorcios y más apelaciones al rescate de la familia. El divorcio no es signo de la crisis, sino de la pérdida de los vínculos que antes unieren a los cónyuges: la alianza del amor (“Yo no estoy enamorada de mi marido; le quiero, sí, porque es el padre de mis hijas, pero…”); la incomunicación, la contradicción entre la libertad y el vínculo; la infidelidad, la división, el amor como renuncia… La pasión es una etapa; el amor, un camino; un “te quiero” sin tiempo. La crisis es una prueba; los reveses de la salud y económicos, otra. Parece que no volverán los días felices, y se olvidan las promesas y los juramentos, como los políticos olvidaren los suyos, porque la política para muchos fuere un matrimonio de conveniencia que da réditos y no ofrece problemas, sino solo a quienes nada hubieren.
              Antes que el rescate de España, aún no solicitado, y que conllevará más sacrificios para los de siempre, se ha producido un rescate inadvertido para los más, lo que Rajoy llama “el silencio de los corderos”, que no protestan y nada dicen, porque no salen a la calle, ante lo que Almodóvar se rebela y le contesta que “no se apropie del suyo”. Se trata del “rescate” y vuelta a casa de los mayores, residentes fuera del hogar, porque su mínima pensión diere de comer a cinco de la familia que nada tuvieren. “Antes comemos nosotros que los glotones de las privadas.”
              Son, en fin, otros efectos colaterales de la crisis, que buscan por un lado una mayor libertad y, de otro, un recurso del que se careciere para subsistir. La unión buscada y el divorcio sobrevenido, porque la palabra de Dios no existiere en nuestras vidas, y las promesas y juramentos se los lleva el viento de otoño como hojas caducas que pronto caerán sobre la tierra.