“La suerte es
tenerte a nuestro lado” es el lema de Cruz Roja para su sorteo de Lotería
Especial del próximo día 9. Cuando no todo el mundo puede contar con sobres
ocultos, la mayoría se confía a la lotería poniendo toda la
fe del mundo en la suerte que redima su condición de pobres sobrevenidos por
los recortes del Gobierno; pero no todo el mundo tiene la suerte de su lado. La
suerte no se busca; se halla. Lo que se busca no se encuentra casi nunca,
aunque nos enmendemos a la Divina Providencia con toda la fe del mundo. Tentar
a la suerte es tentar al mismísimo diablo porque, además de hallarla, ahora
pagas por encontrarla. Quienes no pagan a Hacienda, los amnistiados, los
corruptos, los que roban, defraudan, quienes hubieren cuentas donde no
debieren…, esos parecen ser los hombres de la suerte.
El sorteo de
Navidad es el sorteo de la esperanza, porque es el que más reparte. El sorteo
de Cruz Roja es el sorteo de los desfavorecidos por la fortuna, la que no
hallaron en vida o la perdieron en ella. Por ello, su lema para este año es “La
suerte es tenerte a nuestro lado” porque, a su vera, además de poder hallar lo
que no buscabas, beneficias a quien en vida encontró su derrota. Uno de cada
tres décimos tiene premio y el sorteo toca a más de dos millones de personas.
Cruz Roja no busca, empero, hacer ricos, aunque algunos lo fueren por daños
colaterales por el hecho mismo de jugar porque, a quien no juega, nunca le
toca. Cruz Roja no tienta con ello a la suerte, como un torero frente a su
enemigo en el coso. La institución humanitaria te llama para decirte que “la
suerte es tenerte a nuestro lado”. Si estás a su lado, estarás al lado de
quienes más sufren, de los que nada tienen, de los que han sufrido un cambio
radical en sus vidas porque no hubieren corruptos a su lado; los de la pobreza
cada día más excluyente, la que cada jornada cierra puertas y ventanas de
inmuebles donde antes se situaron los llamados “negocios” que devinieren en
ruina y cuya luz se apagó para siempre; los que perdieron los dineros
limpiamente ganados con el sudor de su frente en preferentes o subordinadas,
engañados por banqueros sin escrúpulos; los avaros que, ansiando “duros por
pesetas”, todo lo perdieron, porque la avaricia siempre rompió el saco de la
codicia; aquellos que ofrecen el oro y el moro para, al final, quedarse con
ambos.
En tiempos
como los actuales, no solo en la guerra, sino en la paz silenciosa, resignada,
de tantos hombres y mujeres, instituciones como Cruz Roja son más necesarias
que nunca. La guerra, aun no declarada por los gobiernos, existe hoy más que
nunca. Son ellos los que la declaran y otros quienes nos aprietan las tuercas
que, de tanto apretar, dejan a los más, cada día más pobres y a los ricos, cada
vez más ricos, sin justicia si no la pagas, sin sanidad si no contribuyes a
financiarla; sin recetas de copago devuelto, porque no hubieres tarjeta
electrónica, que no te dan; sin dependientes abandonados a su suerte; sin
trabajo para ganarte la vida porque muchos son los llamados y pocos los
elegidos, como siempre, y aquellos a quienes la fortuna sonríe, ni siquiera la
tentaron; pero la suerte les fue regalada, sin que nada hicieren por dársela a
quienes la necesitaren.
Si Cruz Roja
no existiera para ayudar a los heridos de guerra, habría que inventarla para
ayudar a los heridos de la paz. Se muere en la guerra, aunque la Cruz te
alivie; pero es peor morir en la paz cuando, disponiendo de todos los bienes de
este mundo, solo unos pocos hubieren granero para atesorar el grano que les dé
de comer. Por eso estamos a su lado, porque su suerte, y sobre todo la nuestra,
es tenerla a nuestro lado para devolvernos la dignidad que nos arrebataron.
Cruz Roja, de sangre y fuego, de pasión y entrega por los débiles, que no busca
el beneficio para sí, sino el de todos los que hubieren la dicha de estar a su
lado, porque para la Cruz abierta a todos, la mayor suerte sea tenernos a su
lado. Nuestra suerte de hoy será la suerte del mañana, el día en el que
hallemos la suerte estando a su lado, cuando verifiquemos que todos nos
engañaron, aun los que decían que estaban para ayudarnos, y no tengamos una
mano a la que asirnos. Solo entonces, nuestra suerte será haber estado a su
lado…, a la vera de la Cruz creada para los vencidos sin causa.
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