Llegada su hora, Cristo asciende al cielo, la morada del
Padre. La ascensión es el símbolo de que Jesús es investido de la divinidad de
Dios. Es festividad antigua, aunque no existiere existencia documental hasta el
siglo V. San Agustín de Hipona se refiere a ella como celebración universal
antes de su tiempo. Se celebra cuarenta días después de Pascua, y en jueves,
aunque fuere trasladada al domingo por motivos pastorales. Este año fue el 9 de
mayo para católicos y protestantes y el 13 de junio para los ortodoxos. La
festividad de la Ascensión se trasladó al domingo en 1977, y el Corpus, en
1990. No hubiere ya la convención social de aquellos "tres jueves al año
que relucen más que el Sol: Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión",
fechas movibles ligadas a la Pascua, menos la Asunción, festividad obligatoria
en el calendario nacional desde 1989.
La
Ascensión celebra el regreso de Cristo a la casa del Padre y abre para los
cristianos el camino hacia el Padre Dios. Así, cuando el 2 de abril de 2005
falleció el papa Juan Pablo II, el cardenal Leonardo Sandri, que actuó de
portavoz durante su enfermedad, anunció su muerte con estas palabras: "Nuestro
amadísimo Padre ha vuelto a la casa del Padre. Roguemos por él."
Con su
ascensión al cielo, Cristo es entronizado en la esfera divina. Nadie sube hasta
allí si no ha sido elevado por Dios. Lucas narra la ascensión en términos de
ocultación palpable y de un desaparecer visible. "En aquel tiempo Jesús se
apareció a sus discípulos y les dijo: Está escrito que el Mesías tenía que
padecer y habría de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su
nombre se habría de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la
necesidad de volver a Dios por el perdón de los pecados... Mirad, yo voy a
enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre (se refiere al Espíritu Santo, que
les dará el don de lenguas). Por vuestra parte, permaneced en la ciudad hasta
que seáis revestidos de poder sobre lo alto. Después salió con ellos fuera de
la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania, y, levantando los brazos, les
bendijo y, mientras les bendecía, se fue
separando de ellos y elevándose al
cielo. " (Lc, 24, 46-53).
La
Ascensión es de Cristo; la Asunción, de María. Cristo asciende a los cielos
tras su muerte y resurrección. María, madre de Cristo, es asunta al cielo. No
puede la madre de Cristo ser inhumada en la tierra como una mortal más y,
concluida su vida, retorna al Padre, junto a su Divino Hijo. El 1 de noviembre
de 1950, el papa Pío XII proclama dogma de fe (verdad de la que no puede
dudarse) la Asunción de María al cielo. El tránsito de María es la
glorificación de su cuerpo sin pasar por la muerte. La intervención divina de
su Hijo hizo que cuerpo y alma glorificados no se separasen hasta la espera del
juicio final y ascendieran unidos a los cielos. "Pronunciamos, declaramos
y definimos ser dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios,
siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en
cuerpo y alma a la gloria celeste", según el dogma papal. No se pronuncia
el dogma sobre la muerte; sin embargo, la tradición mayoritaria considera que
la Virgen murió, pero resucitó de inmediato y fue asunta al cielo en cuerpo y
alma, lo que el Diccionario de la Academia llama "el tránsito de la
Virgen". La Iglesia celebra esta fiesta en honor de María desde el siglo
VI en Oriente y en Roma, desde el siglo VII.
España es
una fiesta el día de la Asunción. Numerosas iglesias y parroquias la tienen por
titular. En la Basílica Menor de Santa María de Elche se celebra todos los años
una representación lírico-teatral en la que se reflejan todas las tradiciones
procedentes de los relatos apócrifos. El Misterio de Elche -el Misteri- gozó de
tal reconocimiento que Urbano VII, a través de una bula, eximió al templo, en
1632, de la prohibición de representar obras teatrales en el interior de las
iglesias, según lo acordado en el Concilio de Trento.
En
Granadilla (Cáceres), sus hijos desterrados, que la tuvieren por patrona,
vuelven al templo del que fuere titular para conmemorar su festividad. En
Serradilla, también en la provincia cacereña, de la que es patrona, el gremio
de labradores encargó una talla, realizada por el escultor vallisoletano Luis
Salvador Carmona en 1749, en la que diez ángeles elevan al cielo a la Madre de
Dios.
En
Paraguay, su capital es Asunción, su patrona. Juigalpa (Nicaragua) la tiene
desde hace cuatrocientos años por patrona, como Guatemala y Chacas (Perú), en
la provincia de Asunción. La Asunción está en el cielo, pero hubiere mil y un
nombres y fiestas en la Tierra.
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