viernes, 16 de agosto de 2013

FERRAGOSTO EN EXTREMADURA

           Ferragosto es en Extremadura, más que el éxodo, el retorno. Fuere también, y siempre, Feriae Augusti (Vacaciones de Augusto), la feria instituida por el emperador Augusto en el año 18 antes de Cristo, cuando Emerita Augusta ya existiere, y que ponía fin a las festividades con que celebraren el fin de las labores agrícolas, entre otras el Palio de Siena. El Ferragosto principiaba el día de la Asunción, fiesta en los pueblos, desierto en la ciudad. Hay dos Ferragostos que dividen en la región un fin de la recogida de cosechas, y otro, de respiro vacacional en la ciudad, para quien pudiere.
 
               En el medio rural, la cohetería anuncia las fiestas patronales, adobadas de honores a la patrona, pasacalles musicales, toros en la plaza o de fuego amenazante de madrugada o por las noches; bailes de parejas en la plaza y hasta de singles en los pasodobles. Han regresado al pueblo quienes se fueron; otros, quienes viven fuera, retornan a él en época estival. Para muchos, fuere el reencuentro anual con los orígenes, con la familia, con los amigos, con el mundo nunca perdido de la infancia; para otros, los urbanitas, desprovistos ya de vacaciones, es el único "puente", el tránsito entre dos orillas, una parada mínima y bastante en el camino, que nos permita volver de nuevo tras el bautizo obligado que mitigue el calor en la ciudad.
              Feriae Augusti (Vacaciones de Augusto), Ferragosto, no solo en Italia, sino en todo el Mare Nostrum, donde el calor hiciere casi imposible el trabajo que, en el campo, hubiere concluido hasta la próxima estación. Cuanto más oriental, el Mediterráneo fuere más caluroso. En Italia, Grecia, Chipre, Egipto, Israel..., solo los turistas desfilan tras el guía oyendo el canto de las chicharras, contemplado monumentos y viendo museos. Desde el amanecer, las ciudades permanecen desiertas, abandonadas, con los bares, restaurantes y comercios cerrados. No es la crisis, no; es el Ferragosto, el alivio de los que no hubieren otro mayor que el "puente de la Asunción" para mojar sus cuerpos en el mar, el río, el pantano o las piscinas; o vivir, en la montaña, esta necesidad: desconectar de la realidad, dejar las preocupaciones de un lado, aunque la conexión esperare a la vuelta; el apaciguamiento del ánimo, la separación de la ansiedad.
              Porque naciere en Roma por Augusto y se asociare a la Ciudad Eterna, el Ferragosto fuere ya patrimonio del mundo civilizado, aunque cada día menos. Así, el cine italiano ha llevado a la pantalla su significante y significado: "La escapada" (1962), de Dino Risi, que nos ofrece el contraste de una Roma abandonada y las ciudades bulliciosas de los balnearios de la Toscana; y "Vacaciones de ferragosto" (2008), de Gianni de Gregorio, o el disfrute de la vida que no fuere cuestión de edad, sino de cabeza. No fueren las únicas que intentaren explicar este fenómeno, cada día más extendido. "Un sacco bello" (1980) nos presenta una Roma desierta en el Ferragosto; o "Las edades del amor", que nos ofrece el climax del enamoramiento de sus protagonistas durante los fuegos artificiales del Ferragosto. "En una Roma desierta de un Ferragosto cualquiera", comienza Risi la película "Il sorpasso" (1962). El "Ferragosto" en Italia; en España, la Virgen de Agosto; la Asunción en el pueblo; el vacío en la ciudad. Todo el mundo está de Ferragosto... "Son mis únicos días", te anuncian alborozadas las mujeres trabajadoras que se van a la playa. En los pueblos nos quedan las verbenas como añoranza del pasado, una vivencia aún de presente, las cosechas en las trojes, a la espera de otras por venir...

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