jueves, 27 de noviembre de 2014

"EXCURSUS" EN EL TEMPLO DE LA PALABRA

 
            No es el presidente un prestidigitador de la palabra. Si lo fuere, no necesitaría acudir al "bis" ni a los "excursus" en el discurso político "coram populo" (delante del pueblo) para expresar "Deo coronatus" (coronado por Dios, para enfatizar el poder), que en modo alguno expresare el "desideratum" (el deseo máximo de cualquier persona, que no fuere otro que el de la felicidad). No solo hace coincidir su comparecencia, a petición del PSOE, con la del presidente del Gobierno para explicar las medidas anticorrupción en el Congreso, sino que pretende con ello que su quinta versión de los viajes a Canarias pase inadvertida ante la opinión pública, y cerrar un debate que, aun televisado, ahora sobraba, porque nada nuevo se ofrece, sino los "excursus" del discurso principal para cerrar el debate y dar carpetazo a un asunto del que se considera víctima y no parte.
            Monago acude reiteradamente al "excursus" (dentro de un discurso o texto, lo que se aparta del tema principal), no para volver al asunto objeto de la convocatoria, sino para distraer la atención con titulares que no venían al caso y que hoy y mañana compendian más que una digresión. El rigor de la tesis se aparta, de este modo, en dos "excursus" o afluentes con los que se viene a demostrar lo que se viene manteniendo con la autoridad de otros autores para volver al cauce principal de un Guadiana, que no solo pasa por Mérida, sino que parece más bonito a su paso por su residencia de Badajoz.
            Cada tesis doctoral ofrece, al menos, dos "excursus"; es decir, dos salidas de recurso para probar que el río principal de la tesis que se viene manteniendo, la sustentamos en autores que confirman lo que decimos. Volvemos, de nuevo, al cauce del Guadiana para continuar ofreciendo argumentos y llegar a la conclusión final, basada en obras, archivos, documentos probatorios de la causa y en autores clásicos del asunto que convierten las conclusiones en pruebas bastantes para que los diputados presentes en el templo de la palabra --el tribunal del examen-- apruebe o desapruebe lo que se trata de demostrar. Como si quisiere decir: "Indocti discant, et ament meminissi periti" (Apréndanlo los ignorantes, y recuérdenlo los entendidos).
            Con sus "excursus", Monago no solo no demuestra nada para someterse a examen, aun con sus cuatrocientos folios que solo uno ha podido examinar, ni a pesar de sus apariciones en televisión o en radio. Cuando toda la traducción queda sintetizada en dos titulares, que son  un excurso fuera de lugar, el presidente  --ahora sí-- da carpetazo definitivo a un incidente que solo ha provocado él, y no otros, como afirma. Que los titulares de la comparecencia vayan en sentido inverso al de la circulación, es, más que un "excursus" que nada prueba, una salida de tono injustificada. Véase en qué ha quedado el orden del día: "Monago pone en venta la residencia oficial como medida de ahorro"(El País); "Se vende la Moncloa extremeña" (El Mundo); "José Antonio Monago pone a la venta `La Moncloa´ extremeña" (El Confidencial); "Monago anuncia la venta de `La Moncloa´ extremeña" (Cadena Ser); "El Gobierno de Extremadura pretende vender la Residencia del Presidente" (Digital Extremadura); "Monago no justifica sus viajes y vende la residencia presidencial" (La Sexta); "La Junta venderá la residencia oficial del presidente" (Hoy); "Monago pondrá a la venta el `palacio presidencial´ de Mérida" (ABC); "Monago pondrá en venta la residencia oficial de los presidentes extremeños" (La Razón); y el más rotundo: "Monago intenta distraer la atención de los viajes a Canarias vendiendo el palacio presidencial extremeño" (público.es). "Mutatis mutandis" (cambiando lo que haya que cambiar") para que todo siga igual. El Pleno de la Asamblea se le fue de la mano, señor presidente, porque esto no estaba en el guión, y usted ha convertido el templo de la palabra de Extremadura en una inmobiliaria cualquiera. Todo lo demás, sobra. "Onmnes vulnerant, ultima necat" (todas hieren, la última mata). Quien le ataca a usted no ataca a Extremadura, porque usted no es Extremadura; es la representación del Estado en ella no "in aeternum", y solo usted se metió en este lío, no los diputados de la Comunidad, aunque no quiera someterse a su confianza perdida y no hallada en el templo de la palabra.
 

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