Todo el mundo fija su
atención en los resultados electorales al Congreso, del que habrá de salir el
nuevo Gobierno de España para la próxima legislatura, y se olvida del Senado.
La Cámara de representación territorial de España --aun conocida como Cámara
Alta-- parece ser el camino de los desahuciados de la política, de políticos de
baja cuna y alta cama -permutando la canción de Cecilia--, de las sobras
de los partidos y, también, de los listos de ocasión que, aprovechándose de su
privilegiada situación política, no ven alterada su posición, más bien al
contrario, de quienes se aferran a un sillón que les diere poco trabajo y
demasiadas sinecuras.
El Título III de la Constitución Española --De las Cortes
Generales, Capítulo I, De las Cámaras--
dice en su artículo 66.1 que "las Cortes Generales representan al pueblo
español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado"; y
en el punto 2, se afirma que "las Cortes Generales ejercen la potestad
legislativa del Estado, aprueban sus presupuestos, controlan la acción del
Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuya la Constitución".
No obstante lo anterior, y de la primacía de la Cámara
Baja sobre la Alta a efectos legislativos, pocos han recaído en el vuelco dado
en esta última Cámara en las pasadas elecciones, que ha pasado de contar con
cinco partidos en 2011 a doce en las últimas elecciones, conservando la mayoría
absoluta el PP, con 124 senadores (doce menos que en 2011: 136), seguido del
PSOE, con 47 (uno menos que en la anterior legislatura) y la irrupción de siete
partidos más en el hemiciclo, un abanico tan amplio como el del Congreso:
Podemos, 9; Esquerra Republicana de Catalunya-Catalunya Sí, 6; Democràcia i
Llibertad. Convergència. Demòcrates Reagrupament, 6; Euzko Alderdi
Jetlzalea-Partido Nacionalista Vasco, 6 (antes, 4); En Comú Podem, 4; En Marea,
2; Compromís-Podemos-És el Moment, 1; Coalición Canaria-Partido Nacionalista
Canario, 1 (antes Coalición Canaria-Nueva Canarias, 1); y Agrupación Socialista
Gomera, 1. Sin representación alguna se han quedado 44 partidos o coaliciones
más, la mayoría regionalistas, entre ellos Euskal Herria Bildu, que tenía 3
como Amaiur; y otros nacionales como Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía;
Unidad Popular-Izquierda Unida-Unidad Popular en Común; Unión Progreso y
Democracia; Unió Democrática de Catalunya (antes con 9 junto a Convergencia),
al igual que Entesa Pel Progres de Catalunya, con 7. (Véase web del Ministerio
del Interior: http://resultadosgenerales2015.interior.es/senado/#/ES201512-SEN-ES/ES/CA11/10.
Extremadura ofertaba, además, otras dos coaliciones, que
no han logrado escaño: Extremadura Unida-Extremeños y Badajoz Adelante.
Hay que subrayar que, a los 208 senadores de elección
directa, se suman los 56 elegidos por los parlamentos o asambleas legislativas
de las comunidades autónomas, uno por cada provincia y otro más por cada millón
de habitantes de su respectivo territorio, y los de las ciudades autónomas de
Ceuta y Melilla. Extremadura eligió, tras las elecciones autonómicas de mayo, a
Diego Sánchez Duque (PP) y Rafael Lemus (PSOE).
Lo más significativo, empero, de los resultados
electorales al Senado en Extremadura en las pasadas elecciones es el cambio
producido respecto a las anteriores. Mientras que en 2011, de los 8 elegibles
por ambas circunscripciones, PP-EU logró 6 y PSOE, 2, se ha pasado a un empate
a 4 entre los dos grandes partidos, que, a este nivel, consolida el
bipartidismo en la comunidad. Quedan fuera, sin escaño alguno: Podemos,
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, Unidad Popular: Izquierda Unida-Unidad
Popular en Común, Partido Animalista contra el Maltrato Animal, Extremadura
Unida-Extremeños, Unión Progreso y Democracia, Badajoz Adelante, Recortes
Cero-Grupo Verde y Vox.
De los 4 elegibles por Badajoz, resultaron electos por
este orden de número de votos: Juan
María Vázquez, Carmen Pereira
Santana, Valentín Cortés Cabanillas
(PSOE) y Antonio Galván Porras (PP).
Por Cáceres, y por el mismo orden de mayor número de
votos: Laureano León Rodríguez (PP),
Juan Andrés Tovar Mena (PSOE), Amparo Monroy Sánchez (PP) y Rafael Mateos Yuste (PP).
Como se ve, pesa más el paso por las Diputaciones y el
grado de conocimiento de las personas --es el caso de Juan María Vázquez y Valentín
Cortés Cabanillas, en Badajoz, más la exdelegada del Gobierno, Carmen Pereira, y de Laureano León, Juan Andrés Tovar y Rafael Mateos
Yuste, en Cáceres, y la consideración partidista de colocar a los sin techo político con que algunos partidos sitúan en las listas a
los perdedores: es el caso de Juan
Andrés Tovar, Laureano León y Rafael Mateos Yuste, expresidentes de
la Diputación y vicepresidente, respectivamente, considerados perdedores en las
pasadas elecciones y en las anteriores el primero, y que han sido recolocados
en el Senado. Nada digamos de Juan María
Vázquez, que pasa del Congreso al Senado, tras ocho años como presidente de
la Diputación de Badajoz y cuatro de consejero; o de Carmen Pereira, exdelegada del Gobierno, exgobernadora, y exdirectora
general de la Junta; o de Valentín
Cortés Cabanillas, expresidente de la Diputación, que va al Senado de
rebote... ¿Para qué vale el Senado? Y Pedro
Sánchez, líder en funciones del
PSOE, quería llevárselo a Barcelona para complacer a los nacionalistas... Ya le
contarán hoy su barones y mañana, el Comité Federal de su partido...
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