miércoles, 27 de diciembre de 2017

SIEMPRE TE ESPERARÉ, MARÍA LUISA


           Casi tres años ya escribiendo sobre ti, María Luisa, y no me contestabas.  El 15/08/2015 te escribí en este diario la primera carta: "Esperando a María Luisa..., en el Teatro-Cine"; y el 17 de junio pasado, "No tardes más, María Luisa". Las chicas sois así, María Luisa, siempre haciéndoos rogar, pero sin dar el recibí.  Y parece que me han escuchado. No sabes qué alegría he sentido al ver el 13 de noviembre en el BOE el anuncio de licitación de las obras de tu rehabilitación por el Ministerio de Fomento, que da un plazo de ejecución y entrega de veinte meses, con un presupuesto base de licitación de casi 3,5 millones de euros. El 16 de febrero próximo conoceremos las ofertas económica y técnica para ponerte, al fin, como debieres estar en tu nueva reencarnación.

             La palabra del BOE es un compromiso, no promesas de políticos incumplidas durante más de dos décadas, que hacen salir a las calles de Madrid a los guardias civiles y policías nacionales por la equiparación de salarios a igual trabajo con las policías autonómicas; a los extremeños con sus símbolos "por un tren digno ya"...; pero todo esto, María Luisa, son palabras al viento sin el compromiso de la letra impresa del BOE. Y ahora, el Gobierno se ha acordado de ti y ha pedido tu mano por escrito. Quizás haya sido el rigor y la insistencia, como dice la plataforma del tren: las reivindicaciones justas no son cosa de un día, sino de todos, hasta que los compromisos y la palabra dada sean realidad en el primer diario impreso del país.
 
            Veinte meses no son nada para quienes hemos esperado más de dos décadas; peor lo llevamos con el tren y hemos tardado décadas en alzar nuestra voz. Por eso, querida mía, esperaré hasta el día de tu puesta de largo para los nuevos desposorios con la capital. No volveré a pedirte que no tardes más, María Luisa. Procuraré no hacerte esperar, como a las novias y, aunque no pueda acceder por falta de invitación, estaré viendo la entrada de los elegidos desde la acera de enfrente, desfilando por la alfombra roja. Y otro día volveré previo pago de mi entrada.
            ¡Qué alegría, amada mía, volver a verte lozana y lustrosa, para quien no ha visto más que tu fachada y tu tejado lleno de cachivaches! Menos de un año ya para nuestro encuentro deseado. No pediré más tu mano, porque ya la tengo con fecha fija para besarla y admirarla. Ningún taxista me dirá más veces que está cerrado, cuando, tras una noche de feria de hace años, le solicitaba un servicio para llevarme hacia ti, en cuya acera se encontraba estacionado mi vehículo. ¡Como si yo no lo supiere, corazón!
            Recuerdo, cuando en 1987 la Junta cedió tu mano al ayuntamiento por 99 años. Han pasado veinte años y nadie aún la ha tomado; pero ya está pedida y formalizada en letra de ley. En el 99, el consistorio convocó un concurso de ideas para tu remodelación. El Consejo de Ministros celebrado en 2005 en la capital adoptó el compromiso de acometer la obra. Se firmó un convenio a tres bandas: Gobierno de España, Junta de Extremadura-Ayuntamiento de Mérida... Se paraliza y resucita tras la victoria del PSOE en las municipales de 2007. El proyecto se revisa en 1991 y se impulsa diez años después. Unos errores en la tramitación paralizan el proyecto... y no hay presupuestos. En 2013, en pleno fervor de campaña electoral, te ponen apellidos: el Centro de Artes Escénicas "Margarita Xirgú". Hasta comienzos de este año, todos parecían haberse olvidado de ti. Ministerio y ayuntamiento actualizan el proyecto presupuestariamente. El alcalde afirma que confía en que la obra se licite antes de que acabe el año. Palabra cumplida. María Luisa Grajera, tu mecenas,  que impulsó tu construcción a  finales de 1930 o principios de 1931, estará satisfecha. No te dio su nombre, sino el de la infanta de España María Luisa de Borbón (Madrid, 1832; Sevilla, 1897).
            Ya queda menos, tesoro: Margarita Xirgú y todos los amantes del teatro y el cine estaremos contigo. Nunca podría morir este símbolo de la Mérida contemporánea, hoy solo historia y su nombre en tu fachada. Tu resurrección será tu gloria, desde hace veinte años soñada, deseada, traspapelada..., como una pasión inacabada, con fecha ya para el encuentro...
        

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