La historia y arte de La Cumbre es el objeto de la nueva obra del cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, en colaboración con su colega de Casas de Don Antonio, Óscar de San Macario, que, en palabras del también historiador y cronista oficial de Navalmoral de la Mata, Domingo Quijada, "es un compendio histórico-artístico de La Cumbre hasta nuestros días". [1]
El medio natural.-La
Cumbre es un municipio situado en el punto más elevado de una llanura al oeste
de Trujillo, bañada por el Gibranzos y el Magasquilla. Su término municipal
tiene una extensión de 114,43 kilómetros cuadrados y el casco urbano está
situado a 440 metros de altitud. El territorio forma parte del macizo paleozoico
en el que se inserta Extremadura, formado por pizarras que se originaron tras
la deposición de sedimentos en los fondos marinos durante el Precámbrico y a lo
largo de toda la Era Primaria. La acción erosiva del Tajo dio lugar a una
cuenca con un relieve abrupto, surgiendo los riberos, donde la desaparición del
bosque dio lugar a la presencia del matorral, con especies representadas entre
las que se encuentran las jaras, tomillos, cantuesos, espacios aprovechados
para cabras y ovejas. El municipio recibió el nombre de La Cumbre por la
posición que ocupa en la cima de una meseta divisoria de las vertientes de los
ríos Magasca y Gibranzos. La localidad conserva viviendas populares con encanto,
producto de las influencias tradicionales propias de un determinado ámbito; es
eminentemente agrícola y ganadera y conserva en muchos de sus barrios la típica
arquitectura con las peculiaridades y materiales propios de la zona. Algunas
edificaciones populares tuvieron su uso durante la Revolución Industrial, concretamente
la fábrica de carros y carretas, única en el entorno, a la que acudían todos
los pueblos cercanos para arreglar o construir su carretas. También, hasta la
comercialización estandarizada de las bebidas embotelladas, existió en el
pueblo una fábrica de gaseosas. Asimismo, la fábrica de luz y la de harina
fueron importantes en el desarrollo del municipio.
La historia.-En
el entorno de La Cumbre se han localizado importantes restos arqueológicos
pertenecientes a la Protohistoria. Las primeras aglomeraciones en la
penillanura trujillano-cacereña datan del Neolítico. Habitaban en cuevas como
las de Maltravieso o El Conejar, en Cáceres; pero también en asentamientos al
aire libre, cuyo ejemplo más representativo en la zona de Plasenzuela es el poblado
del Cerro de la Horca, descubierto entre los años 1984 y 1988. En la finca El
Carneril se encontraron en los años 70 del siglo XX dos estelas decoradas de
las Edad del Bronce. Las excavaciones del profesor González Cordero afloraron
cerámicas correspondientes a los niveles más antiguos del Cerro de la Horca
como neolíticas. En la Sierra de la Pepa (La Cumbre), el citado profesor
estudió un interesante ejemplo del Calcolítico inicial: un amurallamiento
constituido por un doble alineamiento ortostático relleno de piedras en su
interior, típico cerramiento de la arquitectura calcolítica de la Península
Ibérica. En otro de los poblados de la Cumbre, en Los Castillejos, se aprovechó
gran parte de una elevación para construir la muralla con un bastión inferior,
que sirve de refuerzo defensivo a la primera línea del baluarte. Este poblado
es uno de los yacimientos más peculiares de la Alta Extremadura de la Edad del
Cobre. La I Edad del Hierro no supuso un cambio sustancial en estas comunidades
y siguieron su andadura sin grandes contratiempos. En el antiguo camino de La
Cumbre a Plasenzuela se ha localizado un poblamiento que estuvo ocupado desde
el Calcolítico hasta la caída del Imperio Romano a juzgar por los numerosos
restos hallados en su superficie. Hace veinticinco siglos que esta tierra fue
ocupada por los vettones, uno de tantos pueblos en el siglo V a. C. El
asentamiento romano en la zona se inició en el año 218 a. C., aunque a estas
tierras no le afectó hasta algo más tarde. De la I Edad del Hierro se conocen
pocos datos de La Cumbre y su término, ya que las escasas prospecciones
arqueológicas realizadas en sus yacimientos no han arrojado materiales
significativos, ni tampoco en la subsiguiente II Edad del Hierro. La actividad
minera del área se remonta hasta la Edad del Bronce, pero no será hasta la
época romana cuando se lleve a cabo una sistemática explotación de los recursos
minerales, que han arrojado un importante material arqueológico. El hábitat
antiguo y altomedieval en la zona estaba vertebrado, según los autores, en
torno a núcleos relativamente pequeños, compuestos por distintos focos de
hábitats. La mayoría de estos asentamientos fueron abandonados durante la
ocupación musulmana, pero posteriormente serían ocupados y cristianizados por
los nuevos colonos procedentes de los reinos castellano y leonés. Durante el
proceso de descubrimiento y colonización de América, algunos hijos de La Cumbre
participaron en la conquista de México. El municipio fue vendido en 1579 por
orden del rey Felipe II, y comprado
por D. Pedro Barrantes, quien la
hizo villa. A la caída del Antiguo Régimen, la localidad se constituye en
municipio constitucional de Extremadura, entonces conocido como Cumbre, integrada desde 1834 en el
partido judicial de Trujillo.
Las
manifestaciones artísticas.-El palacio de Pedro Barrantes se
encuentra en la calle Palacio, quien adquirió el pueblo en el siglo XVI, le dio
el título de villa y transformó la picota en un rollo jurisdiccional. El
edificio más importante de la localidad es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. La ermita de San
Gregorio, a las afueras del municipio,
aparece en el Interrogatorio de la Real Audiencia de 1791. Frente a la
ermita se encuentra una cruz pétrea,
además de otras interesantes que se conservan. Los puentes en el territorio son
verdaderas obras de ingeniería y elementos de arquitectura vernácula que han
servido de unión entre distintas culturas y han facilitado el paso de tropas y
ganados trashumantes a lo largo de la historia. Otro de ellos es el conocido
como La Puente, sobre el río
Gibranzos. El puente de las Maleznas,
en el cordel de Trujillo a Ruanes. Por último, sobre el arroyo Ruanejos, se
alza un puente, próximo a un asentamiento romano. Entre las obras antiguas hay
que destacar también la Casa Palacio de Magasquilla de los Álamos, del siglo
XVI; la Matilla de los Almendros, situada cerca de la carretera que va desde
Trujillo a Cáceres; y el conjunto residencial de Las Alberguerías, centro de
espiritualidad durante varias décadas.
---------------------------------------------------------------[1] Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario Sánchez, Óscar: Por tierras de La Cumbre. Historia y arte. Edit. TAU, Cáceres, 2018, 101 págs.
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