sábado, 20 de abril de 2019

"LA LUZ DE EXTREMADURA EN LOS TEXTOS E IMÁGENES DE VIAJEROS Y CRONISTAS"

        
            No es la primera vez que el historiador del arte y las tradiciones extremeñas, José Antonio Ramos Rubio, acude a la fotografía para revelarnos el pasado de monumentos, personas, paisajes, retratos y arquitectura de los siglos XIX y XX, apenas conocidos por las nuevas generaciones gracias a las transformaciones habidas en el transcurso del tiempo. La nueva aportación que acaba de aparecer --La luz de Extremadura en los textos e imágenes de viajeros y cronistas [1]-- nos ofrece unas pinceladas de imágenes e interpretaciones de los lugares que visitaren y de sus antepasados que han sabido conservar esas fotografías reveladoras del pasado, de los espacios que habitaren, de los monumentos que les rodearen y de los familiares con quienes convivieren y que ya no están entre nosotros.
 
            Cuarenta y tres poblaciones extremeñas están presentes en esta obra (16 de la provincia de Badajoz y 22 de la de Cáceres), en la que no faltan sus municipios más importantes: Badajoz, Jerez de los Caballeros, Llerena, Medellín, Mérida, Montijo, Olivenza, Zafra y Zalamea de la Serena, entre los pacenses; y Alcántara, Arroyo de la Luz, Baños de Montemayor, Cáceres, Cáparra, Guadalupe, La Vera, Yuste, Las Hurdes, Montánchez, Montehermoso, Plasencia, Talavera la Vieja, Trujillo o Valencia de Alcántara, entre los cacereños.
            Como ya sucediere con otras obras anteriores [2], el lector puede ojear en este libro, junto a los monumentos más representativos de cada población, las familias que lo hicieron posible, a la vez que nos ofrece una pequeña muestra de la riqueza fotográfica atesorada en archivos, hemerotecas o colecciones particulares, guardadas en las arcas de nuestros antepasados y que hoy ven la luz.
            Hasta mediados del siglo XX, no era frecuente ver en nuestros pueblos ni fotógrafos ni fotografías. Los abuelos tenían que ir a las ciudades para hacerse un retrato en algún estudio que inmortalizara su boda o algún momento familiar. Solo las familias acomodadas tenían a su alcance la posibilidad de detener en el tiempo esas instantáneas de luz que daban luz para la historia a su existencia. Fueron los viajeros y cronistas quienes, ya cámara en mano, inmortalizaron para la historia monumentos, paisajes, arquitectura, familias, que, pasado el tiempo, fueron a parar a los archivos y bibliotecas, para testimonio de un pasado cambiante, que aún permanece entre nosotros, pero que quizá no conocimos como lo vemos en nuestros días. En otros casos, las familias no se han desprendido de esas fotos antiguas, guardadas en cajas metálicas o en viejos álbumes que, de cuando en cuando, ojean para recordar a los familiares ausentes, el pasado que se fue, o el presente ya más lejano en el que apenas nos reconocemos. En todo caso, unos y otros contribuyen a enriquecer el conocimiento de la historia, del que la fotografía, como una rama de ella, comenzó a ser parte importante en el siglo XIX y que gracias a recopilaciones como las que ofrece esta obra pasan a ser dominio del común de los espectadores que jamás pudieren conocerlas. Los antiguos viajeros de siglos anteriores a la existencia de la fotografía convencional tuvieron que valerse de dibujos a plumilla en los que dejaban constancia de los monumentos de las ciudades y pueblos que visitaren.
            Por ello, estas recopilaciones tomadas de los archivos o de colecciones particulares se suman a un mundo que, desde la aparición de la digitalización de la fotografía, en la década de los 90, ha conocido un desarrollo tan espectacular que cada individuo es ya un archivo de la instantaneidad de los momentos vividos, fijos o vivos, con una cámara de mano.
------------------------------------------------------------------


[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario Sánchez, Óscar: La luz de Extremadura en los textos e imágenes de viajeros y cronistas, Iberprint, Badajoz, 2019, 234 págs.
 
[2] Véanse las obras del autor Cáceres en fotos desde 1850. Vida de una ciudad de provincia (Diputación Provincial de Cáceres, 2017) y Cáceres; retrato y paisaje (1860-1960), Ediciones Amber Ley, Madrid, 2019.

miércoles, 17 de abril de 2019

QUINTA PALABRA


Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura, dijo: `Tengo sed´. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca." (Jn, 28-29).

           El Crucificado ha gritado su quinta palabra desde la Cruz: "Tengo sed" (sitio, en latín; en hebreo,  אני צמא ). Tiene el Nazareno una sed humana, fisiológica, propia del tormento de los crucificados; y una sed espiritual que le invita a consumar la redención para la salvación del mundo. Antes de la sexta --Todo está consumado" (Jn, 19-30)-- y de la séptima palabras: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu... (Lc., 23-46).
            La sed es consustancial al ser humano. Herido de muerte (manos y pies clavados a la Cruz, el pecho atravesado por la lanza de un soldado), el Redentor tiene sed, la sed de los heridos en la batalla, de los recién operados, de quienes han perdido mucha sangre, con fiebre alta. Su cuerpo es una hoguera ardiente sin consumirse; los labios y la lengua resecos y tiene sed. Apenas la quinta palabra alcanza el suspiro: sitio (tengo sed). Tiene sed el rey del mundo, Aquel que dijo un día del Génesis: Háganse las aguas y las aguas llenaron los abismos del mar. Tuvo sed quien trajo el diluvio, quien esponja las nubes sobre los sembrados, el hacedor de tormentas y charcas; tiene sed la fuente misma para saciar la sed del mundo.
            El mundo está sediento, Señor, de otra sed: hay sed de justicia, sed de igualdad, sed de una vida más justa, sed de amor, sed de vida, sed de vivir y no se halla en el mundo el manantial para saciar esa sed de manera abundante. Tu sed es nuestra sed, decía San Agustín y no te buscamos para saciarla porque no buscamos la fuente de vida eterna. Te mueres de sed y gritas que tienes sed. Tú que dijiste un día: El que tenga sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva. (Jn., 7: 37-39). La fuente de la vida tiene sed y los sedientos del mundo andan perdidos por el espejismo del oasis y las fuentes mentirosas que no logran apagar esa sed. Tendremos que volver a Samaria donde pediste a la samaritana que te diera de beber y a la que dijiste: Todo el que beba de este agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé, se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna... Dame de esa agua, Señor, --le respondió la samaritana-- para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. (Jn, 4, 5:15).
            Qué le falta, Señor, a tus criaturas sino la sed de vida, de amor, de felicidad, que tantas veces se troca en sed de venganza, en deseo del mal al prójimo, como si ellos no hubieren un día tu propia sed, por la que Tú das la vida, aunque asumas su sed y pidas agua y te den vinagre. Ya lo profetizó David: Y para mí me dieron a beber vinagre. (Salmo 69: 21). Solo el martirio apagó su sed, pero el profeta dijo: Los afligidos y los necesitados buscan agua, pero no la hay; su lengua está reseca de sed. Y, el Señor, les responderá: yo, el Dios de Israel, no los abandonaré (Isaías, 41:17). Recordamos hoy el Sermón de la Montaña en tu cuarta bienaventuranza: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados (Mt. 5, 3:2 y Lc., 6, 20-23).  En-séñanos, Señor, el camino de tu fuente y danos tu agua de vida eterna... porque hoy, más que nunca, no podemos caminar/ Con hambre bajo el sol.../ Señor, yo tengo sed de Ti,/ Sediento estoy de Dios;/ Pero pronto llegaré a ver/ El rostro del Señor/, dice el canto popular...
    

lunes, 15 de abril de 2019

RECONOCER LA VISIBILIDAD


            Reconocer es, según la RAE, identificar, someter a examen o reconocimiento, admitir como cierto o legítimo; y visibilidad, la calidad de visible; la posibilidad de ver a mayor o menor distancia según las condiciones atmosféricas. El pasado día 3 fue el Día Nacional para la Discapacidad, aprobado por el Gobierno en febrero, para dar cumplimiento a la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo, aprobados por la ONU en febrero de 2007, en vigor en nuestro país desde 2008. Se trata de dar visibilidad a este colectivo y de conmemorar y reconocer la importancia de este instrumento normativo, que ha supuesto un cambio de paradigma a la hora de abordar el fenómeno de la discapacidad. En España, reconocemos y hacemos visible la discapacidad. La legislación española es una de las más avanzadas del mundo en reconocimiento de derechos a las personas con discapacidad y está a la cabeza en los países de la UE en esta materia.
 
            Los discapacitados son sujetos titulares de derechos y el Estado, por tanto, está obligado a garantizar que su ejercicio sea pleno y efectivo, más aún al contar con una herramienta jurídica vinculante a la hora de hacer valer sus derechos. Desde la entrada en vigor de la Convención, se han producido cambios importantes, entre ellos la visibilidad del colectivo dentro del sistema de protección de derechos humanos y la asunción de la discapacidad como una cuestión de derechos humanos. No solo basta reconocer y hacer visible el mundo de la discapacidad, sino es preciso, como vienen impulsando las asociaciones de discapacitados y asumiéndolo los poderes públicos, que los principios y valores recogidos en la Convención sirvan para su aplicación plena en todos los niveles políticos y sociales y garantizar los derechos de las personas con discapacidad. Parece que estamos en el camino. Los discapacitados están asumiendo no solo su propia realidad, sino que han pasado a formar parte de las listas electorales para hacer valer como propios los derechos que antes fueren solo de otros: no solo el de ser electores, sino elegibles, como ciudadanos de primera que fueren.

"EL TERCERO DE MONTELEÓN", NOVELA SOBRE EL TENIENTE RUIZ Y MENDOZA

         
         En "El tercero de Monteleón", [1] el historiador del arte y cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, se adentra por vez primera en un género hasta ahora virgen para él, la novela histórica, tan alejado de los libros a que nos tiene acostumbrados en los que nos descubre la historia, el arte y las tradiciones de los pueblos que hasta la fecha no tienen historia escrita.
           El teniente Jacinto Ruiz y Mendoza (Ceuta, 16/08/1779; Trujillo, 13/03/1809), un héroe del levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid contra las invasión de las tropas francesas, da pie al escritor a novelar su vida profesional, humana y familiar desde su nacimiento en Ceuta hasta su muerte en Trujillo a los 29 años por las heridas recibidas en la defensa del Parque de Artillería de Monteleón, junto a los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde --"El tercero de Monteleón"--, en cuya batalla recibió un tiro en el brazo y un segundo disparo que le entró por la espalda y le salió por el pecho, que fue el que terminaría con su vida. Ascendido al grado de teniente coronel por el Gobierno, fue trasladado a Badajoz, pero tuvo que detenerse en Trujillo al agravarse su estado de salud y acogerse a la hospitalidad de su tío, Juan Cebollino, teniente coronel del Regimiento al que iba destinado debido al acoso de las fuerzas del general Murat en Madrid. El 12 de marzo de 1809 testa, al empeorar su estado de salud y fallece dos días después. Fue enterrado el día 14 en la iglesia de San Martín. En marzo de 1909 el Gobierno ordenó el traslado de sus restos a Madrid y fueron inhumados en el monumento erigido en su honor en la plaza del Rey, obra de Mariano Benlliure.
            La peripecia vital de este héroe del 2 de mayo de 1808 da lugar al autor para novelar su vida desde su nacimiento hasta su muerte. Para escribir esta novela histórica, el autor ha viajado a los lugares de la vida del teniente Ruiz: Ceuta, Segovia, Cádiz y Madrid que, de una u otra forma, formaron parte de su vida. El autor participó en 2004 en unas jornadas históricas celebradas en Ceuta, su ciudad natal, y publicó posteriormente las partidas de nacimiento y bautismo y su testamento en los Anales de la Real Academia de Doctores.[2]
            La novela El tercero de Monteleón arranca con el nacimiento del teniente Ruiz el 17 de agosto de 1779 en Ceuta, ciudad en la que su padre, Antonio, servía como subteniente de infantería. Antes, su padre, Antonio Nicolás Ruiz, había ejercido como teniente de la misma arma y su abuelo y bisabuelo, como capitanes del Regimiento Fijo de Ceuta. Cinco días antes, Antonio había vuelto a Ceuta con permiso de paternidad, procedente del destacamento de Gibraltar, donde fue testigo de la campaña conocida como sitio de Gibraltar, la tercera vez que las tropas españolas se enfrentaban a las británicas, asediando el peñón para recuperar la colonia.
            Así comienza la novela histórica de Ramos Rubio, que mezcla los principales hitos de su vida con los acontecimientos históricos, en un estilo narrativo que fluye como un río hasta la hora de la muerte del protagonista. La obra nos descubre no solo la vocación de un militar vocacional en la defensa de su patria, por la que dio la vida, sino el cuadro de matices históricos que la enmarca.
            El teniente Jacinto Ruiz de Mendoza nació en Ceuta el 16 de agosto de 1779. En 1795, a los 17 años, ingresa como cadete de cuerpo en el Regimiento de Ceuta. El 10 de julio de 1880 fue ascendido a segundo subteniente y, tras seis meses de prácticas como oficial en el mismo Regimiento, pasó a servir de subteniente al de Voluntarios del Estado, de guarnición en Madrid, donde fue ascendido a teniente por antigüedad el 12 de marzo de 1807. La defensa del cuartel de Monteleón inmortalizó a Ruiz de Mendoza, junto a Daoiz y Velarde, dejando testimonio del asalto las pinturas de Joaquín Sorolla, Manuel Castellano y Leonardo Atenza.
            Hay dos episodios en la novela en los que la capacidad narrativa del autor alcanza su máxima expresión: el encuentro con la que sería su futura esposa, María Paula, en un taller de modistas de la calle Divino Pastor, a pocos metros del cuartel de Monteleón, a donde se dirigió aconsejado por un cabo de su unidad, para que le arreglaran su casaca rota; y la batalla del cuartel de Monteleón.  El encuentro hizo surgir entre ambos una fascinación recíproca hasta su matrimonio, celebrado el 2 de febrero de 1804 en la iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, en la que por parte del novio fueron testigos el capitán Daoiz y el sargento Miralles. Los sucesivos encuentros de la pareja se acrecentaron desde aquella entrevista. El deseo de conocerla se convierte en amor. Los encuentros con su amigo el padre Agustín, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, quien le animó a continuar con Paula; y con su padre, Juan Vaviano, quien también le dio permiso para salir con su hija. Su encuentro con el pintor Goya, que inmortalizara un año después el enfrentamiento con los franceses y quien le invitare a su casa para pintarle..., todo transcurre sin pausa entre acontecimientos históricos que turban la historia de España: la conjura de El Escorial, el motín de Aranjuez, la abdicación de Carlos IV, la destitución de Godoy, la llegada del mariscal Murat a Madrid, que ocupa el 23 de marzo de 1808. Desde aquel día hasta el 2 de mayo, los choques y las tensiones irían en aumento. La salida de los carruajes que se llevaban a la familia del rey del palacio fue el detonante de la situación. Una multitud se concentra ante el Palacio Real para que no salga el infante... Sobre la diez de la mañana del 2 de mayo se extienden los combates por las calles céntricas de Madrid. Goya sale a la calle y pregunta qué pasa...
            --¡No sé cómo no se ha enterado...! Nos atacan los franchutes.
            --¡Oh espectáculo lamentable!, replicó el pintor, cuya trágica visión reflejaría años después en La carga de los Mamelucos.
            Desde la Puerta del Sol, el conflicto se traslada a los cuarteles de Montelón. Se presenta para su defensa Luis Daoiz, jefe del Parque, con otros oficiales; más tarde lo haría el capitán Pedro Velarde. Muchos paisanos acudieron hasta el lugar en busca de armas. Acababa de comenzar la Guerra de la Independencia. Más tarde, un soldado ve llegar al cuartel a Jacinto y, como conocía su malestar, le preguntó:
            --¿Dónde va, mi teniente? ¿No estaba enfermo?
            Jacinto Ruiz se había presentado en el parque de Monteleón en cinco minutos, puesto que estaba cerca de su casa. Se cuadra ante su capitán dispuesto a defender la dignidad de España y el honor del ejército. Durante las dos horas que duraron los combates, Daoiz, Velarde y Ruiz dirigieron la acción de los cañones y la de los defensores. Velarde muere de un tiro a quemarropa; Daoiz, herido en una pierna de otro balazo, quedó recostado sobre el cañón que tenía a su lado. El teniente Ruiz recibe un balazo en el brazo izquierdo, pero continúa la batalla. "Antes morir que entregarse", dice. Un segundo balazo le penetró por la espalda saliéndole por el pecho y da con él en tierra casi exánime. Rendido con el último baluarte de tan épica defensa, acabó la lucha y el enemigo tomó posesión del Parque. Dos soldados recogen al teniente Ruiz.
            --No podemos dejar morir a un valiente que ha dado la vida por nosotros y por España..., el tercero de Monteleón.


-------------------------------------------------------------
[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: El tercero de Monteleón, Tau Editores, Cáceres, 2019, 192 págs.
 
[2] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: El teniente coronel de los reales ejércitos Jacinto Ruiz de Mendoza, vida y hechos de un héroe, Anales de la Real Academia de Doctores,  Vol. 8, núm. 2, 2004, págs. 39-44.
 
 

miércoles, 10 de abril de 2019

"LOS ÚLTIMOS DE GRANADILLA"


           Canal Extremadura TV emitió anoche el programa "Los últimos de Granadilla", patrocinado por la Junta de Extremadura y producido por Ícaro Comunicación, dirigido por el periodista Isidoro Campos --que, una vez más, ha demostrado su valía profesional en un terreno que no le fuere propio, como el televisivo, pero que cultiva con la misma maestría que ahora la radio y antes, y siempre, la prensa o publicaciones periódicas-- y en el que, a través de imágenes, fotografías y doce testimonios de los últimos hijos de la villa de la que fueron desterrados, ha puesto de relieve el trauma que supuso el destierro, el recuerdo arrebatado de la infancia y las lágrimas derramadas entonces en blanco y negro, y todavía hoy en color, en los que se alterna la narración que pasa del ayer al hoy en segundos, como si el tiempo no hubiere transcurrido, aunque las imágenes sean testigos del cambio inesperado que para sus vecinos supuso la tragedia del abandono obligado de su pueblo por la expropiación forzosa de que fue objeto por parte del Estado  por el embalse de Gabriel y Galán.

            Martín Mordillo Pinero, Jerónima Sánchez Rodríguez, Daniel Gómez García, Juan Manuel García Domínguez, Filomena Esteban Sánchez, Pelayo García Sánchez, Vicente Carcaboso Iglesias, Constantina González Montesinos, Adoración Rodríguez Garzón, Sebastián Caballero González, José María García y Vicenta Cruz, han puesto voz a quienes ya no la hubieren, pero que aparecen vivos en el documental; a quienes les prometieron el paraíso nacido por la muerte del suyo --El Rincón, Alagón del Caudillo, Alagón y, finalmente, Alagón del Río-- y fuere peor en principio, instalados en barracones donde el agua caía sobre los colchones en los que descansaban, con las casas y las urbanizaciones por hacer; los mayores que fallecían llevados en caballería o tractores al cementerio de Galisteo..., porque no hubiere ni cementerio; ni en el viejo de Granadilla, después anegado por las aguas, donde ni siquiera se sabía dónde estaban inhumados los muertos; donde los hijos hubieren de exhumar a su padres para llevarlos al nuevo cementerio de la villa perdida... ¡Cuántos recuerdos, la felicidad arrebatada, el pueblo siempre añorado, como las fiestas, las bodas, los carnavales, los juegos en la plaza...! ¡Tantos años para nada! Ya en enero de 1932, el Ayuntamiento de Coria había invitado al de Granadilla a estudiar el embalsamiento del río Alagón; en 1939 se iniciaron los expedientes expropiatorios; en 1950 se declaró con carácter urgente la construcción del pantano; en 1955, el Consejo de Ministros declaró la zona inundable; en 1957 se inicia la construcción del embalse, que concluye en 1962; en 1965 culmina el proceso de disolución del municipio... Un tiempo después todo quedó en silencio hasta 1979, en que se inicia la reconstrucción del castillo y al año siguiente, en que es declarado conjunto histórico-artístico.
 
            No hay un paralelismo entre "Los últimos días de Pompeya" y "Los últimos de Granadilla". La primera, novela de Edward Bulwer Lytton (1834), tantas veces adaptada a la pantalla, narra la vida de unos cuantos habitantes de la ciudad romana, asfixiada y enterrada por las cenizas del Vesubio en el 79 a. C. Los pompeyanos se vieron sorprendidos por el flujo piroplástico que cayó sobre ellos y no hubieren tiempo de huir hacia el mar, quemados y asfixiados. Los vecinos de Granadilla fueron avisados, acosados e instados por la fuerza a abandonar su pueblo, sin que le hubieren sido satisfechos los justiprecios --que muchas veces no hubieren nada de ello, sino de minusprecios-- e instados a marcharse en un destierro forzado, sin efectivo para hacer frente a la nueva vida más que sus manos como toda fuerza de trabajo.
            Hay, sin embargo, un sino no escrito desde su fundación: Granadilla estaba predestinada a desaparecer. Las tres culturas que habitaren la villa fueron desterradas: los árabes, sus fundadores, por la Reconquista (1160 por Fernando II de León); los judíos por su fe (1492, Edicto de Granada de los Reyes Católicos, por el que se ordenaba su expulsión); los cristianos, por el desarrollismo franquista (Decreto 1347/1965, de 6 de mayo, por el que se disuelve el municipio). Fue el segundo pueblo desaparecido en la provincia de Cáceres. Antes lo fuere Talavera la Vieja, la antigua ciudad romana de Augustóbriga,  inundada por las aguas del embalse de Valdecañas en 1963. Hasta ahora, porque otros parece que estuvieren a la cola, sus habitantes muriéndose, los jóvenes huyendo, las cigüeñas por llegar, porque ya ni están ni se les espera; el campo agostado por el cambio climático y a la espera de que desaparezca la PAC para pasar a la historia por nadie deseada...

lunes, 1 de abril de 2019

"MIRADAS DESDE UNA GRADA EXTREMEÑA"

  
           El periodista y escritor cacereño Félix Pinero, colaborador de Grada, acaba de publicar su quinta obra, ‘Miradas desde una grada extremeña’, en un sutil juego de palabras en el que mezcla su colaboración en la revista Grada durante cuatro años, con la mirada y la perspectiva con la que afronta el devenir cotidiano desde unas gradas de la antigüedad (año 16-15 a.C.), sentado en pleno corazón del Teatro Romano de Mérida. Posiblemente, la inspiración le llegó una noche de verano cuando presenciaba algún espectáculo teatral en el foro augústeo.
           Me he llegado a plantear la duda de que Félix Pinero estuviese predestinado a relatarnos los aconteceres diarios, las noticias de mayor alcance en el ámbito nacional y local, aquellas que van a dejar para siempre una honda huella en su espíritu y en su carácter.
           Pinero forma parte de aquellos primeros licenciados que inauguraron el entonces Colegio Universitario de Cáceres en el año 1971, de los pocos ‘malabaristas’ de las letras que se licenció en Filología Románica en 1977, de aquellas primeras promociones de los grandes costumbristas de las letras, continuadores felicísimos de una larga tradición descriptiva en sus escritos de opinión y artículos de gentes, ambientes y costumbres, de la vida social y política. Artículos que no se limitan a una vaga y amena disquisición que divierta al lector, sino que, con sutil ironía en escritos de gran trascendencia sociológica, nos ofrece su manera de pensar y sentir ante cualquier noticia de patente actualidad.
           Desde su nacimiento en Granadilla (Cáceres), antiguo señorío de Granada, las palabras le marcaron, habiendo recibido varios premios, bien merecidos, por su carrera como periodista.
           En este libro que presenta bajo el título ‘Miradas desde una grada extremeña’, de extraordinaria ambición, originalidad y rigor, nos ‘regala’ aquellos artículos de opinión que desde el año 2014 ha ido publicando en la revista Grada. Un escritor que abarca todos los temas: la filosofía (El amor en Sócrates), el arte (Las manos en el Greco o Sorolla en Plasencia), la política (Virtudes del político y hombres de Estado), o problemas acuciantes como las barreras físicas con las que se encuentran los discapacitados en su quehacer diario y en su vida personal.
           Hoy por hoy, Félix Pinero es, con sus artículos de opinión en Grada, La Aldaba, MeridayComarca y Extremaduraaldía, uno de los máximos exponentes cacereños del interés del mundo por la noticia convertida en literatura, con su ágil manejo de la palabra, contribuyendo con sus escritos de manera decisiva a darnos a conocer, con capacidad descriptiva, una síntesis novelada de la actualidad más candente.
           Pinero es autor, además de esta obra, de ‘Cuaderno de verano’, ‘Retratos de personajes extremeños’ y ‘Una mañana sin luz en Extremadura’ (Editorial Círculo Rojo, 2013 y 2014) y ‘Punto final’ (Servicio de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, 2014). José Antonio Ramos Rubio. Doctor en Historia del Arte (Publicado en la revista Grada de febrero de 2019).

LAS MIRADAS DE FÉLIX PINERO

 
 
Félix Pinero, nacido en Granadilla en 1950, accede al mundo del periodismo desde el campo de la filología y de la literatura, pero también podría haber llegado a esta profesión desde el mundo de la filosofía. Es lo primero que tengo que decir, después de leer su último libro, titulado Miradas desde una grada extremeña, que ha publicado la editorial Círculo Rojo. Al filósofo le conmueven, le asombran los hechos de la vida cotidiana y por eso reflexiona sobre los mismos. Félix, como periodista, observa la realidad con dolor y por eso nos ofrece en esta compilación un magnífico ramillete de artículos o columnas, que están muy bien pensados y elaborados.
 
           Se trata de una recopilación de las 51 columnas, que ha ido escribiendo en la revista Grada desde marzo de 2014 y hasta diciembre de 2018. En el prólogo, el profesor de Lengua y Literatura Francisco Javier López Iniesta, califica estos textos de columnas periodísticas por su brevedad; pero yo creo que también podemos denominarlos artículos periodísticos, porque, a través de ellos, se deja constancia de cuál es la opinión personal de Félix Pinero, que fue director de el Periódico Extremadura, sobre los diferentes temas que aborda, como, por ejemplo, el mundo de la discapacidad.
 
AdChoices
           Grada es una revista mensual, promovida por el colectivo de personas con discapacidad en Extremadura. La directora, Carmen Tristancho, señala el siguiente objetivo: «Por y para las personas con discapacidad, la revista de los otros contenidos que da el protagonismo a los extremeños, la revista de todos...». En esta publicación, los discapacitados abren las puertas de su casa a todas las personas de la región, sin entrar en diferencias, promoviendo y persiguiendo la igualdad de derechos. Y lo hacen después de haber soportado durante siglos, durante muchos años, los portazos de la incomprensión por parte de la sociedad y de las administraciones públicas. «Los minusválidos de ayer eran arrinconados en las trojes de sus casas..., como si fueren apestados sociales...», dice Pinero. Las personas discapacitadas derriban muchas barreras con esta revista, sentadas desde una grada, que no es otra cosa que un obstáculo para ellas, pero también un lugar de observación de la realidad y de las cosas.
 
           La imagen de la cubierta, de la portada de la obra Miradas desde una grada extremeña, la ha dibujado el pintor Enrique Jiménez Carrero. Sitúa a un grupo de mujeres y dos jóvenes en la grada del Teatro Romano de Mérida, contemplando el monumento, el escenario, escuchando la palabra mágica del teatro. Es una alegoría al sentimiento que tienen las personas como comunidad. Es la revista Grada. Este maestro del hiperrealismo también ha nacido en Granadilla. Félix Pinero medita en su libro sobre muchos temas: el amor, la orfandad, la pintura del Greco y de Sorolla, el rey y las fiestas navideñas... Pero también hace Meditación en Granadilla, su tierra natal, su patria chica. Como el pueblo israelita, Granadilla es la imagen del pueblo errante, del pueblo abandonado y sin tierra. Cada 15 de agosto, los vecinos regresan y se reúnen para celebrar la fiesta de la patrona, la Asunción. Los discapacitados fueron mucho tiempo los olvidados y los habitantes de Granadilla son los dispersados. Pero nadie podrá romper su sentimiento de comunidad. Hay otra comunidad que los arropa. (Florentino Velaz Domínguez, periodista. Publicado en El Periódico Extremadura el 27/03/2019).

 

DANIEL BERJANO, FUNDADOR DE LA REVISTA DE EXTREMADURA


Daniel Berjano
(del blog La historia de los Berjano)
Daniel Berjano Escobar (Oviedo, 03/01/1853; San Sebastián, 08/07/1938) fue un escritor, registrador de la Propiedad, jurista e historiador, miembro de las Reales Academias de la Historia y de la de Bellas Artes de San Fernando. Hijo de Carlos Berjano Fernández-Manciella, alcalde de Oviedo y de Teresa Escobar. Fue hermano de Gerardo Berjano Escobar (1850-1924), jurista y escritor, como él. Estudió en su ciudad natal la carrera de Derecho. También se dedicó al estudio de la literatura, publicando numerosos trabajos en periódicos de la capital asturiana, como El Eco de Asturias, El Faro de Asturias o en El Carbayón.[1]  
            En 1853, con 26 años, llegó a Hoyos (Cáceres) como registrador de la Propiedad y posteriormente se trasladó a Cáceres. Perteneció a la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos y fundó la Revista de Extremadura (1899-1911) junto a Publio Hurtado, Joaquín Castel, Gabriel Llabrés, Manuel Castillo, Vicente Paredes, José Luis Gómez Santana, Juan Sanguino y el marqués de Castrofuerte y la dirigió, con el primero, entre 1899-1901. En su primer número, de enero de 1899, escribió un artículo sobre el tema "Contribución al estudio del Derecho medieval extremeño". [2]
            Según cuenta uno de sus tataranietos, en su blog Historia de los Berjano, su ascendiente fue compañero de clase y promoción de Leopoldo García-Alas y Ureña (Clarin) (Zamora, 1852-Oviedo, 1901). Su obra más reconocida, sobre Luis de Morales, fue traducida al inglés y francés en siete ediciones, lo que le llevó a apadrinar una exposición en el Museo del Prado de Madrid durante el mes de mayo de 1917. El rey Alfonso XIII se apoyó en él y le mantuvo al frente de todas las comisiones de exposiciones internacionales, como la de París de 1900 y nacionales como la Hispano-Francesa de  Zaragoza en 1908. Asimismo, fue uno de los acompañantes del rey en su viaje a Las Hurdes en junio de 1922.[3]
            Sin ser extremeño, es considerado uno de los intelectuales que más hicieron por la cultura de nuestra tierra, siendo pionero en los estudios sobre la Sierra de Gata.  Entre sus estudios destacan: Costumbres jurídicas de la Sierra de Gata (1901), Poetas placentinos contemporáneos de Lope de Vega (1901), Extremadura en las obras de Cervantes (1905), El pintor Luis de Morales, el Divino (1918), Costumbres jurídicas de la Sierra de Gata (1901), Discurso preliminar al Fuero de Plasencia (1906), Ensayo de un vocabulario del dialecto de la Sierra de Gata (1909), El pintor Juan Carreño de Miranda: 1614-1685. Su vida y sus obras (1925) y París en MDXCVIII. La Corte de Enrique IV en Francia vista por un español coetáneo (1932).[4] Tan solo uno de los artículos que escribió dejó de ser publicado en la Revista de Extremadura, concretamente en el Boletín de la Real Academia de la Historia. Sus textos presentan una temática relacionada con el derecho medieval, la biografía, el arte, las costumbres y tradiciones y la economía.[5]
____________________________



[1] Vid.: Pares. Portal de Archivos Españoles. Gobierno de España. Ministerio de Cultura. Berjano Escobar, Daniel.
 
[3]  Vid.:  El Bachiller de Trebejo: Cálamo Currente, en el blog la Historia de los Berjano.(https://lahistoriadelosberjano.com/).
 
[4] Vid.:  Enciclopedia de Oviedo: Daniel Berjano Escobar.
 
[5] Vid. Bibliografía placentina.  Daniel Berjano Escolar. Tomo II. Artículos, pág. 554.