jueves, 27 de junio de 2019

LOS NÚMEROS ROMANOS PERDIDOS EN EL FESTIVAL DE TEATRO DE MÉRIDA

          
           A nadie que llegue a Mérida por cualquier vía le pasarán inadvertidos los numerosos carteles indicativos de que hoy se inaugurare el "65 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida 2019", "el festival de teatro clásico más antiguo de los que se celebran en España" y "considerado el más importante en su género", así como las obras que se representan este año y sus fechas.[1] Sin embargo, parece que, desde hace años hemos perdido la romanidad del Festival y hemos sustituido los números de su ediciones por los ordinales, utilizados para ordenar los elementos de una serie y el lugar que ocupan dentro de ella. Si sostenemos, como afirma la web del Consorcio, que "el teatro romano es el que funciona como tal más antiguo del mundo" [2], con las sesenta y tres ediciones celebradas desde 1933, en que Margarita Xirgu como protagonista de Medea, lo reinaugurare por segunda vez en la época moderna, resulta cuando menos sorprendente que, desde hace años, los números ordinales hayan sustituido a los tradicionales romanos que se utilizaren en ediciones anteriores.
 
            Los números romanos tienen de por sí valor nominal, por lo que no se añade ninguna letra volada: XVII Juegos Olímpicos de la era moderna (decimoséptimos). Los números romanos se emplean para expresar los siglos (siglo XXI); para los nombres propios de papas (Juan Pablo II), reyes (Felipe VI); congresos, ferias, festivales (LXV Festival de Teatro Clásico de Mérida), simposios, certámenes; en libros, volúmenes, cantos, capítulos, secciones y divisiones de una publicación; en los actos y escenas de una obra de teatro y para numerar las páginas de los prólogos y principios de un libro; en las divisiones militares, armadas, cuerpos del ejército, agrupaciones o grupos; en las carreteras nacionales radiales (la N-V atraviesa la provincia de Badajoz) ...[3]
 
            Confundimos los números cardinales, que expresan cantidad (he comprado dos sandías) con los ordinales (que expresan orden, el lugar que ocupan en una serie determinada dentro de una serie ordenada de un determinado elemento, que identifica e individualiza el sustantivo al que hace referencia): es el primer prólogo que escribo. Hay dos tipos de números cardinales, los simples y los compuestos. El simple abarca del cero al quince; los compuestos están compuestos por la unión de varios simples. Los cardinales comprendidos entre el dieciséis y el diecinueve y entre el veintiuno y el veintinueve se escriben con una sola palabra y, a partir del treinta, se expresan con dos palabras, utilizando la conjunción: treinta y uno, noventa y ocho... Cuando un cardinal ejerce la función del sustantivo se escribe siempre en masculino: el cinco, el nueve..., tan cantado por los niños del colegio madrileño de San Ildefonso que anuncian los números premiados en la Lotería Nacional. El cardinal adopta el género del sustantivo al que se refiere.
 
            La escritura de los números romanos se basa en el uso de siete letras del alfabeto, a las que se les asigna un valor numérico fijo: I= 1; V =5; X = 10; L= 50; C =100; D= 500; y M= 1.000.[4] No sé si a mi querido amigo, el dramaturgo Martínez-Mediero, que tanto luchó por el Festival de Teatro Clásico de Mérida, o a su actual director, Jesús Cimarro, le habrán pasado inadvertidas estas consideraciones. A mí, no. Como tampoco a otros, como a la revista "Grada" que, en su agenda de hoy, escribía: "LXV Festival de Teatro Clásico de Mérida", "XX Festival de luna al fuego" en Zafra; "III partido de baloncesto inclusive de Cocemfe", "XXX Festival de Teatro Clásico de Cáceres"... Hemos arrinconado los números romanos por los cardinales, quizá porque en las bases de los concursos de carteles no se exije que el número del festival debe ir en números romanos o porque los dibujantes no supieren cómo se escriben, con lo fácil que resulta buscar su conversión en Internet, como las operaciones matemáticas enrevesadas se hacen hoy con las calculadoras, en lugar de quebrarse la cabeza. Desde luego, los cartelistas no se la quiebran: ponen 65 y tan tranquilos.
 
            En cierta ocasión fui convocado durante mi estancia profesional en Mérida a una reunión en la que se abordaban los preparativos de un Foro cuya primera edición iba a celebrarse en Zafra. Al ver el cartel, ya editado, me sorprendí al leer su leyenda: el número I romano con un er voladito, como quienes escriben María con la a voladita (Mª), a todas luces incorrecto. Dije: si ustedes suprimen el er, cómo leemos el acontecimiento que anunciamos: exactamente igual: "I Foro de..." (Primer Foro de...") Se avinieron a corregirlo y tirar los ya editados.
 
            Veintiún siglos para esto: para dejar atrás la numeración romana de quienes fundaren el templo de la palabra y su festival. Rivas Cherif, cuñado de Azaña, dijo de la representación de Medea: "En vista del éxito, instituiremos una serie de festivales clásicos en el Teatro Romano de Mérida, durante la primera quincena de junio de cada año. Queremos hacer de aquellas ruinas un Salzburgo o una Siracusa" [5], pero con numeración romana..., como marca la tradición que nos legaron los romanos, no solo nuestros hermanos árabes.
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[1] Vid.: Web del Consorcio del Festival Internacional Teatro Clásico de Mérida 2019. (https://www.festivaldemerida.es/el-festival/).
 
[2] Vid.: Ob. cit.
 
 


JOSÉ MARÍA COMESAÑA, PERIODISTA EMERITENSE DE RADIO Y TELEVISIÓN



           José María Comesaña (Mérida, 1949; Madrid, 02/09/1996) fue un periodista emeritense de radio y televisión, fallecido a la temprana edad de 47 años. Inició su andadura profesional en la emisora Radiocadena Española. En 1974 ingresó en TVE, donde fue locutor de continuidad y pronto se especializó en la crítica cinematográfica.
            Durante veinte años desarrolló su profesión en los más variados programas de TVE, desde Revistero (1975-1976), con Tico Medina, a Los espectáculos (1979), de Maruja Callaved, junto a Isabel Bauzá; La mujer del juez (1984), De película (1982), De siete en siete y De hombre a hombre (1985), De par en par (1991), de Javier Vázquez; Días de cine (1991-1992) y El show de la una (1993). Entre otros trabajos destaca la retransmisión de la boda de Rocío Jurado junto a Terelu Campos.
 
            Fue guionista del programa musical Aplauso, junto a José Luis Fradejas y José Ramón Pardo, dirigido por José Luis Uribarri y realizado por Hugo Stuven, estrenado en TVE el 07/06/1978 que, a partir de septiembre, pasó a formar parte de la parrilla de los sábados por la tarde, donde se mantuvo durante cinco años y que fue uno de los programas más recordados del público de entonces.
 
            En septiembre de 1985 presentó el programa Caliente y frío, junto a Isabel Baeza, en la Cadena COPE. Sus últimos trabajos fueron de la mano de María Teresa Campos, como cronista de sociedad, en su programa Pasa la vida (1993-1996), en el que permaneció durante seis meses antes de su fallecimiento en el hospital de La Princesa de Madrid tras una larga enfermedad. Sus restos mortales fueron incinerados en el cementerio de La Almudena de Madrid.
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sábado, 22 de junio de 2019

FÉLIX GRANDE, POETA, NARRADOR, FLAMENCÓLOGO E HIJO PREDILECTO DE MÉRIDA


            Félix Grande Lara (Mérida, 04/02/1937; Madrid, 30/01/2014), fue un poeta, narrador, crítico español encuadrado en la Generación del 50 y ensayista, considerado uno de los grandes renovadores de la poesía española de los años sesenta del siglo XX. Su padre era guardia de asalto republicano y su madre trabajó en un hospital de Mérida durante la Guerra Civil. Estuvo casado con la poetisa Francisca Aguirre, Premio Nacional de Poesía, como él, con la que tuvo una hija, también poetisa, Guadalupe Grande. Su suegro, el pintor Lorenzo Aguirre, fue ejecutado a garrote vil por el franquismo. [1]
            Desde los 2 a los 20 años pasó su infancia y juventud en Tomelloso (Ciudad Real), donde trabajó como cabrero, siguiendo la tradición familiar y vaquero, vinatero y vendedor ambulante. En 1957 se traslada a Madrid donde trabaja en oficios alejados de la literatura. Allí se inicia como guitarrista flamenco y en 1961 comienza a trabajar como redactor en Cuadernos Hispanoamericanos, órgano literario de la Agencia Española de Cooperación Internacional, de la que llegó a ser director entre 1983 y 1996. Con la llegada al Gobierno de la nación del PP, fue destituido y pleiteó para ser restituido en el cargo, que logró. Asimismo, dirigió la revista de arte Galería (1989) y la colección El Puente literario de la editorial Edhasa (1969-1971). En 1963 logra el premio Adonais de poesía por su obra Las piedras, con el que inicia su carrera literaria. Dos años después obtuvo su primer galardón de narrativa, el premio Eugenio d´Ors por su novela corta Las calles. En 1965 publica Música amenazada (Premio Guipúzcoa).  Premio Casas de las Américas 1967 por su libro Blanco spirituals. En 1978 recibe el Premio Nacional de Poesía por Las rubáiyatas de Horacio Martín. En 2010 volvió a escribir poesía con su Biografía (1958-2010) y Libro de familia (2011).
            Como narrador, destacan sus obras Por ejemplo, doscientos (1968), Parábolas (1975), Lugar siniestro este mundo, caballeros (1980), Fábula (1991), Decepción (1994), El marido de Alicia (1995), Sobre el amor y la separación (1996) y La balada del abuelo Palancas (2003).
            Como flamencólogo, escribió, entre otras, Memoria del flamenco (1996), Premio Nacional de Flamencología; Agenda flamenca (1985), García Lorca y el flamenco (1992) y Paco de Lucía y Camarón de la Isla (1998), edición de lujo para coleccionistas.
            Entre sus numerosos premios y distinciones, caben citar: premio Alcaraván 1962, Gabriel Miró 1966, Casa de las Américas 1967, premio Felipe Trigo de Narración Corta por El marido de Alicia, Premio Nacional de Flamencología 1980, premio Barcarola 1989, premio Manuel Alcántara 1996, Mejor Escritor de Temas Flamencos, de la revista El Olivo, 1998; Premio Extremadura a la Creación 2004, Premio Nacional de las Letras Españolas 2004, premio Quijote a la Creación Literaria, 2007; premio Comunicación 2008 de la Cadena SER de Ciudad Real; hijo adoptivo de Chuco, por sus trabajos de estudio y difusión de la poesía de César Vallejo (1988); miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (1997), hijo adoptivo de San Roque  (Cádiz, 2001), Medalla de Oro de Castilla-La Mancha (2005), miembro correspondiente de la Real Academia Hispano Americana (Cádiz, 2005), miembro de número de la Real Academia de Extremadura de las Artes y las Letras (2009), Hijo Predilecto de Mérida (2010).
             Sus restos mortales descansan en el cementerio de Tomelloso.
            En la hora de su muerte, los medios informativos destacaron su aportación a la poesía, la narrativa y el flamenco. Así, ABC afirmaba: "Félix Grande destacó siempre la importancia que la poesía tuvo en su vida. Él mismo llegó a definirla como el resultado del conocimiento de que las palabras son mayormente infinitas que yo y de la suma de las lecturas a otros poetas a los que consideró sus maestros, como Antonio Machado, Neruda, García Lorca, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez o José Hierro". [2] En El País, un periodista extremeño, Javier Rodríguez Marcos, recordaba al que llamó Biografía a su poesía reunida y Libro de familia a su último poemario, "por si quedaba alguna duda sobre la relación entre literatura y vida" y añadía: "En él habla de los suyos..., de su mujer y de su hija y de su madre que amenazaba con suicidarse porque llevaba dentro el "espanto" de la Guerra Civil... Aquella madre trabajaba en el hospital de Mérida mientras el padre combatía en el bando republicano y por eso Félix Grande nació el 4 de febrero de 1937 en la capital extremeña, concretamente, donde se juntan, otra vez las palabras, la calle Concordia y la calle del Calvario, no lejos del Guadiana. Niño de la guerra, la contienda marcó al muchacho como alguien que siempre estuvo entre dos calles: fue extremeño de Tomelloso (Ciudad Real) --donde pasó su infancia y donde será enterrado--, guitarrista flamenco consagrado a la poesía y poeta a caballo entre la generación de los cincuenta y la de los novísimos." [3] "Grande -decía El Confidencial-- no solo fue un poeta, narrador y ensayista traducido a doce idiomas, sino uno de los más importantes investigadores del flamenco, al que dedicó mucha de su actividad en los últimos años como conferenciante." [4] El Cultural le despedía así: "Este verano, Grande compartió por última vez sus vastos conocimientos en el curso de la Universidad Menéndez Pelayo Memoria y celebración del flamenco. Defensor de su alto valor cultural, dijo en aquella ocasión: Siempre ha habido una especie de resistencia del poder cultural, pero son murallas que desde hace unos años están cayendo." [5]
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[1] Vid.: Robles Blanco, Feliciano: Extremeños ilustres, en https://extremenosilustres.blogspot.com/p/presentacion.html.
 
[2]  Vid.: Fallece el poeta Félix Grande, en ABC, de 30/01/2014.
 
[3] Vid.: Rodríguez Marcos, Javier: Adiós a Félix Grande: Caeré diciendo que era buena la vida, en El País, de 30/01/2014.
 
[4] Vid.:  Muere el poeta Félix Grande a los 76 años, en El Confidencial, de 30/01/2014.
 
[5]  Vid.: Muere el poeta y flamencólogo Félix Grande, en El Cultural, de 30/01/2014.

miércoles, 19 de junio de 2019

ACCESIBILIDAD UNIVERSAL


           La reciente constitución del Congreso de los Diputados en la XIII Legislatura ha puesto de relieve el problema con el que se enfrentan los discapacitados físicos para hacer una vida normal en edificios públicos que no fueron hechos para ellos, ni se han adaptado aún a las previsiones legales. Según datos del Consejo General de Colegios y Administradores de Fincas de España, cerca del 75 por ciento de los edificios no cumple con los principios de accesibilidad universal. La eliminación de barreras arquitectónicas, necesaria para garantizar la igualdad de oportunidades, continúa siendo una asignatura pendiente en nuestro país. Los aspectos concernientes a la eliminación de barreras arquitectónicas se encuentran regulados en diferentes leyes y decretos que afectan a todo tipo de edificios y fincas. La Ley 8/2013, de 26 de junio, sobre la rehabilitación, regeneración y renovación urbanas reforzaba el Decreto 1/2013 sobre accesibilidad, que garantizaba la promoción de la accesibilidad universal, definiendo el concepto: condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posibles y "ajustes razonables" (modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas del ambiente físico, social y actitudinal a las necesidades específicas de las personas con discapacidad, ambos relacionados con la eliminación de barreras arquitectónicas. La Administración se ha adaptado antes a los elementos de seguridad física y a las nuevas tecnologías que a la eliminación de las barreras arquitectónicas para permitir la accesibilidad universal. Y  todavía llama la atención que el presidente y un ujier tengan que acercarse a la última fila del hemiciclo para que pueda votar un diputado discapacitado. En esta Legislatura hay dos representantes con discapacidad, el más conocido sufre atrofia muscular espinal y otro que padece un cincuenta por ciento de pérdida auditiva; pero antes que ellos estuvieron dos diputados en legislaturas anteriores que obligó al Congreso a adaptar sus instalaciones. Nunca podrán acceder a la tribuna para hablar. Como ellos, miles en toda España no pueden acceder aún a edificios públicos por las barreras físicas que se lo impiden. Y no son noticia, como estos, aunque la ley obligue a todos a cumplirla.

sábado, 15 de junio de 2019

EL ALCALDE QUE RECUPERÓ SU SILLÓN TRUJILLANO ONCE AÑOS DESPUÉS...





       
José Antonio Redondo,
Alcalde de Trujillo
     José Antonio Redondo Rodríguez
(Ibahernando, Cáceres, 1958) sea quizás hoy uno de los contados alcaldes que vuelve a recuperar su sillón trujillano once años después de dejarlo gracias a las últimas elecciones. El pasado 26 de mayo, la lista encabezada por Redondo logró 7 concejales de los 13 que componen la corporación por 6 del PP. La vuelta a su antiguo sillón, que mantuvo desde 1996 hasta 2008 (doce años), estaba asegurada.
            Redondo tenía entonces 50 años; hoy tiene 61. Es doctor en Historia Antigua por la Universidad de Extremadura e imparte clases en la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres.
            En este largo ínterin, sucedieron cosas ya olvidadas. Fue elegido alcalde gracias a una moción de censura del PSOE e IU a su predecesor, Agustín Villanueva. Dimitió de sus funciones tras el escándalo que provocó su detención al conducir ebrio. Fue condenado a 40 días de trabajos sociales en beneficio de la comunidad, 3.260 euros de multa y retirada del carnet de conducir durante un año y medio por un delito contra la seguridad del tráfico y una falta por desobedecer a los agentes de la Guardia Civil.[i] Le sustituyó Cristina Blázquez Bermejo, número 2 en las listas del PSOE, [ii] tras empatar a seis votos con el candidato del PP y al ser la representante del partido con el mayor número de votos en las anteriores elecciones. A primeros de mayo, Redondo puso su cargo a disposición del partido, que le aceptó la renuncia. [iii]
            Redondo es doctor en Historia Antigua por la Universidad de Extremadura, en cuya Facultad de Filosofía y Letras  imparte clases. [iv]  Su tesis de doctorado versó sobre el tema Protohistoria y romanización de la región turgaliensis (Universidad de Extremadura, 1987). Ha publicado diversas obras, entre ellas Leyendas trujillanas (2007) [v] y Las aventuras y desventuras de Perico el de la mula (Asamblea de Extremadura, 2008). Es autor de numerosos artículos en revistas sobre temas de su especialidad y colaboraciones en obras colectivas.
            En 2011, José Antonio Redondo retomó su carrera política en su pueblo natal, Ibahernando (Cáceres), donde fue elegido alcalde por el PSOE en dos legislaturas. En 2011 (PSOE, 4; PP, 3) y en 2015 (PSOE, 5; PP, 2) [vi] A primeros de abril de este año se anunciaba su candidatura a la Alcaldía de Trujillo por el PSOE, a falta de ser ratificado en asamblea.[vii] En las pasadas elecciones del 26 de mayo, Redondo logró volver a la alcaldía trujillana once años después [viii] y declaraba: "Es una satisfacción personal y política y veo la ilusión de los compañeros que me abrazan como si fuera la primera vez que me presenté... hace ya tanto tiempo" y añadía: "No sé si soy un trujillano con corazón viveño --el nombre con que se conoce a los de Ibahernando--, o un viveño con corazón trujillano. He tenido la enorme satisfacción de haber ganado las elecciones en mis dos pueblos." [ix]
            El 29/05/2008, el alcalde José Antonio Redondo hacía pública ante el pleno su dimisión oficial como regidor de la ciudad y concejal. Los portavoces de PP e IU-SIEX y los periodistas que seguían la información municipal, asistentes habituales a las sesiones, se admiraban al ver el salón de actos repleto de ciudadanos expectantes ante la dimisión de su alcalde. Redondo dijo que "las decisiones las toman las personas y los tiempos los marca el partido" y añadió: "Me voy sin rencor alguno hacia nadie", para recordar después el proverbio latino: "Facta, non verba" (los hechos, no las palabras), a los que añadió la conjunción copulativa, "facta et verba" (los hechos y las palabras), queriendo significar que hubiere de ser juzgado si sus palabras no coincidieren con los hechos y concluyó: "Me pongo en manos de la Historia y que ella me juzgue", ante el aplauso de la mayoría de los asistentes... Era un pleno ordinario con siete puntos sin asuntos importantes. En el último punto, ruegos y preguntas, los portavoces de la oposición le preguntaron por su dimisión, ya presentada días antes en el registro. Antes, hubo de decirle a un concejal, que parecía tener prisa para ello, que no había llegado el momento y que seguía el orden del día. Y el momento, al fin, llegó. Redondo había moderado el pleno con autoridad y rigor y, con toda naturalidad, anunció la dimisión prevista. La mayoría aplaudió; quizás otros respiraron. Fui testigo de ello.
            Hoy, Redondo toma posesión por cuarta vez como alcalde de Trujillo, su otro pueblo, once años después, en su primer salón de plenos, cuyo rico y bello artesonado acoge la voz del pueblo. Al día siguiente, hubiere escrito un artículo en mi blog titulado "Hechos y palabras en la dimisión de Redondo" [x], en el que afirmaba: "Al invocar los hechos junto a las palabras, Redondo apela a la Historia que reúne aciertos y errores, para expresar en el fiel de la balanza que unos deben compensar los otros; que nadie puede ser descalificado por un delito humano, juzgado y sentenciado, sino por el conjunto de sus hechos y palabras, más aún en el ámbito político. Y el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra."
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[i] Vid. Bravo, I: Redondo, condenado a 40 día de trabajos sociales por conducir ebrio, en El Periódico Extremadura de 10/05/2008.
 
[ii] Vid.:  Cristina Blázquez Bermejo se convierte en la nueva alcaldesa de Trujillo (Cáceres), en El Economista, de 09/06/2008.
 
[iii] Vid. Ícaro Press/Efe: El alcalde de Trujillo presenta su dimisión, en Efe/Ícaro Press, de 12/05/2008.
 
[iv] Vid.: Web Universidad de Extremadura. Conoce la Uex. Departamentos. Ciencias de la Antigüedad. Personal. José Antonio Redondo Rodríguez.
 
[v] Vid.: Sánchez Pablos: El alcalde de Trujillo compendia en un libro quince leyendas locales, en El Periódico Extremadura, de 10/05/2007 y Dialnet.
 
 
[vii] Vid.: Sánchez Pablos, Javier: José Antonio Redondo, candidato a la Alcaldía por el PSOE, en Diario Hoy, de 05/04/2019.
 
[viii]  Vid.: Redondo (PSOE) vuelve a la Alcaldía de Trujillo once años después, en canalextremadura.es, de 26/05/2019.
 
[ix] Vid.: Ob. cit.
 
[x]  Vid.: Pinero, Félix: Hechos y palabras en la dimisión de Redondo, en su blog Puerta de la Villa (http://felixpineroradiointerior.blogspot.com/2008/05/) de 15/05/2008.
 

miércoles, 12 de junio de 2019

JOSÉ RAMÓN MÉLIDA, DESCUBRIDOR DE LA MÉRIDA ROMANA



José Ramón Mélida y Alinari (Madrid, 26/10/1856; 30/12/1933) fue un escritor, arqueólogo y profesor universitario español, hijo del jurisconsulto Nicolás Mélida  y Lizana y de la florentina Leonor Alinari y Adarve. Fue el menor de varios hermanos: Enrique (pintor), Arturo Federico (arquitecto), Alberto y Carmen. Alberto y Federico siguieron los pasos del padre y emprendieron el camino de la abogacía. El primero terminaría en Puerto Rico, donde desempeñó un alto cargo de la Administración. Carmen falleció a los 18 años. Enrique, dieciocho años mayor que José Ramón, estudió Derecho. Arturo Mélida destacó como escultor, arquitecto, pintor y decorador de excelente factura. Suyos fueron el Monumento a Colón, erigido en Madrid y el sepulcro de Colón en la catedral de Sevilla.[1]
            A los 17 años, Mélida inició su titulación en la Escuela Superior Diplomática, que marcaron  sus tempranas preferencias temáticas: la Arqueología egipcia y oriental y las Bellas Artes. En 1876 ingresó en el Museo Arqueológico Nacional. En abril de 1881 ingresó como ayudante en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. En 1884 fue nombrado ayudante de segundo grado del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. En 1899 ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1901 se hizo cargo de la dirección del Museo de Reproducciones Artísticas, que ocuparía durante dieciséis años. En 1906 ingresó en la Real Academia de la Historia.
            Su primera gran obra de conjunto fue el Catálogo Monumental de Badajoz, elaborado entre los años 1907 y 1910, que completó con el de Cáceres, redactado entre 1914 y 1916. La excavación de la ciudad celtíbero-romana de Numancia representa uno de los capítulos más interesantes de la historia de la arqueología española  En 1906 se nombra una comisión de excavaciones en la que figuraba Mélida, en calidad de académico de San Fernando, cuyos trabajos fueron divulgados entre 1916 y 1924 en las Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades. El 18 de septiembre de 1919, Mélida pronunció el discurso inaugural del Museo Numantino ante el rey Alfonso XIII. En 1912 tomó posesión de la cátedra de Arqueología de la Universidad Central de Madrid, que abandonaría en 1927.
            La excavación de la ciudad romana de Mérida se convirtió en la mayor aportación de Mélida en su trayectoria como arqueólogo de campo. Con la experiencia acumulada durante cinco años en Numancia, la capital extremeña le catapultó como el padre de la arqueología. El teatro, el monumento que más atención reclamaba, contó con el concurso de la Subcomisión de Monumentos, de la que formaban parte Juan Grajera, Manuel Gutiérrez, Casimiro González, Alfredo Pulido y Maximiliano Macías. Tras el teatro (1910-1915), fueron excavados el anfiteatro (1915-1919), una casa-basílica romano-cristiana (1916), el circo (1920-1025) y la posescena del teatro (1929-1931). [2] Mélida ha sido considerado padre de la Arqueología española y descubridor del Teatro Romano. [3]
            Uno de los momentos más relevantes en la trayectoria profesional de Mélida fue su nombramiento como director del Museo Arqueológico Nacional (1916-1930), a cuya jubilación fue nombrado director honorario y presidente de la Junta del Patronato del museo. Perteneció al Instituto Arqueológico Romano-Germánico, a la Sociedad de Anticuarios de Londres, al Instituto Arqueológico Romano-Germánico y a la Hispanic Society de Nueva York y fue consejero de Instrucción Pública.
            Uno de sus biógrafos, Casado Rigalt, afirma que "una de las regiones que más se benefició de la actividad profesional de José Ramón Mélida fue Extremadura. "Desde que Mélida --afirma-- abordó la realización de los Catálogos monumentales de Badajoz y Cáceres en 1907, su interés por la arqueología extremeña fue una constante que le convertiría en el principal valedor y representante del patrimonio extremeño durante el primer cuarto del siglo XX. Tres fueron los capítulos en los que la contribución de José Ramón Mélida a cuestiones arqueológicas extremeñas es incontestable: los catálogos de Badajoz y Cáceres, la dirección en la excavaciones de Augusta Emérita y la gestión y posterior adquisición para el Museo Arqueológico Nacional del tesoro cacereño de La Aliseda."[4]
            "Mélida empezó su labor en Extremadura el año de 1906, al ser encargado de la redacción de los dos Catálogos Monumentales de Cáceres y Badajoz. Entonces se obsesionó con el Teatro Romano de Mérida (seguramente la obra que más fama le ha dado) y jamás olvidó esta región, que le atraía sobremanera por las inmensa posibilidades que presentaba", afirma de él otro impulsor de la arqueología emeritense. José Álvarez Saénz de Buruaga, quien añade que "dirigió la instalación del Museo, dando normas desde Madrid en 1929 para colocar la sección epigráfica y la escultura. Bien ganado consideramos por todo ello el título de hijo adoptivo con que le honró la ciudad y también la dedicación de una de sus calles".[5]
            Sobre su amplísima obra, Sáenz de Buruaga anota que escribió 87 obras sobre la Extremadura arqueológica, de las cuales 36 corresponden a Mérida, 23 al resto de la provincia de Badajoz y 28 a la de Cáceres, entre las que no se incluyen las dos Memorias de excavaciones firmadas con Macías.  Entre las de la provincia de Badajoz, habría que destacar la "Memoria acerca de las excavaciones en Mérida" (1916), "Memoria de los trabajos practicados en las excavaciones de Mérida" (1917), "Memoria de las excavaciones practicadas en el anfiteatro romano de Mérida de 1916 a 1918"; "El anfiteatro y el circo romanos de Mérida (memoria de las excavaciones practicadas en 1919 y 1920 y entre 1920 y 1925"; "Excavaciones arqueológicas de la ciudad de Mérida"; "Las excavaciones de Mérida. Últimos hallazgos" (1913); "Conjunto de monumentos de Mérida" (1911), "El teatro romano de Mérida"; "El teatro y el anfiteatro romanos de Mérida" (1919); "Las termas romanas de Alange" (1920) y "Catálogo Monumental de España. Provincia de Badajoz (1925-1926)", tres volúmenes. En la provincia de Cáceres, "Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres" (1924, tres volúmenes), "Tesoro de Aliseda" (1921), "Noticia del aljibe de la Casa de las Veletas de Cáceres" (1917); "El exconvento de San Benito de Alcántara" (1914), "Informe acerca de declaración de monumento nacional del puente de Alcántara (Cáceres) (Junio de 1924), "Monumentos romanos de la antigua Augustóbriga, hoy Talavera la Vieja, en la provincia de Cáceres" (1919)... "Mélida, por todo esto y mucho más, --concluye Sáenz de Buruaga-- quedará siempre como gran figura nacional y extremeña del saber." [6]
            Mélida logró por su obra numerosas distinciones, nombramientos y méritos: miembro de la Associazione Internazionale per gli Studi Mediterranei, de Roma (febrero de 1930); Real Academia de Bellas Artes de Barcelona; la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, la Sociedad Numismática de Buenos Aires y distinciones como el premio Duseigneur de Arqueología por la Academia de Inscripciones y Bellas Artes de París, las Grandes Cruces de Isabel la Católica y Alfonso XII, la Gran Cruz Oficial de la Corona de Italia, de Leopoldo de Bélgica, de Instrucción Pública y la Gran Cruz de Caballero de la Legión de Honor de Francia, además de otras ya mencionadas.[7]
           Guisado Rigalt sostiene que "Mélida se valió de su temprana vocación de novelista para anticipar su gusto por la antigüedad. Sus novelas --afirma-- representan la reconciliación de la literatura con la ciencia, de la historia con la novela. La arqueología le proporcionó la coartada perfecta para hacer del detallismo un recurso docente". Añade que, como hombre de letras que fue en el siglo XIX, cultivó el género de la novela sin apartar su mirada de la arqueología y el mundo de los museos. Durante varios años de su vida, entre 1880 y 1901, llegó a publicar ocho novelas, que quedaron repartidas entre obras de inspiración histórica, drama e incluso novelas con tintes de comedia. Su primera novela, "El sortilegio de Karnak", escrita en colaboración con Isidoro López Lapuya (1880), muestra el interés del autor por el Egipto faraónico y el deseo de cultivar la novela histórica. Dos años después publica "Diamantes americanos", una concesión del autor al amor y al sentimentalismo. En su tercera novela, "El demonio con faldas" (1886), Mélida se autodeclara como "medium escribiente" del gato de una familia madrileña. En  "Luisa Minerva" (1886) hace un retrato de la época social. "A orillas del Guadarza" (1887) se adentra en la vida cotidiana de un pueblo imaginario, a orillas de un río imaginario, el Guadarza, un acercamiento al ambiente rural cotidiano. En 1894 ve la luz "Salomón, rey de Israel: leyenda bíblica", la obra cumbre de su producción novelesca. El mismo año publica "Don Juan decadente". En 1901 cierra su producción con "Siete veces feliz".[8]
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[1] Vid.:  Guisado Rigalt, Daniel: Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia. José Ramón Mélida y Alinari (http://dbe.rah.es/biografias/12536/jose-ramon-melida-y-alinari).
 
[2]  Vid. ob. cit.
 
[3]  Vid.: Wikipedia.
 
[4] Vid.: Casado Rigalt: José Ramón Mélida, impulsor de la arqueología extremeña en el primer cuarto del siglo XX, en http://www.dip-badajoz.es/cultura/ceex/reex_digital/reex_LXII/2006/T. LXII n. 1 2006 en.-abr/RV000670.pdf.
 
[5]  Vid.: Álvarez Sáenz de Buruaga, José: Don José Ramón Mélida y don Maximiliano Macías. Su obra arqueológica en Extremadura.  Conferencia pronunciada en el Liceo de Mérida el 15 de abril de 1944, en http://www.dip-badajoz.es/cultura/ceex/reex_digital/reex_I/1945.pdf.
 
[6] Vid.: Ob. cit.
 
[7]  Vid.: Ob. cit. de Guisado Rigalt.
 
[8]  Vid.:  Casado Rigalt:  De la novela a la arqueología de campo: incursiones literarias de José Ramón Mélida (1880-1901). Universidad a Distancia de Madrid, en Vínculos de Historia, núm. 1, 2012.