miércoles, 12 de junio de 2019

JOSÉ RAMÓN MÉLIDA, DESCUBRIDOR DE LA MÉRIDA ROMANA



José Ramón Mélida y Alinari (Madrid, 26/10/1856; 30/12/1933) fue un escritor, arqueólogo y profesor universitario español, hijo del jurisconsulto Nicolás Mélida  y Lizana y de la florentina Leonor Alinari y Adarve. Fue el menor de varios hermanos: Enrique (pintor), Arturo Federico (arquitecto), Alberto y Carmen. Alberto y Federico siguieron los pasos del padre y emprendieron el camino de la abogacía. El primero terminaría en Puerto Rico, donde desempeñó un alto cargo de la Administración. Carmen falleció a los 18 años. Enrique, dieciocho años mayor que José Ramón, estudió Derecho. Arturo Mélida destacó como escultor, arquitecto, pintor y decorador de excelente factura. Suyos fueron el Monumento a Colón, erigido en Madrid y el sepulcro de Colón en la catedral de Sevilla.[1]
            A los 17 años, Mélida inició su titulación en la Escuela Superior Diplomática, que marcaron  sus tempranas preferencias temáticas: la Arqueología egipcia y oriental y las Bellas Artes. En 1876 ingresó en el Museo Arqueológico Nacional. En abril de 1881 ingresó como ayudante en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. En 1884 fue nombrado ayudante de segundo grado del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. En 1899 ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1901 se hizo cargo de la dirección del Museo de Reproducciones Artísticas, que ocuparía durante dieciséis años. En 1906 ingresó en la Real Academia de la Historia.
            Su primera gran obra de conjunto fue el Catálogo Monumental de Badajoz, elaborado entre los años 1907 y 1910, que completó con el de Cáceres, redactado entre 1914 y 1916. La excavación de la ciudad celtíbero-romana de Numancia representa uno de los capítulos más interesantes de la historia de la arqueología española  En 1906 se nombra una comisión de excavaciones en la que figuraba Mélida, en calidad de académico de San Fernando, cuyos trabajos fueron divulgados entre 1916 y 1924 en las Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades. El 18 de septiembre de 1919, Mélida pronunció el discurso inaugural del Museo Numantino ante el rey Alfonso XIII. En 1912 tomó posesión de la cátedra de Arqueología de la Universidad Central de Madrid, que abandonaría en 1927.
            La excavación de la ciudad romana de Mérida se convirtió en la mayor aportación de Mélida en su trayectoria como arqueólogo de campo. Con la experiencia acumulada durante cinco años en Numancia, la capital extremeña le catapultó como el padre de la arqueología. El teatro, el monumento que más atención reclamaba, contó con el concurso de la Subcomisión de Monumentos, de la que formaban parte Juan Grajera, Manuel Gutiérrez, Casimiro González, Alfredo Pulido y Maximiliano Macías. Tras el teatro (1910-1915), fueron excavados el anfiteatro (1915-1919), una casa-basílica romano-cristiana (1916), el circo (1920-1025) y la posescena del teatro (1929-1931). [2] Mélida ha sido considerado padre de la Arqueología española y descubridor del Teatro Romano. [3]
            Uno de los momentos más relevantes en la trayectoria profesional de Mélida fue su nombramiento como director del Museo Arqueológico Nacional (1916-1930), a cuya jubilación fue nombrado director honorario y presidente de la Junta del Patronato del museo. Perteneció al Instituto Arqueológico Romano-Germánico, a la Sociedad de Anticuarios de Londres, al Instituto Arqueológico Romano-Germánico y a la Hispanic Society de Nueva York y fue consejero de Instrucción Pública.
            Uno de sus biógrafos, Casado Rigalt, afirma que "una de las regiones que más se benefició de la actividad profesional de José Ramón Mélida fue Extremadura. "Desde que Mélida --afirma-- abordó la realización de los Catálogos monumentales de Badajoz y Cáceres en 1907, su interés por la arqueología extremeña fue una constante que le convertiría en el principal valedor y representante del patrimonio extremeño durante el primer cuarto del siglo XX. Tres fueron los capítulos en los que la contribución de José Ramón Mélida a cuestiones arqueológicas extremeñas es incontestable: los catálogos de Badajoz y Cáceres, la dirección en la excavaciones de Augusta Emérita y la gestión y posterior adquisición para el Museo Arqueológico Nacional del tesoro cacereño de La Aliseda."[4]
            "Mélida empezó su labor en Extremadura el año de 1906, al ser encargado de la redacción de los dos Catálogos Monumentales de Cáceres y Badajoz. Entonces se obsesionó con el Teatro Romano de Mérida (seguramente la obra que más fama le ha dado) y jamás olvidó esta región, que le atraía sobremanera por las inmensa posibilidades que presentaba", afirma de él otro impulsor de la arqueología emeritense. José Álvarez Saénz de Buruaga, quien añade que "dirigió la instalación del Museo, dando normas desde Madrid en 1929 para colocar la sección epigráfica y la escultura. Bien ganado consideramos por todo ello el título de hijo adoptivo con que le honró la ciudad y también la dedicación de una de sus calles".[5]
            Sobre su amplísima obra, Sáenz de Buruaga anota que escribió 87 obras sobre la Extremadura arqueológica, de las cuales 36 corresponden a Mérida, 23 al resto de la provincia de Badajoz y 28 a la de Cáceres, entre las que no se incluyen las dos Memorias de excavaciones firmadas con Macías.  Entre las de la provincia de Badajoz, habría que destacar la "Memoria acerca de las excavaciones en Mérida" (1916), "Memoria de los trabajos practicados en las excavaciones de Mérida" (1917), "Memoria de las excavaciones practicadas en el anfiteatro romano de Mérida de 1916 a 1918"; "El anfiteatro y el circo romanos de Mérida (memoria de las excavaciones practicadas en 1919 y 1920 y entre 1920 y 1925"; "Excavaciones arqueológicas de la ciudad de Mérida"; "Las excavaciones de Mérida. Últimos hallazgos" (1913); "Conjunto de monumentos de Mérida" (1911), "El teatro romano de Mérida"; "El teatro y el anfiteatro romanos de Mérida" (1919); "Las termas romanas de Alange" (1920) y "Catálogo Monumental de España. Provincia de Badajoz (1925-1926)", tres volúmenes. En la provincia de Cáceres, "Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres" (1924, tres volúmenes), "Tesoro de Aliseda" (1921), "Noticia del aljibe de la Casa de las Veletas de Cáceres" (1917); "El exconvento de San Benito de Alcántara" (1914), "Informe acerca de declaración de monumento nacional del puente de Alcántara (Cáceres) (Junio de 1924), "Monumentos romanos de la antigua Augustóbriga, hoy Talavera la Vieja, en la provincia de Cáceres" (1919)... "Mélida, por todo esto y mucho más, --concluye Sáenz de Buruaga-- quedará siempre como gran figura nacional y extremeña del saber." [6]
            Mélida logró por su obra numerosas distinciones, nombramientos y méritos: miembro de la Associazione Internazionale per gli Studi Mediterranei, de Roma (febrero de 1930); Real Academia de Bellas Artes de Barcelona; la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, la Sociedad Numismática de Buenos Aires y distinciones como el premio Duseigneur de Arqueología por la Academia de Inscripciones y Bellas Artes de París, las Grandes Cruces de Isabel la Católica y Alfonso XII, la Gran Cruz Oficial de la Corona de Italia, de Leopoldo de Bélgica, de Instrucción Pública y la Gran Cruz de Caballero de la Legión de Honor de Francia, además de otras ya mencionadas.[7]
           Guisado Rigalt sostiene que "Mélida se valió de su temprana vocación de novelista para anticipar su gusto por la antigüedad. Sus novelas --afirma-- representan la reconciliación de la literatura con la ciencia, de la historia con la novela. La arqueología le proporcionó la coartada perfecta para hacer del detallismo un recurso docente". Añade que, como hombre de letras que fue en el siglo XIX, cultivó el género de la novela sin apartar su mirada de la arqueología y el mundo de los museos. Durante varios años de su vida, entre 1880 y 1901, llegó a publicar ocho novelas, que quedaron repartidas entre obras de inspiración histórica, drama e incluso novelas con tintes de comedia. Su primera novela, "El sortilegio de Karnak", escrita en colaboración con Isidoro López Lapuya (1880), muestra el interés del autor por el Egipto faraónico y el deseo de cultivar la novela histórica. Dos años después publica "Diamantes americanos", una concesión del autor al amor y al sentimentalismo. En su tercera novela, "El demonio con faldas" (1886), Mélida se autodeclara como "medium escribiente" del gato de una familia madrileña. En  "Luisa Minerva" (1886) hace un retrato de la época social. "A orillas del Guadarza" (1887) se adentra en la vida cotidiana de un pueblo imaginario, a orillas de un río imaginario, el Guadarza, un acercamiento al ambiente rural cotidiano. En 1894 ve la luz "Salomón, rey de Israel: leyenda bíblica", la obra cumbre de su producción novelesca. El mismo año publica "Don Juan decadente". En 1901 cierra su producción con "Siete veces feliz".[8]
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[1] Vid.:  Guisado Rigalt, Daniel: Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia. José Ramón Mélida y Alinari (http://dbe.rah.es/biografias/12536/jose-ramon-melida-y-alinari).
 
[2]  Vid. ob. cit.
 
[3]  Vid.: Wikipedia.
 
[4] Vid.: Casado Rigalt: José Ramón Mélida, impulsor de la arqueología extremeña en el primer cuarto del siglo XX, en http://www.dip-badajoz.es/cultura/ceex/reex_digital/reex_LXII/2006/T. LXII n. 1 2006 en.-abr/RV000670.pdf.
 
[5]  Vid.: Álvarez Sáenz de Buruaga, José: Don José Ramón Mélida y don Maximiliano Macías. Su obra arqueológica en Extremadura.  Conferencia pronunciada en el Liceo de Mérida el 15 de abril de 1944, en http://www.dip-badajoz.es/cultura/ceex/reex_digital/reex_I/1945.pdf.
 
[6] Vid.: Ob. cit.
 
[7]  Vid.: Ob. cit. de Guisado Rigalt.
 
[8]  Vid.:  Casado Rigalt:  De la novela a la arqueología de campo: incursiones literarias de José Ramón Mélida (1880-1901). Universidad a Distancia de Madrid, en Vínculos de Historia, núm. 1, 2012.



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