domingo, 27 de febrero de 2022

ANTONIO CONCHA, UN PLACENTINO BENEFACTOR DE NAVALMORAL



    Antonio Concha y Cano (Plasencia, 1803: Navalmoral de la Mata, 1882) era hijo de Leoncio Concha, natural de Guadalupe, y María Antonia Cano, natural de Cañaveral. Sus padres le matricularon en el seminario de su ciudad natal, del que escapó en 1820 para unirse a los componentes de la Milicia Nacional.

    De ideología liberal, primero de la corriente progresista, sobre todo tras el Trienio Liberal, de 1820 a 1823, fecha en la que abandona el seminario de Plasencia, y republicano más tarde, en la línea de Nicolás Salmerón, Antonio Concha se establece en Cáceres dedicándose a la política y diversas actividades empresariales. Funda la Agencia General de Negocios y, poco después, con su socio Bernardino Gallardo, explotó la mina de fosforita “Esmeralda” de Cáceres (Aldea Moret), que arrendarían a Segismundo Moret.

    El 04/10/1854, en pleno Bienio Progresista, se celebran elecciones generales y Concha y Cano sale elegido diputado a Cortes por el distrito de Navalmoral y apoya el proyecto laicista propuesto en la nonata Constitución de 1856.

  Cuatro años después, en el proceso desamortizador del ministro Madoz, adquiere numerosas propiedades de bienes comunales y de propios en la provincia cacereña, algo que su biógrafo Domingo Quijada, cronista de Navalmoral, profesor de Geografía e Historia, fallecido en 2020, no llega a comprender, porque sus grandes benefactores fueron la nobleza y los grandes especuladores, testaferros y empresarios, “a no ser que lo hiciera pensando en su preconcebida Fundación”. [1] Entre ellas, dice el cronista, compró las más conocidas dehesas, Casasola y Torviscoso, en Peraleda de la Mata (que más tarde legaría para que se pudiera financiar su obra magna: las Escuelas y Biblioteca Concha); y Casasolilla, en Navalmoral, que donaría a su ahijada Consuelo Miguel.

    De 1850 a 1852 fue concejal de Cáceres y, con 70 años, fue el primer alcalde republicano de la ciudad, de abril a agosto de 1873. [2]

    Tras su etapa cacereña, y una vez que adquiere las fincas mencionadas, en 1873 se establece en Navalmoral hasta su muerte en una mansión que edificó en la calle Talavera.

    Soltero y sin hijos, dotado de grandes ideales y tal vez para redimir su comportamiento en la Desamortización, dona en su testamento los bienes ya citados (las dehesas de Casasola y Torviscoso) para erigir las Escuelas (1885) y la Biblioteca Concha (1898), de cuyo patronazgo se encargaron los hermanos González Serrano, sus descendientes, Santiago Angulo, María Florenciano y otros.

    El Ayuntamiento de Navalmoral, en sesión celebrada el 25 de enero de 1885, tras la inauguración de la Fundación, le nombró Hijo Adoptivo de la villa; se le dedicó la calle Talavera, que conserva su nombre y, además, acordó dedicarle una estatua.  El primer acuerdo, recuerda su biógrafo, no se llevó a cabo hasta el 31 de mayo de 1906 y el segundo no se ejecutó hasta 1950.

    El 5 de abril de 1900, por Real Decreto del Ministerio de la Gobernación la Fundación Concha es declarada “Fundación de Beneficencia Particular”. En ella se utilizaba el método Froëbel, el que se usaba en la Institución Libre de Enseñanza, “basado en el ejercicio libre y gradual de todas las actividades tomando como base las facultades del niño”, que supuso un gran avance para aquellos años.

    Antonio Concha y Cano falleció el 21 de octubre de 1882. Fue inhumado en el cementerio viejo de Navalmoral y sus restos fueron trasladados después al actual camposanto.

    La Fundación Concha, creada en el año 1883, surge de los deseos de su fundador quien sintió una especial inquietud por todo lo relacionado con la educación y los modelos avanzados de formación de su época. Consciente de ello, instituyó una fundación que se encargara de crear una escuela de párvulos y una biblioteca pública en Navalmoral de la Mata, mediante testamento otorgado en 1882.

    Tras muchos años y vicisitudes de todo tipo, la Fundación se adaptó a los nuevos tiempos, y con los fondos bibliográficos de su fundador y con los pertenecientes a otros patronos que continuaron su labor, se creó una biblioteca en 1885 destinada a satisfacer las necesidades de la población adulta de la localidad, labor que continúa en la actualidad, con un fondo de más de 4.000 volúmenes, prestando sus servicios a un numeroso sector de la población infantil.

    Además de los objetivos educativos y culturales que marcaron su existencia, en la actualidad se añaden otros como la conservación y divulgación del patrimonio histórico-artístico de Navalmoral y todo el Campo Arañuelo. Con este fin, el 5 de julio de 2005 se inauguró el Museo Arqueológico en la tercera planta de su sede principal, con salas dedicadas a la Prehistoria y las civilizaciones romana y árabe. [3]

    Entre los patronos de la Fundación, hay que destacar a Santiago de Angulo (Madrid, 1823), diputado a Cortes, senador y alcalde de Madrid en 1894 y ministro de Hacienda (1871-1872); José Giral Pereira (Santiago de Cuba, 1879) político, catedrático y químico farmacéutico, diputado a Cortes en 1931, ministro de Marina y presidente del Consejo de Ministros durante la II República y presidente de la República en el exilio; Vicente González Serrano (Navalmoral, 1855), abogado y alcalde de Navalmoral; y Lorenzo Gallardo González (Navalmoral, 1880), teniente fiscal de la Audiencia Territorial de Madrid y fiscal general de la República (1932-1934). [4]

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[1] Vid.: Quijada González, Domingo: El gran benefactor de Navalmoral de la Mata, en la web de la Real Asociación de Cronistas Oficiales, núm. 8, de marzo de 2018.

[2] Vid.: Lorenzo, Sergio: La honra de la marquesa cacereña y un bienhechor de Extremadura, en el diario Hoy, de 15/07/2019.

[3i] Vid.: Web de la Fundación Cultural Concha (https://www.fundacionconcha.com/ap/fundacion/fundacion.html).

 [4] Vid.: ob. cit.


sábado, 26 de febrero de 2022

“TRUJILLO TE ESPERA…”




Bajo este sugestivo título, el cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, en colaboración con otros autores, ha editado esta guía oficial turística de la ciudad [1] en español e inglés, en la que destaca los principales monumentos de la ciudad, sus fiestas, la ciudad como escenario cinematográfico y el patrimonio natural.

El siglo XVI será definitivo para la historia de Trujillo por su importante participación en el descubrimiento, conquista y civilización de América. La población supera sus antiguos límites y se expande fuera de la muralla. El desarrollo demográfico trujillano, cuya población es de 1.730 vecinos en 1580, y el enriquecimiento de ciertos sectores como consecuencia de la empresa americana, son las circunstancias que impulsan ahora el desarrollo arquitectónico-urbanístico de Trujillo, que poblará la ciudad de nuevas construcciones nobiliarias.

En torno a la Plaza Mayor se localizan los ejemplos más importantes de la arquitectura nobiliaria de la ciudad, cuya estructuración definitiva tuvo lugar en el siglo XVI. La estatua ecuestre de Francisco Pizarro, obra del escultor norteamericano Charles Rumsey, nos invita a iniciar el recorrido turístico. Frente a este símbolo en bronce se alza el palacio del Marqués de la Conquista, construido por Hernando Pizarro, hermano del conquistador, de estilo plateresco. Del conjunto sobresale el magnífico balcón esquinado con blasones. Al otro extremo del palacio está la iglesia de san Martín, que conserva en su interior un órgano barroco fabricado entre los años 1759 y 1762. Frente a la iglesia se alza el palacio Ducal de san Carlos sobre la primitiva casa solariega de la alianza entre los linajes Vargas y Carvajal, a cuyo entronque familiar se concede en el siglo XV. El rollo extramuros del siglo XV, símbolo de la jurisdicción propia de la ciudad, donde exponían los reos a la vergüenza pública o se colgaban las cabezas de los ajusticiados, hasta el castillo que culmina la colina, pasando por las casas solariegas y bellos palacios como el del Marquesado de Piedras Albas, obra renacentista del siglo XVI. En el portal alto de la plaza, y junto a otras casas nobles, sobresale la mansión de los Chaves Orellana, obra del siglo XV, de planta cuadrada, también llamada Casa de la Cadena. El palacio de los Chaves Cárdenas, conocido como “Casa del Peso Real (siglo XVI), situado en el frente oeste de la plaza ha sufrido diferentes reformas, de forma que la portada es uno de los pocos testimonios de su origen. El Cañón de la Cárcel, sobre el cual el Concejo erigió unas notables Casas Consistoriales durante el siglo XVI. Junto a ellas estaban el Archivo de Escribanos y la Cárcel, construida en 1549. En la década de los cuarenta del siglo XVI se edificó el Ayuntamiento viejo (1551).

En el Palacio de Juan Pizarro Orellana, obra de los arquitectos Alonso y Francisco Becerra, construido en la segunda mitad del siglo XVI, a iniciativa del que fuera primer corregidor de la ciudad de Cuzco, Juan Pizarro Orellana, descansó Miguel de Cervantes en 1582 de regreso de Portugal. 

Continuando el adarve, la ronda de murallas musulmanas que bordean la “ciudad antigua”, conforman un recinto rectangular de mampostería y sillería jalonado por diecisiete torres dispuestas a intervalos irregulares. Siguiendo la línea de la muralla hacia el oeste y aunque separada de aquella por un pequeño escarpe del terreno, se encuentra la casa de los Altamirano, conocida como el “Alcazarejo”. La cerca dispuso de siete puertas, de las cuales se conservan las de Coria, del Triunfo, de la Vera Cruz, Santiago, San Andrés y la de las Palomitas, restaurada en 1988. Continuando la visita a la villa, nos encontramos con la casa de los Rol, Zárate y Zúñiga. En la misma calle se localiza la casa de los Chaves-Calderón, de la que es preciso destacar la portada y el balcón de esquina, de la segunda mitad del XVI, obra de Francisco Becerra, el constructor de las catedrales de Puebla de los Ángeles, Lima y Cuzco. Al lado está la casa natal de Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas.

La iglesia parroquial de Santa María la Mayor se encuentra en la plazuela de Santa María, donde puede verse un busto de Francisco de Orellana. Constituye el edificio parroquial más importante de Trujillo. Su construcción se inició tras la reconquista y finalizó en el XVIII. En el templo están inhumados los principales conquistadores, hidalgos y nobles de Trujillo, destacando el sepulcro de Diego García de Paredes.  En la iglesia se celebraron los funerales por el rey Juan II, que congregó a los más importantes personajes de la realeza en Trujillo, junto a los Reyes Católicos.  Próximo a este templo se encuentra el convento de San Francisco el Real o de la Coria, nombre recibido por su proximidad a la puerta medieval de la muralla que conduce a la población cacereña de Coria. En la actualidad es sede de la Fundación cultural Xavier de Salas, dedicada al estudio y difusión de las relaciones históricas entre Extremadura y América.

En la plaza de Santa María se localizan las más importantes casas solariegas. Este es el caso del palacio renacentista de los Pizarro Hinojosa después marquesado de Lorenzana. Este majestuoso palacio, destruido en gran parte por la francesada de 1809, reconstruido en la actualidad como sede de la Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, respetando los restos arquitectónicos de su fábrica original. Frente a este palacio nos encontramos con el palacio de Francisco Pizarro de Vargas, donde nació Gonzalo Pizarro, padre de Francisco Pizarro. Desde la calleja que parte del edificio de Gonzalo Pizarro, llegamos al castillo árabe, por empinadas calles empedradas, desde donde se divisa una amplia panorámica del pueblo y sus alrededores. Bajando desde el castillo en dirección a la Plaza Mayor, nos encontramos con la iglesia de Santiago, obra románica en sus orígenes. Como antesala de la villa a la ciudad moderna, es necesario referirse a una de las más impresionantes casas fuertes que formaban parte de la fortificación de la ciudad antigua, el Alcázar de Luis de Chaves, que defendía el acceso a la villa a través de la puerta de Santiago. Bajando por la Cesta de la Sangre hacia la plaza, nos encontramos con el Centro de Recepción de Visitantes “Los Descubridores”, mientras que si bajamos por la calle Ballesteros, llegamos al palacio de los marqueses de Santa Marta, construido en el siglo XVI. Para finalizar el recorrido y bajando por el Cañón de la Cárcel, llegamos al convento que edificaron los mercedarios en el siglo XVII, el convento de la Merced, en el que vivió fray Gabriel Téllez, conocido en los ambientes literarios como “Tirso de Molina”.

Son muchas las fiestas celebradas en Trujillo a lo largo de la historia. La que ha alcanzado mayor esplendor es la Semana Santa, declarada fiesta de interés turístico regional en 2012. La Semana Santa culmina con el Domingo de Pascua de Resurrección (conocida popularmente como Chíviri), declarada también fiesta de interés turístico regional. En el mes de mayo se celebra la Feria Internacional del Queso, considerado el Salón Monográfico más importante de España. La fiesta de mayor tradición es el 15 de agosto, la Asunción de María. El 25 de enero de 1233, fecha de la reconquista de Trujillo, todo el pueblo aclamó a la Virgen con el título de “la Victoria” por patrona. Fue la patrona de la ciudad hasta que el 21 de abril de 1531 el concejo acordó construir en el castillo una imagen de granito que representa a Nuestra Señora de la Victoria. Ambas fiestas se unieron y, con el tiempo, fue perdiendo importancia la de la Asunción. Finalmente, en noviembre se celebra la Feria Agroganadera de gran fama, desde que, en 1471, Enrique IV concediera a Trujillo el Mercado Franco.

Trujillo ha sido también un plató de cine, gracias a su entorno y su patrimonio natural. Finalmente, la Guía subraya el rico y extenso patrimonio enmarcado en el centro de la región por las Villuercas, Los Llanos de Cáceres o las Vegas Altas del Guadiana.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio; García Ortiz, Manuel U (patrimonio natural); Roll Agudo, Rosa María (textos en inglés); Cortés Murillo, Alberto (fotografía y diseño) y Borrega Jiménez, Enrique (coordinación): Trujillo te espera…, guía turística de la ciudad. Edit. Excmo. Ayuntamiento de Trujillo, primera edición, 2020, 34 págs.

viernes, 25 de febrero de 2022

MARTÍNEZ DE LEÓN, LUIS CHAMIZO Y EL BETIS


Andrés Martínez de León (Coria del Río, 1895; Madrid, 1978) fue un pintor e ilustrador español, que en los primeros años del siglo XX trabajó como ilustrador y ceramista en Triana. A partir de 1918 comienza a colaborar en la prensa local y nacional. En El Noticiero Sevillano publica por primera vez su popular viñeta del personaje satírico de Oselito, trasunto humorístico de Joselito el Gallo, fallecido por aquellas fechas. Al estallar la Guerra Civil se alista en el Ejército republicano, donde realiza viñetas en periódicos de trinchera, entre otros para Frente Extremeño, donde su célebre personaje Oselito se transforma en miliciano. A medida que avanza la guerra, sus contactos con intelectuales, como Pedro Garfias [1], Miguel Hernández y Alberti, radicalizan sus trabajos. Tras su traslado a Valencia, trabaja regularmente en el periódico del partido, Frente Rojo. Finalizada la guerra, retorna a Madrid, donde se le acusa de propaganda comunista. Condenado a pena de muerte, le fue conmutada en 1942 por prisión de treinta años. En 1945 fue indultado y se traslada a vivir a Sevilla. En 1958, con motivo del cincuentenario del Real Betis, ilustra un libro en el que narra la historia del club y cuyo personaje, Oselito, es el hilo conductor de todo el argumento.


            En la conferencia pronunciada el pasado martes, día 22, en Guareña, pueblo natal del poeta extremeño Luis Chamizo, por el académico extremeño Antonio Viudas Camarasa,  dentro del ciclo “Los académicos enseñan Extremadura”, el conferenciante hizo una referencia a Martínez de León, quien realizó la portada y las ilustraciones de la primera edición impresa de Las brujas (Badajoz, 1932) de Luis Chamizo,  que, en la segunda edición de 1942, fueron censuradas y en su lugar puso “El sembrador”, de Vitorio Macho (Palencia, 1887; Toledo, 1966), sin ilustraciones interiores [2] y descubrió que el coriano Martínez de León fue el autor de la frase “Viva er Betis manque pierda”. Oselito, añade el profesor Viudas, era andalucista y admirador de Blas Infante (Casares, Sevilla, 1885; Sevilla, 1936), considerado por el Parlamento de Andalucía “Padre de la patria andaluza”, que tenía una casa en Coria del Río, colindante a la de Andrés Martínez de León. Por eso, Oselito usa la conjunción andalucista manque, en vez de la españolista aunque, que defendía Américo Castro (Cantagalo, Brasil, 1885; Lloret del Mar, 1972).

            En 1930 se estrenó en el teatro Cervantes de Sevilla la obra teatral del poeta extremeño Luis Chamizo “Las Brujas”. En los preparativos del estreno colaboraron los extremeños residentes en la capital andaluza y los jóvenes literatos de la revista “Mediodía”: Antonio López Martínez, profesor de instituto, escritor y poeta; el escultor almendralejense Pedro Navia Campos y los jóvenes sevillanos de la Generación del 27: Alejandro Collantes de Terán, periodista, poeta y erudito; Joaquín Romero y Murube, articulista y poeta; el narrador y poeta Alfredo Carretero; Eduardo Llosent Marañón, escritor, poeta, crítico de arte y periodista; el pintor e ilustrador Andrés Martínez de León; el pintor Juan Miguel Sánchez; Antonio Núñez Cabeza y otros. [3]

   La popular frase “Viva el Betis `manque´ pierda” la popularizó Martínez de León. Contaba Alfredo Relaño en 2019: “Era todavía un niño cuando escuché por primera vez eso de “Viva el Betis manque pierda” en El Carrusel Deportivo de la SER. Una tía medio futbolera porque hacía quinielas, me lo explicó: Quiere decir aunque pierda, pero dicho a la manera de allí. Quieren tanto al Betis que le quieren aunque pierda, al revés que todos, que cuando pierde su equipo se enfadan… Me fascinó. Por eso me gusta que el Betis lo haya puesto en letras grandes en su estadio. El lema lo puso a circular el genio de un gran artista, pintor y dibujante a finales del XIX: Andrés Martínez de León. Amigo de Benito Villamarín (Puga, Orense, 1916; Sevilla, 1966) --presidente del club entre 1955 y 1965 y que logró el ascenso a Primera en la temporada 1957-1958, tras quince años de penurias--, recibe este último año el encargo de hacer un libro sobre la historia del club en su primer medio siglo. En el libro, el impar Oselito narra las peripecias del Betis durante ese medio siglo. La portada muestra un Oselito con su sombrero pero camiseta del Betis en lugar de su habitual chaquetilla blanca, saliendo de un huevo. Luego hay un recorrido por los inicios ásperos del fútbol, su concurrencia por los toros, detalle de los grandes episodios de rivalidad con el Sevilla y en un momento dado aparece el manque pierda en la voz de Oselito, durante aquella dura travesía de siete años por la Tercera División, en la que los béticos veían a su equipo jugar contra el Algemesí, mientras que para ver a Kubala o Di Stefano tenían que acudir furtivamente al Nervión, el viejo campo del Sevilla.” [4]

     El Betis y el Sevilla pasaron anoche a los octavos de final de la UEFA, el primero en su campo tras empatar a cero con el Zenit, haciendo bueno el 2-3 de la ida en San Petersburgo y el Sevilla, aunque perdió en Zagreb con el Dinamo por 1-0, hizo bueno el 3-1 del partido de ida. [5]

      El próximo domingo día 27, los dos eternos rivales de la capital andaluza se enfrentan en el clásico que supera los límites de sus más apasionadas aficiones, con algo más que tres puntos en juego (16:15 horas en el “Sánchez-Pizjuán”). El Sevilla es el segundo clasificado de la Liga, a seis puntos del Real Madrid, mientras que el Betis va tercero a cinco puntos de su eterno rival. Más que un partido, aunque todavía hay Liga. Gane quien gane, “viva el Betis manque pierda”, símbolo de una rivalidad sanamente deportiva que pone los colores de su club por encima de cualquier adversidad.

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[1] Vid.: Sánchez Pascual, ÁngelPedro Garfias: vida y obra, Edit.: Víctor Ponzano, Barcelona, 1980. El autor (Navalmoral de la Mata, 1948) viajó a México en agosto de 1977 para realizar esta obra, de quien Dámaso Alonso dijo que fue “el mejor poeta del destierro español”.

[2] Vid.: Viudas Camarasa, Antonio: Luis Chamizo y la memoria inteligente cajaliana, en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=8lghVtyIG5A.

[3] Vid.: Gallardo Ger, Juan: Proyecto de investigación de final de posgrado universitario en cultura y patrimonio, curso 2016-1017, Universitat Jaume I, véase https://benalixaguadalcanal.es/luis-chamizo-su-vida-su-obra/.

 [4] Vid.: Relaño, Alfredo: Oselito: Viva el Betis `manque´ pierda, en El País, de 08/12/2019.

Vid.: Marca de 25/02/2022.


miércoles, 16 de febrero de 2022

JÓVENES EN EXCLUSIÓN SOCIAL SEVERA



Cáritas y la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada) presentaron a mediados del pasado mes la primera radiografía social completa de la crisis provocada por la pandemia, bajo el título “Evolución de la cohesión social y consecuencias de la covid-19 en España”. [1]

La secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro, y Raúl Flores, coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas y secretario técnico de la Fundación, han alertado de que la cohesión social en España ha sufrido un “shock” sin precedentes como consecuencia de la tensión que ha sufrido la actividad económica y el empleo a causa de la irrupción del SARS CoV-2.

En el capítulo del Informe referido a los jóvenes, se destaca el hecho de que serlo es uno de los factores de exclusión que ha sacado a la luz la crisis sanitaria de la covid-19. En España hay 2,7 millones de jóvenes entre 16 y 34 años afectados por procesos de exclusión social intensa y multidimensional que les impide realizar proyectos de vida para transitar hacia la vida adulta.

En 2021, añade el Informe, más de 650.000 nuevos jóvenes (16-34) se sumaron a la situación de exclusión severa. Son 500.000 personas jóvenes más con respecto a 2018 que están afrontando situaciones de especial complejidad, lo que hace un total de 1,4 millones de jóvenes en situación de exclusión severa.

A nivel generacional, la tasa de exclusión de la población menor de 30 años es algo más de tres veces superior a la de la población mayor de 65 años y la tasa de exclusión severa se llega a multiplicar por cinco entre ambos grupos etarios.

“Hay un grupo de jóvenes --subraya Flores-- que ha experimentado ya dos crisis muy importantes justo en una fase esencial de sus proyectos vitales en los que se plantea la transición al empleo, a la vida adulta, la emancipación o la construcción de nuevos hogares: a los que tenían 18 años en 2008 les ha alcanzado la crisis de 2020 con 30 años.”

La investigación --llevada a cabo por un equipo de más de 30 investigadores procedentes de más de diez universidades y entidades de investigación social-- pone de relieve que la precariedad laboral durante la crisis sanitaria se ha duplicado y alcanza a casi dos millones de hogares que dependen económicamente de una persona sustentadora principal que sufre inestabilidad laboral grave, lo que significa que, en el último año, ha tenido tres o más meses de desempleo, tres o más contratos diferentes en tres o más empresas distintas.

Otros datos significativos revelados por el Informe señalan que la brecha digital constituye un nuevo factor de exclusión, que califica como el nuevo analfabetismo del siglo XXI. La pandemia, asimismo, ha aumentado la brecha de género, que ha tenido más impacto en sectores más feminizados, como el comercio o la hostelería, lo que ha implicado un retroceso mayor para muchas mujeres en términos de integración social. La población inmigrante es la más perjudicada en varios frentes: el 50% de los hogares con extranjeros están en situación de exclusión social en 2021, casi tres veces mayor que en los hogares españoles.

Frente a esta situación y a otras desarrolladas en el Informe, FOESSA y Cáritas Española consideran necesario perfeccionar el sistema de protección social, en el caso de la salud, la vivienda o la protección social; mejorar la cobertura del IMV (Ingreso Mínimo Vital); reimpulsar el modelo de estado de bienestar; garantizar un sistema de salud público de calidad; políticas frente a la exclusión social; superar la brecha educativa provocada por el apagón digital y avanzar hacia servicios sociales adaptados a la realidades sociales del siglo XXI.

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[1] Vid.: Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en España. Edit. FOESSA y Cáritas Española, de 18/01/2022.1


martes, 15 de febrero de 2022

LA CATEDRAL DE CORIA ESPERA A SU 117 TITULAR DESDE EL SIGLO VI

Jesús Pulido, nuevo obispo de Coria- Cáceres

La diócesis católica romana de Coria-Cáceres (en latín; Caurien (sis)-Castrorum Caeciliorum) es una jurisdicción situada en las ciudades de Coria y Cáceres, en la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz. Fue establecida como tal en 1143 como diócesis de Coria y el 9 de abril de 1957, renombrada como diócesis de Coria-Cáceres, bajo el pontificado del obispo don Manuel Llopis Ivorra.

No se sabe con exactitud ni el origen ni la fecha de su creación, aunque se cree que fue fundada por san Silvestre en el año 338 (Roma, 285-325 d. C.), obispo de Roma desde el 31 de enero del 314 hasta su muerte, 33 papa de la Iglesia Católica, venerado como santo por las iglesias católica, ortodoxa, armenia, luterana y anglicana, en tiempos del emperador Constantino (Nausius, Panonia, hoy Serbia, 272 d. C.; 337 en Bitina y Ponto, hoy Turquía). Existe la certeza de que la diócesis de Coria existía en el año 589, por aparecer su obispo Jacinto en las actas del III Concilio de Toledo. Una remota tradición nombra a san Evasio como primer obispo de Coria, quien padeció martirio en la villa de Casar de Cáceres en tiempos de Donaciano.

El nuevo obispo de Coria-Cáceres.-Don Jesús Pulido Arriero, que tomará posesión en la catedral de Coria el próximo sábado, día 19, fue elegido obispo de Coria-Cáceres por el papa Francisco el pasado 7 de diciembre de 2021, según comunicó la Nunciatura Apostólica. Será el 117 obispo de Coria y el quinto de la renombrada diócesis de Coria-Cáceres (117), vacante tras el traslado de monseñor Francisco Cerro Chaves a la archidiócesis primada de Toledo en febrero de 2020.

El nuevo obispo electo de Coria-Cáceres don Jesús Pulido (Toledo, 21 de febrero de 1965) cursó los estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, obteniendo el título de Bachiller en Teología en 1987. Es miembro de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos desde 1989. Fue ordenado sacerdote el 31 de julio de 1990. Es también licenciado en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (1990) y doctorado en Teología Espiritual por el Pontificio Instituto de Espiritualidad Teresianum de Roma (2015). Comenzó su ministerio sacerdotal en Salamanca, donde fue director espiritual del aspirantado menor Maestro Ávila (1990-1999) y director de publicaciones de Ediciones Sígueme (1990-1999). Después se trasladó a Roma, donde desempeñó los cargos de vicerrector del Pontificio Colegio Español (2000-2002) y de secretario general (2002-2014) de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. En la Santa Sede, fue consultor de la Congregación para la Educación Católica (2004-2016) y oficial de la Primera Sección de la Secretaría de Estado (2013-2015). También ocupó los cargos de vicerrector del colegio venezolano de Roma (2014-2015) y del seminario mayor de san Carlos y san Ambrosio de La Habana (2015-2016). De regreso a España, fue capellán de la Adoración Perpetua de Talavera de la Reina (Toledo) desde 2016; secretario técnico de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española desde 2017 y director de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) desde 2018 de la Conferencia Episcopal.

Una treintena de obispos y más de 180 sacerdotes de varias diócesis asistirán el sábado 19 de febrero, a partir de las 11:00 de la mañana, en la catedral de Coria, a la ordenación de su nuevo obispo, que será retransmitida por 13 TV. Como obispos ordenantes estarán, junto al nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Cleopas Auza, el arzobispo de Mérida-Badajoz, monseñor Celso Morga, y el arzobispo de Toledo y anterior titular de la cátedra, monseñor Francisco Cerro Chaves. Al día siguiente, domingo 20, el nuevo obispo de Coria-Cáceres oficiará una misa en la concatedral de Santa María de la cocapital de la diócesis, a las 18:30, retransmitida por tusemanasanta.com.

Obispos de Coria.-Según el Episcopologio cauriense, del cronista de Cáceres Miguel A. Ortí Belmonte, los obispos de Coria han sido los siguientes, con expresión de los años de sus nombramientos y traslados o fallecimientos:

Siglo VI:  Jacinto (hacia 589).

Siglo VII: Elías (610); Bonifacio I (633-638); Juan I (646-653); Donato (666); Atala (681-688); Bonifacio II (693).

Siglo VIII: ¿Pedro I?  (714).

Siglo IX: Babilla (810); Jacobo?  (876-899)

Siglo X: Diego I ? (900).   

Siglo XII.-Íñigo Navarro (1142-1156?), obispo de Salamanca; Suero I (1157-1168); Pedro II (1169-1177); Arnaldo I, el Venerable (1181-1197); Arnaldo II (1199-1211).

Siglo XIII: Fray Giraldo O. S. B. (1212-1227); Pedro III (1227-1232); Sancho I (1232-1252); Pedro IV (Domínguez) 1253-1260; Fernando I el Físico (1261-1271), médico y capellán del rey don Alonso; Gonzalo I ((1272-1277); fray Suero II (1277-1280); Simón (1281-1282); Alonso I el Canciller (1283-1316).

Siglo XIV: Pedro V Méndez de Sotomayor y Meirás (1317-1325); Alonso II (1325-1335); Juan II (1335-1343); Alonso III (1344-1348); fray Pedro VI, Raimundo (1348-1354); Pedro VII de Peñaranda (1354-1360); Rodrigo I Álvarez (1360-1365); fray Diego II O. F. M. (1365-1368); fray Gil I (1368-1371); Guillermo I, O. M. (Guillermo de Belbís, natural de Belbís de Monroy (sic)), (1371-1378); don Fernando II (1379-1382?); don Alfonso IV Maimón (1382-1398); don Juan III Gil (1399-1400).

Siglo XV: Fray Esteban I de Crivelo, O. M. (1401); don Alfonso V Fernández el Electo (1402-1403); fray García I de Castronuño O. P. (1403-1419); don Martín I Galos (1420-1436); don Alonso VI de Villegas (1432-1437-1438): don Pedro VIII López de Miranda (1438-1443), después obispo de Calahorra; don Juan IV de Carvajal, natural de Trujillo (1443-1444), obispo de Plasencia y cardenal; don Alonso VII Enríquez  y Mendoza (1444-1455); don Fernando III López de la Orden (1455-1457), obispo de Segovia; don Íñigo Manrique de Lara (1457-1475), obispo de Jaén; don Francisco I de Toledo (1476-1479); don fray Juan V de Ortega (1479-1485); don Diego III de Fonseca y Ulloa (1486); don Vasco I Ramírez de Rivera (1487-1488); don Pedro IX Ximénez de Préxamo (1489-1495); don César Borgia, duque de Valentinois (1496-1498); don Juan VI de Borgia, cardenal, diácono de santa Susana (1498-1499); don Juan VII López (1499-1501), arzobispo de Capua, cardenal, carmarlengo del colegio cardenalicio y arcipreste de san Pedro en 1501.

Siglo XVI: don Francisco II de Busleyden (1501-1502); don Juan VIII Ortega, Bravo de Laguna (1503-1517);  don Guillermo II de Croy (1517), arzobispo de Toledo y cardenal-diácono de santa María in Aquiro; don Bernardo de Dovizi Bibbiena, cardenal de santa María in Porticum (1518-1520); don Carlos I de Lalaing (1521-1527), obispo electo; fray Pedro X de Montemolín, propuesto para obispo (1527); don Íñigo López de Mendoza (1528), nombrado después obispo de Burgos; Guillermo III Vandenense (1529-1530); fray Francisco III de Quiñones (1531-1533), cardenal presbítero de la Santa Cruz de Jerusalén; don Francisco IV de Mendoza y Bobadilla (1533-1550), obispo de Burgos, amigo de san Ignacio de Loyola, llegó a cardenal; don Diego IV Enríquez de Almansa (1550-1563), amigo de san Pedro de Alcántara, asistió al Concilio de Trento; don Diego V de Deza Tello (1566-1577);  don Pedro XI Serrano Téllez (1577-1578); don Pedro XII García de Galarza (1579-1603), aplicó el concilio y fundó el Seminario Conciliar de Coria.

Siglo XVII: don Pedro XIII de Carvajal de Loaysa, natural de Plasencia (1604-1621); don Jerónimo I Ruiz de Camargo (1622-1631); don fray Juan IX Roco de Campofrío, natural de Alcántara (1633-1635); don Antonio I González de Acevedo (1638-1642); don Juan X Queipo de Llanos y Valdés (1642-1643); don fray Pedro XIV de Urbina (1644-1648), posteriormente arzobispo de Valencia; don Francisco V de Zapata y Mendoza (1650-1654); don Antonio II Sarmiento de Luna Enríquez (1655-1657), obispo de Sigüenza; don Diego VI López de la Vega (1658-1659); don fray Francisco VI de Gamboa (1660-1662), posteriormente designado arzobispo de Zaragoza; don Gabriel I Vázquez Saavedra (1663); don Frutos I Bernardo Patón de Ayala (1664-1669), designado obispo de Sigüenza; don Antonio III Fernández de Campo Angulos (1669-1671), obispo de Jaén; don Gonzalo II Bravo de Grajera, natural de Arroyo de San Serván (Badajoz), 1671-1672; don fray Baltasar I de los Reyes (1673); don Bernardino I de León y La Rocha (1673-1675); don fray Francisco VII Sarmiento de Luna (1675-1683); don Juan XI de Porrors y Atienza (1684-1704).

Siglo XVIII: don Miguel I Pérez de Lara (1704-1709); don Luis I de Salcedo y Azcona (1713-1716), designado después arzobispo de Santiago; don Sancho II Antonio de Velunza y Corcuera (1716-1731); don Miguel II Cebrián y Agustín (1732-1742), posteriormente obispo de Córdoba; don José I Francisco Magdaleno (1742-1749); don José II Antonio de Cepeda y Castro (1749); don Juan XII José García Álvaro (1750-1783); don fray Diego VII Martín Rodríguez, O. S. F., natural de Acebo (1784-1789); don Juan XIII Álvarez de Castro (1790-1809), asesinado por los franceses en Hoyos  durante la Guerra de la Independencia el último año.

Siglo XIX: Don Blas I Jacobo Beltrán (1815-1821), quien inició la publicación del Boletín Oficial del Obispado; sede vacante 1821-1824; don Joaquín I López Sicilia (1824-1830), designado arzobispo de Burgos; don Ramón I Montero (1830-1847), designado arzobispo de Burgos; don Manuel I Anselmo Nafría (1848-1851); don Antonio IV María Sánchez Cid y Carrascal, natural de Fregenal (1853-1858); don Juan XIV Nepomuceno García Gómez (1858-1864); don Esteban II José Pérez Martínez (1866-1868), obispo de Málaga; don fray Pedro XV Núñez Pernia (1869-1884);  don Marcelo I Spínola Maestre (1885-1886), después obispo de Málaga y cardenal arzobispo de Sevilla, declarado beato por Juan Pablo II en 1987, con iglesia a su nombre en Cáceres; don Luis II Felipe Ortiz Gutiérrez (1886-1893), después obispo de Zamora; don Ramón II Peris Mencheta (1894-1920).

Siglo XX: don Pedro XVI Segura Sáenz (1920-1927), inició la Acción Católica, fundó el Diario Extremadura, arzobispo de Burgos y Toledo y cardenal arzobispo de Sevilla; don Dionisio I Moreno Barrios (1928-1934); don fray Francisco VIII Barbado Viejo, O. P. (1935-1949), fue después obispo de Salamanca; don fray Francisco IX Cavero y Tormo (1944-1949), quien murió en la procesión del Domingo de Ramos con la palma en la mano; don Manuel II Llopis Ivorra (1950-1977), construyó los nuevos seminarios de Coria y Cáceres y fundó la Asociación Benéfico- Constructora Virgen de Guadalupe; don Jesús I Domínguez Gómez (1977-1990).

Siglo XXI: don Ciriaco Benavente Mateos, natural de Malpartida de Plasencia (1992-2006), después designado obispo de Albacete; don Francisco Cerro Chaves (2007-2019), natural de Malpartida de Cáceres, actual arzobispo de Toledo, consolidó la estructura de la catedral de Coria, afectada por el terremoto de Lisboa de 1755; don Jesús II Pulido Arriero, obispo electo en 2021.

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Bibliografía consultada: Web de la Conferencia Episcopal Española; web de la Diócesis de Coria-Cáceres; Arroyo Mateos, Francisco: El gran prelado de Coria san Evasio, Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura, 1985;  Ortí y Belmonte, Miguel Ángel: Episcopologio cauriense (Servicios Culturales de la Diputación Provincial de Cáceres, primera edición, 1959). Segunda edición, prologada por Alonso J. R. Corrales Gaitán, biógrafo de Ortí Belmonte, y anexo al Episcopologio cauriense de María del Mar Fuentes Nogales, archivera de la diócesis, Instituto de Teología “San Pedro de Alcántara” de la diócesis de Coria-Cáceres, Cáceres, 2014, 410 págs.

sábado, 12 de febrero de 2022

RUANES, EL ANTIGUO RUDANIS


Iglesia parroquial de Ruanes

Ruanes es una población situada en un terreno llano, en la falda de una suave colina, limítrofe con los términos de Trujillo, Santa Ana, Salvatierra de Santiago, Botija y Plasenzuela. En el libro sobre este pequeño pueblo de la provincia de Cáceres, [1] sus autores (el cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, y el juez de Paz, José María Sánchez-Escobero Alonso, aficionado a la Historia y la Arqueología) dan a conocer la historia y las obras artísticas de la localidad, una villa que perteneció al señorío de los Chaves-Sotomayor, señores de Trujillo, procedentes de un linaje que se remonta al matrimonio de Marina Alfonso de Orellana, hija mayor de Juan Alfonso de la Cámara, con Hernando de Chaves, de Ciudad Rodrigo. Un hijo de estos, Nuño García de Chaves, se afincó en Trujillo al casarse con Mayor Álvarez de Escobar, a donde había llegado hacia 1230 para hacerse cargo de los bienes que le había dejado su madre Mari Gil en herencia.

Según afirma el alcalde de la localidad José Rodríguez Picado, en el prólogo, el libro se configura como “una obra ejemplar” para el conocimiento histórico-artístico de la localidad.

El casco urbano está situado a 479 metros de altitud y la extensión del término municipal es de 16 kilómetros cuadrados en terrenos que forman parte de la penillanura trujillano-cacereña dominada por materiales graníticos y pizarrosos. El Ruanejo es el río que cruza el término municipal que va a desembocar en el río Tamuja. La formación vegetal autóctona es de tipo durilignosa, con un bosque esclerófilo mediterráneo representado por la encina y el alcornoque, junto a otras especies que componen el matorral, como la jara o el cantueso. En sus campos se cultivan cereales, como la avena y la cebada. El olivo también forma parte de la actividad agraria. La ganadería es la principal actividad de sus habitantes. Las variedades bovinas son las más generalizadas y, en menor proporción, el ganado caprino. El término dispone de un amplio berrocal en el que se hallan yacimientos graníticos: Las Canteras, con granito de alta calidad por sus peculiares características de color azulado y dureza. A partir de 1950, la emigración provocó la despoblación del municipio, provocando un profundo envejecimiento (más del 40 por ciento son ancianos) y una tasa de mortalidad considerable.

La localidad ha conseguido conservar en muchos de sus barrios la típica arquitectura con las peculiaridades y materiales propios de la zona, siendo la tipología predominante la vivienda unifamiliar adosada de planta rectangular y dos alturas. La pieza más característica de la vivienda tradicional de Ruanes está en su fachada y la constituye el portalino, consistente en un portal en arco de medio punto entrante. La arquitectura popular es, pues, una arquitectura esencialmente funcional, creada para satisfacer las necesidades vitales familiares de sus moradores.

En el transcurso de los años, el paisaje rural ha experimentado grandes cambios; pero aún se conservan un número considerable de construcciones tanto de vivienda como de actividades agrícolas que forman parte de la arquitectura tradicional, popular o vernácula, caracterizada por no seguir ningún estilo específico ni estar proyectadas por ningún especialista, sino construidas directamente por los usuarios, que utilizan los materiales disponibles en la región en las que se construye. La ganadería (oveja, cabra, cerdo y, más escasamente, vacuno) y la agricultura de secano se orientaban hacia la economía de autoconsumo y el uso de chozos y zahúrdas se constata hasta los años 50 del siglo XX.

Ruanes es una población muy antigua. En su término se han localizado restos arqueológicos desde el Calcolítico hasta el proceso de romanización. Las primeras aglomeraciones humanas de cuantas se conocen en la penillanura trujillano-cacereña datan del Neolítico. El territorio estuvo poblado por pequeños grupos de cazadores y recolectores con una escasa articulación territorial. En Villasviejas del Tamuja, a escasos ocho kilómetros de Ruanes se han llegado a reconocer hasta once castros. Estos restos han sido declarados Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura. Históricamente, sus restos han sido identificados con la ciudad vetona de Tamusia, cuya vigencia va desde el siglo IV a. C hasta el siglo I a. C., en que se constata su abandono. Los vettones habitaron la tierra de Ruanes durante la II Edad del Hierro. El momento de la iberización parece corresponderse con la segunda mitad del siglo V a. C. En el año 218 a. C. desembarca en Ampurias Cneo Escipión, iniciándose la conquista romana de la Península Ibérica, que finalizará doscientos años después. Tras la incorporación de Lusitania al dominio romano, y una vez pacificado el territorio en el siglo I a. C., se fundan diversas ciudades que actuaron como foco de romanización: Norba Caesarina (Cáceres), con sus contributas Castra Caecilia y Castra Servilia, todas ellas municipios de Derecho Latino, asentadas en las principales vías de comunicación. Ruanes perteneció a Norba y no a Turgalium. En el siglo III d. C. inician su decadencia la mayoría de las poblaciones, excepto Mérida y Coria; incluso alguna como Cáparra y Augustóbriga desaparecen, aunque posteriormente surgirán otras poblaciones que efectuarán sus funciones: Plasencia, en lugar de Cáparra, y Navalmoral en lugar de Augustóbriga. En la zona de Ruanes se han localizado interesantes inscripciones romanas, que indican lo profundamente extensa que fue la romanización en el territorio.

En el terreno de manifestaciones artísticas, sobresale la iglesia parroquial de la Asunción, una edificación de mampostería,  del siglo XV y con  posteriores añadidos en siglos posteriores. En el presbiterio figura una inscripción que data esta parte del edificio en el primer decenio del siglo XVIII y el año: 1707. Entre las imágenes sobresale la de san Gregorio, representado como obispo, patrón de la localidad. Durante su fiesta (9 de mayo) se sube a la sierra a la que el municipio da nombre y se bendicen los campos junto a una cruz.

En la calle Pizarro encontramos un crucero sobre una gradería de mampostería y piedras de cantería, de finales del XVIII. Y entre las cruces de término, en el camino de La Cumbre, se levanta una sobre dos gradas cuadrangulares de cantería muy deterioradas. En el Cerro de san Gregorio se alza una interesante cruz, de finales del XVII.

En Estremadura, de Tomás López, se hace referencia a los puentes que hay en la tierra de Trujillo, entre otros el puente sobre el río Magasca (cordel a Ruanes); el puente de las Maleznas, en el cordel de Trujillo a Ruanes, sobre el río Gibranzos; los puentes en la dehesa de Villarejo; el puente sobre el arroyo Ruanejos, y el puente del León, en el camino de Benquerencia a Ruanes.

La obra se cierra con el cuento de Florentino Escribano Ruiz, “Rudanis, el hermano de Rómulo y Remo”.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y Sánchez-Escobero Alonso, José María: Ruanes. El antiguo Rudanis, Diputación de Cáceres, Cáceres, 2022, 218 págs.