jueves, 23 de enero de 2025

SANTIBÁÑEZ EL ALTO, LA MAYOR FORTIFICACIÓN DE LA SIERRA DE GATA


Castillo de Santibáñez el Alto

    Santibáñez el Alto es un municipio de la provincia de Cáceres que conserva la mayor fortificación de toda la Sierra de Gata, existente desde el siglo XII, una de las plazas que conquistó el rey Fernando II a los árabes, definitivamente reconquistada en 1213 y entregada a la Orden del Pereyro, luego de Alcántara, siendo cabeza de la Encomienda.

    En su nueva obra sobre “El patrimonio arqueológico y cultural de Santibáñez el Alto y su territorio. El alma de San Juan de Mascoras [1], el doctor en Historia del Arte, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos, bucea por su pasado histórico, visible desde su castillo medieval; por sus rincones llenos de encanto, por sus fiestas populares y por su gastronomía.

    Las recientes excavaciones realizadas en el castillo de san Juan de Mascoras, “nuestra joya de la corona, nos hacen revivir tiempos de leyendas y aventuras, a la vez que nos dan valiosa información para entender todo el recorrido que tenemos a nuestras espaldas”, afirma en el prólogo el alcalde de la localidad, Rubén Francisco González.

    El castillo fue una de las joyas de la Orden de Alcántara, en el que durante años se derramaron ríos de sangre, cristiana e islámica, con el fin de asegurar su control, pues era una de las puertas de entrada de la transierra extremeña. Coria estaba conectada con el reino de León a través de un estrecho corredor rodeado de fortificaciones musulmanas (Trevejo, Santibáñez y Milana). Su papel era, pues, el de cabeza de puente desde donde organizar las razias que asolarían las riberas del Tajo, Portezuelo, Alcántara y Alconétar.

    Los primeros pobladores de Santibáñez el Alto de los que se tienen noticias son los vettones, de quienes se han encontrado ollas funerarias que podrían pertenecer a una necrópolis próxima a la localidad. La dominación romana en la Sierra de Gata, dejó una huella significativa en la historia y en el paisaje que, por su posición estratégica y sus recursos naturales, los romanos la ocuparon y explotaron durante varios siglos, desde el 197 a. C. La presencia romana en el territorio del Valle del Alagón es indiscutible. En un paraje de la cercana población de Moraleja, conocido como El Ladrillar, se han hallado los restos de una villa que delata los vestigios romanos.  En tiempos de Augusto, con la división administrativa de la España Ulterior, la comarca de Moraleja se incluye en la provincia de Lusitania, más concretamente en el Conventus Emeritensis, destacando en el área de la Sierra de Gata las ciudades de Mirobriga (Ciudad Rodrigo), Caurium (Coria) y Capera (Cáparra). Precisamente Coria, vecina de Moraleja, ofrece monumentos tan singulares como su magnífica muralla romana.

    En la época romana la zona de Moraleja experimentó un progresivo poblamiento, con asientos estables, al menos en el ámbito rural, determinado posiblemente por la explotación agrícola de su tierra. Además, por las inmediaciones del asentamiento actual de Moraleja transcurriría la calzada romana que iba desde Alconétar hasta Caurium y desde allí, atravesando la sierra, hasta Mirobriga, identificándose con el nombre de vía Dalmacia.

    Con la llegada de los musulmanes, la Lusitania visigótica pasa a ser Cora (división territorial), siendo Mérida su capital hasta la caída del Califato de Córdoba donde se constituye el Reino Taifa de Badajoz. Entre los siglos VIII y XIII, este territorio situado entre Coria, Sierra de Gata y Plasencia era fronterizo y, como tal, muy inestable: la zona sufrirá avances y retrocesos tanto por parte musulmana como cristiana. El territorio en el que se encuentra Santibáñez el Alto formó parte de la Transierra Leonesa.

    Durante la reconquista cristiana, la Vía de la Plata jugó un papel esencial en los ataques cristianos. El asentamiento cristiano en Extremadura se produce tras la reconquista de Coria en el año 1142 por el rey Alfonso VII de Castilla y León, restaurándose la sede episcopal con el obispo Íñigo Navarrón. El control cristiano de Coria permitía establecer en el río Tajo la frontera entre la Extremadura cristiana y la musulmana. El rey leonés Fernando II logró conquistar el castillo de Santibáñez en el año 1166, entregándoselo después a la Orden del Temple. En 1213, el rey Alfonso IX de León afianzó definitivamente toda la Transierra, cayendo en su poder el castillo de Santibáñez el Alto y Alcántara. A pesar de las protestas de los templarios, antiguos propietarios del baluarte de Santibáñez el Alto, el monarca lo entregó a la orden de Alcántara, en 1227, siendo sus dueños hasta la extinción de las órdenes militares a mediados del siglo XIX. En 1227 se realiza el deslinde del castillo de Santibáñez el Alto siete años después de la donación efectuada a la Orden de Alcántara, que decide que el castillo sea la sede de una Encomienda. Santibáñez fue primero abulense, después bejarana, formando parte del reino de Castilla para pasar a depender del reino de León desde inicios del siglo XV, tras la pérdida del voto en Cortes de Béjar y su paso a depender de Salamanca a partir de 1425.

    Tras la Guerra de la Independencia española, el conjunto defensivo de Santibáñez el Alto se convirtió en el refugio de los afamados bandoleros extremeños conocidos por el nombre de los Muchachos de Santibáñez, que extendieron el terror por estas tierras.

    La principal actividad económica de Santibáñez el Alto a principios del siglo XX giraba en torno a la agricultura y la ganadería, especialmente el cultivo de cereales, olivos y la cría de ganado. En la actualidad ha experimentado un notable auge en el turismo rural y cultural. Su patrimonio histórico, riqueza natural y tradiciones lo convierten en un destino atractivo para quienes buscan experiencias en entonos rurales.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: El patrimonio arqueológico y cultural de Santibáñez el Alto y su territorio. El alma de San Juan de Mascoras, TAU Editores, Cáceres, 2025, 193 págs.


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