domingo, 5 de junio de 2011

EL OTRO TESORO DE ALISEDA


Un día de abril de hace años, Claudia Moreno Campón reunía en su pueblo a una amplia representación de mujeres, como en una charla de café, y se dirigió a ellas diciéndoles: “Nosotras conocemos el pueblo mejor que nadie: sus necesidades y aspiraciones; queremos seguir viviendo en él y mejorarlo para nosotros y nuestros descendientes. Tenemos en nuestra mano lograrlo. Los hombres trabajan en el campo y apenas se preocupan de estos problemas que nosotras sentimos más que ellos. Si queréis que sea vuestra alcaldesa, os necesito a vosotras y vuestros votos, y gobernaremos todas juntas nuestro pueblo…”

Esa filípìca de Claudia encendió los ánimos de un pueblo sufrido y trabajador que, si en 1920 halló un tesoro que le hizo célebre, en 1972 perdió a 19 de sus hijos más jóvenes en el más grave accidente de su historia, y en 2002 vio cómo su juventud se rebeló contra el alcalde popular y le obligó a suspender las Fiestas del Emigrante por su “pobreza”.

Aliseda había sido conocida a nivel nacional por estas tres historias y no tanto por su caza mayor; pero, desde 2003, es conocida por su alcaldesa y su fuerza arrasadora: 10 concejales contra 1 ese año; y 8 a 1 en las elecciones de 2007 y 2011. Claudia ha hecho honor a su pueblo con la ayuda de las mujeres y hombres de ese pueblo.

El tesoro tartésico del siglo VII a. d. C., un conjunto de joyas, de oro y plata refinada de orfebrería, puso su nombre en el mapa de España, como lo puso aquel trágico accidente del 26 de junio de 1972, en el que fallecieron 22 jóvenes y otros 39 resultaron heridos. Diecinueve de ellos eran del pueblo. La tarde del 27 se ofició el funeral en la calle mayor. Alienados sobre sus rollos yacían los féretros, y las lágrimas ahogaban los rezos ante la catástrofe visible y sentida. Claudia no habría nacido quizá para vivirlo; pero el 28 de julio de 2002, Aliseda tornó a ser noticia nacional por la rebelión de su juventud ante el “pobre programa” de fiestas elaborado por el ayuntamiento que presidía un alcalde popular, y hubo que suspenderlas.

La filípica de Claudia multiplicó por tres sus votos gracias a las mujeres que la escucharon y salieron convencidas de que en ellas estaba la fuerza. De regreso a sus casas, reunieron a sus maridos e hijos y les instaron a votar a Claudia porque, a partir de ahora, mandarían ellas y resolverían los problemas de su pueblo. De lo contrario, ya sabían lo que les esperaba: a trabajar en casa como ellas y a barrer la calle.

Claudia ganó cuatro elecciones desde el 99, aunque quedó fuera del gobierno pese a ser la lista más votada en esa legislatura; pero desde el 2003, arrasa: con el 85,5 por ciento de los votos en 2007; con más del 80 en las últimas, porque sabe escuchar y es alcaldesa las veinticuatro horas del día, cercana al pueblo, como solo ella sabe, el otro tesoro de Aliseda, con su cabeza coronada por el oro de sus cabellos.

Como Juan Francisco Monterroso en Aldeacentenera, que empezó de alcalde en el 83, con 24 años, e inicia su octava legislatura; como quienes por su trabajo y constancia lograron todos los concejales elegibles: cinco sobre cinco, en Casas de Miravete, Jarilla, Marchagaz, Pescueza, Valdemorales, Villa del Rey, o Campillo de Deleitosa, con tres; o Hervás, Arroyo y Romangordo, en su línea continuista de un trabajo con resultados brillantes.

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