Vivimos en la época de
la posverdad, o mentira objetiva. Todo el mundo habla de ella, aunque muchos
ignoren su significado. La palabra sirve para señalar una tendencia en la
creación de argumentarios y discursos,
caracterizada por asumir que la objetividad importa mucho menos que el modo en
el que lo que se afirma encaja con el sistema de creencias que sentimos nuestro
y nos hace sentir bien. El director de la RAE, Darío Villanueva, --quien ha adelantado que el término será
incluido en diciembre en el Diccionario de la Academia-- ha anticipado que la
posverdad quiere decir que "las aseveraciones dejan de basarse en hechos
objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos del público". El nuevo vocablo creció en popularidad a
partir de la elección del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump (noviembre de 2016), y de
la campaña por el brexit del mismo año. Sin embargo, el dramaturgo
serbio-estadounidense Steve Tesich lo
empleó por vez primera en 1992 en un artículo en el que afirmaba: "Lamento
que nosotros, como pueblo libre, hayamos decidido libremente vivir en un mundo
donde reina la posverdad."
La posverdad se eleva a los altares al entronizarla el Diccionario de Oxford como palabra del
año 2016, una manera de describir la conmoción que supusieron el brexit o la
elección de Trump, dos posverdades que
han sobrepasado cualquier expectativa racional. Rubén Amón la definía como "una mentira asumida como verdad o
incluso una mentira asumida como mentira".
La Fundación del Español Urgente (FUNDEU BBVA) determinó
en los últimos años como palabra del periodo, las siguientes: 2013: escrache; 2014: selfi; 2015, refugiado; y
2016: populismo. Ignoramos aún cuál
será la de este año pese a no coincidir ya con Oxford. Sea como fuere, la posverdad se ha instalado entre
nosotros: el silencio administrativo, las mentiras del proces... nos recuerdan "las armas de destrucción masivas"
o "las pensiones están aseguradas", la realidad proclamada frente a
la evidencia de la irrealidad. La gente sale a la calle arrastrada y confundida
entre banderas que creen que representan la verdad cuando todo es posverdad.
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