viernes, 1 de marzo de 2024

SANTIAGO ANTÓN, EL GUARDIÁN DEL SALÓN DE OTOÑO, HIJO ADOPTIVO DE PLASENCIA



Santiago Antón Gallego (Madrid, 1951) fue elegido hijo adoptivo de Plasencia en la sesión celebrada por el Pleno del Ayuntamiento el 2 de abril de 2019, bajo la presidencia del alcalde, Fernando Pizarro García, “por su intensa vinculación con la ciudad en su desarrollo cultural, económico y social, derivada de sus actuaciones profesionales y personales, donde destaca de manera especial el impulso internacional que durante su gestión obtuvo el Salón de Otoño de Pintura de Plasencia, dentro de la obra social y cultural, primero de Caja Plasencia y después de Caja Extremadura, y el interés por conseguir que los fondos pictóricos de este certamen tuvieran su sede en la ciudad, en un lugar adecuado, lo que aseguró la unificación de esas cientos de obras de arte contemporáneo”.

Además, el acta de la sesión destacaba también su conocimiento del mundo del arte como comisario de diferentes exposiciones y jurado de importantes certámenes culturales, “promocionando y vinculando el nombre de Plasencia a la cultura y arte más vanguardistas”.

“Santiago Antón --seguía el acta-- ha sido una persona muy preocupada por, salvaguardar la herencia cultural de la ciudad en todos los sentidos y, una vez jubilado, no ha cesado en su empeño reivindicativo por conseguir los fondos del Salón de Otoño para Plasencia, impulsando una exposición de autores premiados en el certamen que daría lugar a una asociación, cuyo fin principal es la unificación de este patrimonio artístico en un museo de arte contemporáneo en Plasencia. Además, esta asociación, denominada `Trazos del Salón´ se ha convertido en sede de encuentros e información sobre las nuevas tendencias artísticas.”

Santiago Antón, residente en Plasencia desde 1975, estudió Bachillerato Laboral Superior en el Instituto “Pedro de Valdivia” de Villanueva de la Serena (1962-1969). Comenzó los estudios de aparejador en la Escuela Superior de Aparejadores de Sevilla (1969).

Ingresó mediante oposición en la Caja de Ahorros de Plasencia en 1977 como auxiliar administrativo. Trabajó en la oficina de Logrosán, en Secretaría General y en la Obra Social de Caja Plasencia y de Caja Extremadura desde 1977 a 2011. Desde 1991 a 2010 fue jefe de la Obra Cultural de la Caja de Extremadura.

Asimismo, fue coordinador-comisario del Premio Salón de Otoño de Pintura de Plasencia/Obra Abierta, de 1979 a 2010. Responsable de la colección de pintura del Salón de Otoño/Obra Abierta desde 1979 a 2010 y coordinador-comisario del Premio Internacional de Escultura de Caja Extremadura (2006/2010).

Es, además, autor de Salón de Otoño de Plasencia/Premio Internacional de Pintura Caja Extremadura, publicado por la Universidad Popular de Plasencia. Preside la Asociación Cultural Trazos del Salón, asociación que reivindica la exposición permanente del Salón de Otoño/Obra Abierta en Plasencia y la creación de un Centro de Arte Contemporáneo en la ciudad. Coordina el boletín TrazosDigital, de la Asociación Cultural Trazos del Salón (2020-2024) y es coordinador de las publicaciones Salón de Otoño, Una obra abierta, de VV. AA; Arca de tres llaves (legajos y manuscritos de Plasencia), de Esther Sánchez Calle; y Cosas de casa (Ecos de la Muy de Gil Vetón), de Antonio Sánchez-Ocaña.

En su discurso de recepción del título de hijo adoptivo, junto al nuevo hijo predilecto Francisco de Jesús Valverde Luengo (el 27 de abril de 2019), recordó la llegada a Plasencia con su familia, a mediados de los sesenta, con su padre y hermano. “Cando entramos por una de sus siete puertas abiertas al forastero, no conocía casi nada de Plasencia. No recordaba que era sede episcopal, nunca había sentido la fuerte impresión de su monumental catedral (mejor, de sus dos catedrales); tampoco alcanzaba a comprender el significado de su gran empresa local: la Caja de Ahorros de Plasencia y, por supuesto, desconocía su incidencia posterior en mi vida…”

“Así, en los afanes y los días, continuó diciendo, me sorprendió trabar amistad con el nieto del forjador de la cartilla Rayas, en la que aprendí a leer. Y la Plaza, el Aula, el Martes, el Puerto, el Valle…; por la mañana, a mediodía o por la noche, como testigos del paso del tiempo, del rumor de los negocios y de las conspiraciones, se convirtieron en lugares apacibles y comunes donde vive el ser de carne y hueso. Territorios en los que hablando de todo y de nada, aprendí a querer y, a veces, a cuestionar, supongo que pasa con casi todos los amores, este lugar fundado para agradar a Dios y a los hombres.”

“Fruto de esos testimonios, y siguiendo la estela del tiempo, quiero decir que me he nutrido de una ciudad culta con más de ochocientos años de historia, a la que su fundador dio un Fuero en el que se protege la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, Una ciudad que ya aparece en las Cantigas del Rey Sabio y en la que se celebraban bodas reales, que hoy inundarían las redes sociales.”

“De una ciudad que esculpe en lápida de piedra, sobre una de sus siete puertas, su amor por la libertad. De la que contrata al mayor escultor de su tiempo para culminar su joya monumental y religiosa. De la sede de obispos bibliófilos que en su tiempo crean los primeros estudios universitarios de Extremadura o fletan naves, en la época de los descubrimientos, para viajar de continente a continente. Y del pueblo que crea leyendas sobre inverosímiles hombres voladores.”

“De la filantropía placentina que funda hospitales o costea colegios para niños huérfanos. De los prohombres que fundan una empresa con un alto valor social, para combatir la usura, fomentar el ahorro y ayudar al desarrollo local y comarcal. De un pueblo que vibra con los toros y con sucesos como El muerto resucitado…; de los placentinos que viven para impulsar estudios precursores de la divulgación cultural y buscadores de raíces que se guardan en depósitos de la memoria colectiva, como el Museo Etnográfico-Textil. De la ciudad en la que nace el mayor conocedor del folclore español, expresión del alma popular. De aquella ciudad en la que florece, a finales del siglo XIX, una prensa plural de todos los colores, impresa en alguna de sus numerosas imprentas locales…” Y concluyó agradeciendo a la Corporación y al alcalde la distinción, que “es un honor recibirla”.

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