El escultor Juan de Ávalos García-Taborda (Mérida, 21/10/1911; Madrid, 06/07/2006) fue nombrado Hijo Predilecto de su ciudad natal por el Pleno de la Corporación celebrado el día 18 de mayo de 1961, bajo la presidencia del alcalde, Francisco López de Ayala y García de Blanes, y renunció a tal honor por carta remitida al alcalde, hecha pública en la sesión del Pleno celebrada el 27 de mayo de 1963.
En la primera sesión citada, el secretario dio lectura a una moción de la alcaldía dirigida al Pleno, en la que se afirma que el “el ilustre escultor D. Juan Ávalos García-Taborda, hijo de Mérida, ha llegado a escalar, por sus relevantes méritos personales, las más altas cimas de la fama en el difícil arte de la Escultura.”
“De todos nosotros, prosigue la moción, es conocida la importancia y trascendencia de las obras que ejecutó o tiene en ejecución, tales como las del Valle de los Caídos, las del Alcázar de Toledo, las de Guayaquil y tantas otras que pregonan sus méritos a través de las más diversas naciones.”
“En Mérida -continúa- contamos con muestras de su arte en el mausoleo familiar del cementerio y en un paso de la Hermandad de Ex-combatientes (sic).”
“El afecto y cariño del artista a Mérida, a su patria chica, está reconocido repetidamente en sus frecuentes viajes a ella y en sus manifestaciones públicas ante la Prensa.”
“Por todo ello, esta Alcaldía estima procedente que la Corporación estudie, y en su caso acuerde, reconocer los méritos de don Juan de Ávalos García-Taborda, cuyo acuerdo podría plasmarse en su reconocimiento como Hijo Predilecto de Mérida.”
Posteriormente, el alcalde glosó su propuesta ampliando datos que confirmaran los grandes méritos del ilustre emeritense y recordando hechos que prueban el reconocimiento de la Corporación de tales méritos, como el acuerdo de la Comisión Permanente de 25 de enero de este año, enviándole expresiva felicitación con motivo de haber sido encargado de la ejecución del monumento a los Héroes del Alcázar.
Más adelante, la Secretaría informó de los trámites a seguir en la ejecución del acuerdo, si llega a tomarse, con arreglo a los dispone el apartado 12 del artículo 123 y artículo 300 y siguientes del Reglamento de Organización.
Oída la opinión de todos los concejales, que se mostraron coincidentes con la moción de la Presidencia, por aclamación se acuerda que “se cumplan los requisitos legales para que sea ejecutivo el nombramiento de Hijo Predilecto de Mérida, que se otorga desde luego al genial escultor don Juan Ávalos, hijo ilustre de esta ciudad, lo que aparte de la certificación de este acuerdo se hará constar en artístico pergamino”.
En la sesión ordinaria del Pleno celebrada el 13 de octubre de 1961, el alcalde contesta a una pregunta sobre cuándo podrá celebrarse el homenaje al escultor, a lo contesta que “tan pronto sea aprobado el Reglamento de Honores y Distinciones, a cuyo efecto tiene en estudio la confección del pergamino a entregar”.
En la sesión ordinaria del Pleno celebrada el 27 de mayo de 1963 se da lectura a la carta del escultor emeritense D. Juan de Ávalos García-Taborda, dirigida al alcalde, Francisco López de Ayala, por la que renuncia al título de Hijo Predilecto de Mérida. En la misma, el escultor dice: “Hace tanto tiempo que yo me he preguntado cuál será la razón del abandono en que incurría el ayuntamiento compuesto por tantos amigos al dejar pasar el tiempo sin hacerme entrega del título de Hijo Predilecto, que en su momento tan feliz me hizo. Nunca quise preguntar a pesar de que fui informado de que hubo votos hostiles a esa proposición porque siempre achaqué este abandono a la abulia característica de los hijos de nuestra tierra”.
Continúa diciendo Ávalos en su carta que “hoy, mientras trabajaba, he meditado los hechos acontecidos y mandé traer de mi archivo la certificación del Ayuntamiento que tan dignamente presides y cómo en un párrafo 10º dice textualmente: Que una vez obtenido ese conocimiento de la Superioridad se señale por la Alcaldía el día en que debe tener lugar la entrega del pergamino a D. Juan de Ávalos García-Taborda, que se verificará con toda solemnidad, con citación al pueblo en general…”
“Creo ser yo quien rompa este enojoso silencio para decirte a ti, alcalde de mi Mérida, que quizás tenga razón esa superior Autoridad que con mi discreto silencio evidencia una desaprobación, colocándoos a vosotros en una situación difícil ante mí. Esperemos por tanto a que yo, en mi modesto conocer, obtenga los méritos suficientes para aspirar a ese máximo honor, pues vistas las circunstancias en la actualidad debe ser excesivo. Por lo tanto, os devuelvo el compromiso que adquiristeis conmigo fruto de tu excesivo celo de alcalde amigo y desorbitada pasión de paisano. No interpretes esto como soberbia, sino como un simple ejercicio de humildad, del cual todos estamos necesitados. Para mí, Mérida sigue siendo mi Mérida y vosotros, mis amigos. Recibe un abrazo fuerte de tu siempre incondicional Juan. Madrid, 9 de mayo de 1963.”
El alcalde expuso a continuación su sorpresa “por el contenido de mencionada comunicación, que no puede explicarse si no es por alguna circunstancia que la Corporación desconoce”. Examinada detalladamente dicha carta, se lamentan las manifestaciones que en la misma se contienen “por tratarse de un eminente artista emeritense” y se trae a la vista el acuerdo de 18 de mayo de 1961, por el que se le concedió por aclamación el título de Hijo Predilecto de Mérida, “cuya entrega pública no se ha llevado aún a efecto, al no haber sido aprobado hasta el día 16 de abril de 1962 el Reglamento de Honores y Distinciones de este Excmo. Ayuntamiento”.
Tras una amplia deliberación en la que intervinieron todos los asistentes, se realiza una votación, en la que se abstiene el señor Godoy Grajera y manifiesta el señor García Puente “que no debe tomarse decisión alguna en tanto y por el señor Ávalos no se aclaren los diversos extremos en su carta. Conocido el resultado de la votación, el alcalde propuso que fuera aceptada la renuncia presentada por el señor Ávalos y que se solicitara del mismo aclaraciones al contenido de su escrito, y por acuerdo de la mayoría se acuerda aceptar su renuncia al título de Hijo Predilecto de Mérida.
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