Concatedral de Santa María, de Mérida |
Antonino figura como octavo obispo de Mérida en la relación de veintiún obispos del Arzobispado de Mérida-Badajoz, que se inicia con Marcial (¿-255) y concluye con Arnulfo (a. 839-d. de 862), a la que sigue después la relación de los obispos de Badajoz, que comienza en el 904 con Theodocutus y concluye con el 79, con Antonio Montero Moreno (1980-1994). Después vienen los arzobispos, que comienzan con el anterior (1994-2004) y terminan por ahora con el cuarto, José Rodríguez Carballo, desde este mismo año.
El nombre y dignidad de Antonino aparece en el Chronicon de Idacio (tomo IV) hacia el año 445 al referir los sucesos de los herejes maniqueos y priscilianistas que se refugiaron en Astorga. Estos fueron descubiertos y juzgados por Santo Toribio y por el obispo Idacio, que fue quien puso estos sucesos por escrito y los remitió al obispo de Mérida, Antonino, según el siguiente escrito:
“En Astorga, ciudad de Galicia, son descubiertos ciertos maniqueos que hacía años permanecían ocultos, instruyéndose al efecto diligencias episcopales, que los obispos Idacio y Toribio, que los habían juzgado, remitieron a Antonino, obispo de Mérida.”
Esto demuestra que Antonino era obispo de Mérida y que le pusieron sobre aviso, ya que era también obispo de la Lusitania que, al lindar con Galicia, temieron que la herejía se extendiera a la iglesia de Antonino. El propio Idacio escribe en su Chronicon en el año 448 que un hereje maniqueo llamado Pascencio, natural de Roma, fue cogido por Antonino en Mérida. Dice Idacio: “Pascentium quendam urbis Romae, qui de Asturica diffugerat, Manichaeum, Antonio, episcopus Emeritae comprehendit.” El obispo Antonino oyó a Pascencio, examinó la causa y decidió expulsarlo de su provincial, tal y como indica el propio Idacio en un escrito posterior. “Auditoque etiam de Provincia Lusitania facit expelli anno 448.” Este escrito revela que Antonino no solo actuó como obispo de Mérida, sino como cabeza de su provincia eclesiástica.
Como señala el autor de “España sagrada”, Enrique Flórez, Antonino ejerce su fuero metropolitano, cuando su Decreto obra sobre todos los límites de la Lusitania, y no precisamente de su obispado, como quien era cabeza de la provincia. Por este documento se deduce el tiempo y noticia de Antonino, pero no se expresa allí ni su principio ni su fin ni el año en que falleció.
Vivió durante el reinado del suevo Rechila, por el cual es muy creíble que padeciese algunas contradicciones, por cuanto Idacio refiere que era gentil, en cuya ceguedad murió en Mérida el mismo año en que Antonino desterró de Lusitania al hereje Pascencio. Empezó entonces a reinar Reciario y, como era católico, es verosímil que la Iglesia respirase en su tiempo; pero muerto luego por el rey godo Theodorico en el año 456, este enemigo de la Iglesia invadió la Lusitania y, queriendo saquear Mérida, salió el cielo a su defensa por el soberano patrocinio de la Virgen y Mártir Santa Eulalia, que le aterró con portentos. Este maravilloso suceso en tiempo de Antonino, o de su sucesor, como también de quienes vivieron desde la mitad del siglo V hasta la mitad del siguiente, en cuyo espacio se sabe que el rey godo Eurico causó graves daños en Lusitania, según refiere San Isidoro en la historia de los godos.
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Bibliografía consultada: Flórez,
Enrique: España sagrada, De los
obispos de Mérida, Trat. 41, cap. 8, págs. 166-168; González Salinero, Raúl: Diccionario
biográfico español de la Real Academia de la Historia: Antonino de Mérida;
y web del Arzobispado de Mérida-Badajoz.
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