Figura clave en el
desarrollo del constitucionalismo español y protagonista destacado en el
contexto político de las Cortes de Cádiz, Francisco Rodríguez de Ledesma
desempeñó un papel importante como diputado entre 1813-1814 y durante el
Trienio Liberal (1820-1823), afirma la prologuista de la obra, la académica
Carmen Fernández-Daza, directora del Centro Universitario “Santa Ana” de
Almendralejo, a la memoria de cuyo padre, Mariano Fernández-Daza, IX Marqués de
la Encomienda, dedican los autores, Ramos Rubio y Pérez Mena, su octava obra
sobre los liberales extremeños que desempeñaron relevantes papeles en el
gobierno español y de manera muy especial en las Cortes de Cádiz. [1]
Francisco
Rodríguez de Ledesma nació el 25 de diciembre de 1760 en Salvatierra de los
Barros (Badajoz) y se ignora cuándo y dónde pudo morir, porque firmó su
testamento el 18 de febrero de 1823, en plena crisis del Trienio Liberal, y en
1825 no se halló rastro de él ni en Extremadura ni en Madrid tras unas
diligencias ordenadas por la Corte para dar con su paradero.
Hijo
de Francisco Rodríguez de Ledesma y Francisca de Vera y Morales, miembros de la
baja nobleza local, esta ascendencia le permitió crecer en un ambiente de
ciertas influencias sociales y culturales y en su implicación en los
movimientos liberales. Bajo la tutela de su tío carnal, el canónigo Fernando de
Ledesma, quien más tarde llegaría a ser deán de la catedral de Badajoz y sería
nombrado preceptor del príncipe Fernando, futuro rey de España, recibió una
sólida formación, marcada por un ambiente culto y religioso, que sentaría las
bases de su desarrollo intelectual.
A los 19 años comenzó sus estudios universitarios en la
Universidad de Sevilla. Poco después se traslada a Salamanca. A los 23 años
comenzó a trabajar en varios bufetes de abogados en Salamanca y en su pueblo
natal, lo que le permitió obtener práctica en el mundo jurídico. Ejerció la
abogacía en los Reales Consejos del Colegio de la Chancillería de Granada y como
asesor del Regimiento de Milicias Provinciales de Badajoz. Fue el primer
presidente de la legislatura ordinaria de 1813, que comienza el 1 de octubre y
finaliza el 18 de octubre de 1813. Fue diputado por Extremadura en las
elecciones de 1820 para las legislaturas de 1820, 1821 y 1821-1822.
Abogado del Colegio de Madrid, fue autor de diversas
obras, entre las que podemos destacar la traducción que hace del italiano de la
obra de Alejandro Verri Las noches
romanas del sepulcro de los Escipiones, publicada en Madrid en 1904-1821,
en seis volúmenes. En 1895 publica El
Discurso del Voto de Santiago, un impuesto que gravaba las tierras
agrícolas de España, que consideraba una carga injusta sobre los campesinos,
abolido por las Cortes de Cádiz en 1812.
En el examen del proyecto de la nueva división territorial del Reino, se leyó la propuesta de la Comisión de crear una provincia denominada Extremadura baja, con Mérida como capital. Rodríguez de Ledesma abogó por Badajoz, afirmando que lo tenía todo para capital. Tenía 13.500 habitantes y 2.250 apenas Mérida. Era silla episcopal y contaba con seminario conciliar y la importante presencia de tropas destinadas a defender esta plaza, le permitía reunir las tres cabezas (política, religiosa y militar). Recalcó que todos los diputados de Extremadura estaban de acuerdo, excepto el señor Calatrava, diciendo que si había nacido en Mérida, había residido siete años en Badajoz y proclamó que lo que debía buscarse no era la felicidad de una ciudad, sino la de toda la provincia y resaltó las ventajas y desventajas de una y otra.
La actividad literaria de Rodríguez de Ledesma estuvo muy ligada a la traducción. Una de sus obras traducidas fue Tratado elemental de la economía política; dirigida a los ministros de la gobernación y de la hacienda nacional Verri, Pietro, 1728-1797.
Rodríguez de Ledesma llevaría cabo no solo una labor
política, jurídica, literaria, sino otra como dramaturgo, que le llevó a
escribir el ensayo Sobre el origen de la
naturaleza de las pasiones, del gesto de la acción teatral, con un discurso
preliminar en defensa del exercicio cómico, que firmó con el seudónimo de
Fermín Eduardo Zeglicorscosac.
Nuestro personaje fue un hombre complejo dentro del
liberalismo español, un hombre polifacético de gran bagaje intelectual. En su
trabajo político, promovió los ideales de la soberanía nacional, siendo el gran
defensor de que el poder reside en la nación y no en el monarca, mostrando
siempre su apoyo al parlamentarismo y a la representación política sin
vacilación. En su faceta artística, mostró con claridad sus ideas liberales,
que se plasmaron claramente en su libertad creativa. En el ámbito jurídico, fue
un entusiasta de la codificación, entendiendo que las leyes, bajo una correcta
codificación, traerían claridad y seguridad jurídica.
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1] Vid.: Ramos
Rubio, José Antonio y Pérez Mena, José Luis: Francisco Rodríguez de Ledesma, diputado, jurista y dramaturgo español,
TAU Editores, Cáceres, 2025, 124 págs.

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