jueves, 31 de marzo de 2022

BEATO JOSÉ POLO BENITO, DEÁN DE PLASENCIA Y TOLEDO



José Polo Benito (Salamanca, 27/01/1879; Toledo, 24/08/1936) fue un clérigo y escritor español, deán de las catedrales de Plasencia y Toledo, presidente y consejero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia y promotor del viaje del rey Alfonso XIII a Las Hurdes en junio de 1922. Murió asesinado durante la Guerra Civil Española en la Puerta del Cambrón de Toledo el 24 de agosto de 1936, a los 57 años de edad, y beatificado por el papa Benedicto XVI el 28/10/2007 en Roma. Su cuerpo incorrupto se encuentra en la capilla de los Mártires de la catedral de Toledo.

    Estudió en el Seminario de Salamanca los cuatro años de latín y primero de Filosofía, continuó en el de Ciudad Rodrigo 2º y 3º de Filosofía y 1º de Teología. Volvió a Salamanca en 1897 para finalizar los estudios eclesiásticos, doctorándose en Teología y Cánones. Siendo estudiante, dirigió La Semana Católica.

    Fue ordenado sacerdote en 1904. Inició su actividad como coadjutor de Sancti Spíritus (Salamanca). En 1905 fue nombrado catedrático de la Universidad de Salamanca y capellán de las franciscanas de la ciudad. En 1907 fue designado secretario de cámara del Obispado y en 1908, canónigo y examinador sinodal. En 1911 vino a Plasencia como maestre-escuela de la catedral. En 1912 fue nombrado secretario del gobierno eclesiástico por vacante de la sede en 1913 y en 1918, deán de la catedral. Durante su estancia en Plasencia dirigió la revista Las Hurdes, organizó el Congreso Nacional Hurdanófilo celebrado en la ciudad y fundó el periódico Regional (1907-1914). Asimismo, participó en el Congreso Eucarístico Internacional de Viena, en el Congreso Social de las Asociaciones del Norte celebrado en Plasencia; en la Asamblea de la Buena Prensa, en Zaragoza, y en el Congreso de Previsión Social de Barcelona. El 19 de enero de 1905 visitó en Guijo de Granadilla (Cáceres) la tumba del poeta Gabriel y Galán. Se sienta junto a su lápida, saca un cuaderno y escribe estos versos: “Y a través de parduscas paredes/ yo percibo los flébiles ecos/ del solemne cantar funerario/ que, isócrono y lento, / va llenando los ojos de lágrimas/ va llenado de sombra el templo.” [1]

    El 25 de enero de 1923 fue nombrado deán de la catedral de Toledo, donde continuó su actividad pastoral y humanística. Ingresó como académico en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas el 05/04/1925 con su discurso “Las pinturas murales de la capilla de san Blas de la catedral primada de Toledo”. Fue vicepresidente del Consejo del Patronato de Previsión del Instituto Nacional de Previsión, presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, de la Esclavitud de Nuestra Señora del Sagrario y de la Dirección de Peregrinaciones a Roma y Oriente. Colaboró en los diarios ABC y Mundo Católico, así como en Prensa Asociada y dirigió la revista Tierra Santa y Roma. También colaboró en La Nación de Buenos Aires y otros periódicos y revistas extranjeros.

  Entre sus obras, caben destacar: “Feminismo social”, “La emigración en Béjar”, “Del periodismo católico”, “El hogar jurdano”, premio Roel; “Crónica del congreso social en favor de las Jurdes”, “El problema social del campo en Extremadura”, “El falso Rembrandt” (novela traducida al alemán), “Historia y novela”, “La acción de España en Palestina”, “Almas y tierras de América” y “Los senderos de la fe”. [2]

    El beato Polo Benito fue martirizado el 23 de agosto de 1936. En Toledo, una de las personas favorecidas por el beato fue el albañil apellidado Rosell, al que, cuando estaba en paro, le encargaba cualquier trabajo en su casa para darle a cambio una limosna camuflada o pago por el servicio prestado. Este albañil le traicionó. El 23 de julio de 1936 se presentó en su casa al frente de un grupo de milicianos, que practicaron un registro, le detuvieron y le llevaron a las dependencias de la Diputación Provincial para trasladarle dos días después a la prisión de Gilitos. Un mes después de su detención, el 23 de agosto, un trimotor del ejército republicano, escoltado por un caza, arrojó sobre el Alcázar bombas y bidones de gasolina, con el fin de provocar un incendio; pero la mala puntería de los aviadores provocó la muerte de varias personas que estaban fuera del Alcázar, pues la mayoría de las bombas cayeron en el exterior del recinto de los sitiados, alcanzando puntos tan concurridos como la plaza de Zocodover.

    Para vengar el desastre causado por su propia aviación, quienes controlaban la ciudad lanzaron a los milicianos contra los presos de Gilito. A José Polo Benito le acompañaban, entre otros, los dos hijos de Moscardó, comandante militar de la plaza y defensor del Alcázar: Carmelo, el más pequeño, y Luis, quien mantuvo con su padre la famosa conversación de teléfono entre Cándido Bello, presidente de Izquierda Republicana en 1936 y jefe de las milicias de Toledo y Moscardó, quien le dio un plazo de diez minutos para rendir el Alcázar o, de lo contrario, fusilaría a su hijo Luis, a quien se lo puso al teléfono… Ni se rindió el Alcázar ni fusilaron a Luis. Cuando los milicianos asaltaron la cárcel y ataron a los presos de dos en dos para llevarlos a las afueras de Toledo para asesinarlos, los dos hijos de Moscardó fueron atados juntos. Se produjo entonces el único gesto de humanidad de aquellos asesinos, porque uno de ellos, al fijarse en Carmelo, de 16 años, le soltó, le devolvió a la cárcel y ató a Polo Benito con el hijo mayor de Moscardó.  En la cuerda había ochenta hombres. Comenzaron a rezar el Rosario, Cuando llegaron a las Puerta del Cambrón, la comitiva se dividió en dos. El beato José Polo se dirigió a los asesinos en estos términos: “Dios es testigo del crimen colectivo que van a consumar. Él, en nombre de todos, les perdona.” Una ráfaga de ametralladoras acabó con su vida. La mitad en la Puerta del Cambrón y la otra en la Fuente Salobre. Al día siguiente, los cadáveres fueron enterrados en una fosa común. El 1 de febrero de 1941 sacaron el cuerpo del beato y lo depositaron en un ataúd en el cementerio de los canónigos del Cristo de la Vega. Al beato le destrozaron la cabeza a golpes de culata de fusil. Así se pudo comprobar cuando fue exhumado el 1 de febrero de 2007 con motivo de su beatificación, en presencia del cardenal arzobispo de Toledo, monseñor Antonio Cañizares. Cuando abrieron el nicho, se pudo ver el buen estado del ataúd y que su cuerpo lo habían envuelto en 1941 en una bandera española sobre la que había colocado una estola. Al retirar la bandera se descubrió que, en lugar de un conjunto de huesos sueltos, había un cuerpo incorrupto, que los forenses denominan saponizado porque, al perder el agua, la piel queda con un parecido a la piel de sapo. La cabeza no presentaba ningún agujero de bala. No recibió el tiro de gracia. Su rostro era una expresión de dolor por los golpes recibidos. Su cuerpo fue trasladado a la catedral y, tras su beatificación en 2007, la capilla del Sagrado Corazón, fue renombrada como Capilla de los Mártires, donde se halla su cuerpo incorrupto. [3]

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[1] Vid.: Pajuelo Jiménez, José Antonio y Luna Reina, Pedro: Blog La Voz de Plasencia: Un poeta en el olvido, de 09/02/2008.

 [2] Vid.: Juliá Martínez, Eduardo: Una vida y una muerte, Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, núm. 57 de Toletum, primera época,  Necrológicas de los doctores Agustín Rodríguez, José Polo Benito y Rafael Benítez Vega, de José Lillo Rodelgo y Agustín Rodríguez y Rodríguez, de 23/12/2013.

 

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