jueves, 20 de abril de 2023

LA HISTORIA Y PATRIMONIO DE LA MONTAÑA, EN VÍSPERAS DE SU BAJADA Y AÑO JUBILAR


Bajada a la ciudad de la patrona de Cáceres,
Nuestra Señora de la Montaña

En vísperas de su anual bajada a la ciudad, de su Año Jubilar (desde el 12 de octubre de este año hasta el mismo día del próximo mes y año, coincidiendo con el primer centenario de su coronación canónica) y en vísperas del día del libro, ha aparecido el libro “Historia y patrimonio de Nuestra Señora de la Montaña patrona de Cáceres”. [1]

El mayordomo de la Cofradía y el historiador del Arte y cronista oficial de Trujillo, académico correspondiente de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes y de la Academia de la Historia, han aunado esfuerzos para dar a conocer  la historia del culto a la patrona de Cáceres, la historia y arte del santuario y el patrimonio de Nuestra Señora, en una amplia obra que no dejará indiferente a los devotos desconocedores del origen del culto, de la historia y arte del santuario y del patrimonio que tiene la venerada imagen y patrona de los cacereños.

Prologa la obra el obispo de la diócesis de Coria-Cáceres, monseñor Jesús Pulido Arriero, quien celebra el “feliz acuerdo de la Real Cofradía de la Virgen de la Montaña de publicar este libro”, mientras que los autores señalan en su Introducción que “nuestra patrona es un símbolo del patrimonio cultural de la ciudad de Cáceres, teniendo como testigo el santuario, como un mirador que se alza en el cerro de la Mosca donde vela por todos los cacereños”.

La historia del culto a la Virgen se remonta en Cáceres a la Baja Edad Media. La centenaria advocación de Nuestra Señora de la Montaña se debe a un vecino natural de Casas de Millán, Francisco de Paniagua, que se asentó en las cumbres de la Sierra de la Mosca y que llegó a Cáceres hacia 1600, cuando tenía 20 años. Deambulaba por la ciudad con una pequeña imagen de Nuestra Señora, que aún se conserva en el actual santuario. Sancho de Figueroa y Ocano fue un presbítero ejemplar de la villa que guio con discreción los pasos del venerable Paniagua, dando cauce litúrgico a la devoción de Santa María. El primer documento en el que aparece el título de Nuestra Señora de la Montaña es en el año 1462. Antes, la Virgen recibía culto en la ermita bajo el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación o Nuestra Señora de Monserrate. La primera capilla en la que la Virgen recibió culto se practicó en una oquedad de la sierra. En 1626, Sancho de Figueroa encargó en Sevilla la imagen actual, que recibiría la advocación de Nuestra Señora de la Montaña. La Cofradía se constituye por Decreto de 25 de enero de 1635 y sus primeras Ordenanzas datan del 11 de mayo de 1635. En 1688, el ayuntamiento la tuvo por patrona, si bien no fue confirmada como tal hasta el 20 de febrero de 1906 por el papa Pío X. En 1642 bajó por primera vez a la ciudad en pública rogativa por la sequía. La primera bajada como patrona a la ciudad tuvo lugar el 25 de abril de 1906.

El santuario en el que recibe culto la Virgen de la Montaña es el lugar más visitado durante todo el año por miles de personas que se dan cita para venerar a la patrona. En 1635, el Ayuntamiento de Cáceres dona las primeras tierras en nombre del pueblo para acreditar su reconocimiento a la Cofradía y a la patrona. Francisco de Paniagua buscó la ayuda del entonces vicario de Santa María, Sancho de Figueroa, para la construcción de una primera capilla, que sería bendecida en 1626 por el obispo Gonzalo Bocarro de Espadero, rector de la iglesia de Santa María; pero este oratorio resultaba pequeño para acoger a un mayor número de fieles que diariamente se dirigían  a rezar, por lo que ambos iniciaron los trámites para construir otra capilla con más amplitud, obras que se iniciaron en 1630 y que seis años después, a la muerte de Paniagua, no habían concluido. Desde 1642 la cofradía y el ayuntamiento acordaron bajar a la Virgen en procesión en rogativa por las públicas necesidades de la época. En 1928, la Cofradía toma el acuerdo de que la Virgen baje cada cuatro años, costumbre que se convierte en anual desde 1945. Entre los años 2011 y 2012, se llevó a cabo una de las rehabilitaciones más ambiciosas y completas de la historia del santuario, un edificio de sillarejo, mampostería y ladrillo, de una nave, cabecera recta y camarín, con dos capillas a ambos lados del presbiterio. El retablo mayor se ha atribuido a Manuel de Lara Churriguera.

Desde el inicio del culto a Nuestra Señora de la Montaña, en 1626, la patrona comenzó a recibir múltiples donaciones, como joyas, alhajas o vestidos. El primer inventario data de 1642. Desde su declaración como patrona de la ciudad, en 1906, se ha acrecentado el número de donaciones: mantos, bienes muebles y alhajas. Las andas-trono de plata en las que procesiona fueron realizadas en el taller del orfebre M. Villarreal, en Sevilla, según acuerdo de la junta directiva de 26 de julio de 1959. La Virgen de la Montaña tiene 170 mantos. Cada uno tiene su historia, uno regalado por la reina Isabel II y el de la coronación, en 1924, se fabricó con un vestido de corte de la reina donado por ella misma. Entre las joyas y alhajas caben destacar las andas de plata, que pesan 1.500 kilos, en las que procesiona Nuestra Señora; la Placa de la Orden de la Gran Cruz de Beneficencia; la Medalla de Oro de la Guardia Civil, conmemorativa del 95 aniversario de la coronación en 1999.

La Virgen de la Montaña fue coronada canónicamente el 12 de octubre de 1924 en la Plaza Mayor de Cáceres por el cardenal primado, monseñor Reig. El 12 de octubre de 1949 se conmemoró el XXV aniversario (bodas de plata) de la coronación canónica. Las bodas de oro se celebraron el 12 de octubre de 1974, con misa pontifical celebrada en la plaza mayor por el nuncio de Su Santidad, monseñor Dadaglio.

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[1] Vid.: Fernández Rincón, Juan Carlos y Ramos Rubio, José Antonio: Historia y patrimonio de Nuestra Señora de la Montaña patrona de Cáceres, Tau Editores, Cáceres, 2023, 400 págs.

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