El tesoro es más moral
que económico. Ambos vocablos confluyen, empero, en significante y significado,
aunque el diccionario recoja más acepciones del segundo que del primero. Todos
tenemos un tesoro, aunque este no fuere ni dinero ni objetos preciosos, ni
obras de arte o libros, ni joyas ni diamantes o lingotes de oro. Por encima de
todo, un tesoro es un conjunto o suma de cosas muy dignas de estimación: mis hijos son mi tesoro, mi mujer es un
tesoro, mi madre es un tesoro de virtudes... En ocasiones, un tesoro son
determinados diccionarios, catálogos o antologías: el Libro del Tesoro, códice iluminado del siglo XIII, conservado en la
Biblioteca Nacional de Rusia; El Tesoro
de la lengua castellana o española (1611), de Sebastián de Covarrubias...
Un tesoro es equivalente a riqueza, joya, alhaja, prenda,
fisco, hacienda, caudal, fortuna, riquezas, gema, maravilla... En la acepción
económica, un tesoro es una cantidad de dinero u objetos preciosos guardada u
oculta. En la acepción moral, llamamos tesoro a una persona muy valiosa y digna
de estimación ("¡eres un tesoro!", "¡tesoro mío!"...); es
el libro que guardamos como tesoro. Hay tesoros convertidos en mitos,
sepultados bajo los escombros: la tumba de Alejandro
Magno, el tesoro de Atahualpa,
el Arca de Noé, el galeón de Hernán Cortés hundido en el regreso a
España desde Cuba, aún no hallados...
El tesoro está presente en la lengua y en la caja. El refranero español nos traduce sabiamente las virtudes de un tesoro: "El que oye y calla, su tesoro se halla", refiriéndose a las virtudes de la prudencia y el silencio; "los tesoros tienen fuerza para quebrantar las peñas", o "poderoso caballero es Don Dinero"; "ni de vino ni de oro hagas tesoro"; "no es más rico el que más ha, mas el que menos codicia" (porque el codicioso, por mucho que posea, nunca se sentirá satisfecho); "quédese pobre el rico y verá claro que no tenía amigos"... "Juventud, divino tesoro/ Ya te vas para no volver/ Cuando quiero llorar, no lloro.../ Y a veces lloro sin querer", cantare Rubén Darío por el tesoro ido... ¡ Ay, tesoro perdido...!
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