A nadie que llegue a Mérida por cualquier vía le pasarán inadvertidos los numerosos carteles indicativos de que hoy se inaugurare el "65 Festival Internacional
de Teatro Clásico de Mérida 2019", "el festival de teatro clásico más
antiguo de los que se celebran en España" y "considerado el más
importante en su género", así como las obras que se representan este año y
sus fechas.[1]
Sin embargo, parece que, desde hace años hemos perdido la romanidad del
Festival y hemos sustituido los números de su ediciones por los ordinales,
utilizados para ordenar los elementos de una serie y el lugar que ocupan dentro
de ella. Si sostenemos, como afirma la web del Consorcio, que "el teatro
romano es el que funciona como tal más antiguo del mundo" [2],
con las sesenta y tres ediciones celebradas desde 1933, en que Margarita Xirgu
como protagonista de Medea, lo reinaugurare por segunda vez en la época moderna,
resulta cuando menos sorprendente que, desde hace años, los números ordinales
hayan sustituido a los tradicionales romanos que se utilizaren en ediciones
anteriores.
Los
números romanos tienen de por sí valor nominal, por lo que no se añade ninguna
letra volada: XVII Juegos Olímpicos de la era moderna (decimoséptimos). Los
números romanos se emplean para expresar los siglos (siglo XXI); para los
nombres propios de papas (Juan Pablo II), reyes (Felipe VI); congresos, ferias,
festivales (LXV Festival de Teatro Clásico de Mérida), simposios, certámenes;
en libros, volúmenes, cantos, capítulos, secciones y divisiones de una
publicación; en los actos y escenas de una obra de teatro y para numerar las
páginas de los prólogos y principios de un libro; en las divisiones militares,
armadas, cuerpos del ejército, agrupaciones o grupos; en las carreteras
nacionales radiales (la N-V atraviesa la
provincia de Badajoz) ...[3]
Confundimos
los números cardinales, que expresan cantidad (he comprado dos sandías) con los ordinales (que expresan orden, el
lugar que ocupan en una serie determinada dentro de una serie ordenada de un
determinado elemento, que identifica e individualiza el sustantivo al que hace
referencia): es el primer prólogo que
escribo. Hay dos tipos de números cardinales, los simples y los compuestos.
El simple abarca del cero al quince; los compuestos están compuestos por la
unión de varios simples. Los cardinales comprendidos entre el dieciséis y el
diecinueve y entre el veintiuno y el veintinueve se escriben con una sola
palabra y, a partir del treinta, se expresan con dos palabras, utilizando la
conjunción: treinta y uno, noventa y ocho... Cuando un cardinal ejerce la
función del sustantivo se escribe siempre en masculino: el cinco, el nueve...,
tan cantado por los niños del colegio madrileño de San Ildefonso que anuncian
los números premiados en la Lotería Nacional. El cardinal adopta el género del
sustantivo al que se refiere.
La
escritura de los números romanos se basa en el uso de siete letras del
alfabeto, a las que se les asigna un valor numérico fijo: I= 1; V =5; X = 10; L=
50; C =100; D= 500; y M= 1.000.[4] No
sé si a mi querido amigo, el dramaturgo Martínez-Mediero, que tanto luchó por
el Festival de Teatro Clásico de Mérida, o a su actual director, Jesús Cimarro,
le habrán pasado inadvertidas estas consideraciones. A mí, no. Como tampoco a
otros, como a la revista "Grada" que, en su agenda de hoy, escribía:
"LXV Festival de Teatro Clásico de Mérida", "XX Festival de luna
al fuego" en Zafra; "III partido de baloncesto inclusive de
Cocemfe", "XXX Festival de Teatro Clásico de Cáceres"... Hemos
arrinconado los números romanos por los cardinales, quizá porque en las bases
de los concursos de carteles no se exije que el número del festival debe ir en
números romanos o porque los dibujantes no supieren cómo se escriben, con lo
fácil que resulta buscar su conversión en Internet, como las operaciones
matemáticas enrevesadas se hacen hoy con las calculadoras, en lugar de
quebrarse la cabeza. Desde luego, los cartelistas no se la quiebran: ponen 65 y
tan tranquilos.
En
cierta ocasión fui convocado durante mi estancia profesional en Mérida a una
reunión en la que se abordaban los preparativos de un Foro cuya primera edición
iba a celebrarse en Zafra. Al ver el cartel, ya editado, me sorprendí al leer
su leyenda: el número I romano con un er voladito,
como quienes escriben María con la a
voladita (Mª), a todas luces incorrecto. Dije: si ustedes suprimen el er, cómo leemos el acontecimiento que
anunciamos: exactamente igual: "I Foro de..." (Primer Foro
de...") Se avinieron a corregirlo y tirar los ya editados.
Veintiún
siglos para esto: para dejar atrás la numeración romana de quienes fundaren el
templo de la palabra y su festival. Rivas Cherif, cuñado de Azaña, dijo de la
representación de Medea: "En vista del éxito, instituiremos una serie de
festivales clásicos en el Teatro Romano de Mérida, durante la primera quincena
de junio de cada año. Queremos hacer de aquellas ruinas un Salzburgo o una
Siracusa" [5], pero con numeración
romana..., como marca la tradición que nos legaron los romanos, no solo
nuestros hermanos árabes.
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[1] Vid.: Web del Consorcio del Festival
Internacional Teatro Clásico de Mérida 2019. (https://www.festivaldemerida.es/el-festival/).
[2] Vid.: Ob. cit.
[4] Vid.:
Web buscapalabra.com (https://www.buscapalabra.com/blog/numerales-cardinales-ordinales-y-romanos-2.html).
[5] Vid. Web Margarita Xirgu. Vivencias. (http://margaritaxirgu.es/castellano/vivencia/2medea/medea.htm).