lunes, 30 de septiembre de 2024

LOS MARQUESES DE MIRABEL, HIJOS ADOPTIVOS DE PLASENCIA


    El Ayuntamiento de Plasencia acordó nombrar hijos adoptivos de la ciudad a los duques de Montellano y Marqueses de Mirabel en la sesión ordinaria celebrada el 29 de mayo de 1972, bajo la presidencia del alcalde, Juan Francisco Serrano Pino, don Manuel Falcó Escandón y doña Hilda Fernández de Córdoba, al concurrir en el citado matrimonio los méritos suficientes para tal nombramiento, como son: “ser descendientes de una ilustre familia, que fundó la ejemplar y benéfica institución del Colegio de Huérfanas de San José”; por “haber restaurado el Palacio de los Marqueses de Mirabel, convirtiéndole en un magnífico museo que tiene a disposición y servicio de la ciudad; que su amor a Plasencia y su placentinismo lo ponen de relieve en todos los actos oficiales y particulares, cuando ello es necesario, hechos que se comprenden en el artículo 2º de Honores y Distinciones de este Excelentísimo Ayuntamiento”.

    “Por unanimidad y con el quórum de dos terceras partes de los señores concejales, se acuerda declarar Hijos Adoptivos de Plasencia a los Excmos. Sres. Don Manuel Falcó Escandón y Dª Hilda Fernández de Córdoba, duques de Montellano y Marqueses de Mirabel.” La propuesta de nombramiento fue formulada por varios concejales en la sesión ordinaria celebrada por el pleno el 16 de diciembre de 1971. El Pleno acordó por unanimidad aceptar la moción e instruir el oportuno expediente reglamentario y nombró juez instructor al teniente de alcalde Miguel Cantero Mozos.

    El señor Falcó y su esposa recibieron el título de Hijos Adoptivos durante un acto celebrado en la Casa Consistorial el día 7 de junio de 1973.

    Manuel Falcó Escandón, IX duque de Escandón (Ile de France, París, 02/09/1892; Madrid, 28/07/1975), XI Marqués de Castel-Moncayo, VII Conde de Villanueva de las Hachas, X Marqués de Pons, gentilhombre grande de España con ejercicio y servidumbre del rey Alfonso XIII y diputado al Congreso por Valencia en 1923. Era hijo de Felipe Falcó y Osorio, VIII duque de Montellano, y de Carlota Escandón y Barrón. Casado el 16 de julio de 1928 con Hilda Joaquina Fernández de Córdoba y Mariátegui, hija de los duques de Arion, también como su suegra dama de la reina Victoria Eugenia de España, III condesa de Santa Isabel, XIII marquesa de Mirabel y XII condesa de Berantevilla. Tuvo cuatro hijos: Felipe, marqués de Pons (1929-1962); Rocío, XI condesa de Berantevilla (1932-1990); Carlos, V marqués de Griñón (1937-2020), a los 83 años; y Fernando, III marqués de Cubas (1939-2020), a los 81 años. Manuel Falcó Escandón falleció en Madrid a los 82 años.

    El 04/04/1927, el rey Alfonso XIII le nombró vocal de la Junta Nacional del Centenario de Goya. El 11 de agosto de 1941, por Decreto de 31 de julio, Franco le nombra presidente del Patronato de la Fundación Mirabel-Patronato del Monasterio de Yuste.

    Hilda Fernández de Córdoba y Mariátegui (Madrid, 24/04/1908; 01/07/1998), XIII marquesa de Mirabel y III condesa de Santa Isabel y XII condesa de Berantevilla; Grande de España, Dama de la Reina. Era hija de Joaquín Fernández de Córdova y Osma, VIII duque de Arión (1870-1957) y de María de la Luz Mariátegui y Pérez de Barradas, IV marquesa de Bay (1881-1959). Le sucedió su nieta Alejandra Falcó y Girod, grande de España, y de su primera esposa, Pilar Juana (Jeannine) Girod de Avellanal, casada con Jaime de Carvajal y Hoyos, XV marqués de Almodóvar del Río. Falleció en Madrid a los 90 años.

    A principios del siglo XX, la duquesa de Montellano y Marquesa de Mirabel, madre del marqués de Griñón, desafió a una sociedad liderada con fundamentos machistas. Era una amante de la caza mayor, un deporte que aprendió junto a su padre, Joaquín Fernández de Córdoba, duque de Arión, con el cual compartía una estrecha relación. Tras su fallecimiento, Hilda heredó, entre otras cosas, la finca Valero, en Malpica del Tajo, donde aprendió a disparar, una habilidad impensable en aquellos años para una mujer. La práctica la convirtió en una de las mejores monteras del momento, a tal punto que redactó un manual de instrucciones que cualquier aficionado a la disciplina debería aprender. Gran amante de los animales, fundó junto a su esposo el “World Animal Fund”.

    Alfonso Díaz de Bustamante y Quijano (Corrales de Buelna, Santander, 1911; 23/08/1994), alcalde de Cáceres (1963-1977), estuvo casado con María Cristina de Ulloa y Ramírez de Haro, muerta en accidente de tráfico, con quien tuvo ocho hijos. Posteriormente contrajo matrimonio en Plasencia con María del Rocío Falcó y Fernández de Córdoba, hija de los marqueses de Mirabel y condesa de Berantevilla, aunque el matrimonio no duró mucho, ya que falleció a los 57 años, al caer por unas escaleras de Preciados de la calle Serrano de Madrid.

    Los cuatro hijos de los marqueses de Mirabel han fallecido: el primogénito, Felipe, marqués de Pons; María del Rocío, condesa de Berantevilla; Carlos, marqués de Griñón, y Fernando, marqués de Cubas. El primogénito falleció a los 36 años en un trágico accidente; María del Rocío perdió la vida en un fatal suceso, al caerse con el carro de la compra; Carlos por el coronavirus, y Fernando tras una larga enfermedad. Los dos últimos murieron con siete meses de diferencia.

    Carlos y Fernando, los más populares de la dinastía, vivieron con pasión hasta el último de sus días. Carlos, el tercero de los cuatro, nació en Sevilla en 1937. Era ingeniero agrónomo por la Universidad de Lovaina y graduado por la Universidad de California. Fue empresario, amante del campo y las mujeres. Juró amor eterno a cuatro: Jeannine Girod, Isabel Preysler, Fátima de la Cierva y Esther Doña. Con las tres primeras tuvo cinco hijos.

    Fernando Falcó era abogado y llevó una vida apartada del foco mediático. Fernando y su hermano Carlos eran amigos personales del rey Juan Carlos desde su infancia. Sus padres cedieron uno de sus palacios, el palacio de Indo, en el Paseo de la Castellana de Madrid, para que allí viviera y estudiara, el entonces conocido como príncipe don Juanito, momento en que los tres compartieron pupitre.

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Bibliografía consultada: Archivo Histórico Municipal de Plasencia, Gaceta de Madrid; Boletín Oficial del Estado (BOE), diarios Hoy y El Español; www.fundacionmedinaceli.org., https://amomama.es


jueves, 26 de septiembre de 2024

FRANCISCO LÓPEZ DE AYALA Y DE LA VERA, ALCALDE DE MÉRIDA DURANTE LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA


Francisco López de Ayala. Retrato de Covarsí
 incluido en el libro citado de Fernando Delgado

Francisco López de Ayala y de la Vera (Mérida, 09/06/1893-08/08/1936) fue alcalde de la ciudad en la década de los años veinte del pasado siglo, desde el 18 de mayo de 1924 hasta el 26 de febrero de 1930, durante la dictadura de Primo de Rivera, fecha en que cesó a petición propia. Murió asesinado a los 43 años, al principio de la contienda civil el 8 de agosto de 1936., tres días antes de la toma de Mérida. Fue detenido el 27 de julio del mismo año y conducido a la finca “Los Colgados”, de Aljucén, y con él fueron fusilados tres más: Mario Balanzategui Álvarez, de 43 años, de Falange; Antonio María Fernández Domínguez, de 25 años, de Acción Popular; y Manuel Herranz Nieto, de 37 años, del mismo partido.

Hijo de José López de Ayala y Grajera, natural de Fregenal de la Sierra, y de Dolores de la Vera y Grajera, tuvo dos hermanos: Luis y Dolores.  Contrajo matrimonio en Mérida el 22 de mayo de 1918 con Margarita García de Blanes y Pacheco, nacida en Mérida el 29 de noviembre de 1898, hija de Román García de Blanes y Osorio, natural de Lugo, y de Margarita Pacheco Lerdo de Tejada, natural de Mérida. con la que tuvo cinco hijos: María Dolores, Francisco (el alcalde de Mérida que más años ha estado al frente del consistorio), Gonzalo, Margarita y María Josefa López de Ayala y García de Blanes.

Licenciado en Derecho en 1917 por la Universidad de Sevilla a los 23 años, procedía de una familia de larga tradición en el control y la propiedad de la tierra, siendo él mismo un significativo ganadero y de abolengo en la ciudad –los Vera--, uno de ellos “segundón principalísimo” en la conquista de Perú con Pizarro. En el primer tercio del siglo XX, según el Registro de la Propiedad Expropiable, solo diez propietarios sumaban el 56 por ciento de la propiedad expropiable del término municipal de la ciudad. Poseía 1.497 hectáreas. Su familia era la más rica de la ciudad. Entre sus propiedades heredadas destacan la finca Pachena (Jaén), Alberquilla (Guareña), Abadías y Talantosa (Mérida), Caballeros (Badajoz), La Vega del Toro (Solana de los Barros).

Su destacada personalidad, su caballerosidad y relieve social le llevaron a la corporación municipal en 1923 y por Real Orden de 18 de mayo de 1924 fue nombrado alcalde de la ciudad. Su etapa como regidor está señalada con “piedra blanca” en los anales de la población. Hombre de claro y positivo talento, fecundo en iniciativas y con energías y actividad suficientes para plasmarlas en realidades, inició la transformación urbanística de Mérida, dándole el empaque de verdadera ciudad y engrandeciéndola notablemente. Regeneró la hacienda local, en pésimo estado al hacerse cargo de la hacienda municipal; fomentó la instrucción pública, intensificando la enseñanza; realizó el saneamiento de la población con las obras de alcantarillado y parque que lleva su nombre en la Rambla de santa Eulalia; promovió la construcción de los depósitos generales de agua, cuartel de Artillería, pavimentaciones de calles y normalización perfecta de todos los servicios municipales, entre otras cosas.

El investigador López Díaz señala a López de Ayala como “la figura más representativa de la dictadura primorriverista, el hombre dentro de la política local que seguramente mejor se adaptaba al perfil de político que, por lo general, buscó la Dictadura. Joven y culto abogado, procedía de una conocida y adinerada familia emeritense: los Vera, emparentada además con otras familias de alcurnia dentro de la ciudad, como los García de Blanes. Su preeminente puesto en la sociedad local era avalado por ser uno de los máximos propietarios rurales del término, además de uno de los más importantes ganaderos de la provincia”.

López de Ayala y de la Vera desempeñó también los cargos de presidente de la Hermandad de Labradores durante muchos años, presidente de la Cooperativa de Ganaderos Extremeños, presidente provincial de Acción Popular y consejero de la Editorial Católica; candidato a Cortes en las elecciones de febrero de 1936; fundador, promotor y presidente del Consejo de Administración de la Sociedad “Productos de la Ganadería Extremeña, S.A”. (Matadero de Mérida), presidente de la Cámara Provincial y patrono del convento de las Concepcionistas de Mérida. Entre otras distinciones, estaba en posesión de la Cruz del Mérito Agrícola y de un diploma de agradecimiento de la Cruz Roja Española.

Políticamente conservador, López de Ayala y de la Vera fue fundador y presidente provincial de Acción Popular, un partido político español católico confesional, fundado recién proclamada la República con el nombre de Acción Nacional, que fue el núcleo aglutinante de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y que cambió su nombre por el de Acción Popular en abril de 1932, aunque siguió existiendo como partido autónomo después del comienzo de la Guerra Civil.

El investigador Fernando Delgado Rodríguez recoge en su libro “La Guerra Civil en Mérida” que los quince fusilados en la ciudad antes de la llegada de las tropas nacionales fueron inmortalizados en un cuadro por Adelardo Covarsí, que estuvo durante décadas en el Salón de Plenos del Ayuntamiento hasta que, con la llegada de la democracia,  fue retirado  y trasladado al almacén municipal de “La Algodonera”, donde fue rescatado para ser depositado en el Archivo Histórico de Mérida, lugar en el que se conserva.

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Bibliografía consultada: López Díaz, Juan Carlos: Mérida y la II República, Historia de un tiempo y sus protagonistas, Ayuntamiento de Mérida 1ª ed., mayo de 2011; Delgado Rodríguez, Fernando: La Guerra Civil en Mérida, edit.: Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de Extremadura, Excmo. Ayuntamiento de Mérida y Fundación de Caja de Badajoz, Artes Gráficas Rejas, S. L., Badajoz, 2014; Reina Corbacho, Francis: El convento de las Concepcionistas de Mérida: de colonizadores, aristócratas y alcaldes en dictaduras hasta VOX (https://www:elasaltodiario.com/ extremadura-convento-concepcionistas-merida) y diario Hoy.


domingo, 15 de septiembre de 2024

LOS OTROS JUEGOS EN PARÍS


Comité Paralímpico Español

    Finalizados los Juegos Olímpicos de París, celebrados entre el 26 de julio y el 11 de agosto pasados, hemos presenciado los otros Juegos, los Paralímpicos, del 28 de agosto al 9 de septiembre, en la misma ciudad. Son los Juegos de los otros, personas discapacitadas, sí, pero deportistas de alta competición.

    Ludwig Guttmann (1899-1980), médico neurólogo y neurocirujano, es considerado el creador de los Juegos Paralímpicos. Alemán y judío, pudo salir de su país tras la Noche de los Cristales Rotos para tratar al dictador portugués Antonio Salazar. No volvió a Alemania y se quedó en Inglaterra, mientras se libraba la guerra contra Alemania.

    Tras pasar por Oxford, Guttmann recaló en el hospital de Stoke Mandeville, al noroeste de Londres, con el propósito de rehabilitar a los soldados y civiles heridos durante la contienda. Sus pacientes, en su mayoría parapléjicos, pasan el tiempo acostados y sedados. Tienen veinte años. No pueden volver a caminar. “Solo les resta aliviar su dolor hasta que se produzca su piadoso final”, escribe Roberto Riccardi en “Corazón de campeón”, sobre la historia del doctor.

    El Gobierno británico encarga a Guttmann la creación de una Unidad Espinal. Allí comienza a introducir el deporte con el objetivo de rehabilitar a los heridos en la guerra, como herramienta de recuperación física y psicológica. Pasado el tiempo, la rehabilitación da paso a la recreación y a la competición.  

    En 1944 crea el juego de polo en silla de ruedas para mejorar la evolución y condiciones médicas de los tetrapléjicos de su unidad. Saca a sus pacientes al jardín y dispone un equipo para jugar contra otro de no discapacitados, también en silla de ruedas, con un objetivo: ganar al contrario, la esencia del deporte en igualdad de condiciones. El 29 de julio de 1948, coincidiendo con la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres, el doctor Guttmann organiza la primera competición con otros hospitales de ámbito nacional para deportistas en sillas de ruedas, que bautiza como Juegos de Stoke Mandeville.

    El éxito de esos Juegos se extendió internacionalmente entre las federaciones nacionales que fueron surgiendo. España participa por primera vez en unos Juegos Paralímpicos, entonces llamados Juegos Internacionales de Stoke Mandeville de minusválidos, en los de Tel Aviv de 1968. Tras las Olimpiadas de Roma, en 1960, y Tokio, en 1964, donde los Juegos ya compartieron ciudad con los de verano, los de México 1968 no pudieron albergarlos y comenzó una larga travesía del desierto. Seúl, en 1968, supuso un hito importante en la historia del movimiento paralímpico y Barcelona 92 marcó un antes y después en los Juegos Paralímpicos como los conocemos hoy. En 2020 los Juegos se truncaron por el Covid, aplazándose los Juegos de Tokio a 2021. En la capital nipona se dieron cita más de 4.200 deportistas de 162 países.

    En los XVII Juegos Paralímpicos de París 2024 se dieron cita 4.440 atletas de 185 Comités Paralímpicos Nacionales, que participaron durante los once días de competición en veintidós deportes. España compitió en 16 de ellos.

    Teresa Perales, leyenda del paralimpismo español e internacional, con veinte medallas en natación en seis Juegos, aprendió a vestirse sola en los vestuarios. La sociabilización y la actividad física mejoraron su calidad de vida, como pensó Guttmann al introducir el deporte de élite para discapacitados, del simple juego en el hospital a la motivación de ganar al contrario.                                                                                                                                                                                                         

viernes, 13 de septiembre de 2024

ÁNGELA MURILLO, LA FIRMEZA DE UNA MAGISTRADA EXTREMEÑA


La magistrada extremeña de la Audiencia Nacional Ángela Murillo (Almendralejo, 13/09/1952) se ha jubilado a los 72 años, tras 33 años en la Audiencia Nacional. Murillo fue, además, la primera mujer en formar parte de la Sala de lo Penal, elegida por la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) el 15/04/2008. Ingresó en la Audiencia Nacional quince años antes, en la que fue ponente de juicios como el `caso Nécora´, el clan de los Charlines o en las vistas contra la célula de Al Queda en España o la organización EKIN.

    Tras ganar las oposiciones a la Carrera Judicial, ejerció la judicatura en San Sebastián y Valencia. Fue inspectora delegada del Consejo General del Poder Judicial y, en 1977, magistrada en la Audiencia Nacional, sección de lo Penal y presidenta de la Sala.

    Trabajadora infatigable, ha pasado a la historia por aceptar las pruebas que se proponen para el juicio oral, como cuando contestó a la petición de un abogado de si podía dar agua a su defendido y le contestó: “Por mí como si bebe vino”, dando a entender con ello que la función del letrado en el juicio oral es luchar para lograr una sentencia de acuerdo con sus conclusiones. Fue la respuesta a la abogada de Otegi, en huelga de hambre, sobre si podía beber… Asimismo, los juristas han destacado de ella su facilidad para aceptar las pruebas que se proponen para el juicio oral, sin rechazar pruebas periciales o testificales, por numerosas que fueren, salvaguardando el derecho de las defensas, de acusadores o acusados.

    Sin embargo, su firmeza en la aplicación de la justicia le llevaron a excederse en ocasiones al formular prejuicios que invalidaron sus sentencias. Así, en 2018, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que la magistrada no debió volver a juzgar a Arnaldo Otegi por sus comentarios despectivos durante un juicio y haber permitido que le juzgara después por tratar de restaurar la ilegalizada Batasuna. El Tribunal Supremo, por otro lado, anuló la condena de dos años de cárcel que le impuso la Sala que presidía por homenajear a un preso de ETA.

    El Supremo ordenó repetir el juicio con un nuevo tribunal al estimar que se “prejuzgó” su culpabilidad al preguntar la magistrada si condenaba la violencia de ETA. La vista se celebró de nuevo y fue absuelto. “No voy a contestar”, respondió el dirigente `abertzale´. A lo que Murillo respondió: “Ya sabía yo que no iba a responder”, y Otegi replicó: “Y yo que iba a hacerla” (la pregunta).

    En otro juicio, tras escuchar el testimonio de la viuda del concejal de UPN en Leitza (Navarra), José Javier Múgica, sobre el asesinato de su marido en 2011, la magistrada no pudo evitar la exclamación, ante la indiferencia mostrada por los acusados: “¡Pobre mujer! ¡Y encima se ríen estos cabrones…!”, al ver la reacción de “Txapote” y otros tres acusados, sin percatarse de que tenía abierto el micrófono. Renunció para no “causar perjuicio alguno” a la causa, aunque reconoció que su expresión fue “ciertamente desafortunada”, si bien su imparcialidad se mantenía “inalterada”.

    A la etarra Idoia Mendizábal, en otra causa, le espetó: "¡Que no está usted en un bar, señora… Que se siente normal”, cuando la acusada puso los pies encima del banquillo…

    El odio de ETA hacia ella iba más allá de sus ocasionales exabruptos: en 1997 se descubrió que la jueza figuraba entre los objetivos de asesinato planificados por la banda terrorista, un asesinato que se desbarató solo tres días antes de la fecha prevista.

    Cuando volvía a su ciudad natal, Almendralejo, siempre lo hacía con escoltas que le guardaban las espaldas. En una ocasión, tras entrar en una tienda de ropa, los mandó a la puerta para que no fueran testigos de lo que iba a comprar: cosas de mujeres.


sábado, 7 de septiembre de 2024

VIDAL GIL TIRADO, EL FISCAL PLACENTINO DEL “CASO JOSÉ ANTONIO”, REPUDIADO Y REHABILITADO POR EL AYUNTAMIENTO


    Vidal Facundo Gil Tirado (Plasencia, 28/04/1879; Argelès-sur-Mer, Francia, 19/02/1939) fue el fiscal en el proceso seguido a José Antonio Primo de Rivera, en la cárcel de Alicante entre el 16 y el 20 de noviembre de 1936 y que le llevó al fusilamiento en la última fecha citada, durante la Guerra Civil Española. Nueve días antes, la comisión gestora del ayuntamiento de su ciudad natal emitió un decreto en el que le repudiaba y le despojaba de la ciudadanía placentina. Casi setenta y nueve años después (el 31 de julio de 2018), el ayuntamiento de su ciudad natal, a propuesta de la Asociación Cultural “Pedro de Trejo”, revocó el edicto de repudio y rehabilitó su memoria.

    Gil Tirado nació en el seno de una familia placentina y se crio en las calles san Martín y Coria, hasta que se marchó a Madrid a estudiar Derecho, que pudo cursar gracias a la ayuda que le prestó el ayuntamiento por su extraordinario curriculo de Bachillerato. Su padre, Pedro Gil Berrocoso, jornalero de oficio, había presentado en el ayuntamiento en septiembre de 1891 una instancia solicitando para su hijo “una de las seis plazas para otros tantos jóvenes pobres”, que el ayuntamiento le otorgó atendiendo a la “notoria pobreza del recurrente” y a las notas de “meritissimus” obtenidas en el Seminario. En julio de 1896, su progenitor presenta otra instancia para solicitar una subvención que le permita irse a Madrid a estudiar Derecho, que el ayuntamiento no duda en otorgarle por el “buen comportamiento y probada aptitud en los estudios”.
    
    En la primera década del siglo XX, el ya joven abogado Vidal Gil Tirado se encuentra en Plasencia, pues aparece empadronado en 1910 en la calle Monroy (actual calle Coria), junto con su esposa, Victoria Sánchez, natural de Guadalajara, y sus dos hijos, Elena y Pedro.
    
    En 1914 inicia su carrera en la judicatura y el ministerio fiscal. Algunos de sus destinos como teniente fiscal y juez de instrucción fueron Boltaña (Huesca), Hervás (Cáceres), Castuera (Badajoz), Tarragona y Melilla. Su afinidad a la II República le llevó a ser nombrado en los años 30 gobernador civil de Badajoz y Santa Cruz de Tenerife. En 1935 fue destinado como teniente fiscal a Alicante, donde ascendió a fiscal jefe de la Audiencia Provincial en enero de 1936. A partir del 1 de septiembre de ese mismo año presidió junto a dos jueces el Tribunal Popular de Alicante.

    Su designación como fiscal en el proceso contra Primo de Rivera marcó a Vidal Gil Tirado para el resto de sus días. Poco después fue elegido magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, y el 4 de julio de 1937 se publicó en el BOE su nombramiento como primer presidente del Tribunal Central de Espionaje y Alta Traición, creado durante la guerra expresamente “para la exigencia y efectividad de los delitos de rebelión, sedición, contra la seguridad del Estado, traición y espionaje, y para la de aquellas otras en que hayan podido incurrir los que hubieran participado en el movimiento rebelde”.

    Gil Tirado permaneció en ese cargo hasta marzo de 1938, cuando regresó a la Sala Segunda del Supremo. Según apunta el investigador José María Sánchez y Torreño, en su libro sobre el fiscal que enjuició a José Antonio, tras la salida del Gobierno republicano de Valencia, recaló en Barcelona, desde donde marchó al exilio en el sur de Francia a principios de 1939, al igual que otros miles de españoles que huían de la inminente victoria franquista. Acabó como refugiado en el recién construido campo de Argelès-sur-Mer, bajo unas terribles condiciones de vida, donde murió el 19 de febrero a la edad de 59 años.

Repudiado por su ciudad

    Gil Tirado es el único placentino del que se tiene constancia que haya sido desnaturalizado, un castigo simbólico que ni siquiera aparecía en 1939 en las ordenanzas, pero que fue adoptado por los regidores municipales de entonces con el objeto de cubrir de oprobio la figura del fiscal que, a sus ojos, fue uno de los responsables directos de la muerte de José Antonio Primo de Rivera.

    El edicto, que se ordenó fijar en todas las carteleras de la población, califica de “indignidad y traición” el papel de Gil Tirado durante el juicio. Según recoge Flores del Manzano, “la Comisión Gestora de este Excelentísimo Ayuntamiento, en sesión celebrada el pasado día 3 del mes de enero, con vista de documento que confirma plenamente de una manera oficial la participación del nacido en esta localidad Vidal Gil Tirado en el asesinato del fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera, acordó por unanimidad en nombre de la ciudad de Plasencia, hacer una solemne repudiación de la conducta de indignidad y traición del citado Vidal Gil Tirado, y borrar su nombre de entre los de sus hijos para siempre, en la forma pública que sea procedente”.

Revocación del repudio

El repudio apenas era conocido más que por un puñado de placentinos. El investigador Sánchez y Torreño lo mencionó en su libro de 2009 sobre la vida municipal a través de las actas de sesiones de 1936 a 1939. Flores del Manzano también lo recoge en su libro sobre la guerra y la represión en el norte de la región.  La Asociación Cultural placentina Pedro de Trejo, presidida por Francisco Valverde, hizo pública su intención de solicitar al ayuntamiento la rehabilitación del nombre de Gil Tirado y devolverle la condición de placentino. El alcalde, una vez presentada la solicitud, encargó un informe histórico sobre el personaje al Archivo Municipal y otro jurídico al secretario para determinar la forma legal sobre la que debería resolverse la restitución del nombre de Gil Tirado, que fue aprobada en el pleno municipal del 31 de julio de 2018, procedente en base a la Ley de la Memoria Histórica.

El alcalde de la ciudad, Fernando Pizarro, dijo que “es un caso especialmente denigrante” y que había actuado lo más rápidamente posible para cumplir con la ley. Para Sánchez Torreño, “la figura de Gil Tirado fue distorsionada por el franquismo y repararla es una cuestión de justicia”. Flores del Manzano afirmó que “se limitó a cumplir con su obligación de funcionario de un régimen legítimamente constituido”.

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Bibliografía consultada: Archivo Histórico Municipal de Plasencia; Biblioteca Histórica, Jurídica y Filosófica: 339: José Antonio Primo de Rivera y juicio en Alicante. II, Biografía de los jueces y fiscales. A (biblioteca-fag-blogspot.com; Diario Hoy, de 22/07/2018; BOE; Sánchez Torreño, José María: Vidal Gil Tirado, fiscal en el proceso a José Antonio, Ediciones del Ambroz, 2019, y Plasencia 1936-1939. La vida municipal a través de las actas municipales, 2009; Flores del Manzano, Fernando: Guerra civil y represión en el norte de Extremadura, Editorial Raíces, Madrid, marzo de 2018.