Felipe Fernández García (San Pedro de Trones, León, 30/08/1935; San Cristóbal de la Laguna, 06/04/2012) fue un sacerdote placentino, obispo de Ávila entre el 22/10/1976 y el 12/06/1991 y obispo de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife) entre el 12/06/1991 y el 29/06/2005.
Fue ordenado sacerdote en Plasencia
el 28 de julio de 1957 y recibió la consagración episcopal el 28 de noviembre
de 1976 en la catedral de Ávila, para la que fue designado por el papa Pablo VI. Cuando fue nombrado obispo,
todos en Plasencia decían: “Han nombrado obispo de Ávila al sobrino de don Ceferino.” Se referían a don Ceferino García Vidal (1912; 2001), tío
carnal suyo, nacido en su mismo pueblo, pero unido a la diócesis de Plasencia
de por vida, donde fue canónigo y deán. [1] Plasencia se encontraba en
sede vacante y él era vicario de Pastoral. Así lo contaba: “·El día 23 de octubre llamé a
un tío mío, cura de Plasencia, para que viniese a mi casa a las doce, porque
quería hablar con él. Pedí una conferencia con mi pueblo para esa hora. Cuando
llegó mi tío, a las doce, estaba yo al teléfono y le hice señas para que
escuchara lo que iba a decir en aquel momento: Madre, el Papa me ha nombrado
obispo de Ávila.” Don Felipe tenía
cinco hermanos sacerdotes y su madre estaba persuadida de que el pequeño, él,
llegaría a ser obispo. Fue, además, el primer obispo nombrado por la Santa Sede
tras la renuncia ofrecida por el rey Juan
Carlos I al Vaticano de la presentación de obispos en una terna, que antes había
asumido el Jefe del Estado y Generalísimo Franco. [2]
Ya como obispo de Ávila, fue el
primer obispo español en recibir a un papa en la diócesis de su titularidad el
1 de noviembre de 1982. Ante el reclamo de santa Teresa de Jesús, recibió a Juan Pablo II en las puertas de la
ciudad amurallada y ambos logran por primera vez en España reunir a un millón
de personas en la conocida como Segunda
Jerusalén.
El Papa había estudiado desde muy
joven las vidas de santa Teresa de Jesús
y san Juan de la Cruz y por eso
quiso visitar Ávila y Alba de Tormes en su primer viaje a España. Como él,
padeció la enfermedad del Parkinson. No fue el único punto en común. Durante
una de sus visitas ad limina (una de
las visitas al Papa que todos los obispos han de realizar al Vaticano cada
cinco años), el Santo Padre se sorprendió al reconocerle como obispo de Ávila
entre el grupo español, según contaba la revista Vida Nueva, y que sería una de sus anécdotas más recordadas.
--“Santidad –respondió el obispo--,
pero no soy el obispo de Ávila.
--¿Cómo? ¿Qué no eres el obispo de
Ávila?
--Efectivamente, Santidad, soy el
obispo de Tenerife desde 1991.
--Pero, ¿quién te ha mandado allí?
--Usted, Santidad…
--¡Yoooooooo…!” [3]
Otra de sus anécdotas durante su
estancia en Ávila ocurrió en los días previos a la muerte de Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña
(Madrid, 1893; Ávila, 1984), historiador y político español, ministro durante
la II República y presidente de su Gobierno en el exilio entre 1962 y 1971.
Regresó a España por dos meses en 1976 y se asentó definitivamente en ella
durante 1983. Antes de su muerte, el 10 de julio de 1984, el obispo, que
oficiaría su funeral, le visitaba diariamente en el hospital y le confortaba.
Don Claudio le dijo un día: “Señor
obispo: pido a Dios que me perdone mis pecados y que me llame con Él, porque aquí
ya no hago nada…” [4]
El 12 de junio de 1991, el papa Juan Pablo II le nombra obispo de
Tenerife, El 24 de julio toma posesión por poder, haciendo su entrada en la
diócesis el 11 de agosto de 1991. En su pontificado, destaca principalmente la
convocatoria y realización del I Sínodo de la Diócesis Nivariense (referido a
la diócesis de Tenerife y lo relacionado con ella). En 2001 instituyó los
traslados septenarios (cada siete años) de la imagen de la Virgen de la
Candelaria, patrona de las Islas Canarias, a las ciudades de Santa Cruz de
Tenerife (capital de la isla) y San Cristóbal de la Laguna (capital de la
diócesis). El traslado de la Virgen a Santa Cruz comenzó en 2002 y continuó con
el traslado a La Laguna en 2009 y así sucesiva y alternativamente cada siete
años entre ambas ciudades.
En el verano de 2002, tuvo que
cerrar la catedral de San Cristóbal de La Laguna debido a su deterioro y pasar la sede catedralicia provisional a la
cercana iglesia de la Concepción de la ciudad. La catedral permaneció cerrada
durante casi doce años y reabrió sus puertas en 2014, que el obispo Fernández no vería ya restaurada.
Durante su pontificado, el 30 de
julio de 2002 tuvo lugar la canonización en Guatemala del Hermano Pedro de Betancur, quien se convirtió en el primer canario
en ser canonizado por la Iglesia Católica, ceremonia presidida por el papa Juan Pablo II, y a la que acudió al
frente de una nutrida representación canaria.
El 29 de junio de 2005 fue nombrado
administrador apostólico de la diócesis al ser aceptada su renuncia por razones
de salud, que había presentado en septiembre de 2004. Cesó el 4 de septiembre,
pasando a ser obispo emérito de Tenerife. En su pontificado ordenó 68
presbíteros diocesanos, 5 religiosos y 2 diáconos permanentes.
Monseñor Felipe Fernández García falleció el 6 de abril de 2012, a los 76
años de edad, a consecuencia de graves problemas respiratorios. Tras ser velado
en el palacio episcopal y en la iglesia de la Concepción de San Cristóbal de la
Laguna, fue enterrado en la propia iglesia el 10 de abril de 2012.
[1] Vid.: Entrevista a Felipe Fernández
García, obispo de Ávila, en La nueva
Iglesia. (https://digital.march.es/fedora/objects/linz:R-47027/datastreams/OBJ/content)