sábado, 31 de agosto de 2024

EL REGIMIENTO OO. MM. NÚMERO 37, MEDALLA DE ORO DE PLASENCIA Y SU CORONEL, HIJO ADOPTIVO


Antiguo Regimiento de Plasencia ©Foto Ministerio de Defensa

El 10 de septiembre de 1970, el Pleno del Ayuntamiento de Plasencia, bajo la presidencia de su titular, Juan Francisco Serrano Pino, celebró una sesión extraordinaria durante la cual concedió la Medalla de Oro de la ciudad al Regimiento Órdenes Militares número 37 y el título de hijo adoptivo de la ciudad al comandante militar de la plaza, coronel Rodrigo Roldán García.

En el acta se hace constar que “se acuerda otorgar la Medalla de Oro de la ciudad de Plasencia a la bandera del Regimiento como reconocimiento a los méritos alcanzados y beneficios otorgados a la ciudad por el Ejército español a través de todas las unidades precedentes y representado en la actualidad por referido Regimiento de guarnición en esta plaza”. Asimismo, “se acuerda por aclamación nombrar Hijo Adoptivo de Plasencia al Ilmo. Sr. Comandante Militar de la Plaza, por su constante laboriosidad ejemplar, alto espíritu y capacidad extraordinaria puestas de manifiesto en bien de la ciudad, del Ejército y del glorioso Regimiento de su digno mando”.

El Regimiento de Infantería Órdenes Militares se formó a instancias del Consejo de Órdenes Militares, en respuesta a la petición del rey Carlos IV, de formar tropas destinadas a luchar contra la Revolución francesa, De este modo, en 1793 se creó lo que inicialmente se denominó Regimiento de Infantería Órdenes número 40, siendo su primer jefe el coronel Antonio Fernández de Córdoba y Pimentel, duque de Arión.

Entre 1793 y 1794 se organizaron tres batallones: el primero en Leganés y el segundo y tercero, en Ocaña. El primer batallón, destinado al Rosellón, cae prisionero en la batalla de Colliure, mientras que los otros dos continuaron las luchas del Rosellón hasta el final de la guerra. El primero y segundo batallón se reúnen en Ocaña y, posteriormente, trasladados a El Puerto de Santa María, se refunden con el tercer batallón.

En 1812 cambia su nombre por el de Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 25, hasta que en 1814 fue enviado a Ultramar. Por este motivo se creó en 1815 en Castilla la Vieja un regimiento gemelo denominado II Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 37 y, posteriormente, Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 33. En este mismo año, el Regimiento de Ultramar pasó a llamarse Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 33 y, finalmente, en la ciudad de Pamplona se refunden ambos regimientos con el nombre de Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 33.

Por las reformas de la infantería en batallones, en 1823 se forma el Batallón de Infantería número 65 y el Batallón de Infantería número 66, que son disueltos al caer prisioneros del ejército francés en el sitio de Pamplona. En 1920 se vuelve a reorganizar el que se llamó el Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 77, en base a los regimientos Sicilia número 7, Andalucía número 52, Constitución número 29, América número 14, Cantabria número 34, Garellano número 43 y Bailén número 24. En 1931 se fusiona con el Regimiento de Infantería Burgos número 36 y se formó en León el que se llamó Regimiento de Infantería número 36, con el que participa en la Guerra Civil Española.

En 1939 se reorganiza en Cáceres con el nombre de Regimiento de Infantería número 41, pasando en 1944 a llamarse Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 37. En 1960 toma la denominación de Agrupación de Infantería Órdenes Militares número 37, que es disuelto definitivamente en 1985.

La primera época del Regimiento abarca de 1793 a 1823 y tiene por sobrenombre el de “Defensor de la fe y de la ley”; la segunda época abarca de 1920 a 1931; y la tercera de 1944 hasta su desaparición el 8 de diciembre de 1992, en que el subteniente del CIR Centro de Plasencia, Juan Matas Garrido, presidió el último acto oficial.

El 11 de octubre de 1970 le fue impuesta la Medalla de Oro de la Ciudad, con corbata y lazo para la bandera, y a su coronel y comandante militar de la plaza, Rodrigo Roldán García, se le concedió el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad.

El coronel Rodrigo Roldán García comenzó su mandato en el Regimiento como coronel el 10 de junio de 1969 y permaneció en él catorce meses, hasta agosto de 1970. Su carrera militar se inició como soldado de Artillería del Regimiento Ligero número 2 en 1935. En 1936 recibe el empleo de alférez como alumno de la Academia de Infantería, agregado al Regimiento de Infantería San Quintín número 25. El 15 de agosto de 1941 asciende a capitán. El 23 de julio de 1968 asciende a coronel. Por Decreto 1318/1974, de 19 de abril, se le promueve al empleo de general de Brigada de Infantería. El 30 de abril de 1974 es nombrado segundo jefe de la Comandancia General de Melilla. El 23 de abril de 1975 se dispone su pase al Grupo de Destino de Arma o Cuerpo. El 31 de mayo de 1975 se le nombra vocal del Consejo Superior de Acción Social. El 5 de abril de 1978 recibe el nombramiento de segundo jefe de la Dirección de Servicios Generales del Ejército como general de Brigada de Infantería y diplomado de Estado Mayor. Finalmente, el 4 de junio de 1982 cesa en el citado cargo por haber ingresado en el Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria.

El 23 de marzo de 1938 recibió la Medalla de Sufrimientos por la Patria al haber sido herido grave en el frente de Córdoba el 7 de junio de 1937. En 1977 recibió la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y en 1980, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco.

El 17 de septiembre de 1974, en el salón de actos del Ayuntamiento de Plasencia, se le entregó el fajín de general, regalo del Regimiento, y el sable, regalo del municipio, por su ascenso al generalato.

El comandante militar de la plaza y coronel del Regimiento Órdenes Militares número 37, hijo adoptivo de Plasencia, falleció en Madrid el 16 de marzo de 1984, dejando viuda y tres hijos.

--------------------------------

Bibliografía consultada: Archivo Histórico Municipal de Plasencia; Historial de los Regimientos de Infantería Españoles, del Inmemorial número 1 al Cartagena número 70, San Sebastián, 10 de junio de 2013, págs., 38-39; Capitanía General de la 1ª Región; Militar: Historial del Regimiento de Infantería Órdenes Militares número 37, julio de 1970; La Voz de Plasencia: Adiós, desagradecidos, de 23 de mayo de 2008. Véase también: Martín Bernardi, Enrique, coronel subdelegado de Defensa en Cáceres: El Ejército en Plasencia, en La Constancia. Un Proyecto para Plasencia, Colegio, Cuartel y Universidad, Diputación de Cáceres, 2018, págs. 95-105; Gaceta de Madrid, Boletín Oficial del Estado y Diario Oficial del Ministerio del Ejército


viernes, 30 de agosto de 2024

JEREZ RINDE HOMENAJE A SU PRIMER CRONISTA OFICIAL FELICIANO CORREA GAMERO


Dedicatoria de la calle Derecha a Feliciano Correa.


Jerez de los Caballeros ha rendido esta mañana un homenaje al académico, escritor, investigador, Jerezano Ilustre y primer cronista oficial de la ciudad, Feliciano Correa Gamero con el descubrimiento de placas en la calle y casa en las que nació.

En el número 40 de la calle Derecha, en el distrito parroquial de santa Catalina, cuyo nombre se ha querido conservar, se ha descubierto, en primer lugar, una pequeña placa en la que reza: “Dedicada a Feliciano Correa, primer Cronista Oficial de la ciudad”. El homenajeado justificó el mantenimiento del nombre de la calle “porque ha así ha sido conocida siempre”.

Más tarde, los invitados se dirigieron a la casa en la que nació el escritor, ante la cual pronunció unas palabras el alcalde de la localidad, Raúl Gordillo Barroso, en la que justificó los méritos de Feliciano Correa como escritor, investigador, académico y cronista, por los servicios prestados al pueblo que le vio nacer y a las instituciones públicas y privadas que requirieron su ayuda.

Placa en la fachada de la casa donde nació el cronista de Jerez y académico

Visiblemente emocionado y ante su numerosa familia, Feliciano Correa pronunció un discurso en el que, tras relatar los primeros recuerdos de la casa en que naciere, recordó los hitos que marcaron su vida, con un recuerdo siempre en la memoria para su pueblo natal. Dio las gracias a la corporación y a los anteriores alcaldes y agradeció la presencia de las autoridades presentes, amigos llegados de Extremadura, de España y del extranjero, entre ellos el alcalde de Badajoz, Ignacio Grajera, el expresidente de la Diputación Provincial, Valentín Cortés Cabanillas; José Miguel Lodo de Mayoralgo, conde de los Acevedos, académico numerario de la Real Academia de Extremadura de la Letras y las Artes, así como varios académicos correspondientes; Cecilio Venegas, presidente del Club Senior de Extremadura y del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz, y dio cuenta de otros compañeros y amigos que no pudieron acompañarle en el acto y justificaron su ausencia.

El alcalde y el homenajeado hicieron entrega al matrimonio que vive hoy en la casa donde nació Feliciano Correa de un ramo de flores y un recuerdo.

Correa Gamero muestra una copia de la placa descubierta
por él mismo y el alcalde en la que casa en que nació

Tras un vino de honor servido en un establecimiento cercano, el cronista regaló a los asistentes su obra “Dos décadas prodigiosas: 1979-2002. Así vivimos el último cuarto del siglo XX”, una gran obra con más de 3.000 páginas, 1.374 ilustraciones y más de 2.000 documentos.


IBN MARWĀN, EL MULADÍ EMERITENSE FUNDADOR DE BADAJOZ


Monumento a Ibn Marwān en la alcazaba de Badajoz.


    ´Abd al-Raꜧḥmān Marwān b. Yūnus al-Ŷillӯqӯ (Mérida, Badajoz, primera mitad del siglo IX?-finales del siglo IX), más conocido como Ibn Marwān, fue un rebelde muladí (converso del cristianismo al islam) de la época de la fitna (periodo de inestabilidad y guerra civil durante el Califato de Córdoba entre los años 1009 y 1031). Su familia, de origen hispanogoda, procedía posiblemente del norte de Portugal y se instaló en Mérida bajo el emirato omeya, ocupando su padre el puesto de wali o gobernador de la ciudad bajo el emir abd-ar-Rahman II, hasta ser asesinado en el año 828 a manos de un grupo rebelde formado por rebeldes y muladíes.

    Durante dos décadas, Ibn Marwān fue uno de los más rebeldes del Occidente andalusí, manteniendo tensas relaciones con los soberanos cordobeses, rechazando aceptar su autoridad y firme en su afán de ejercer y mantener el control de los territorios del sur de Extremadura.

    Ibn Marwān encarna el sector social muladí de Mérida y alcanza las más altas cotas de poder en la ciudad favorecido por una clientela más o menos amplia por el gobierno de su padre o el éxito posterior de la sublevación marwaní.

    Hacia mediados del siglo IX (año 868) tuvo lugar una sublevación muladí en Mérida, donde Ibn Marwān fue hecho prisionero y enviado como rehén a Córdoba. Allí permaneció alrededor de siete años, durante los cuales se ganó la confianza del emir, gracias a su discreción y otras habilidades, convirtiéndose en capitán de guardias reales. Este ascenso le aportó muchas satisfacciones, pero también enemigos, como el háyib Hashim ibn abd al-'Aziz. Ocurrió un incidente entre ambos delante del emir. El abuso de poder del háyib y la humillación que sufrió Ibn Marwān provocó que este decidiera abandonar Córdoba junto a unos fieles compañeros, estableciéndose en Alange, población cercana a Mérida.

    El emir omeya era entonces Muhammad I, que envió un ejército hasta la zona para reducir al rebelde. Sitiaron el castillo durante tres meses hasta la capitulación de los insurrectos. Ibn Marwān pidió retirarse a vivir a la zona cercana de Batalius o Batalyaws (Badajoz) y eligió un enclave frente al cerro de la Muela, aunque el emir solo autorizó que se estableciera sobre el cerro. Su situación estratégica cumplía buenas condiciones de defensa natural, sumada a las fecundas tierras de la vega del río Guadiana, con tierras de labranza, ganadería y pesca. En este momento se sitúa el origen de la ciudad de Badajoz, ciudad cuya fundación le atribuyen las fuentes árabes.

    Muy poco tiempo después de su primer asentamiento en Badajoz, Hasim emprendió camino de Badajoz al mando de un ejército con el objetivo de capturar a Ibn Marwān. Enterado este, se dirigió hacia la fortaleza de Albuquerque o Lamego, según distintas fuentes. En ayuda del emeritense acudió al señor de Évora, Sad'dun al-Surumbaqi, a un lugar conocido como Munt Salut, cuya situación se discute, aunque probablemente se sitúe al norte del Tajo portugués. Lo cierto es que se produjo un enfrentamiento entre los partidarios de Ibn Marwān y las tropas emirales, con la consecuencia de la captura de Hasim por parte de los rebeldes, quienes lo entregaron a Alfonso III de Asturias, que a su vez lo devolvió a Córdoba previo pago de una cuantiosa suma. Es entonces cuando Ibn Marwān adquiere fama como señor del occidente andalusí y se establece en el monte próximo a las ruinas romanas de Ammaia, que tomaría el nombre de Marvȃo.

    Desde Marvȃo, Ibn Marwān, necesitado de gentes y pertrechos, lleva a cabo una serie de razias por todo el suroeste peninsular, desde el estuario del Trajo hasta la zona onubense y sevillana pasando por el Bajo Alentejo.  Junto a Alfonso III, ataca Lusitania en su parte hoy extremeña (Nafza, Coria, Mérida). Se ignora si a causa del arrasamiento de su propia tierra o no, lo cierto es que Ibn Marwān rompe su alianza con el cristiano y vuelve a establecerse en Badajoz hacia el 883-884.

    El nuevo emir –Abd Allah, hermano del anterior—reconocerá el señorío sobre Badajoz por parte de Ibn Marwān, que, sin embargo, poco pudo disfrutar de la paz, pues fallecería a finales del año 889 o principios de 890.

    La ciudad que fundó le recuerda hoy con una estatua en el entorno de la alcazaba, a la salida de la puerta de Yelbes, o de Elvas.

-------------------------------------------------

Bibliografía consultada: García Sanjuán, Alejandro: Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia; Rebollo Bote, Juan: La ruta de Ibn Marwān, en Lusitaniae, Guía de Historiadores, en El Trapezio; y Simón, Elisa, Ibn Marwān “al –Yilliqí”, fundador de Badajoz.


lunes, 26 de agosto de 2024

CAÑAMERO, PERFIL DE UN PERIODISTA


Juan Manuel Cañamero González (Mérida, 22/09/1968; Badajoz, 25/09, 2024), periodista, escritor, editor de periódicos y director de Diario de Mérida y Diario de Plasencia, falleció ayer domingo en el Hospital Universitario de Badajoz, a los 56 años de edad, víctima de una larga enfermedad, según ha informado hoy su familia. Sus restos mortales fueron incinerados hoy en el crematorio de Badajoz “Nuestra Señora de la Salud” del cementerio nuevo de la ciudad.

    Juan Manuel Cañamero González asumió desde temprana edad una condición de periodista sin serlo --porque el hábito no hace al monje--, sino una profesionalidad de un oficio liberal, en el que la vocación, la ética y los principios que la encarnan están por encima de títulos y carnés que no hacen ni al periodista ni al escritor, por mucho que se empeñen en afirmar lo contrario quienes, aun siéndolos, continúan pensando que el ser periodista, como el oficio de escritor, tiene un horario funcionarial, que solo consiste en acudir a ruedas de prensa y actos mil y poner el micrófono para limitarse a transcribir lo que los convocantes le manifestaren, y descansar el fin de semana. Véanse en el espejo de determinados políticos... A pesar de sus errores que, como todo profesional hubiere cometido, Cañamero hizo honor a una profesión sin horarios, con la verdad por delante y con la investigación por bandera. No hubiere en mis largos años en el periódico decano de la región más que otro como él, Isidoro Campos,  --quizá los únicos de la región-- que ejercieren un periodismo de investigación como nunca antes se hubiere realizado en Extremadura.

    Caña, como era conocido cariñosamente, inició su carrera profesional en 1985. Radiocadena Española (RCE), Radio Nacional de España (RNE), la SER (Sociedad Española de Radiodifusión), conocieron sus comentarios y críticas siempre conectadas con la realidad al minuto. En El Periódico Extremadura, comenzó su andadura como redactor de Deportes (1985), además de colaborar en RNE, RCE, Radio Guadiana, Agencia Efe y Diario As, y más tarde (1989) es nombrado responsable de la sección de Local en la delegación en Mérida. Como redactor de Local supo adaptarse al cambio de rol como solo lo hacen los profesionales. El director del periódico en esa época, el malogrado Francisco Pérez de Torres, pensó en él para reforzar la delegación del periódico en Plasencia, en 1991. En la capital del Jerte se distinguió como el periodista de raza que fuere. Sus informaciones no dejaban a nadie indiferentes y elevó el diario a las cotas más altas que conociere. Recibí llamadas de dos alcaldes ---José Luis Díaz y el fallecido Cándido Cabrera (alcalde de 1989 a 1995), en cuyo funeral coincidimos el 21 de enero de 2015--, que, durante veinte minutos, me retuvieron en horas inoportunas para protestar por las informaciones de Cañamero; pero no le dieron réplica, porque no había lugar a ella.

  En Plasencia, publicó dos libros fundamentales para conocer la historia de la transición placentina y la vida política de la ciudad desde las primeras elecciones democráticas hasta el final del mandato del último alcalde citado en 1995:  "Bastón de mando: de la caída de Mariño a la estatua de Cabrera" (Plasencia Diseño Gráfico, S.L, 1995), con prólogo de Gonzalo Sánchez Rodrigo. Ya en aquel acto de presentación se dignó llamarme "maestro" (véase El Periódico Extremadura de 14/03/1995, pág. 48), y "Cándido, perfil humano y político de un alcalde de Plasencia" (Plasencia Diseño Gráfico, SL, 1996), con mi prefacio "Olvido y perdón", publicado en El Periódico Extremadura el 29 abril de 1995, y prólogo de José Luis Mariño, que fue presentado en el Ateneo de la ciudad el 4 de enero de 1996.  Con los dos tuvo las suyas y con ambos terminó como amigo. También yo las hubiere con él cuando, como superior suyo que fuere, se despendolaba en ocasiones más allá de los debidos cánones que hubiere de guardar.

    Antes, su reconocida vocación periodística le llevó a fundar con 14 años su primer periódico, "Panorama escolar", en el colegio católico "Santo Ángel" de Mérida. En 1985 fue nombrado redactor jefe de Deportes de Radio Mérida Centro. En 1988 funda su segundo periódico, "El Deportivo Local de Mérida". En 1997 se le invito a trasladarse a la Redacción central en Cáceres. En 1988, el director, José Higuero Manzano, le nombra cónsul de El Periódico Extremadura en Barcelona, en la redacción de la cabecera madre del Grupo Zeta, El Periódico de Catalunya. En 1999 se traslada a Ceuta, donde es asesor del presidente de la Ciudad Autónoma, Jesús Cayetano Fortes Ramos (PP). En 2004 es nombrado director en funciones y director editorial del periódico "El Pueblo de Ceuta". En 2006 es asesor editorial de "El Faro de Ceuta" y en 2009 se jubila por enfermedad.

    Escribió diez libros (nueve ensayos políticos y uno de cocina típica ceutí). Era diplomado en Hostelería por la Junta de Extremadura, socio de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y de CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos). En 1992 fundó la Asociación de Periodistas, Corresponsales y Colaboradores de España (ASEPCO): era socio de la Peña Madridista "Emérita Augusta" de Mérida. Colaboraba en Digitalextremadura (DEX), en la revista "Grada" como crítico gastronómico, méridaycomarca.com y  en el periódico mensual "Mérida comarca".

    Desde su incorporación a DEX el mes de octubre de 2014, Cañamero dio nítidas muestras de su buen quehacer periodístico como analista político en sus acertados análisis sobre la política regional. Su anterior recorrido profesional por la región --Mérida, Plasencia y Cáceres-- le dieron una visión global de la clase política actual, heredera de la que conociere en su época en El Periódico Extremadura, que profesó, libre de ataduras políticas, con la libertad total con la que un periodista debe ejercer su profesión: la crítica no por la crítica misma, sino como una actitud ética de compromiso con la sociedad a la que sirve, en la que sobran periodistas vendidos y comprados por el poder, como otros que se limitan a hacer faenas de aliño y miran para otra parte, o los políticos de pacotilla..., para no complicarse la vida y seguir viviendo a espaldas de una realidad, que, en modo alguno, es la que ellos pintan, y contra la que el cronista se rebela, denunciándola desde la perspectiva de los débiles que no tienen quien les defienda, frente a los poderosos, que sí tienen quienes les sirvan. El hecho de que uno de sus primeros artículos en este periódico, "La estafa de Podemos" (véase DEX, de 31 de octubre pasado) obtuviera 1.700 "me gusta", revela hasta qué punto el analista político remueve las conciencias de quienes, por encima de sus legítimas ideologías, tratan de imponerlas al contrario, que tan bien las hubiere como tales, a veces tan impropias como la visualización de un presunto cambio, como el que IU pretendió dar a su coalición abstencionista con el PP en 2011, con el cambio del nombre de las instituciones de la Comunidad, que no en los boletines oficiales. Desde luego, un periodista crítico como él no es capaz de firmar chorradas como estas de las que ha vuelto a ser testigo en su tierra.

    El 27/01/2022, Cañamero funda Diario de Mérida con un editorial titulado “¡Va por ustedes!”, en el que afirma que el diario venía a servir a una sociedad madura “que no siempre lo tiene fácil, pero con esfuerzo encara el día a día y está lista para asumir nuevos retos futuros”.  El 30/01/2023, tras cumplirse un año de su fundación, coincidente con la festividad de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas, ambos periódicos --. Diario de Mérida y Diario de Plasencia-- publican un editorial conjunto titulado “Un año después”, en el que, tras recordar el artículo 20 de la Constitución, que reconoce y protege los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción, así como reconocía que el periódico era posible gracias a un grupo heterogéneo y diverso de escritores, políticos y empresarios que contribuyen a elaborar estos periódicos digitales gracias a su oferta cultural distinta, que no admite otra dependencia que la libertad y el derecho constitucional.

    Era –fue—un pesado impertinente, pero un periodista pertinente, que nunca dio su brazo a torcer a fuerza de ser sincero, aunque le despidieren sin dar la cara quienes debieren, sin que nada consiguieren.

    Descanse en paz quien defendió siempre la verdad, como el buen periodista que fuere.



jueves, 15 de agosto de 2024

EL DESTIERRO DE TIRSO DE MOLINA EN TRUJILLO




 

Retrato de Fray Gabriel Téllez,
de B. Maura (BNE)
Tirso de Molinaseudónimo de fray Gabriel Téllez (Madrid, 24/03/1579; Almazán, Soria, 20/02/1648), poeta, dramaturgo y novelista, pasó en Trujillo de 1626 a 1630, en pleno apogeo de su obra, objeto de una censura por parte de la Junta Reformadora para el teatro, por entender que no parecía bien que un fraile escribiese para el teatro, frecuentare los corrales de comedias y tuviere trato cotidiano con cómicos y representantes. Tirso tuvo que salir de Madrid y abandonar momentáneamente su actividad teatral, aunque siguió escribiendo comedias.

    El cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, ha creído conveniente que su figura como poeta, dramaturgo y novelista, además de fraile, y su estancia de cuatro años en la ciudad de Pizarro, bien merecían una novela histórica, que acaba de ver la luz. [1]

    Tirso de Molina pertenecía a la Orden de la Merced, fundada en el siglo XIII por san Pedro Nolasco, que tenía como misión principal liberar a los cristianos cautivos y ayudar a los pobres desamparados. El fraile abrazaba esta misión con todo su ser, dedicando sus días a trabajar por la libertad y el bienestar de los más vulnerables.

    El fraile mercedario había alcanzado como religioso una envidiable forma por su sensata prudencia y serena discreción, virtudes que le merecieron ser elegido comendador del convento de Trujillo. “Al destierro que ennoblece y eso fue lo que le ocurrió al buen fraile durante su estancia en Trujillo, lejos de convertirse en castigo, dio paso a un trienio de logros literarios, cuajada en su trilogía sobre los Pizarro, fruto de la relación con la familia Pizarro y en Trujillo, donde abundaban damas y galanes”, afirma el autor.

    Sostiene Ramos Rubio en su capítulo dedicado a su estancia en Trujillo, que “la rabia de los enemigos que pretendieron sepultarlo en el fango de la calumnia, se vio derrotada por los dignos y honrados elogios y amistades que encontraría en la ciudad, así como los amigos contemporáneos que defendieron su honor y la gloria del virtuoso mercedario, tales como Solórzano en Cigarrales de Toledo, Lope de Vega en Laurel de Apolo, o Juan Pérez de Montalbán en Orfeo en la lengua castellana.

    Tirso de Molina entró en Trujillo por el camino real el día 8 de junio de 1626. El convento de Nuestra Señora de la Piedad de Trujillo se encontraba en la calle Vivancos, y albergaba una comunidad de doce frailes. Había sido fundado en 1594 por doña Francisca Pizarro, marquesa de Charcas, hija de don Francisco Pizarro y viuda de su hermano Hernando, aquella distinguida dama que Tirso había conocido en Madrid. En Trujillo constató de primera mano la fundación de su convento y que aquellos conquistadores que había conocido en América no le habían defraudado.

    Fray Gabriel Téllez centró en la ciudad sus objetivos literarios en los Pizarro, escribiendo desde su celda. En función de su cargo visitaba las iglesias para recibir el canon, obligatorio en los testamentos, para la redención de los cautivos. De hecho, consiguió liberar del cautiverio en la capital argelina a dos jóvenes de la comarca: Pablos Martín, vecino de Jaraicejo, y Francisco Fernández, de Puerto de Santa Cruz, pagando cinco mil reales por cada uno.

Fachada del convento de la Merced de Trujillo

    En la biblioteca del convento descubrió las cartas de la conquista, procedentes de marinos que las habían enviado a España y contenían datos fascinantes sobre el Nuevo Mundo, que le acercaron aún más a su interés por los Pizarro. Esos abundantes datos, más los que le ofreció Juan Fernando Pizarro, nieto de Hernando y Francisca Pizarro, fueron el caldo suficiente para elaborar la Trilogía de los Pizarro, y darla a conocer tres años después en tres comedias históricas dedicadas a dramatizar hechos vinculados con los hermanos Pizarro, quienes participaron en la conquista del Perú.

    En Trujillo, al comendador le gustaba tratar con los comediantes que iban a la feria, donde se inspiraba para escribir obras con maestría y profundidad, que merecieron singulares elogios, tales como La huerta de Juan Fernández, que se representó en 1626, en la que critica las convenciones sociales de la época.

    En marzo de 1627 parte hacia Sevilla para reunirse con sus hermanos frailes en el convento de Santa María de la Merced. Allí publica la primera parte de sus comedias y escribe las dos primeras partes de la Trilogía de los Pizarro a través de sus miembros más comprometidos. Les consagra la Trilogía en tres comedias: Todo es dar en una cosa, en la que hace referencia a la niñez y adolescencia de Francisco Pizarro; Amazonas en las Indias, dedicada a Gonzalo Pizarro; y, finalmente, La Lealtad contra la envidia, glorificando a Hernando Pizarro, como el único superviviente que regresó a Trujillo.

    El 15 de agosto de 1629 se celebran en la ciudad las fiestas en honor a Santa María en su Asunción a los cielos, una de las fiestas más antiguas que se celebran desde el Medievo. Tirso sube a la plaza y la ve cerrada con troncos. Se arrincona en un vallado y se asoma de puntillas. El toro embiste con fuerza, mordiendo la corteza de los maderos. Le vibra el espinazo, da un brinco y salta la valla, escapándose por las callejas que bajaban desde la plaza, y una cosa le queda clara: no volver a presenciar otra corrida de toros.

    La recreación histórica de este capítulo de la vida de Tirso de Molina en Trujillo hace más atractiva la novela histórica sobre el comendador de las letras, genio de la poesía teológica plasmada en profundos autos sacramentales y en obras dramáticas y cuya estancia en la ciudad fue un honor para el convento trujillano de la Orden y para el orgullo de la ciudad.

------------------------------------

[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: El comendador de las letras. Historia y vida de Tirso de Molina, TAU Editores, Cáceres, 2024, 192 págs.



viernes, 9 de agosto de 2024

EL CALOR, LA CALOR…


    Los labriegos del pueblo prefieren el invierno al verano: lo sobrellevan mejor. Los urbanitas prefieren el verano al invierno, quizá porque hubieren las vacaciones que aquellos no tuvieren ni un solo día. Todos hablamos del tiempo, aunque a veces digamos que hablar de él es perderlo, esperar en vano algo que nunca se consumará… Cualquier día de la estación que fuere, nos encontramos a un vecino en el ascensor de la comunidad. No sabemos qué hablar y hablamos del tiempo: qué frío hace hoy, o qué calor… Tiene razón: no he podido dormir… Todos hablan del tiempo. Los informativos de los medios nos dan la información del tiempo que hace o que hará, antes de los deportes. Cada hombre es una criatura del tiempo en que vive.

    Mediado agosto, aún no llegado el día de la Virgen (la Asunción, 15 de agosto) y se cumple más que nunca el refrán: “De Virgen a Virgen, el calor aprieta de firme; antes y después, verano no es” (del Carmen a la Asunción). “¡Qué calor!” es la frase más oída estos días. El calor se dice en la lengua culta, es sustantivo masculino, según la RAE; pero hay zonas de España y América donde su uso está extendido en femenino: la calor. De hecho, para algunos hablantes, el femenino posee un significado propio de calor extremo. Como el mar o la mar. Lo normal es el masculino, pero también es válido su uso como femenino: “El mar, la mar. El mar. ¡Solo la mar!” (Rafael Alberti); pescaba en alta mar; vamos a hacernos a la mar…

    Estos bruscos cambios de tiempo en cualquier estación son achacados al cambio climático. Unos ya lo abrazan porque lo viven; otros no creen en él. No les preocupa el tiempo, porque no es un referente en su vida. Les da lo mismo el tiempo que haga. Como si todo lo hubieren, haga el que haga. “Quien defiende su tiempo, defiende su dinero”, dice un refrán, o “quien se burla del tiempo, el tiempo se burla de él” (ya es tarde para aprovechar el tiempo malogrado).

    Extremeños y los de la meseta buscamos en verano la costa. Hoy, el tiempo se ha invertido. Tanto calor hace en la playa como en el interior. Se buscan tierras, o costas, donde abrigarse de noche, señal de que las temperaturas son más suaves.

    Demos tiempo al tiempo. Ya llegará el otoño; ya vendrá el invierno. El tiempo vuela. No es peor que el tiempo pase, sino que nos lleve por delante. Tiempo tuviste: no culpes al tiempo, sino a ti que lo perdiste. ¡Oh, el calor, la calor!”, la fresca de la mañana, la noche tormentosa del día… Ni sábado sin sol, ni moza sin amor, ni viejo sin dolor… Otro día amanecerá y hará buen tiempo… Al buen día, ábrele la puerta, porque a cada día le basta su afán.


domingo, 4 de agosto de 2024

UN GALLO EN EL PARQUE


    Salimos de paseo al despertar el alba. A esa hora en que los gallos rompen la aurora desde el corral, reafirmando su autoridad sobre el gallinero. Los oíamos en el pueblo, pero no en la ciudad; pero he aquí nuestra sorpresa: apenas salir de casa, al pasar por un parque dentro aún de la ciudad, le oímos cantar. ¿Qué hace un gallo aquí, cantando su ki-ki-ri-ki, desafiante de otro macho, para dejar clara su hegemonía? ¿Por qué canta el gallo al amanecer?: por la mejor acústica que favorece su llamada por el aire.

El gallinero nos hace pensar en las gallinas; pero el corral no tiene necesidad de tener un gallo. Las gallinas ponen huevos a pesar de no tener gallos en su gallinero; pero no se concibe ninguno sin su gallo. Con las primeras luces del alba interpreta cada mañana su croar para despertar a la tropa. Un macho adulto suele ser más hermoso que la hembra por su magnífico plumaje y su cresta roja. Tiene dos barbillas bajo el pico y en sus patas, dos espolones.

No hay ya gallineros en la ciudad. ¿Qué hace este gallo solo cantando, despertando al vecindario, en el parque? ¿Habrá abandonado el corral? De pronto pasamos a su lado: sí, está en el parque, en la ciudad. Hay en la ciudad algún barrio marginal en el que conviven pequeñas industrias con las viviendas y los establos de los animales: ovejas, cabras, vacas, gallineros… Algunas mañanas, al pasear por su cercanía, tras oír el canto del gallo, veíamos a algún pastor sacar a sus ganados a pastar en campos abiertos. Primero, el gallo; después, el mugir de las vacas; los gritos del pastor guiándolas; el perro con sus ladridos… Todo ocurre en los pueblos, donde antes convivían vecinos y animales: los establos junto a las casas; los gallineros, aparte; pero no en la ciudad. Pues sí, a la ciudad viene cada vez más la gente de los pueblos que se mueren sin los oficios de siempre, sin los animales que nos acompañaren…

Los gallos nos recuerdan siempre el episodio evangélico de las negaciones de Pedro. Jesús le dijo: “En verdad te digo: antes de que el gallo cante dos veces, me negarás tres.” (Marcos, 14-30). Y esta mañana, y a la siguiente, cuando oímos el canto del gallo, no dos veces, sino tres veces tres, recordamos el episodio. Y, como símbolo de esa negación, recordamos las negaciones de los políticos, que niegan hoy lo que dijeren ayer y proclamaren a quienes les oyeren y escucharen. Es un cambio de opinión, dicen. Como si no oyeren el canto del gallo que les reta a desmentir sus asertos de ayer.

Entre las colmenas de la ciudad que rodean el parque no hay ya gallineros ni establos. ¿Se habrá perdido el gallo? ¿Lo habrá soltado alguien para que nos despierte al amanecer, como el despertador que fuere cada mañana?

El caso ha ocurrido en Cáceres, no en la Charca Musia, el polígono de los talleres, pequeñas industrias, cuadras, establos y gallineros, aún sin urbanizar; sino en el parque de José María Saponi, en la barriada del Perú, a la salida hacia Mérida por la N-630. Dos mañanas después, el gallo seguía allí, picoteando entre la hierba del parque, sin que nadie observara su gallarda figura. Ni siquiera lo vieron las mujeres que, a esa temprana hora, pasean a sus mascotas.

Recordaba el maestro Azorín: “Nadie puede decir: este gallo que no canta, algo tiene en la garganta. Los que tienen algo en la garganta son ciertos políticos y ciertos oradores de la burguesía y del pueblo…”, no el gallo que nos avisa del nuevo día.