Bartolomé
Romero Leal (Puebla de la Calzada, 17/08/1823:
Madrid, 1895) vivió desde su niñez en Mérida, en cuya ciudad mantuvo un bufete
abierto hasta que se entregó a la política, desde la que favoreció en todo lo
que pudo a la ciudad, razón por la que el ayuntamiento le otorgó el título de
hijo adoptivo y puso su nombre a la calle Mirabel en la que vivió.[1]
Desde su infancia vivió con su familia en Mérida. Ingresó
en el Seminario de San Atón de Badajoz y después cursó la carrera de Derecho en
la Universidad Central de Madrid, en la que logró la licenciatura en 1844. En
Mérida ejerció su profesión de abogado y fue presidente de la Sociedad
Económica emeritense. En 1854 fue nombrado secretario del Gobierno Civil de
Badajoz. Pocos días después de su estancia en la capital pacense, el cólera
morbó atacó la ciudad. Víctima del contagio, falleció el capitán general Trillo y enfermó muy grave el
gobernador civil, Ramón Cuervo. Romero
Leal se hizo cargo interinamente de la provincia y durante esta etapa creó
la Escuela Normal de Maestras y logró que la Comisión de Monumentos publicase a
sus expensas en 1857 la Historia de las Antigüedades de Mérida, de Fernández Pérez.
En 1855 fue nombrado gobernador civil de Cáceres, cargo
en el que cesó en agosto del mismo año, al ser nombrado para el mismo cargo en
Pontevedra, en el que cesó al caer el gobierno de O´Donnell.
En 1858 fue elegido diputado a Cortes por el partido de
Mérida, por el que fue reelegido en 1863 y 1865. Durante estos mandatos logró
el ferrocarril Ciudad Real-Badajoz, la construcción de numerosos cuarteles para
la Guardia Civil en los pueblos extremeños, la finalización de las carreteras
Madrid-Badajoz, Mérida-Sevilla y Cáceres-Mérida. Asimismo, impulsó el inicio de
los trabajos de las carreteras de Almendralejo al Puente del Entrín y la de Zarza de Alange a su estación. Sobre
el ferrocarril a Sevilla, Sáenz de Buruaga recoge de las actas
municipales que "el diputado a Cortes por este distrito, don Bartolomé Romero Leal, consejero de
Administración de la Compañía del Ferrocarril de Ciudad Real a Badajoz,
comunica que se va a subastar el f. c. (sic) de Mérida a Sevilla, que partirá
de nuestra ciudad. La inauguración de esta vía se festeja repartiendo pan a los
pobres, repique general de campanas, iluminación, música de aficionados en la
plaza y bailes, uno de ellos con refresco en el Teatro. El alcalde, don Alonso Pacheco y Blanes, pone la
primera piedra de la vía el 21 de septiembre de 1863." [2]
Romero Leal
fue también diputado provincial en los años 1854-1856 y presidente de la
Diputación pacense desde el 01/12/1854 hasta el 10/04/1855.
Según cuenta García Cienfuegos, Romero
Leal, junto a otros influyentes vecinos de Mérida, demostrando su ardiente
catolicismo y fidelidad al papa, envió el 3 de marzo de 1874 una protesta al obispo
de Badajoz, don Fernando Ramírez Vázquez,
ante la situación en que se encontraban las iglesias emeritenses, cuyos
sacerdotes se habían declarado en rebeldía ante el prelado pacense a raíz de la
bula Quo gravius,
promulgada por el papa Pío IX, el 14
de julio de 1873, debido a la extinción de la jurisdicción eclesiástica de la Orden
de Santiago en Extremadura, la cual había pasado al obispado pacense. En dicha
protesta se le exponía al obispo que la ciudad de Mérida vivía una situación
muy agitada y deplorable, ya que los antiguos clérigos santiaguistas se habían
apoderado de los templos con el apoyo de la autoridad civil, expulsando a los
sacerdotes nombrados por el obispo, habiendo tenido que habilitar estos una
capilla en una casa particular para poder celebrar los cultos.
El cura párroco de Puebla de la
Calzada, Eugenio García Carrasco, al
inscribir, el 27 de febrero de 1874, una partida de defunción, practica esta
diligencia: “como cura propio de esta villa de Puebla de la Calzada, Obispado
de Badajoz, por incorporación acordada en la bula Quo Gravius de las jurisdicciones exentas de las Ordenes Militares”.
Este espinoso asunto quedó zanjado el 20 de febrero de 1875, en el que una vez
asentada la Restauración con el monarca Alfonso
XII, el Gobierno Civil de Badajoz ordenó entregar las iglesias a los
representantes del obispo de Badajoz.
La rebeldía de los clérigos
santiaguistas queda reflejada también en La Nava de Santiago, localidad cercana
a Montijo, ya que el cura, José Nevado
Peña, no acata al obispo de Badajoz, siendo declarado inhábil. No obstante, un año más tarde este
acepta al prelado pacense, aunque no se le volvió a nombrar para regir ninguna
parroquia. Falleció el 10/X/1888 de una forma trágica, ya que se quitó la vida
pegándose un tiro.
En similitud a la actitud del cura Nevado de La Nava de Santiago, se
encontró también Juan de Dios Ávalos,
cura de Carmonita, que juró obediencia al papa y al obispo diocesano, al tiempo
que pedía el público perdón de su pasada falta de rebelión.[3]
Tras la
restauración monárquica con Alfonso XII, Romero Leal fue nombrado gobernador civil
de Valladolid y, posteriormente, secretario del Gobierno Civil de Madrid. Después
fue gobernador civil de Valencia y finalmente, oficial mayor del Ministerio de
la Gobernación.
El Ayuntamiento de Mérida le nombró hijo adoptivo de la
ciudad por su preocupación constante por ella durante su actuación como
diputado en Cortes y le dedicó la calle en la que vivió durante años. Falleció
víctima de una cruel enfermedad en 1895.
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[1] Vid.: Navarro
del Castillo, Vicente: Historia de
Mérida y pueblos de su comarca, T. III. Familias e hijos ilustres de Mérida
(siglos XV al XX), págs. 322-323.
[2] Vid.: Álvarez
Sáenz de Buruaga, José: Materiales
para la historia de Mérida (de 1637 a 1936), Diputación Provincial de Badajoz, Ayuntamiento de Mérida, 1994. Colección
Historia, núm. 18.
[3] Vid.: García Cienfuegos, Manuel, cronista
oficial de Montijo y Lobón: El político
Bartolomé Romero Leal y su tiempo (1823-1895), en Cronistas de Extremadura, mayo de 2016.