jueves, 10 de abril de 2025

I ENCUENTRO DE NOVELA HISTÓRICA E HISTORIADORES EN BARCARROTA



La localidad pacense de Barcarrota acoge este fin de semana el I Encuentro de Novela Histórica e Historiadores como promoción de las letras españolas y extremeñas en nuestro entorno. El Encuentro está organizado por el Ayuntamiento de Barcarrota, a través de su Biblioteca Municipal y el Ministerio de Cultura, a los que prestan su colaboración la Diputación Provincial y la Asociación “Amigos de Brandeton” de la localidad.


Mañana viernes, día 11, a las 10:30 de la mañana, tendrá lugar la inauguración oficial en la Biblioteca Municipal “Francisco de Peñaranda”, con la participación del Club de lectura del IES Virgen del Sotoserraño.

A las 12:00, la Casa de Cultura acogerá un programa de radio especial “Érase una vez en la biblioteca”, que emitirá Radio Barcarrota en el 107.1, con la participación de la escritora, historiadora y poetisa, además de guionista de teatro, cine y televisión, Rosa Lencero; Concepción Valverde, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid y autora de la novela “Las soledades del inca” que, de la mano del inca Garcilaso, nos acerca a la expedición de Hernando de Soto por tierras de la Florida; y Elena Álvarez, graduada en Turismo por la Universidad de Extremadura, premio Odilo 2025 de novela histórica otorgado en la Semana de Novela Histórica de Cartagena por “La hija de la novicia”.

A las 13:00 horas, estudiantes del CEIP Hernando Soto de la localidad mantendrán un encuentro con las citadas escritoras en la Biblioteca Municipal “Francisco de Peñaranda”.

A las 17:00 horas, en el salón de plenos municipal, dará comienzo la presentación de las ponencias, con las obras de Luz Milagros Moreno, directora de escena y guionista y Elena Álvarez, graduada en Turismo por la Uex y autora de cuatro novelas históricas. Seguirá un breve coloquio sobre “Mujer y literatura actual extremeña”, con Rosa Lencero, Luz Milagros y Elena Álvarez como ponentes, moderado por Concepción Valverde.

A las 18:00 horas tendrá lugar la exposición de los facsímiles de Barcarrota; a las 18:30, la presentación de la obra del poeta barcarroteño Benito Pla y Rafael Sánchez, poeta de Torre de Miguel Sesmero.

Finalmente, a las 19:00 horas, el académico extremeño Antonio Viudas, autor del “Diccionario extremeño” y editor científico de las obras de Pedro Caba, Luis Chamizo y Manuel Pacheco, expondrá la ponencia “Letras y artes vividas en Extremadura (1974-2025”.

Finalmente, el sábado, día 12, a las 10:00 de la mañana, tendrá lugar en el parador de Santiago un desayuno literario para todos los asistentes, que incluirá la exposición de obras de los ponentes y la actualidad literaria extremeña.

A las 11:00 habrá una visita guiada a la localidad organizada por la Oficina de Turismo. Y, a las 12:30, el Encuentro concluirá con ponencias en torno a la literatura y los estudios de la conquista americana, centrados en el fin de la leyenda negra, en el que participan Concepción Valverde, que presentará su obra “Las soledades del inca”; el catedrático y académico electo de la RAEX Esteban Mira, que expondrá su ponencia sobre la leyenda negra; Hernando de Orellana Pizarro, ingeniero de Caminos quien hablará sobre la Obra Pía de los Pizarro, de la que es presidente. Agustín Lozano moderará, finalmente, una mesa con los ponentes, que ofrecerán sus conclusiones.


miércoles, 9 de abril de 2025

ANTONIO OLIVEROS, UN CURA DE VILLANUEVA DE LA SIERRA, PADRE DE “LA PEPA”


Juramento de los diputados en la sesión inaugural de las Cortes de Cádiz de 1810
(Grabado de Tomas Carlos Capuz, 1864)

    Antonio Oliveros Sánchez (Villanueva de la Sierra, Cáceres, 17/01/1764; Talavera de la Reina, Toledo, 1820) fue un sacerdote católico y diputado liberal por Extremadura en las Cortes de Cádiz, destacado por su compromiso con las ideas progresistas durante la Guerra de la Independencia.

     Nacido en el seno de una familia acomodada de la localidad cacereña, famosa por haber celebrado la primera Fiesta del Árbol en 1805, fue hijo de Francisco Oliveros Durán, natural de la misma localidad, y de Antonia Sánchez, natural de Villa del Campo. Tuvo dos hermanos: Miguel (1758) y Josefa María (1760). Su nacimiento se produce durante el reinado de Carlos III, un monarca ilustrado que implementó diversas reformas con el objetivo de modernizar el país. Su vida y trayectoria reflejan la evolución de una España convulsa, atrapada entre las sombras del absolutismo y la luz del constitucionalismo y que, como figura destacada en las Cortes de Cádiz, encarnó los valores de una generación dispuesta a luchar por la libertad, la justicia y la dignidad humana.

    El académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, José Antonio Ramos Rubio, y el jurista José Luis Pérez Mena, abordan su periplo vital y la interpretación de sus discursos y textos en una obra de reciente publicación. [1]

    Hasta su marcha a Salamanca, a los 13 años (1777), Oliveros recibió una esmerada educación en Villanueva de la Sierra, con el apoyo de su tío Andrés Oliveros, canónigo de la catedral de Coria. El 13 de noviembre de 1777 comenzó sus estudios en Salamanca, matriculado en Bachillerato de Artes, que obtuvo el 4 de noviembre de 1779. Después encaminó su formación hacia los estudios teológicos en la Facultad Mayor de Teología, matriculándose en Derecho Canónico, cuyo título de Bachiller recibe a los 21 años, el 19 de junio de 1784. Más tarde cursó Teología Moral y entre los años 1784 y 1787 se matriculó en los últimos cursos de Teología, opositando a la cátedra de Regencia de Artes el 3 de julio de 1786 y el 11 de julio de 1787, alcanzando los títulos de licenciado y doctor. Oliveros logró la plaza y ejerció la actividad docente entre los años 1787 y 1792, fecha en la que fue ordenado presbítero.

    Abandonada la actividad docente, se dedica al ejercicio del sacerdocio en Salamanca durante unos meses y, en febrero de 1793, se traslada a Madrid tras conseguir unas de las canonjías vacantes de la Real Capilla de san Isidro, estrechamente vinculada al culto del patrón de Madrid y a la Corte y a la familia real.

     En Madrid, Oliveros se reencuentra con su amigo Manuel Mateo Luján, conocido de los años estudiantiles en Salamanca, donde estudió Leyes y Cánones, seleccionado para una canonjía en Plasencia, a la que renunció al no sentirse inclinado a la carrera eclesiástica, aunque después se juntarían en Cádiz para elaborar nuestra primera Constitución. Por su parte, Oliveros se dedicó exclusivamente al desempeño de su ministerio sacerdotal, aunque este se vio truncado por el inicio de la Guerra de la Independencia, que marcará un antes y un después en la vida de Oliveros.

      Antonio Oliveros continuó la buena relación que, desde su niñez, había adquirido con el cabildo de Coria, desde que su tío Andrés Oliveros había ejercido como canónigo de la catedral.

     El obispo de Tuy, Juan García Benito, fue un religioso extremeño natural de Torre de Santa María (Cáceres) que desempeñó un papel durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814) contra las tropas napoleónicas. Durante el conflicto, muchas figuras de la Iglesia y autoridades locales se vieron obligadas a huir de sus ciudades debido a la ocupación francesa. Antonio Oliveros llegó a alojar en su casa de Villanueva de la Sierra a obispos y familiares de canónigos de Coria y a alguna religiosa que huía del enemigo. No olvidemos que el obispo José Álvarez de Castro fue un destacado miembro del clero que se mostró decidido en su resistencia a la invasión napoleónica. Durante la ocupación francesa de Hoyos, Álvarez de Castro fue un ardiente defensor de la causa española. En 1809 fue capturado por las tropas francesas, quienes lo ejecutaron, aparentemente por su implicación en los esfuerzos de resistencia y en defensa de la independencia de España.

       En 1810, Antonio Oliveros fue nombrado representante de Extremadura en las Cortes de Cádiz en un acto celebrado en el palacio de la Junta Superior de Gobierno de Badajoz. Las Cortes de Cádiz fueron un órgano legislativo y de gobierno que se constituyó en 1810 con el objetivo de representar a la nación española frente a la ocupación napoleónica, hecho crucial porque comenzaron a trabajar en la redacción de la primera constitución española, conocida como la Constitución de 1812 o La Pepa.

     La provincia de Extremadura estuvo representada, además de por Antonio Oliveros, por Francisco María Riesco, Gregorio Laguna, Antonio María de la Vera, Juan María Herrera, Manuel María Martínez, Diego Muñoz Torrero, Manuel Luján y Francisco Fernández Golfín. El 24 de septiembre de 1810, Antonio Oliveros prestó juramento de fidelidad y formó parte de las Cortes hasta el 20 de septiembre de 1813, en que causó baja, llegando a ser secretario de las Cortes entre agosto y octubre de 1811.

    Cerrada la legislatura de 1813, Oliveros volvió a Madrid para ocuparse solamente de sus tareas eclesiásticas en la iglesia y Capilla Real de san Isidro.

    Fernando VII regresó a España en 1814, declaró nula la Constitución de Cádiz y todas las reformas llevadas a cabo por las Cortes entre 1810 y 1814. Su retorno marcó el inicio de un período conocido como La Década Ominosa, en el que inició una política de represión dirigida contra quienes habían participado en el movimiento liberal y apoyado la Constitución, que fueron arrestados junto a Oliveros, Muñoz Torrero y José María Calatrava, entre otros. El primero fue encarcelado en el presidio de La Corona, de Madrid, y en 1814 fue desterrado durante cuatro años a un convento de san Antonio de la Cabrera, desde donde se trasladó al convento jerónimo de Talavera de la Reina, donde falleció en 1820 y fue inhumado.

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   [1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y Pérez Mena, José Luis: Antonio Oliveros y Sánchez, cura patriota liberal y diputado constitucionalista (1764-1820), TAU Editores, Cáceres, 2025.


sábado, 5 de abril de 2025

“EL SER HUMANO ES EMIGRANTE POR NATURALEZA”, AFIRMA EL PROFESOR Y ACADÉMICO CALVO BUEZAS EN BADAJOZ


Profesor Calvo Buezas. Foto Diputación de Badajoz

    El profesor Tomás Calvo Buezas, catedrático emérito de Antropología de Iberoamérica y académico correspondiente de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, ha manifestado en Badajoz que “la historia de la humanidad es la de la emigración porque el ser humano es emigrante por naturaleza” y recordó, al respecto, los distintos períodos de emigración en España, entre ellos durante la Guerra Civil.

    Calvo Buezas realizó esta afirmación durante la presentación de su libro “Inmigración, racismo, sexismo y cambios de valores en España (1986-2024)”, que tuvo lugar el pasado jueves en el Salón Noble de la Diputación de Badajoz, según informa la institución en su página web.

    El libro de Calvo Buezas presenta los resultados de los estudios desde 1986 a 2024 sobre la evolución del racismo e inmigración en España, particularmente centrada en su encuesta escolar de valores de 2019, comparando sus resultados con las encuestas a jóvenes españoles en 1986, 1993, 1997, 2002, 2004 y 2008, y las realizadas en América y en Cuba en 2019.

    El autor comparó su obra como una enciclopedia o diccionario y subrayó que “tenemos que hacer mucha autocrítica de los valores que estamos perdiendo y educar mejor”.

    El acto fue abierto por la vicepresidenta primera de la Diputación, Raquel del Puerto, quien definió al profesor como “una persona de gran calidez, lúcida, brillante y tenaz, que ha obtenido numerosos galardones, entre ellos la Medalla de Extremadura”, otorgada por su constante lucha por la justicia y la convivencia pacífica entre las culturas, y le felicitó “por todo lo que nos ha enseñado en su vida y lo que le queda por ofrecernos”.

    En el acto intervinieron también los catedráticos de la Universidad de Extremadura, Fernando López y José Antonio Pérez, además de Antonio Ventura Díaz, exvicepresidente de la Junta de Extremadura, quienes elogiaron la talla humana e intelectual del profesor Calvo Buezas.


EL LEGADO ARTÍSTICO DE JUAN DE RIBERA EN CÁCERES


Fachada de la ermita de san Benito restaurada

    La pintura mural o al fresco en el siglo XVI en Cáceres es un aspecto artístico menos conocido en comparación con la arquitectura y la escultura de la época, pero que tuvo presencia en espacios religiosos y civiles, principalmente en iglesias, conventos y algunas edificaciones nobiliarias. La ciudad, de linajes altivos y casas solariegas de piedra firme, veía con cierto recelo la modernidad que venía desde Italia y Flandes; pero el arte silencioso y persistente, hallaba siempre su camino. Y, así, Juan de Ribera nos legó un panorama pictórico, en iglesias como las de Portaje, Mata de Alcántara, Torrejoncillo o Garrovillas de Alconétar, encontrando su mejor versión en la ermita de san Jorge.

    Son escasas las noticias sobre la vida del pintor Juan de Ribera. Tomás Pulido apunta que “hacia 1560 teníamos en Cáceres un pintor llamado Juan de Ribera”. Casado con María Escobar, eran vecinos de Cáceres y feligrés de san Juan. Su mujer era hija de Diego Carrillo y de Francisca de Godoy, emparentado con Francisco de Godoy, indiano cacereño. Juan de Ribera poseía una vasta erudición bíblica que se reflejaba en su profundo conocimiento de las Escrituras y su capacidad para interpretarlas con agudeza teológica y reflejar los pasajes en sus escenas pictóricas, Además, estaba versado en los grabados que circulaban en su época.

    El mayor repertorio de pintura mural de Juan de Ribera le encontramos en la dehesa “Los Mogollones”, a 12 kilómetros de la capital cacereña, en la conocida como ermita de san Jorge, patrón de Cáceres. La ermita de culto privado es de reducidas dimensiones. De las cuatro partes en que queda dividida por sus tres arcos, tres de ellas están cubiertas por agua mientras que la cuarta, formada por el coro, tiene su superficie frontal ocupada por frescos que representan escenas bíblicas. Los modelos de representación han sido tomados de los Evangelios Apócrifos (como es el caso de Santiago Peregrino), de modelos flamencos del siglo XV. Una de las escenas más impresionantes es la del Descendimiento, que tiene a la Virgen como tema central y el cuerpo ensangrentado de Cristo. Escasos restos quedan de otras escenas en la capilla, en cuyo centro está Dios Padre como señor del mundo.

    En el siglo XV, Lorenzo de Ulloa ordena la construcción de un palacio en la zona más alta de Cáceres, que hoy podemos ver en las inmediaciones de la iglesia de san Mateo y que fue la vivienda de la familia de Sancho Sánchez de Ulloa. Cuenta con un patio interior que distribuye las distintas dependencias palaciegas, en una de las cuales se encuentran pinturas murales de Juan de Ribera. En una de las salas a la que se accede desde el patio central nos encontramos con varios frescos que decoran una estancia en planta rectangular. El programa iconográfico que se plantea en él ha sido estudiado y publicado por el profesor Pizarro Gómez, que ha considerado que se trata de un programa dedicado a los “Siete Planetas”, de acuerdo con grabados que circulaban en el último tercio del siglo XVI. En estos frescos, el profesor Pizarro ha identificado a Saturno devorando a uno de sus hijos y sentado en un carro triunfal tirado por dragones.

    La iglesia de san Miguel Arcángel de Portaje nos ofrece dos conjuntos pictóricos interesantes que decoran las dos bóvedas de arista de la capilla mayor. Las cubiertas de los dos tramos están decoradas con obras pictóricas de Juan de Ribera, que exhiben en sus claves los anagramas de la Virgen María y Jesucristo, respectivamente. Estas pinturas fueron realizadas en el año 1557, se distribuyen en dos grupos de seis imágenes en torno a un círculo que ocupa la clave de la bóveda.

    En la población de Mata de Alcántara, próxima a la villa de Alcántara, se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Gracia, obra de inicios del XVI. En el lado de la Epístola existe un marco-hornacina con detalles decorativos rococós y relieves pasionistas del siglo XVIII. Sus puertas tienen practicada una silueta que permite ver en el centro a un Crucificado del siglo XVIII, representación de un Calvario y, junto a él, en madera policromada y estofada, se halla escrito: “Este altar se hizo de limosna… el año de M Y DL XXX V (1585). JN.  RIBERA PINTOR.”

    En la iglesia parroquial de Santiago de Villa del Rey, próxima a Alcántara, se conservan pinturas murales detrás del retablo mayor, de estilo clasicista, quizá debidas a Juan de Ribera que, en 1585, trabaja en Mata de Alcántara. La pintura que representa a Santiago Matamoros guarda similitudes formales con las obras fechadas.

    La iglesia parroquial de san Andrés de Torrejoncillo, que data del siglo XVI, tiene un retablo barro del XVIII, bajo el que se oculta una hornacina y unos frescos del siglo XVI, de Juan de Ribera. En la sacristía se encuentran dos escenas pictóricas del mismo, resguardadas bajo os arcos de medio punto. Los Libros de Cuentas de la parroquia recogen varios pagos al pintor durante los años 1579, 1580 y 1585.

    La iglesia de Santiago Apóstol de Garrovillas de Alconétar, construida en el siglo XV, conserva pintura murales de Juan de Ribera del último tercio del XVI. La pintura mural muestra un momento de la Crucifixión, probablemente centrado en el Calvario.

    La ermita de san Benito de Cáceres se construyó junto a los restos de un antiguo convento benedictino, a 5 kilómetros de la ciudad, que correspondió a la jurisdicción de la parroquia de san Mateo hasta que el 3 de junio de 1886 se construyó el templo de san Eugenio, en Aldea Moret. De los bienes muebles existentes en la ermita, obra del siglo XVI, el investigador Alonso Corrales considera que la imagen de san Benito es la que se conserva en san Eugenio. En su interior se conservan algunas pinturas murales al fresco atribuibles a Juan de Ribera, con las representaciones de la estigmatización de san Francisco; Llanto ante Cristo muerto y san Cristóbal con el Niño Jesús. El edificio, situado junto a la urbanización Ceres Golf, fue restaurado por la Escuela-Taller de Cáceres entre 2007 y 2010 y pertenece a la parroquia de san Eugenio de Aldea Moret.

    Finalmente, hemos de destacar las pinturas murales en el número 30 de la calle Barrionuevo de Cáceres, un edificio de dos plantas sin ningún elemento reseñable en la fachada. En el vestíbulo o zaguán, aparece una decoración pictórica interesante. Se aprecia supuestamente a san Alejo, un santo que vivió en el siglo V.