miércoles, 17 de septiembre de 2014

EL ALCALDE IGLESIAS MARCELO, O LA CONCORDIA

 
           Si "la concordia fue posible" fue el epitafio elegido para la tumba que acoge en la catedral de Ávila los restos del primer presidente democrático español, Adolfo Suárez, y su esposa --alusiva al periodo histórico que vivió el primero al frente del ejecutivo--, otro tanto podría decirse de quien fuere concejal  (1979-1983) primero y alcalde de la ciudad de Cáceres entre 1983-1987, Juan Iglesias Marcelo.
            En su intervención al recibir el título de Hijo Predilecto de la Ciudad, Iglesias Marcelo (Cáceres, 1931) ha resaltado tres valores en política: la lealtad, el respeto y la consideración, para que aquella no se convierta en una guerra sin cuartel, "ya que nadie tiene la verdad completa".
            Iglesias Marcelo fue auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de su ciudad, que le ha elegido Hijo Predilecto. Un Pleno celebrado en 1954 bajo la presidencia del entonces alcalde Casto Díaz Clemente, le concedía la excedencia como funcionario. Como becario de la institución, estudió Magisterio, sacó cátedra de Instituto (fue director del "Claudio Moyano" de Zamora) y las de inspector de Educación, que ejerció en su ciudad entre 1976 y 1982, y fue elegido senador por la circunscripción de Cáceres entre 1982 y 2000.
            Su mandato pasará a la historia por la elección de Cáceres como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986, que para su ciudad supuso "un antes y un después", según expresare la alcaldesa, Elena Nevado; pero, además, sus valores políticos de lealtad, respeto y consideración, fueron una constante en su actuación política, traducidos a la concordia por encima de las ideas, que hacen a las personas más dignas y a las ciudades, más nobles.
            Iglesias Marcelo pasará a la historia por esas virtudes encarnadas también por otros alcaldes que le precedieron, como Antonio Canales, y que le sucedieron, como José María Saponi, que hicieron de la lealtad, virtud; del respeto, tolerancia y de la consideración, concordia, anteponiendo muchas veces los intereses de la ciudad por encima de los legítimos políticos por los que fueren elegidos.
            Varios ejemplos dan fe de ese espíritu que presidió el quehacer de Juan Iglesias Marcelo. Si en 1970, otro gran alcalde de Cáceres, que pusiere la primera piedra para que la ciudad antigua fuese elegida Patrimonio de la Humanidad, Alfonso Díaz de Bustamante, tuvo que hacer frente a la remodelación de la plaza de América y a la oposición a que la Cruz, que también le da nombre, fuera retirada al cementerio y en su lugar se hiciere una fuente --algo entonces impensable y, desde entonces sub iudice--, el alcalde Iglesias Marcelo hizo frente, con la elegancia que le caracterizaba y sin discusión alguna, al cambio de los símbolos franquistas de la Cruz. En la primera votación se produjo un empate entre el PSOE y AP, que no quiso resolver con su voto de calidad. Pospuesto para el siguiente pleno, se produjo el mismo resultado, y él votó en conciencia: los símbolos franquistas no pintaban ya nada en la cruz. Era preciso sustituirlos por el nuevo escudo constitucional y por una leyenda que acogiera a todos y a nadie hiriera: "La ciudad de Cáceres en memoria de sus hijos muertos por la Patria". En memoria de todos, y por la patria; unos por lo que simboliza la cruz, pero todos por la patria.
            En otra ocasión dio la palabra a un concejal de su grupo que reprochaba políticas propias del mismo hasta que se hubo desahogado. Y le agradeció su valentía. En otro pleno, acogió con gratitud y con fina ironía las críticas de un concejal realizadas en un poema. Nada le inmutaba sino tan solo el progreso de su ciudad. En su despedida como presidente del Consejo Escolar de Extremadura, la presidenta nacional, Carmen Maestro, destacó "la labor fundamental" de Juan Iglesias durante los ocho años al frente del mismo y su pasión por la educación como fuente de transformación de la sociedad. Cáceres y la educación, las pasiones de su vida; el respeto y la tolerancia, fuente para la concordia y semilla de la convivencia, lemas para un hijo predilecto de su ciudad.
 

lunes, 8 de septiembre de 2014

EN EXTREMADURA, RETROCEDER DECEPCIONA

 
           "En Extremadura, avanzar ilusiona", era el lema de este año del Día de Extremadura. Hubo un tiempo no lejano  --desde la entrada en vigor del Estatuto quizá, cuando la región comenzó a ser una Comunidad-- en el que el avance fue sinónimo de progreso, desarrollo, de mejorar y ascender...; pero no parece que este sea el más adecuado lema para los tiempos que vivimos, en que muy pocos extremeños se muestran ilusionados con sus avances, sino decepcionados y desengañados con su retroceso. Mejor hubiera sido decir "En Extremadura, retroceder decepciona". Ese, y no otro, es el espíritu dominante en una sociedad que siente el fracaso de la política como propio, que ha inclinado la cerviz, empobrecida, postergada, resignada ante un futuro solo hecho a la medida de los políticos, banqueros, corruptos, ladrones de guante blanco y demás especies que han aniquilado la clase media y han enviado al extranjero a la juventud más preparada de su historia, lo mismo que les ocurrió a sus padres y abuelos. ¿A qué presumir de lo que no hubiéremos?
            Avanzaba días antes el coordinador general de Presidencia de la Junta de Extremadura, Juan Parejo, que "el discurso del presidente no iba a dejar indiferente a nadie". Y en verdad que ha dejado indiferente a casi todo el mundo, porque casi todo lo dicho estaba anunciado y lo dicho, como novedoso, no es que sea de justicia histórica, sino que llega tarde y mal.  Que el titular elegido por la mayoría de los medios sea el anuncio de una ayuda anual de 300 euros para las mujeres mayores de 75 años --por quienes Extremadura es hoy más Extremadura--, o apuntarse a la reforma electoral preconizada por su partido, no deja de ser un brindis al sol, al que Monago es tan proclive, con una seriedad en el rostro que denota que no se cree ni él mismo lo que dijere. Pagar un silencio y trabajos mil de una guerra y posguerra a las madres y abuelas extremeñas con 300 euros, aparte de ser una limosna, no es sinónimo de justicia, dignidad ni de memoria histórica para un partido renuente a cumplir la propia Ley de Memoria Histórica, sino que tendría que ir más allá: medicinas gratuitas, cumplimiento de la Ley de Dependencia, hogares abiertos, como recuerda el portavoz socialista.
            El segundo gran tema abordado por el presidente en su discurso no es nada nuevo tampoco: la reforma de la ley electoral planteada por su partido, para que en los municipios gobierne el partido más votado, que sea extensible a las comunidades autónomas, como limitar los mandatos de los presidentes a dos legislaturas (ya lo hizo Aznar el primero, aunque la promesa tiene una lectura de doble vuelta). No es el primero en decirlo y apuntarse a un tanto que podría serle favorable, según él. Y lo de la reducción del umbral de representatividad del 5 por ciento al 3 por ciento, para que los partidos pequeños tengan más posibilidades de entrar en la Asamblea, fue uno de los doce mandamientos exigidos por IU para su investidura, como la financiación autonómica por concretar; el paro juvenil y femenino, en situación creciente; el crédito a las pymes y autónomos, por llegar; la ley de renta básica, en fase de nuevo anteproyecto; la enseñanza pública y transparencia, cada vez para atrás... No sin razón, otra Extremadura inconformista con la situación pedía en las calles de Mérida y en los aledaños del Teatro Romano "Otra Extremadura: pan, trabajo y techo" y la modificación de la Ley de la Renta Básica. Otra Extremadura, indiferente al discurso, es posible y necesaria. Y, sobre todo, algo que sobraba y, por lo demás, bien sabido: el guiño a IU, porque con ellos ha podido gobernar: "Vosotros pudisteis antes que otros. No dijimos podemos, dijimos hacemos." Veremos a ver quién puede y hace en las próximas. Y no repita usted más la muletilla franquista de "autoridades civiles, militares y eclesiásticas", porque, aquí, la única autoridad es la civil, la que emana del pueblo. Los militares son un estamento de la sociedad en el que la "autoridad" la tienen los mandos, desde el capitán general hasta el cabo, pero no son autoridades; ni los eclesiásticos, tampoco: son jerarquías, desde el Papa hasta el cura párroco, más aún en un estado laico. ¿Quién le ha dicho a usted que son autoridades, cuando usted mismo la reclama sólo para los electos, por muy pequeños que fueren...? Y búsquese un mejor redactor entre sus muchos asesores para no referirse a los receptores de las medallas de Extremadura como "los medallas", en lugar de "los medallistas", que es lo correcto... Como la presentadora que entrelazaba las presentaciones del acto con un "Bueno...", pues aquí estamos... O como a su compañero, a quien se le fue el santo al cielo, muy a su pesar, cuando dijo que las medallas tenían en su reverso la leyenda "Junta de Extremadura" --y así debería ser"-- y las cámaras nos lo presentan y leemos: "Gobierno de Extremadura", la principal obsesión de su mandato: cambiar de nombres porque sí, cuando no figuraren en ley alguna, y metérselos en el coco y en la pluma a todos los periodistas vendidos o comprados..., y habla usted de regeneración democrática. Usted que echó periodistas a la calle y pidió a un director la cabeza de Juan el Bautista, como Salomé a Herodes Antipas. ¿A qué recordar lo que me pasare un día en Plasencia, cuando una auxiliar administrativa, hoy diputada en la Asamblea por la gracia de Dios, de su padrino político y de los generosos electores extremeños, me invitó a cambiarme de sitio "porque ahí se ponen las autoridades" (no estaba reservado). ¿Y quiénes eran para ella las autoridades?: los altos funcionarios del ayuntamiento..., que en modo alguno lo fueren, sino tan solo funcionarios... Esos son los políticos que tuviéremos: censores, trepas, torquemadas, ignorantes... ¿Cómo no van a desear todos continuar en el sillón que más calienta?
            Un discurso, en fin "sensiblero y de corto alcance", como de despedida, según el portavoz del PSOE, Valentín García; de una Extremadura cuyo presidente no reivindica su "soledad histórica" y "olvido sistemático", en palabras del portavoz del PREX-CREX, Damián Beneyto; "una gala de la casta y para la casta", según Podemos Mérida. Y los jóvenes, "mirando una estrella", que para nada les iluminare... ¡Váyase. señor Monago...!
 

martes, 2 de septiembre de 2014

"AHORA VEN Y COBRAS"

          
           José María Bejarano Martín no hubiera pasado a la posteridad de no haber sido por su epitafio. Un pergamino abierto con su nombre, su alias entre paréntesis para mayor identificación --Chema--; su estrella (16-6-1946) y su cruz (27-11-2013) y, tras su epitafio, el D. E. P. (descanse en paz).
 
            Chema, natural de Benavente (Zamora), recibió sepultura el 28 de noviembre pasado en el pueblo natal de su esposa, San Pedro de Latarce (Valladolid). Tuvo seis hijos y esta otra gran pasión que marcare su vida: la música. Creó y dirigió una orquesta a la que puso por nombre "Luz de Luna". Con ella, y ayudado por algunos de sus hijos, amenizó durante años verbenas populares en las provincias de Zamora y Valladolid.
            José María --dicen las crónicas-- era simpatizante del PP; le apasionó también la política, incluso pensó en montar un partido político; pero un día, su hijo Eduardo observó cómo el desencanto hacía mella en sus convicciones. Su partido le había roto el alma y el corazón con los recortes y decisiones tan graves que pusieron en peligro la supervivencia de su familia. Su nombre salió publicado como deudor en el Boletín Oficial de la Provincia de Zamora: deudas por impago a la Seguridad Social o de la Diputación por impago de multas o del impuesto de bienes inmuebles, que son tan listos para cobrárselas el primer día a quienes lo hubieren domiciliado para hacer caja. La rapidez que hubieren para la mayoría y la que olvidaren tener para otra minoría corrupta y ladrona, que no paga, sino que roba dinero público y se lo lleva a paraísos fiscales, y aquí no pasa nada. Chema perdió la fe en quienes un día confiare, con los corruptos que hay y lo que roban y vienen a acordarse de mí, que me deslomo para dar de comer a mis hijos..., se diría para sí.
            La subida del IVA cultural hasta el 21 por ciento colmó el vaso de su paciencia. Chema promovía conciertos, representaba a grupos conocidos; inculcó la pasión por la música a sus hijos; montó varios negocios; unos le fueron mejor que otros; embarcó a su familia en sus aventuras empresariales..., formaba un grupo familiar; pero el ámbito vital de su vida se diluyó como una estatua de sal por la política de recortes y la subida de impuestos de los suyos. Ya enfermo, reunió a su familia y le dio sus últimas encomiendas: "Ahora, que ya no debo nada, puedo morir en paz; pero cuando me muera quiero que pongáis esto en mi tumba", le dijo a su esposa e hijos en otoño pasado. "Sí, papá: así lo haremos...", le dirían sus hijos. Y qué rezaría ese epitafio que les dictare, oculto hasta hace unos días: un grito para no olvidar, un reto para quien sacrificó su vida e ilusiones, una llamada de atención para una justicia igual para todos, más justa, si preciso fuere, con los débiles que con los poderosos: "Montoro, cabrón, ahora ven y cobras"..., un último desahogo ante la injusticia de los suyos, que se olvidan de los corruptos y evasores que no pagaren por ello, como él. Había descansado en paz con Hacienda y ahora solo le quedaba este otro desahogo. "Ahora ven y cobras", como para que no se olviden de nadie.
            Chema nunca pudo descansar más en paz. "El que paga, descansa; pero el que cobra, aún más", dice el refranero. Cumplió con el recaudador, a quien recordará siempre desde su tumba como autor de sus desgracias; pero advirtiéndole que cobre a todos para que su conciencia, en vida, descanse tanto como tras su muerte...; como la suya misma.
            Igualito que Monago, mecenas de actores, productores y empresarios aniquilados por su partido --que, como Loquillo-- se acercan a pedirle lo que su partido les quita; les da trabajo y les paga por él, al contrario que Ibarra, que los trajo a todos gratis para que actuaran en la plaza de toros a beneficio de los damnificados por la riada de Badajoz, entre ellos Loquillo; pero entonces, en 1997, Monago era sólo bombero y concejal en el ayuntamiento de su ciudad, al que nadie conociere; como a los muertos en la tragedia; como a los tres tenores de izquierda que le dieron el poder, mientras los necesitados y dependientes todavía continúan a la espera..., su esperanza toda puesta en la próxima primavera, y no en un bautismo hipócrita con aguas del Jordán por otras buenas causas para salir en los titulares... "Ahora ven y cobras"..., si te parece, y vendes mis cenizas para hacerle a tu esposa un diamante...