La última obra del
historiador del arte y cronista oficial de Trujillo [1]
es "el resultado de una investigación de primer orden que nos aporta
numerosos aspectos de la historia de nuestro municipio..., que viene a llenar
una laguna de la historiografía de Villamesías", según afirma en el
prólogo el alcalde del municipio, Juan
Luis Rivera Camacho.
El autor centra en cuatro capítulos el entorno del pueblo
y el paso del tiempo, describiendo el medio natural, su historia, las obras
artísticas y las tradiciones populares de "uno de los lugares de mayor
trascendencia histórica dentro de la tierra de Trujillo", en palabras del
autor, Ramos Rubio.
I:-El medio
natural. Medio ambiente y actividades económicas.-El término municipal de
Villamesías se localiza en la zona sur de la provincia cacereña. La villa la
atraviesa el camino real de Madrid a Portugal, realizando el mismo recorrido
que la antigua N-V. Su formación vegetal viene determinada por la encina, el
alcornoque y el matorral. La extensión del término es de 46 kms. cuadrados. La
zona es llana, está regada por el río Búrdalo y el régimen económico se basa en
el cultivo de cereales y hortalizas y en la explotación de una cabaña ovina y
porcina. En lo que se refiere a su actividad económica, el sector predominante
es el sector agrario, que ocupa a más del 65 por ciento de la población activa de
Villamesías. Como cultivos principales cabe destacar el viñedo, los frutales,
el olivar y los cultivos herbáceos.
La arquitectura
popular.-Villamesías conserva aún viviendas típicamente populares de dos
pisos, lúcidas de blanco y construidas en mampostería o ladrillo y cubiertas
con teja árabe a dos aguas. La pieza más característica de la vivienda
tradicional está en su fachada y la constituye el portalino, consistente en un
portal en arco de medio punto entrante, que deja la puerta protegida
consiguiendo un vestíbulo abierto y, a los lados de la puerta, dos poyos para
sentarse.
El pósito.-El
municipio tuvo un pósito en el siglo XVIII, al final del municipio, en la
carretera a Miajadas. El pósito tenía como objetivo que la escasez del pan
desapareciera y que el precio de aquél estuviera siempre por debajo del de
otras poblaciones cercanas. Durante el siglo XX, el pósito se convirtió en una
institución de crédito para apoyar actividades que no eran estrictamente
agrícolas.
Molinos harineros.-Varias
localidades comarcanas de Trujillo, con disponibilidad del más mínimo cauce de
agua, contaban con su propio molino harinero. Así, Villamesías tuvo varios, de
los que quedan restos del que fue propiedad del "tío Calata" y otro
de la Iglesia. En la actualidad, los dos molinos, situados a 300 metros uno de
otro, se hallan destruidos.
Las cruces de
término.-Las cruces que existieron en Villamesías delimitaban un territorio
y constituían un elemento que formaba parte del patrimonio cultural, histórico,
religioso y artístico del municipio. Fueron tres las cruces que existieron en el término municipal,
situadas a 500 metros del casco urbano y en los lugares denominados "Cruz
del Calvario", "Cañada de los Tejares" y "Cañada
Mariagua". De las tres quedan aún escasos restos.
II.-La historia.-Hay
constancia de la existencia de restos de los primeros habitantes que se
asentaron en el término en la Casa Arriba y en las márgenes del río Búrdalo. En
el antiguo camino a Almoharín, junto a los restos de una villae romana, Francisco
Pérez Solís localizó múltiples cazoletas en el interior de una cueva. El
pasado prerromano está constatado en varios lugares del término: "Los
Osarios", el "Cerro de la Horca" o "Maiporra". Para
estudiar los restos arqueológicos de Villamesías es preciso visitar el entorno
geográfico cercano. Sierra de la Santa Cruz se halla a tan solo seis kilómetros
del término municipal por el este. La Sierra es un monte isla de 843 metros de
altura que domina el paso de la vía que, de norte a sur, pone en contacto las
feraces vegas de la cuenca media del Guadiana con la meseta
trujillano-cacereña. El territorio norte de la cara norte de este territorio
nos ha ofrecido multitud de restos arqueológicos que viene a conformar la
identidad de este espacio convertido en su conjunto en un recinto sagrado. Se
trata de una ruta natural muy utilizada desde la más remota antigüedad por los
distintos pueblos que transitaron estas tierras. Prueba de su situación
estratégica son los numerosos restos arqueológicos que sus moradores dejaron a
lo largo de la historia: desde las primeras etapas del metal, Bronce Final,
Hierro Inicial y Pleno, pasando por la etapa romana y llegando hasta el Medievo.
A finales del siglo II a. C. se tiene constancia de los enfrentamientos en
territorio extremeño entre la población autóctona y los ejércitos romanos. En
el término municipal se han hallado numerosas inscripciones epigráficas
romanas. Villamesías es el lugar de la comarca de Trujillo que cuenta con un
mayor número de inscripciones romanas inventariadas. En el siglo VI los
visigodos se establecieron en la península y su presencia la atestigua la
presencia de basílicas en lugares relativamente cercanos a Villamesías. La
época de mayor esplendor de Santa Cruz, por el renombre y el valor estratégico
que alcanzó, fue durante la dominación árabe. Se han encontrado restos árabes
en un paraje de interés arqueológico llamado "El Osario". El castillo
de Santa Cruz adquiere un importante protagonismo como baluarte en la ruta
obligada para la incursión árabe hacia el norte. Las Órdenes Militares jugaron
un papel decisivo en la Reconquista. Alfonso
VIII encargó en 1186 a don Gómez,
maestre de la Orden Militar del Pereiro, que se asentase en Trujillo. Tras la
reconquista de la ciudad en 1233, se repuebla el territorio. En 1234, las
tropas cristianas arrebataron a los musulmanes la fortaleza de Santa Cruz,
dependiente de la administración del rey, dentro de la jurisdicción de
Trujillo, hasta 1627, fecha en que se transforma en villa de señorío. En 1256, Alfonso X concede el Fuero a Trujillo, estableciendo las
ordenanzas que rigen la vida del concejo y el alfoz y a la vez delimita las tierras vinculadas a
las aldeas, entre ellas Búrdalo (Villamesías). El territorio y los lugares que
configuraba jurisdiccionalmente la tierra de Trujillo desde la Baja Edad Media
la convirtieron en la segunda Comunidad de Villa y Tierra más extensa de Extremadura,
con una superficie de más de 300.000 hectáreas. En el Medievo, los límites
administrativos de Trujillo estaban delimitados por el medio físico y por los
lugares y aldeas que dependían de Trujillo.
En el siglo XVI, Villamesías pertenecía a la comunidad de
villa y tierra de Trujillo. En 1634 Felipe
IV vendió la aldea de Búrdalo a don Alonso
Mexía del Prado, caballero de la Orden de Santiago, oriundo de Trujillo y
vecino de la ciudad de Mérida, desde cuya fecha es villa de señorío, cambiando
su nombre por el de Villamesías. Atraviesa el municipio el camino real de
Madrid a Portugal, lo que contribuyó a que fuese destruida durante la Guerra de
la Independencia... Durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808, destacaron Daoiz y Velarde y el teniente Ruiz
de Mendoza quien, durante las refriegas en el Cuartel y Parque de
Artillería de Madrid, recibió dos heridas de bala, y por su heroísmo fue
ascendido a teniente coronel del Ejército y trasladado a Badajoz al Regimiento
de Guardia Walona. Desde Badajoz se trasladó a Trujillo a donde llegó con la
herida abierta. El 11 de marzo de 1809 otorga testamento dos días antes de su
muerte. Tras once meses de sufrimiento, fallece en esta ciudad. Fue enterrado
en la iglesia de San Martín. En 1891, el Arma de Infantería reivindicó su
figura con el apoyo de la reina regente y el 5 de mayo se descubrió la estatua
erigida en su honor en Madrid. A la caída del Antiguo Régimen, Villamesías se
constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura.
En la historia contemporánea de Villamesías destacan dos
nombres propios: el del brigada Martín
Bravo Moraño, quien por su heroica actuación en 1924 en Rokba el Gozal
(Marruecos), en la que resultó herido dos veces, recibió la Cruz Laureada de
San Fernando y alcanzó el generalato. Y el guardia civil Juan J. Moreno Chamorro, fallecido en 1975 en atentado terrorista
en Uñate (Guipúzcoa), a quien su pueblo le dedicó una calle.
III.-Las obras artísticas.-La
localidad acoge tres obras artísticas
importantes: la iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán, la ermita de
los Santos Mártires y el puente sobre el río Búrdalo. La primera fue construida
a finales del siglo XV. El retablo mayor que ocupa el ábside estuvo en la
iglesia de Santiago de Miajadas hasta 1960, fecha en la que se trasladó a este
municipio durante las obras de restauración del templo. En el retablo destaca, junto al Crucificado y la
Inmaculada, una talla policromada de Santa Domingo de Guzmán, del siglo XVIII.
De la ermita de los
Santos Mártires se conserva una portada de medio punto en una de las
paredes traseras del cementerio, construido en 1887 y ampliado en 1926. Hay
datos documentales de la ermita del siglo XVIII. Los vecinos celebraban la
fiesta de los Santos Mártires en agradecimiento al quedar libres de una peste,
que se repitió en sucesivas oleadas.
El puente sobre el
río Búrdalo se encuentra al norte, entre los términos de Villamesías y
Escurial, en el paraje de "Las Caballerías", que cruza el río del
mismo nombre y es uno de los mejor conservados de la provincia. Es un puente de
sillería de granito y mampostería de piedra berroqueña, de planta recta y
alzado horizontal con dos bóvedas de medio punto. La obra está fechada a
finales del siglo XVIII.
IV.-Tradiciones
populares.-Entre las tradiciones
populares de Villamesías, destacan el día de los Reyes Magos, en el que los
niños cantan villancicos , hacen un belén viviente y reciben los regalos en la
iglesia.... El Miércoles de Ceniza, con el desfile de la sardina por el pueblo.
La Semana Santa, con sus procesiones del Jueves y Viernes Santo. El Día de los
productos silvestres, que se celebra el Sábado Santo. El Lunes de Pascua, con
la romería de La Mejorada, y las fiestas patronales en honor de Santo Domingo
de Guzmán a primeros de agosto.
___________________________
[1]
Ramos Rubio, José Antonio: Villamesías y su entorno arqueológico. El
paso del tiempo, Edit.: Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres, julio de
2018, 201 págs.
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