miércoles, 11 de enero de 2012

EXTREMADURA PIERDE ALGO MÁS QUE UN DÍA

           El próximo domingo, Extremaduraaldia hubiere cumplido 2.227 números. La aventura iniciada en 2005, trascendida de una web del barrio emeritense de Nueva Ciudad, alentada por la Administración regional de la época, concluye con la pena que nos supone perder una ventana regional a la información y a la pluralidad informativa que la misma asume.

            Cuando el 28 de mayo de 2008 celebraba su número 1.000, Extremaduraaldía reunía a sus redactores y columnistas para festejar la alegría y el orgullo que le habían permitido llegar, pese a todas las dificultades, a esa cifra mágica.

            La foto de esa cena reúne en torno al capitán Fernández, líder de esta aventura, junto a sus socios y redactores, a sus columnistas, reflejo de todo el arco parlamentario extremeño, quienes, en sus intervenciones, subrayaron el respeto a la pluralidad que se les brindaba, que reconocían como un impulso más al desarrollo democrático.

            Extremaduraaldia ha acogido a más de treinta columnistas y articulistas de diversa opinión, ideología e idiosincrasia; abanderó el pluralismo como bandera, la innovación como adelantado de su tiempo y fue, además, una escuela de periodistas, que muchos abandonaron, aprendido el oficio, para mejorar sus expectativas profesionales. Por todo ello y por lo que significa la pérdida de un medio de comunicación, Extremadura pierde algo más que un día de noticias: pierde una ventana abierta a la actualidad de una región; un medio plural, pionero en su tiempo al ofrecer espacios interactivos de comunicación a sus lectores y elementos audiovisuales, recogidos en su plataforma http://www.extremaduraaldia.tv/, además de la retrasmisión de acontecimientos en directo, como los Plenos de la Asamblea de Extremadura, sin otra motivación ni pago que el servicio al pueblo mediante la información y la opinión servidas en tiempo real.

            En unos días en que se ha hecho público el Informe de la Profesión Periodística de 2011, según el cual 4.300 periodistas se han ido al paro el último año y desde el nacimiento de este periódico, han perdido su empleo 6.799, cabe recordar la frase del ex presidente norteamericano Jefferson, atribuida después al primer ministro británico Winston Churchill: “Prefiero periódicos sin democracia que democracia sin periódicos.”

            El pasado 10 de enero, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) lanzó un Manifiesto titulado “Sin Periodistas no hay periodismo”, en el que advertía que “una profesión descapitalizada afecta directamente a los cimientos de la democracia”, para añadir que “el sector de la prensa se desmorona a marchas forzadas ante la general indiferencia de las administraciones y de los ciudadanos, con el consiguiente deterioro de la contribución cívica del periodismo y su papel fundamental como impulsor del desarrollo democrático”.

            Perder un periódico es perder un poco de nuestra identidad, un mucho de nuestra realidad diaria y, cuando lo hicimos nuestro, como así fuere, perdemos también algo de nosotros mismos, una ventana democrática que nos ayudaba a respirar en libertad, que vivirá siempre en nuestra mente y corazón. Y cuando el sistema democrático pierde un medio de comunicación, pierde peso y calidad en su quehacer diario.

    


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