No hubiere nada tan hermoso como
ver mañana domingo, día 14, Fiesta nacional de Francia, los fuegos artificiales
iluminando el cielo de París. En los jardines del Trocadero, a los pies de la
Torre Eiffel, la luz y la fiesta se fusionan
en un espectáculo de luz y sonido, de bailes y verbenas, con que se conmemora
una fecha histórica símbolo de la República. El 14 de julio de 1789, la toma de
la Bastilla marca simbólicamente el inicio de un cambio de régimen y de las nuevas
aspiraciones, cuyos principales valores se plasman en la Declaración de los
Derechos Humanos de 1789, que inspiraría la Declaración Universal de Naciones
Unidas en 1948. En 1880, la III República instauró la fiesta nacional en
recuerdo de la toma de la Bastilla, que reúne a los franceses, bajo el símbolo
de su bandera, como sinónimo de reconciliación nacional, en homenaje a la
Fiesta de la Federación, del 14 de julio de 1790, el gran movimiento de
fraternización, que impulsó en el Campo de Marte el patriotismo y relevó la
unidad nacional como un simple concepto, trascendiéndola a la realidad, y
consagrando el fin de la monarquía absoluta y el principio de la República.
"Liberté, égalité, fraternité" (libertad, igualdad y fraternidad, en
castellano), lema oficial de la República, junto a Marianne, la mujer tocada
con un gorro frigio, que es la representación simbólica de la madre patria
fogosa, pacífica, alimentadora y protectora.
La
Ciudad de la Luz, la Ciudad del Amor, la Ciudad de la Moda, la Capital de la cinefilia,
es hoy, y mañana toda, una fiesta: bailes en los cuarteles de los bomberos,
fuegos artificiales el domingo en los estanques del Trocadero, desfile militar
en los Campos Elíseos, homenaje de los distritos de París a los soldados tras
el desfile...
París
es la libertad. La dama de Avignon, la voz de la Francia, como es conocida la
gran cantante francesa Mireille Mathieu, interpreta, finales de los setenta,
una de sus canciones más emblemáticas, "París en colère",
escrita por Maurice Vidalin y música de Maurice Jarre, para el largometraje de
Renè Clèment: Paris brûl-t-il?
("¿Arde París?", 1966) que se convierte en símbolo de la liberación
de París. El 25 de agosto de 1944, tras enterarse de que las tropas aliadas
estaban en la capital francesa, un ayudante de Hitler llama desde su cuartel
general al comandante del Gran París, Dietricht Von Choltitz, que se halla con
el general Leclerc en el hotel Meurice, y le pregunta "¿Arde París?",
y, por toda respuesta, saca el auricular tras la ventana abierta para que oiga
las notas de La Marsellesa y el volteo de campanas de las iglesias de la
ciudad. Choltitz y Speidel, jefe del Grupo de Ejércitos B, salvaron la capital
francesa de la destrucción ordenada por el Führer, que para nada deseaba que la
ciudad cayera en manos del enemigo sino como un montón de ruinas; pero los
jefes alemanes, subyugados quizá por la belleza de la ciudad ocupada, no le
hicieron caso. Ese día capituló la guarnición alemana ocupante de la capital
francesa. Los libertadores, encabezados por una compañía blindada, integrada
por republicanos españoles, devolvían la libertad a una ciudad que estuvo a
punto de ser destruida por la barbarie nazi.
Y
Mireille Mathieu, una de las mejores voces interpretativas con acento francés,
canta:
"Et le monde tremble/ Y el mundo
tiembla
Quand Paris est en danger/Cuando París
está en peligro
Et le monde chante/Y el mundo canta
Quand Paris c´ses libéré/Cuando París fue
liberado.
On veut être libre/ Queremos ser libres /
A n'importe quel prix/ a toda costa
On veut vivre, vivre, vivre/Queremos
vivir, vivir, vivir
Vivre libre à Paris/ Vivir libre en
París.
Manuel
Valls, ministro del Interior de Francia desde mayo de 2012, delfín del
presidente Hollande y llamado a sucederle, hijo del pintor catalán Xavier
Valls, premio "Cáceres" de pintura 1979, y de la suiza Luisangela
Galfeti, y primo del musicólogo Manuel Valls i Gorina, compositor del himno del
Fútbol Club Barcelona, constituye, junto a la vicealcadesa
de París, Anne Hidalgo, una muestra de la sangre española en el Gobierno
francés, como muestra de la integración universal de los pueblos, y del
recíproco reconocimiento a la lucha de los republicanos españoles que
batallaron por la liberación de París y a las Brigadas Internacionales
francesas que se solidarizaron con la causa republicana en la Guerra Civil.
El
14 de julio es también, por tanto, nuestra fiesta de la libertad, porque, como
canta Mireille Mathieu:
"C´est la fête à la liberté/Es la
fiesta de la libertad/
Et Paris net plus en colère/Y París ya no
está enojado/
Et Paris peut aller danser/Y en París se
puede ir a bailar/
Il a retrouvé la lumière/El encontró la
luz..."
Desde el
Arco del Triunfo a la Plaza de la Concordia, desde el Arco de la Defensa a
Trocadero, y en todas las plazas de las ciudades y villas de Francia, ¡Vive
París!, no arde, como quisieron algunos, sino en los fuegos artificiales de la
alada victoria de la libertad.
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