viernes, 12 de julio de 2013

VIVIR LIBRE EN PARÍS



            No hubiere nada tan hermoso como ver mañana domingo, día 14, Fiesta nacional de Francia, los fuegos artificiales iluminando el cielo de París. En los jardines del Trocadero, a los pies de la Torre Eiffel,  la luz y la fiesta se fusionan en un espectáculo de luz y sonido, de bailes y verbenas, con que se conmemora una fecha histórica símbolo de la República. El 14 de julio de 1789, la toma de la Bastilla marca simbólicamente el inicio de un cambio de régimen y de las nuevas aspiraciones, cuyos principales valores se plasman en la Declaración de los Derechos Humanos de 1789, que inspiraría la Declaración Universal de Naciones Unidas en 1948. En 1880, la III República instauró la fiesta nacional en recuerdo de la toma de la Bastilla, que reúne a los franceses, bajo el símbolo de su bandera, como sinónimo de reconciliación nacional, en homenaje a la Fiesta de la Federación, del 14 de julio de 1790, el gran movimiento de fraternización, que impulsó en el Campo de Marte el patriotismo y relevó la unidad nacional como un simple concepto, trascendiéndola a la realidad, y consagrando el fin de la monarquía absoluta y el principio de la República. "Liberté, égalité, fraternité" (libertad, igualdad y fraternidad, en castellano), lema oficial de la República, junto a Marianne, la mujer tocada con un gorro frigio, que es la representación simbólica de la madre patria fogosa, pacífica, alimentadora y protectora.

              La Ciudad de la Luz, la Ciudad del Amor, la Ciudad de la Moda, la Capital de la cinefilia, es hoy, y mañana toda, una fiesta: bailes en los cuarteles de los bomberos, fuegos artificiales el domingo en los estanques del Trocadero, desfile militar en los Campos Elíseos, homenaje de los distritos de París a los soldados tras el desfile...

              París es la libertad. La dama de Avignon, la voz de la Francia, como es conocida la gran cantante francesa Mireille Mathieu, interpreta, finales de los setenta, una de sus canciones más emblemáticas, "París en colère", escrita por Maurice Vidalin y música de Maurice Jarre, para el largometraje de Renè Clèment: Paris brûl-t-il? ("¿Arde París?", 1966) que se convierte en símbolo de la liberación de París. El 25 de agosto de 1944, tras enterarse de que las tropas aliadas estaban en la capital francesa, un ayudante de Hitler llama desde su cuartel general al comandante del Gran París, Dietricht Von Choltitz, que se halla con el general Leclerc en el hotel Meurice, y le pregunta "¿Arde París?", y, por toda respuesta, saca el auricular tras la ventana abierta para que oiga las notas de La Marsellesa y el volteo de campanas de las iglesias de la ciudad. Choltitz y Speidel, jefe del Grupo de Ejércitos B, salvaron la capital francesa de la destrucción ordenada por el Führer, que para nada deseaba que la ciudad cayera en manos del enemigo sino como un montón de ruinas; pero los jefes alemanes, subyugados quizá por la belleza de la ciudad ocupada, no le hicieron caso. Ese día capituló la guarnición alemana ocupante de la capital francesa. Los libertadores, encabezados por una compañía blindada, integrada por republicanos españoles, devolvían la libertad a una ciudad que estuvo a punto de ser destruida por la barbarie nazi.

              Y Mireille Mathieu, una de las mejores voces interpretativas con acento francés, canta:

"Et le monde tremble/ Y el mundo tiembla
Quand Paris est en danger/Cuando París está en peligro
Et le monde chante/Y el mundo canta
Quand Paris c´ses libéré/Cuando París fue liberado.
 
On veut être libre/ Queremos ser libres /
A n'importe quel prix/ a toda costa
On veut vivre, vivre, vivre/Queremos vivir, vivir, vivir
Vivre libre à Paris/ Vivir libre en París.

               En vísperas de esta gran celebración, el trágico suceso del descarrilamiento de un tren cerca de París, que ha ocasionado siete muertos y sesenta heridos, nos une aún más a este país, vecino y amigo, olvidados los enfrentamientos del pasado y unidos hoy en la lucha por la libertad de los seres humanos contra el enemigo común que nos acecha: el terrorismo político, ideológico y religioso. El intercambio cultural y artístico entre las dos naciones ha enriquecido nuestra común identidad nacional y latina, como hace sesenta años lo hiciere el intercambio de una mano de obra necesitada de trabajo, que nos uniere en el único mestizaje que nos religare cada día más.

              Manuel Valls, ministro del Interior de Francia desde mayo de 2012, delfín del presidente Hollande y llamado a sucederle, hijo del pintor catalán Xavier Valls, premio "Cáceres" de pintura 1979, y de la suiza Luisangela Galfeti, y primo del musicólogo Manuel Valls i Gorina, compositor del himno del Fútbol Club Barcelona, constituye, junto a la vicealcadesa de París, Anne Hidalgo, una muestra de la sangre española en el Gobierno francés, como muestra de la integración universal de los pueblos, y del recíproco reconocimiento a la lucha de los republicanos españoles que batallaron por la liberación de París y a las Brigadas Internacionales francesas que se solidarizaron con la causa republicana en la Guerra Civil.

              El 14 de julio es también, por tanto, nuestra fiesta de la libertad, porque, como canta Mireille Mathieu:

"C´est la fête à la liberté/Es la fiesta de la libertad/
Et Paris net plus en colère/Y París ya no está enojado/
Et Paris peut aller danser/Y en París se puede ir a bailar/
Il a retrouvé la lumière/El encontró la luz..."

 
              Desde el Arco del Triunfo a la Plaza de la Concordia, desde el Arco de la Defensa a Trocadero, y en todas las plazas de las ciudades y villas de Francia, ¡Vive París!, no arde, como quisieron algunos, sino en los fuegos artificiales de la alada victoria de la libertad.


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