Tras algo más de un año de espera --y once meses y medio de
copago sanitario, sin devolución alguna hasta la fecha del exceso pagado-- recibo la tarjeta sanitaria del Servicio
Extremeño de Salud (SES). No tendré que ir al Centro de Salud a por más
recetas, ni pedir citas, ni esperar, ni volver cada tres meses a por el papel
que sustituye a la tarjeta, ni llevar los tickets de compra sellados por las
farmacias y los resguardos de las recetas a la Gerencia de mi Área de Salud.
Voy, por última vez, a la Gerencia, entrego los papeles de septiembre, y
pregunto: ya presenté en marzo pasado --cuando lo supimos por denuncia del PSOE
y no por información del SES-- la fotocopia del DNI y la carta de pago a terceros;
luego, ya no habré de ir más, sino solo a la farmacia a que me dispensen lo
necesario. Confirmado. ¡Qué bien: cuánto tiempo ganará mi médico y yo mismo sin
estas encomiendas de oficio, obligadas desde que las autonomías recibieran las
transferencias sanitarias, y el PP impusiere el copago a los pensionistas el 1
de julio de 2012! Un paso atrás innecesario, costoso y circunscrito, a partir
de entonces, a nivel territorial.
En el
anverso, la tarjeta lleva el logotipo del SES, su número de Seguridad Social,
nombre y apellidos, NIF, fecha de nacimiento, el número del Código
Identificador del número de tarjeta (CITE) y el Código de Identificación
Personal (CIP); pero, arriba dice, además, que la tarjeta ha sido expedida por
la Consejería de Salud y Política Social del mal llamado "Gobierno de
Extremadura", en lugar de la Junta de Extremadura. Más aún me sorprende la leyenda final del
reverso: "Esta Tarjeta le permite el acceso a los servicios de todo el
Sistema Nacional de Salud." Pregunto y me responden: con esta tarjeta solo
podrá obtener recetas en su Comunidad. ¿Y fuera? Nadie lo sabe. A lo mejor
tiene que pagar y, después, el SAS (Servicio Andaluz de Salud), por ejemplo, le
pasa la receta al SES..., o vaya usted a saber.
España dejó de ser una en tantas cosas que,
ahora, hasta Monago presume de que Extremadura será la primera Comunidad en homologar el
examen a cazadores de dieciocho países europeos, si acreditan los conocimientos que
aquí se requieren. ¿Y el resto de España? Nada se dice en la noticia. Es decir,
primero, los de fuera, que traen negocio, y los de aquí, que se vayan fuera y
pidan licencia. Nada nuevo bajo el Sol. Ya hace años que Fernández Vara viene
defendiendo la necesidad de unificar para todo el territorio nacional las
licencias de caza y pesca, al igual que la tarjeta sanitaria única. No puede
haber diecisiete Españas para un mismo servicio. ¡Esto es una ruina!
En su
programa electoral para las elecciones legislativas del 20 de noviembre de
2011, titulado "Lo que España necesita", el PP prometía en su
capítulo "Comprometidos con el bienestar", punto 04 (pág. 113), que "impulsaremos la tarjeta sanitaria, la historia clínica electrónica
única, compartida e interoperable para que toda la información disponible del
paciente pueda estar accesible en cualquier centro sanitario de España."
Sin embargo, hay que remontarse doce años atrás para saber que fue la ministra
de Sanidad de Aznar, Celia Villalobos, la primera que habló de la tarjeta sanitaria única, tras observar el dispendio que las
transferencias habían supuesto y la circunscripción de la atención a una sola
comunidad autónoma. En 2004, la ministra Ana Pastor sacó un Decreto en el que
hablaba de la tarjeta única, con un código de identificación único que
posibilitara su atención en todo el país. Todo se aplazó. Veremos ahora si a la tercera va la vencida: el
Consejo de Ministros del pasado viernes aprobó el formato del documento, los
requisitos mínimos de imagen y técnicos para que la tarjeta se lea sin
problemas en cualquier sistema informático; pero tardará en llegar al menos otros
cinco años. Y para
eso, el gerente del SES anunció en enero la emisión de 70.000 tarjetas, para
Extremadura, claro. Y ahora, ¿qué?: nuevas todas antes de cinco años..., a
cargo de cada Comunidad, aunque pondrá "Sistema Nacional de Salud de
España". ¡Con lo fácil que era en el antiguo régimen! Te marchabas fuera,
ibas al INP con la tarjeta y te la validaban para toda España; ibas a tu caja y
te ponías un tope máximo para sacar dinero en cualquier otra caja, sin
comisiones... Así vienen los problemas, agravados en diferentes puntos de
Cataluña, que no la desea, apelando a las competencias y al DNI que nos
identifica como españoles... Mato asegura que los pacientes no entienden estas trabas a la asistencia sanitaria que financia con sus impuestos.
También decía (2 de febrero de 2012) que no iba a haber copago para financiar
la sanidad y llevamos más de un año... Asimismo, decía el PP en su programa
electoral que "estaba comprometido con el
mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones" (objetivo 3 de las medidas del
capítulo "Comprometidos con el bienestar", pág. 116) y ya vemos, ya,
lo que hará para un futuro próximo: devaluarlas, hacer tabla rasa del IPC, y
aumentarlas, dice, un 0,25 por ciento cada año... ¿Dónde están los estafadores,
los corruptos que roban al Estado, la economía sumergida, el IVA que no se
paga, el dinero que vuela a paraísos fiscales...? El Estado ataca a los
débiles, pero no se atreve con los poderosos. Así es España, señora: distinta,
distante... y diferente, que empieza a despiojar los caudales ciudadanos por los
pies y no por la cabeza de quienes los hubieren.
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