Los males de España nos
los recuerda el CIS cada mes: el
paro, la gran preocupación; la corrupción, una inquietud;
los problemas económicos, los políticos y los partidos, y hasta la inmigración
que nos asalta, lo mismo que nosotros invadimos en los sesenta Europa y hoy,
Hispanoamérica y Europa. Un problema de todos, y los males de algunos,
reconvertidos en males de España. Quienes hubieren de ser la solución, son
también el problema. España está enferma: sube la pobreza y el
Gobierno lo niega; se marchan los jóvenes al extranjero
en busca de trabajo y la ministra del ramo llama a eso "movilidad
exterior"; se habla de balanzas fiscales, de reducción
del déficit..., pero este sube. No hay médicos
suficientes para extirpar de raíz los males de España, en una nación en la que sobran
médicos y quizá, políticos.
Está enferma España. ¿Y cuáles son las raíces de los
males de España? Stefanie Claudia Müller, corresponsal alemana en España,
apuntaba en un artículo que tuvo amplio eco en las redes sociales, y cuya
publicación en medios de su país fue desmentida posteriormente, algunas claves
de las raíces del mal, a raíz de la visita a nuestro país de la canciller
Merkel en septiembre
de 2012. Sintetizaba según el citado artículo la corresponsal esos males:
La razón de la enfermedad de España es un modelo de
Estado inviable, fuente de todo nepotismo y corrupción, impuesto por una
oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y
económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En
España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni
los diputados representan a los ciudadanos, sino a los partidos que los ponen
en una lista. Se preguntaba la corresponsal por qué se ha utilizado el dinero
de los españoles (FROB) en lugar de esperar los fondos de la UE, y se respondía
que la razón es que los bancos no desean que la Unión investigue sus cuentas.
Abogaba por cambiar más en España que cortar gasto social y resaltaba que los
casos de corrupción son tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que
concluía que el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan
increíblemente venales. Defendía que no podía permitirse por más tiempo este
nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como 17 estados
independientes. El asunto del déficit público roza la ciencia ficción, e
ilustra perfectamente sobre la credibilidad de los dos últimos gobiernos de
España. Hablaba, en fin, de una casta política incompetente y corrupta que
arruinará la nación para varias generaciones y de la aniquilación de una clase
media sostén de España...
Sea como fuere, verdad o no que Stefanie Claudia Müller
escribiere esto sola, o en compañía de otros, se publicare o no, son muchos los
españoles que están de acuerdo con el análisis ante acontecimientos diarios que
les dan la razón. como el "café para todos", quizás origen de esos
males.
Ya el 24 de enero de 2011, el entonces presidente del
Congreso, José Bono, afirmaba que el café
para todos fue un error que se debe corregir, hecho para
contentar al Ejército al acabar la dictadura, que amenazaba con sublevarse si
la Constitución reconocía el derecho de autogobierno del País Vasco y Cataluña...
El `derecho a decidir´ aún no ha concluido, a lo que se ve, y ni la
Constitución ni el Estado son frenos bastantes para decir ¡basta!, porque nos
los reconocen...; solo a sí mismos y sus circunstancias.
En el Gobierno Civil de Segovia, dirigido en 1968 por un
joven Adolfo Suárez, nacía la filosofía del "café
para todos". Tras una visita a Sepúlveda para
inaugurar una estación ferroviaria, el gobernador logró que el Generalísimo
incluyera la provincia bajo su mando como de "acción especial" en el
II Plan de Desarrollo de López Rodó. (Véase: Gregorio Morán: Adolfo Suárez, ambición y destino
(Debate, 2009).
En marzo del 77, meses antes de las primeras elecciones
democráticas, el Presidente Suárez mantuvo una comida con sus íntimos, a
quienes presentó el primer borrador de la Restauración; pero era el borrador de
UCD si ganaba. Aquel borrador planteaba una España de dos pisos. tres estatutos
de corte federativo (Cataluña, País Vasco y Galicia), como comunidades
históricas, y una amplia desconcentración administrativa en el resto del país,
con regiones sin potestad legislativa, similar a la Constitución italiana del
48. Unos y otros fueron cayendo en el "café para todos". El padre de
la Constitución del 78, Miguel Roca, introdujo el término "nacionalidades",
que generalizó el proceso. Clavero Arévalo, ministro adjunto para las Regiones,
y Guerra propiciaron la unión andaluza a las comunidades históricas. UCD pidió
el voto negativo y perdió la consulta el 28 de febrero de 1980. Posteriormente
se aprobaría el Estatuto de Carmona. Andalucía entraba en el reino de las
comunidades históricas.
Y así vamos: los jefes eligen a los candidatos; la clase
política se profesionaliza para perpetuarse en el poder; nadie quiere oír
hablar de rebajas de escaños ni de echar para atrás asambleas legislativas, ni
cadenas públicas de radio y televisión, que para poco sirven al pueblo. El
Tribunal de Cuentas eleva las ayudas a la banca a 107.914 millones.
Un antiguo presidente de una caja de ahorros extremeña, ahora vicepresidente de
un banco, elegido a dedo por su jefe de filas, se embolsa en 2013 la
cantidad de 242.000 euros, algo más de lo que ganaba
Rajoy en la oposición, porque de presidente cobra 75.000 al
año. Criticaban al Rey por cazar un elefante y ellos colocan a sus hijos y a
los pródigos en dos cementerios de elefantes: el Parlamento Europeo y el Senado;
y a auxiliares administrativas, de diputadas, consejeras y patronas de
fundaciones... Y los que no pagan, desahuciados... Por eso, muchos están
nerviosos ante la tardanza de Rajoy en dar la lista. Hay que situarse para lo
que venga. Los españoles también lo están ante el 25-M.
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