Cincuenta años
después..., y Granadilla no ha muerto: fue disuelta como municipio, entre los
estertores de la última década (1955-1965), de alma y cuerpo. Hoy y mañana, la
villa perdida no es un pueblo fantasma, sino "una villa con pasado y
futuro". En el aula interpretativa "Café-Bar Angelito" se mostrarán fotografías de sus últimos
años de vida como pueblo, el documental "Los pueblos del agua"; su
calles y plazas céntricas acogerán un mercado de productos del entorno; visitas
guiadas mostrarán los lugares más emblemáticos de la villa: castillo, murallas,
iglesia, plaza, museo, anfiteatro...; los niños pintarán en sus camisetas
algunos de esos rincones; el grupo Milo Ki Mandarini ofrecerá mañana su
espectáculo "Las músicas del mundo"; el equipo docente del Programa Pueblos
Abandonados ofrecerá una charla sobre el tema "Granadilla, otra forma de
educar" y finalmente, se entregarán los premios del concurso artístico
"El valor de Granadilla". Por último, el artista Juan Pedro Sánchez
Benito mostrará una colección de sus pinturas y esculturas en la plaza mayor y
el castillo, como un día hiciere su hijo, el pintor Enrique Jiménez Carrero, en el verano de 2005, en su exposición
"Cuando Granadilla...", visitada por cerca de 40.000 personas, la
primera en su villa natal.
El pueblo hermano de Zarza de Granadilla da vida a quien
un día se la dio a él; revive su pasado, que es tanto como su propia historia y
presente. No basta con la placa que da fe de esa hermandad en los soportales
del ayuntamiento; hay que darle continuidad. Vísperas de Todos los Santos y de
Difuntos, cuando sus descendientes se reúnen para honrar a los que allí esperan
el día del Juicio Final, el ayuntamiento vecino ha promovido el "II
Encuentro en Granadilla, una villa con pasado y con futuro" (31 de octubre
y 1 de noviembre de 2015), en el cincuentenario de su disolución como
municipio.
Tiene Granadilla un pasado que no se borra del imaginario
colectivo de quienes allí nacieren, vivieren, y hubieren de marcharse al exilio
por imperativo legal de la
expropiación de un pantano. No quedó el pueblo bajo las aguas del embalse de
Gabriel y Galán, el poeta que le diere nombre, casado con Desideria García Gascón, hija del pueblo, que tantas veces cazare
en su término municipal con su cuñado Cruz
García y otros vecinos, a principios del siglo XX. A Granadilla no se
vuelve el 1 de noviembre para ver la torre de la iglesia --si las aguas bajaren-- como en Talavera la
Vieja (Talaverilla), sumergida bajo el embalse de Valdecañas, aquel que
sepultare el 20 de octubre, también hace cincuenta años, a decenas de colonos,
hoy tan recordados en Malpartida de Plasencia, y Torrejón, lugar de su
desaparición y olvido por el antiguo régimen.
Granadilla no ha muerto: sobrevive gracias al programa de
reconstrucción de pueblos abandonados, junto a otros dos de España: Umbralejo
(Guadalajara) y Búbal (Huesca), que brindan un acercamiento de los jóvenes del
medio urbano a la vida rural, brindándoles la posibilidad de comprender la
necesidad de un cambio de actitudes para asegurar el futuro equilibro del
hombre con su entorno. Un futuro en el que los ministerios implicados
(Agricultura, Educación y Fomento), junto a las comunidades autónomas
respectivas, deben redoblar esfuerzos para no echar abajo lo que, a principios
de los 80, estaba ya caído, y que fue reconstruido. Extremadura, junto al
Organismo Autónomo Parques Nacionales, debiere concertar un traspaso del pueblo
--como ya hiciere Aragón con Búbal-- para sacarle el partido turístico y
formativo que tiene la joya de la Mancomunidad de Trasierra-Tierras de
Granadilla.
No doblarán esta madrugada ni mañana las campanas
perdidas en Talaverilla ni en Granadilla por sus difuntos, como en tantos otros
pueblos de España --El Vado
(Guadalajara), Mansilla (La Rioja), La Muedra (Soria), Mequinensa (Zaragoza),
Peñarrubia (Málaga), Jánovas (cuya historia está recogida por Marisancho Menjón en su obra
"Jánovas, víctimas de un pantano de papel"), Lanuza y Mediano
(Huesca), Las Rozas de Valdearroyo (Cantabria), Ribadelago (Zamora)..., algunos
de los más de 500 construidos en el antiguo régimen, que costaron algunos
derrumbres de presas y el olvido de centenares de pueblos... En Granadilla no
doblan ya las campañas, muerto Guillermo
González Rivero, "El Capi";
pero sus difuntos tendrán flores frescas en el nuevo cementerio al que no
llegaren las aguas, ya afecto a Zarza, gracias a su anterior alcalde, Germán García, como el pueblo debiere
estarlo a la Junta de Extremadura, y no tan solo las competencias educativas.
La vida allí presente, como el pasado en sus descendientes, esperando tocar un
día la luz del cielo que les fuere arrebatada por la vida y el pantano, en la
tierra en que la vieren y que habitaren las tres culturas desterradas..., no
como en Montánchez --elegido mejor cementerio de España 2015-- donde sus
difuntos, a la espera de alcanzar el cielo, que casi tocan en sus riscos a 700
metros de altura, pueden soñar con la vista del mejor valle de Extremadura y
esperar la llegada del lucero del alba... el día del Juicio Final.
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