La XI Legislatura, que
arrancaba el pasado 13 de enero, no solo ha sido la más breve de la democracia,
sino que nos ha ofrecido novedades antes nunca vistas en la reciente historia
democrática española; pero, junto a esas innovaciones que ofrecía el nuevo
Parlamento surgido a raíz de las elecciones del 20-D, no es menos significativo
para los españoles su coste económico, que para nada ha servido sino para
acrecentar el déficit de las arcas públicas en tiempos nada propicios para ello.
Entre las novedades más destacadas sobresale el hecho de
que, por primera vez, en la reciente historia democrática, el presidente del
Congreso no perteneciera al partido ganador de las elecciones, el PP, sino que
fuera el socialista Patxi López, que
no ha llegado a ocupar el sillón presidencial ni cuatro meses. La presencia de
mujeres en el hemiciclo ha sido la más elevada de la democracia: 139 diputadas
electas, que rozaron el 40 por ciento en que se sitúa la paridad, gracias,
además de a la Ley de Igualdad, a que el PSOE y Podemos presentaron listas
cremallera (lista en la que hombres y mujeres ocupan puestos alternos); hubo
mayoría femenina en la Mesa del Congreso (seis mujeres frente a tres hombres),
aunque solo una de las diecisiete comisiones --la Comisión de Igualdad--
estuviere presidida por una mujer. Ha sido también la primera legislatura en la
que el Rey tuvo que convocar tres rondas de consultas con los partidos para la
conformación de gobierno. En la primera, el líder y presidente del partido más
votado, Mariano Rajoy, declinó el
ofrecimiento real al no contar con apoyos suficientes; en la segunda, tomó el
relevo el líder de la oposición, Pedro
Sánchez, que suscribió un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, pero que
resultó insuficiente para la investidura. Ha sido también la primera
legislatura que echó a andar sin la solemne apertura por el Rey. También por
vez primera el Gobierno se negó a someterse al control parlamentario alegando
que estaba en funciones, lo que llevó al Pleno del Congreso a llevar al asunto
al Tribunal Constitucional para que sentara doctrina, por si la situación
volvía a repetirse. Por lo demás, los despistes iniciales de los novísimos, que
tuvieron que ser apadrinados por los veteranos para andar por la Casa; los
besos de Pablo Iglesias y Xavier Domenech; el bebé de Carolina Bescansa, con el que se quiso
avivar el debate de la conciliación de la vida laboral y familiar..., han
quedado como simples anécdotas de la legislatura perdida (más información en europapress.com, de 01/05//2016).
Lo que no pasado inadvertido ha sido el coste que ha
supuesto para las arcas públicas la legislatura perdida. Si las elecciones del
20-D costaron a las arcas del Estado algo más de 130 millones de euros (www.blastinnews.com, de 29/04/2016), las
próximos comicios del 26-J supondrán un desembolso de 160 millones de euros, a
los que habrá que sumar otros 30 que recibirán los partidos en función de sus
resultados electorales (www.laopiniondemurcia.es,
de 02/05/2016). Ni siquiera la apelación del Rey a los partidos para realizar
una "campaña electoral más austera" (www.elmundo.es, de 26/04/2016) dio resultados positivos. "La
legislatura concluye como empezó, sin posibilidad de consenso. La segunda y
última reunión de los partidos políticos para alcanzar un acuerdo que limitara
los costes de la campaña electoral han concluido sin pacto algunos en el
Congreso" (www.abc.es, de
11/05/2016), aunque todos se inclinaran por llevar cabo una campaña más
austera.
Además de estos gastos generales, la legislatura más
breve ha tenido un coste salarial de 30,5 millones de euros para los 265
senadores y 350 diputados. Cada diputado cobra de media al mes 5.630 euros y
los senadores, 5.930. En total la factura mensual ronda los 2 millones de euros
para el Congreso y de más de 1,5 para el Senado. (www.elmundo.es, de 04/05/2016). El Gobierno se llevó 1,4 millones:
el presidente, 6.583 euros mensuales, la vicepresidenta, 6.185 euros al mes y
los ministros, 5.806; los secretarios de Estado, directores generales y demás
altos cargos ministeriales (202 en total) tienen un salario medio de 6.698
euros. (Íbd.)
Hay dos hechos que resulta curioso resaltar: Podemos
llegó al Congreso con un mensaje muy claro: "No somos casta, no queremos
sus privilegios; somos gente de la calle" (www.abc.es, de 06/02/2016); pero no había pasado un mes desde que
entraron en el Congreso cuando 40 diputados de la formación retiraron la
tarjeta de 3.000 euros que entrega la Cámara Baja para gastar en taxis,
saltándose a la torera la decisión adoptada por la cúpula del partido podemita.
No termina aquí la cosa: la vicepresidenta tercera del Congreso, Gloria Elizo (Podemos) planteó a la
Mesa aumentar los privilegios de los diputados con un completo fondo de
prestaciones sociales, valorado en unos 5.000 euros, que incluiría ayudas
sociales, culturales y personales. (Íbd.). Podemos no respondió, sumándose así
a la casta tan denostada.
El segundo hecho significativo es que, aun en la
legislatura más breve de la democracia --en la que el propio Rey ha sido rehén
de la situación-- los diputados realizaron un total de 27 salidas al
extranjero, entre ellas a Tokio, Zambia, Mongolia o Nueva York, aunque la
Cámara solo ha informado del coste de cuatro viajes por un total de 102.211,16
euros (www.europapres.com, de
01/05/2016).
Y el 26-J, a votar de nuevo... Al nuevo gobierno que
salga de las elecciones le espera "una multa de hasta 2.000 millones por
incumplimiento del déficit y un ajuste fiscal de 8.000 millones entre 2016 y
2017" (economía.elpais.com, de
19/05/2016), aunque cabe esperar, como ha afirmado el presidente del
Bundesbank, Jens Weiddmann, que
"cuanto antes haya en España un gobierno responsable, mejor" (economia.elpais.com, de 17/05/2016).
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