miércoles, 31 de enero de 2024

JUAN DE ÁVALOS RENUNCIÓ A SER HIJO PREDILECTO DE MÉRIDA


El escultor Juan de Ávalos García-Taborda (Mérida, 21/10/1911; Madrid, 06/07/2006) fue nombrado Hijo Predilecto de su ciudad natal por el Pleno de la Corporación celebrado el día 18 de mayo de 1961, bajo la presidencia del alcalde, Francisco López de Ayala y García de Blanes, y renunció a tal honor por carta remitida al alcalde, hecha pública en la sesión del Pleno celebrada el 27 de mayo de 1963.

En la primera sesión citada, el secretario dio lectura a una moción de la alcaldía dirigida al Pleno, en la que se afirma que el “el ilustre escultor D. Juan Ávalos García-Taborda, hijo de Mérida, ha llegado a escalar, por sus relevantes méritos personales, las más altas cimas de la fama en el difícil arte de la Escultura.”

“De todos nosotros, prosigue la moción, es conocida la importancia y trascendencia de las obras que ejecutó o tiene en ejecución, tales como las del Valle de los Caídos, las del Alcázar de Toledo, las de Guayaquil y tantas otras que pregonan sus méritos a través de las más diversas naciones.”

“En Mérida -continúa- contamos con muestras de su arte en el mausoleo familiar del cementerio y en un paso de la Hermandad de Ex-combatientes (sic).”

“El afecto y cariño del artista a Mérida, a su patria chica, está reconocido repetidamente en sus frecuentes viajes a ella y en sus manifestaciones públicas ante la Prensa.”

“Por todo ello, esta Alcaldía estima procedente que la Corporación estudie, y en su caso acuerde, reconocer los méritos de don Juan de Ávalos García-Taborda, cuyo acuerdo podría plasmarse en su reconocimiento como Hijo Predilecto de Mérida.”

Posteriormente, el alcalde glosó su propuesta ampliando datos que confirmaran los grandes méritos del ilustre emeritense y recordando hechos que prueban el reconocimiento de la Corporación de tales méritos, como el acuerdo de la Comisión Permanente de 25 de enero de este año, enviándole expresiva felicitación con motivo de haber sido encargado de la ejecución del monumento a los Héroes del Alcázar.

Más adelante, la Secretaría informó de los trámites a seguir en la ejecución del acuerdo, si llega a tomarse, con arreglo a los dispone el apartado 12 del artículo 123 y artículo 300 y siguientes del Reglamento de Organización.

Oída la opinión de todos los concejales, que se mostraron coincidentes con la moción de la Presidencia, por aclamación se acuerda que “se cumplan los requisitos legales para que sea ejecutivo el nombramiento de Hijo Predilecto de Mérida, que se otorga desde luego al genial escultor don Juan Ávalos, hijo ilustre de esta ciudad, lo que aparte de la certificación de este acuerdo se hará constar en artístico pergamino”.

En la sesión ordinaria del Pleno celebrada el 13 de octubre de 1961, el alcalde contesta a una pregunta sobre cuándo podrá celebrarse el homenaje al escultor, a lo contesta que “tan pronto sea aprobado el Reglamento de Honores y Distinciones, a cuyo efecto tiene en estudio la confección del pergamino a entregar”.

En la sesión ordinaria del Pleno celebrada el 27 de mayo de 1963 se da lectura a la carta del escultor emeritense D. Juan de Ávalos García-Taborda, dirigida al alcalde, Francisco López de Ayala, por la que renuncia al título de Hijo Predilecto de Mérida. En la misma, el escultor dice: “Hace tanto tiempo que yo me he preguntado cuál será la razón del abandono en que incurría el ayuntamiento compuesto por tantos amigos al dejar pasar el tiempo sin hacerme entrega del título de Hijo Predilecto, que en su momento tan feliz me hizo. Nunca quise preguntar a pesar de que fui informado de que hubo votos hostiles a esa proposición porque siempre achaqué este abandono a la abulia característica de los hijos de nuestra tierra”.

Continúa diciendo Ávalos en su carta que “hoy, mientras trabajaba, he meditado los hechos acontecidos y mandé traer de mi archivo la certificación del Ayuntamiento que tan dignamente presides y cómo en un párrafo 10º dice textualmente: Que una vez obtenido ese conocimiento de la Superioridad se señale por la Alcaldía el día en que debe tener lugar la entrega del pergamino a D. Juan de Ávalos García-Taborda, que se verificará con toda solemnidad, con citación al pueblo en general…”

“Creo ser yo quien rompa este enojoso silencio para decirte a ti, alcalde de mi Mérida, que quizás tenga razón esa superior Autoridad que con mi discreto silencio evidencia una desaprobación, colocándoos a vosotros en una situación difícil ante mí. Esperemos por tanto a que yo, en mi modesto conocer, obtenga los méritos suficientes para aspirar a ese máximo honor, pues vistas las circunstancias en la actualidad debe ser excesivo. Por lo tanto, os devuelvo el compromiso que adquiristeis conmigo fruto de tu excesivo celo de alcalde amigo y desorbitada pasión de paisano. No interpretes esto como soberbia, sino como un simple ejercicio de humildad, del cual todos estamos necesitados. Para mí, Mérida sigue siendo mi Mérida y vosotros, mis amigos. Recibe un abrazo fuerte de tu siempre incondicional Juan. Madrid, 9 de mayo de 1963.”

El alcalde expuso a continuación su sorpresa “por el contenido de mencionada comunicación, que no puede explicarse si no es por alguna circunstancia que la Corporación desconoce”. Examinada detalladamente dicha carta, se lamentan las manifestaciones que en la misma se contienen “por tratarse de un eminente artista emeritense” y se trae a la vista el acuerdo de 18 de mayo de 1961, por el que se le concedió por aclamación el título de Hijo Predilecto de Mérida, “cuya entrega pública no se ha llevado aún a efecto, al no haber sido aprobado hasta el día 16 de abril de 1962 el Reglamento de Honores y Distinciones de este Excmo. Ayuntamiento”.

Tras una amplia deliberación en la que intervinieron todos los asistentes, se realiza una votación, en la que se abstiene el señor Godoy Grajera y manifiesta el señor García Puente “que no debe tomarse decisión alguna en tanto y por el señor Ávalos no se aclaren los diversos extremos en su carta. Conocido el resultado de la votación, el alcalde propuso que fuera aceptada la renuncia presentada por el señor Ávalos y que se solicitara del mismo aclaraciones al contenido de su escrito, y por acuerdo de la mayoría se acuerda aceptar su renuncia al título de Hijo Predilecto de Mérida.


domingo, 28 de enero de 2024

EVARISTO PINTO SÁNCHEZ, PRIMER ALCALDE REPUBLICANO DE PLASENCIA


Evaristo Pinto Sánchez (Cabezuela del Valle, 1843; Plasencia, 1917) fue un tipógrafo, impresor, periodista y publicista español, primer alcalde republicano de Plasencia durante la I República (1873-1874). Propagandista de los ideales democráticos, fue editor de “La Gaceta Agrícola” (1865), “El Demócrata” (1869), “El Cantón Extremeño” (suprimido gubernativamente en 1875), “El Extremeño”, “El Cantón” (segunda época, 1884) y otros periódicos.

  Se educó en Plasencia y estudió Humanidades en Salamanca, dedicándose después en Madrid al arte tipográfico, por el que mostró gran predilección, logrando establecerse con una imprenta en Plasencia en 1862, en el número 12 de la calle Trujillo. La imprenta figurará bajo la razón social de Imprenta, o Tipografía de Pinto Sánchez, “El Cantón Extremeño”, por la cabecera del periódico que sucedió al citado, y “El Extremeño”, cuando se hizo aconsejable la modificación del título anterior. La imprenta de Pinto realizó trabajos de impresión en negro y en color, siendo entonces el único taller placentino en el que se hacían los carteles de anuncios y de ferias. Hay que destacar también la variada producción bibliográfica extremeña salida de estos talleres.

    Fue elegido alcalde de Plasencia en 1873, al advenimiento de la I República, y mantuvo su cargo hasta enero de 1874, cuando la Asamblea Nacional, emanada del sufragio universal, fue disuelta en Madrid por el general Pavía, al frente de la fuerza armada, y cuya renuncia la hizo en estos términos: “Presento a V. I. mi dimisión por no hacerme cómplice del golpe de Estado que entrega la República en manos de sus más crueles enemigos.” El golpe de Estado de Pavía, capitán general de Castilla la Nueva, de 3 de enero de 1874, cuya jurisdicción incluía Madrid, consistió en la ocupación del edificio del Congreso de los Diputados por guardias civiles que custodiaban el Congreso y que se unieron al golpe y soldados del Regimiento Mérida, que desalojaron del mismo a los diputados cuando se procedía a la votación de un nuevo presidente del poder ejecutivo de la República, en sustitución de Emilio Castelar, que acababa de perder la moción de censura presentada por Pi y Margall.

    La Revolución Cantonal, surgida antes del 12 de julio de 1873, cuando estalla la insurrección en Cartagena, tuvo en Extremadura el intento de constituir cantones en Coria, Hervás y Plasencia, así como la publicación “El Cantón Extremeño” (1869-1886), fundado por Hernández González y continuado por Evaristo Pinto Sánchez, en cuyas páginas se animaba a la creación de un cantón extremeño ligado a las fronteras de la antigua Lusitania y se instaba a los lectores a tomar las armas si fuera necesario. El periódico fue significado en su afán de extender el republicanismo en Plasencia. Tuvo grandes problemas con la censura, que obligaron a su editor, Evaristo Pinto, a cambiar su título. El periódico fue acogido con una denuncia y su director condenado a dieciséis años de destierro, 16.000 reales de multa y todas las costas, sin que por tal contratiempo se apagaran sus briosos impulsos.

    Si la I República Española tuvo cuatro presidentes en sus once meses de duración (Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar), Plasencia censa como único alcalde a Evaristo Pinto durante el período de la República Federal (11 de febrero de 1873 al 3 de enero de 1874) y del 14 de enero de 1874 al 29 de diciembre del mismo año (la República Unitaria) le sucede Juan Antonio Rosado.

    En las elecciones celebradas el 1 de mayo de 1880 (que enfrentaron al gobernante Partido Progresista de Práxedes Mateos Sagasta, al Partido Moderado de Antonio Cánovas y al Partido Demócrata de Fernando Garrido, en las que ganó el primero por mayoría absoluta), Evaristo Pinto fue elegido por el voto de sus conciudadanos entre los cinco concejales que correspondía elegir, cargo que desempeñó con satisfacción.

    Su afición a los estudios políticos y sociales y la amistad que le unió con el diputado Juan González Hernández, junto a las prácticas liberales de su padre, médico de profesión, le inclinaron a trabajar activamente en favor de los intereses generales de su país. Ya en 1863 se dio a conocer como secretario del comité democrático en Plasencia por los trabajos que prestó a la organización de su partido en los pueblos de la margen derecha del Tajo.

    Las ideas políticas de Pinto Sánchez, sus trabajos en el comité federalista y en el de coalición, llevados a cabo en una ciudad como Plasencia, le hizo estar hasta la revolución del 68 bajo el dominio del clericalismo y de la aristocracia gobernantes, que le acarrearon persecuciones. Hacia mediados de la década de 1860 se hallaba terminando un folleto-memoria sobre estudios sociales y el estado de la clase obrera en la comarca placentina y los medios que consideraba convenientes para su mejoramiento. Dedicada a Nicolás Salmerón, llevaba prólogo de Urbano González Serrano.

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Bibliografía consultada: Archivo Histórico Municipal de Plasencia (años 1873, 1874 y 1880); Ossorio y Bernard, Manuel: Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, Imprenta y Litografía de J. Palacios, Madrid, 1903; Díaz y Pérez, Nicolás: Diccionario biográfico, crítico y bibliográfico de autores, artistas y extremeños ilustres, Pérez y Boix Editores, Madrid, 1884; Sánchez de la Calle, J. A. y Leonato González, M. R.: Historia de la imprenta en Plasencia (finales del siglo XVIII a principios del XXI), en XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura; Sánchez González, J.: Análisis del acontecimiento a través de la Prensa: el Cantón Extremeño durante el Sexenio Democrático, en “Alcántara”, revista del Seminario de Estudios Cacereños, 12, 1987, págs. 31-48; Pulido, Mercedes: La prensa extremeña en el tránsito del siglo XIX al XX; El País, diario republicano-progresista, de 24/02/1890.


sábado, 20 de enero de 2024

“LA ESCULTURA FUNERARIA EN EXTREMADURA”


El fenómeno funerario extremeño, desde la Prehistoria hasta la actualidad, es el tema que abordan en esta nueva obra el cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, junto a José Luis Pérez Mena y Óscar de San Macario. [1] Aunque la obra está orientada al tema escultórico, tampoco pasan por alto los elementos arquitectónicos, escultóricos y de artes decorativas que jalonan las iglesias, ermitas, conventos y cementerios de la región, como hace notar en el prólogo Fabián Lavador, del Consorcio de la Ciudad Monumental.

    La muerte tiene un importante componente cultural que ha evolucionado en el tiempo. En los milenios IV-III a. C., paralelamente a la Edad del Cobre, encontramos en Extremadura las primeras manifestaciones funerarias conocidas: los megalitos (sepulcros de corredor), que acogen enterramientos colectivos. La región cuenta con importantes conjuntos funerarios, que tienen su representación histórico-artística en los dólmenes, a modo de sepulcro o tumba de tipo colectivo. Entre los más destacados pueden citarse el dolmen del Rebellado (Valverde de Leganés), el de Lácara, a 25 kilómetros de Mérida, Monumento Nacional en 1931; el de Magacela, y el de Sierra Gorda. Asimismo, caben destacar los descubiertos en la dehesa boyal de Montehermoso, el de Pradocastaño, en la Sierra de Gata; los de Valverde de Leganés y Almendral y el conjunto de Valencia de Alcántara, que censa cincuenta y cinco dólmenes. La sequía de los últimos años, ha permitido conocer el dolmen de Guadalperal, datado entre finales de los siglos V y III a. C. Y junto a los dólmenes sobresalen los menhires como conjuntos funerarios, entre los que destacan el menhir de la Palanca del Moro, o el de la Pepina, en Fregenal de la Sierra, o el del Rábano, en Valencia del Ventoso.

    El proceso de romanización en Extremadura comienza con las Guerras Lusitanas (147-139 a. C.), surgidas para apaciguar las poblaciones que amenazaban el dominio romano en el sur de la Península. Uno de los primitivos asentamientos romanos es la fundación de Medellín por el cónsul Caecilio Metello. En el 25 a. C., Octavio Augusto funda Emérita y se imponen las formas culturales, político-sociales y las costumbres romanas. El rito más importante en las necrópolis romanas es la incineración y, a partir del siglo II d. C., la inhumación. El Consorcio de Mérida ha documentado 1.015 estructuras funerarias, de las cuales 361 son estructuras de inhumación y 654 de cremación. Entre los monumentos funerarios destacan los cuppae, compuestas por uno o varios sillares que remata el conjunto en sillar rectangular. Se han encontrado un centenar empotradas en la muralla de la Alcazaba y en los Columbarios, destinados al enterramiento colectivo. Otros monumentos funerarios son la estela, monolitos verticales de distinta tipología y el sarcófago. La escultura aparece asiduamente en las construcciones funerarias entre los siglos II a. C. y II d. C. Relieves sepulcrales, estelas, monumentos y Altares funerarios pueden contemplarse en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.

    En la Alta Edad Media fue esencial la propagación del culto a las reliquias de los mártires con la expansión del cristianismo, motivo por el que Roma consideró la religión como un peligro para el poder. En Extremadura tenemos una buena colección de reliquias en la iglesia de Santa Cruz de la Sierra, así como las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina en la iglesia de Berzocana. Asimismo, podemos considerar tanto martyrium como memoriae al recinto construido en Mérida en honor a la mártir Santa Eulalia. Los monumentos funerarios se configuran como uno de los más directos exponentes de las actitudes ante la vida y la muerte en el Medievo. En la Baja Edad Media comienzan a colocarse esculturas de animales (perros y leones) en las esquinas de los sarcófagos como protectores del difunto en el Más Allá.

    En la Edad Moderna, sobresalen en Extremadura las sepulturas de miembros de la Orden de Alcántara en la iglesia de Nuestra Señora de Almocóvar (Alcántara), la lauda sepulcral de don Lorenzo Suárez de Figueroa, en la catedral de Badajoz; el sepulcro del obispo García de Galarza en la catedral de Coria; los panteones reales del Monasterio de Guadalupe; el sepulcro de Pedro Ponce de León en la catedral de Plasencia; la estatua orante de Hernando Pizarro y yacentes de Francisca y Hernando Pizarro en Trujillo, entre otras.

    Hasta mediados del siglo XIX, el Consejo Real y las autoridades provinciales lucharon por la homogeneización inhumatoria en cementerios para toda España. La Real Orden de 2 de junio de 1833 decreta que los ayuntamientos dispondrán de los recintos creados a tal fin. Los enterramientos en iglesias serán prohibidos desde el 16 de junio de 1857. En el último tercio del siglo, las administraciones establecen unas obligaciones en la localización de los camposantos. La Real Orden de 19 de mayo de 1882 ordena que los cementerios deben emplazarse en lugar elevado, contario a la dirección de los vientos dominantes. A pesar de la tardía sistematización del arte decimonónico (neoclasicismo, eclecticismo, romanticismo) que muestran los panteones situados en la parte decimonónica en algunos cementerios extremeños, se observan las diferencias sociales existentes: la élite noble y la clase obrera, los primeros en suntuosos panteones y los segundos, en tierra o en modestos nichos. En la mayoría de los cementerios extremeños, con sabor artístico y antigüedad histórica decimonónica, encontramos un interesante y abundante repertorio iconográfico, utilizado en panteones, o de símbolos alusivos a la fugacidad de la vida.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio; Pérez Mena, José Luis y De San Macario Sánchez, Óscar: La escultura funeraria en Extremadura. El culto a los antepasados en la historia de Extremadura, TAU Editores, Cáceres, 2023.

martes, 16 de enero de 2024

TARJETA EUROPEA PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD


Tarjeta europea de discapacidad

    La Comisión Europea adoptó el pasado mes de septiembre una propuesta legislativa que aspira a facilitar el derecho europeo a la libre circulación de las personas con discapacidad. La propuesta de ley incluye una tarjeta de discapacidad normalizada, que mejora la actual tarjeta europea de estacionamiento, que tendrá reconocimiento en toda la UE.

    Un colectivo que se enfrenta a “barreras estructurales y desigualdades sistémicas”, que limitan su participación en la sociedad, en palabras de la vicepresidenta de Valores y Transparencia, Vĕra Jourová, no debe ver frenados y detenidos sus derechos en sus fronteras nacionales. La Tarjeta Europea de Discapacidad mejora la Tarjeta Europea de Estacionamiento.

    El DNI no es per se para una persona discapacitada un documento válido para viajar al extranjero. En primer lugar, hay que reconocer su discapacidad, al no poder acceder a otros Estados miembros de una Comunidad a la que pertenece en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos. Reconocida aquella, deben sobrevenir la asistencia que necesitan, el acceso gratuito o prioritario o las tarifas reducidas. De lo contrario, las personas discapacitadas estarían constreñidas a realizar su vida en su círculo más íntimo: su casa, su colegio, residencia, su pueblo o ciudad, quizás únicamente su propio país.

    El propósito de la UE es la creación de un documento normalizado que sirva en todos los países que la integran, al objeto de garantizar la igualdad de acceso y a condiciones especiales y un trato preferente para las personas con discapacidad.

    Ya en nuestras ciudades se ven como normales los estacionamientos para ellos, ya en los públicos o privados, a la puerta de su casa, porque el transporte privado en automóvil es el vehículo que garantiza la autonomía de las citadas personas y la única forma de viajar y desplazarse con independencia.  Esto, que casi todos respetan, es visto por la UE también como una manera de armonizar en todos los países miembros la Tarjeta Europea de Aparcamiento, que tendría un formato común vinculante, que sustituiría a las nacionales para las personas con discapacidad en toda la Unión.

    No deja de ser un derecho más de quienes no pueden ver circunscritos aquellos por un censo que universaliza, por encima de la discapacidad, los de otros que pueden optar libremente a ejercerlos tan solo con su DNI.

    Ni los pájaros ni el agua u otros elementos de la naturaleza reconocen fronteras para circular libremente por encima de otros que no pueden levantar muros ni fronteras que los separen. Más aún, para los seres humanos que participan por su pertenencia a un país de otra ciudadanía supranacional, como las personas discapacitadas, que ven recortados los derechos de todos por sus propias limitaciones personales.

    La clase política debe remover los obstáculos que impidan que unos ciudadanos sean más que otros por sus propias limitaciones individuales. Todos somos iguales ante la ley por encima de las limitaciones físicas o intelectuales, o de cualquier otro tipo que pudiere separarnos. Y esto es lo que intenta la UE en 2024, que espera contar con una tarjeta única para los 87 millones de personas con discapacidad de la Unión.