lunes, 31 de diciembre de 2012

MÁS QUE UN TITULAR PARA UN MENSAJE DE AÑO NUEVO

 
              El único titular nacional del mensaje de Año Nuevo del presidente de la Junta de Extremadura ha sido el de la reforma de la Constitución “garantizando el Estado de las autonomías, reforzando el papel del Estado en nacionalidades y regiones”. Estamos de acuerdo con Monago en que “reforzar el papel del Estado es necesario para que exista más cooperación con quienes más lo necesitan” y para no seguir siendo un país con diecisiete autonomías unas veces y otras, “un país con necesidades nacionales”, como la cartilla sanitaria o las licencias de caza y pesca únicas, como antes existieren, pequeños y grandes problemas que siguen sin resolverse, como si no existiere una voz única de España en sus conferencias sectoriales.
              Monago no ha dirigido su mensaje de año nuevo a España, sino a los extremeños, a los que ha hablado, además, de educación, cultura del emprendimiento y economía.
 
              Al referirse a la educación –el tema más amplio de su mensaje-, el presidente lo ha relacionado directamente con el paro que padece la Comunidad y con el nivel de estudios estadístico de los parados. Monago sostiene que “no bajaremos la tasa de paro hasta que tengamos más profesionales formados” y se logre invertir la tendencia; es decir, formarse para encontrar trabajo, y para ser más competitivo quien lo hubiere. A primera vista, dejando a un lado los 2.400 jóvenes que van a cursar la ESO que no pudieron hacer en su día, como el 10 por ciento más de las Universidades de Mayores, en su mayoría fuera ya del mercado laboral por edad, la tesis del presidente se deshace al decir, de un lado, que se va a invertir más y, de otro, que “el dinero nunca ha podido comprar un buen sistema educativo”. Hace más de treinta años, solo podían acceder a la educación quienes tenían dinero y los que pudieron después, ahora no tienen trabajo. Los “ninis” seguirán existiendo, muy a su pesar, cuando se suben las tasas, se reduce el profesorado; 6.000 alumnos se quedan sin plan de refuerzo o cuando se baja a 1 millón de 9 las ayudas para libros, y se elimina el transporte para la enseñanza no obligatoria, como ha recordado en su balance del año el jefe de la oposición, Guillermo Fernández Vara. Hay una generación de extremeños formada, la mayor de la historia, que no halla empleo y se ve obligada a dejar su región para buscarlo en otras tierras. De eso nada ha dicho el presidente, y no podrán conservar su idea de España, Extremadura y Europa si no tienen trabajo, o hay que pagar por estar enfermo y adquirir medicinas, como también recordaba Vara.
 
              Emprender en Extremadura siempre ha sido difícil. Los extremeños han rechazado el emprendimiento como cultura por un puesto de trabajo fijo, aunque la necesidad vaya cambiando esa forma de pensar. Aunque sea verdad que las dificultades de otro tiempo para poner en marcha un negocio, hoy se abran con más facilidades; pero la crisis ha cerrado más negocios que los que abre y los autónomos, como los funcionarios, se ven más perseguidos que motivados.
 
              Anunciar una bajada de impuestos si continúan cumpliéndose los objetivos de déficit y deuda, como adelantar las pagas extraordinarias para incentivar el consumo, no dejan de ser simples deseos, como el constatar si 2013 será peor o mejor que el año que termina. No todo es dulce en esta Navidad: se ha perdido el tren “Lusitania” por Cáceres, el paro se cierne sobre los paradores, perdimos el Eje 16 y, aunque nos hayan tocado 280 millones, no sabemos aún a dónde irán. Mientras, los parados, formados o no, seguirán aumentando. No estamos para tirar cohetes porque comience un nuevo año, aunque la felicidad sea un deseo común para todos.

viernes, 28 de diciembre de 2012

LOS OTROS INOCENTES

           Hay una inocencia de la infancia, como la falta de culpa de los niños sacrificados por Herodes; otra inocencia como ausencia de culpabilidad, demostrada por el abogado; una inocencia traducible como la simplicidad o falta de malicia, astucia o doblez al actuar, o la pervivencia de la inocencia del niño. Inocencia es la sencillez, la falta de malicia, la ausencia de culpa en un delito o mala acción, la falta de malas intenciones. Inocencia es la candidez, el candor, la pureza, la virginidad, la sencillez, la simplicidad. Sus antónimos los encarnan la maldad, la picardía, la malicia, la culpa.

              La inocencia de la infancia es santa por pura; pero la inocencia no tiene edad. Hay una inocencia obligada por la edad y otra que deviene de un estado del alma. La inocencia ni se halla en la sabiduría ni se encuentra en la madurez. Herodes buscó culpables y halló inocentes. Los Herodes de hoy son también el asesino de la niña de Almería, hallada muerta en una balsa, a manos de quien, buscando vida con su madre, dio muerte a la vida creciente, inocente; los que, buscando culpables, solo hallan inocentes en lugar de los malvados. Los inocentes pasan por ser culpables; los culpables perviven como inocentes. “Son inocentes, aun en su malicia”, decía Nietzsche de estos. La maldad humana convierte en culpables a los inocentes. “¿Cuál es nuestra inocencia? ¿Cuál es nuestra culpa? Todos estamos desnudos, nadie está a salvo”, afirmaba Marianne Moore.
              La inocencia es la desnudez del alma; la culpabilidad desviste el cuerpo y el alma carentes de inocencia. No son inocentes quienes pecaron de inocencia por su ignorancia. Más culpables son quienes asesinan la inocencia de los justos, y conducen a los inocentes a clamar en las calles por su inocencia, no perdida, ni hallada aún por la Justicia: la inocencia engañada por la maldad humana. Más inteligentes muchas veces que el hombre, “los animales son la encarnación de la inocencia”, apuntaba Henri Barbussel, como los niños. Encarna la inocencia la figura de una joven, coronada de flores, que se lava las manos en una jofaina, teniendo a su lado a un cordero blanco. Pilatos se lavó también las manos y condenó a un inocente sin juicio justo.

              No es inocente el que no sabe, porque carece de maldad, mientras el que más sabe, hace el mal, porque “la inocencia no tiene nada que temer”, recuerda Jean Baptiste Racine.  Otros muchos inocentes creyeron en palabras que se llevó el viento y se vieron en la indigencia; a otros, su candidez les llevó a perder los ahorros de su trabajo. Y los culpables, que no hallare la Justicia, se van de rositas, mientras los inocentes sufren su malicia, como si fueren locos en su inocencia, porque “la locura es una especie de inocencia”, según Graham Greene, cuando los malvados pasan por ser inocentes y los inocentes terminan siendo inculpados. ¡Bendita inocencia la de aquellos que, aun siéndolos, son incriminados como culpables….!
 

jueves, 27 de diciembre de 2012

AUSTERIDAD CIUDADANA VERSUS DESPILFARRO POLÍTICO

 
             Acabamos de leer: “Rajoy supera el año más duro de austeridad y reformas.”  (ABC, 26-12-2012). El presidente había declarado al mismo periódico el pasado 2 de septiembre que “la realidad me ha impedido cumplir mi programa electoral”.  El déficit público, mucho más alto que el anunciado por sus predecesores, abocó al Gobierno a que no quedara en pie nada de aquel programa que preveía no subir los impuestos, lastró todas sus decisiones y condicionó el resto de la legislatura; sin embargo, de todas las decisiones anunciadas el 12 de julio –el aumento del IVA, la reducción de la paga extra de Navidad para los funcionarios, la reducción del subsidio de paro para los nuevos perceptores, la desgravación por la compra de vivienda habitual y la reducción del número de concejales, entre otras--, la única que no se ha cumplido ha sido la de los concejales, y, de otro lado, la reforma de la Administración y la ley de la Unidad de Mercado, siguen siendo dos asignaturas pendientes en su agenda.
            Todo parece indicar que la palabra imperante en nuestros días –austeridad; es decir, la severidad y rigidez en la forma de obrar y vivir- acompaña a los ciudadanos diariamente por las medidas políticas que la inducen, pero no a los políticos que las promueven para reducir el déficit presupuestario. La austeridad es igual a sobriedad, frugalidad, moderación, templanza, ahorro, continencia, rigor, severidad, frente al despilfarro, y a veces, desenfreno de muchos de sus ejecutores. Los austeros no renuncian a nada porque se lo quitan todo; pero los ejecutores de la austeridad no están predispuestos a rehusar lo innecesario, si no fuere a golpe de decreto. Los mendigos no pueden predicar nunca la austeridad; pero que la prediquen ciertos políticos cuando ellos a nada rehusaren en su provecho, es como pedirles a los primeros que renuncian a las monedas que recibieren por caridad.
En casa hubiéremos ejemplos bastantes para identificar la austeridad ciudadana versus el despilfarro político.
            “Estamos pidiendo un sacrificio a todos los ciudadanos” (Rubalcaba, en ABC del 6-6-2010). Pues bien, qué recibe un diputado al Congreso tras tomar posesión: un iPfone 4S, un iPad, un PC en el despacho, un Módem 3G, voz y datos pagados; ADSL en casa gratis; si eres del PP o del PSOE, un asistente para cada dos; si eres de otro partido, uno propio, más un despacho.
            “Tendremos el Estado del bienestar que podamos.” (Rajoy, en El País del 3-6-2011). Si un diputado usa su propio coche, recibe 0,25 € por km.; es decir, 25 € cada 100, con peajes pagados; y si no tiene coche oficial, 3.000 € para taxis (250 € mes), cuyas tarjetas, algunas de sus señorías dejan a sus hijas o sobrinas para que vuelvan a casa en taxi, lo que ha obligado a los taxistas a pedirles su DNI. Y billetes de primera clase para avión, tren o barco.
            “Los sacrificios de hoy son la puerta al bienestar del mañana.” (Zapatero, en El País del 1-9-2010). Veamos los sacrificios de nuestros diputadas/os: sueldo base de 3.126,52 € mensuales y dos pagas extras, más 775,15 por ser miembro de comisión y 1.590,34 más al mes. Si tuviere algún cargo  (portavoz, secretario…), 2.318,96 € más al mes; y, además, son compatibles trabajos y cargos fuera de la Cámara u otros sueldos del partido.
            “Los españoles pueden estar seguros de que no habrá sacrificio ni esfuerzo que no estemos dispuestos a hacer.” (María Dolores de Cospeda, en  Público del 24-9-2011). Veamos los esfuerzos de nuestras diputadas/os: si son de fuera de Madrid, recibeln 1.823, 86 € para alojamiento y manutención; si fue elegido por Madrid, recibe 870,56 € para alojamiento y manutención; si viaja dentro de España, 120 € diarios y si el viaje es fuera de la nación, 150 € diarios.
            “La salida de la crisis se hará con el esfuerzo de todos.” (José Blanco, RTVE.es, del 12-12-2009). ¡Qué esfuerzo tan grande cuando las dietas relacionadas con transporte no tributan!, ni las relacionadas con el transporte ni la manutención, ni las dietas por cargo en el Congreso; y si dejas de ser diputado, percibes una paga mensual de 2.813,87 €  hasta un máximo de dos años, aunque tengas un salario privado.
            “Todos tendremos que hacer sacrificios y trabajar más o nos vamos al garete.” (Esperanza Aguirre, en ABC del 18-8-2011). ¿Y nuestras diputadas/os? Tienen derecho a una indemnización consistente en el sueldo de los días transcurridos hasta que se forma el nuevo Congreso (dos meses aproximadamente), vuelva o no a la Cámara; el Congreso paga la Seguridad Social, los derechos pasivos, mantiene su póliza de accidentes; continúa pagando el ADSL, voz y datos durante dicho periodo, y la mudanza del despacho corre a cargo del Congreso.
            Y, por último, la jubilación: si un diputado tiene 55 años y ha sido diputado durante once, tiene derecho al cien por cien de la pensión máxima (2.466,20 €); si ha sido diputado entre nueve y once años, 90 por ciento de la pensión máxima; si entre siete y nueve, 80 por ciento de la pensión máxima; y por el 10 por ciento del salario base, derecho a pensión privada a cargo del banco de la Liga de fútbol profesional.
            Muchos españoles están firmando una propuesta de reforma de la Constitución, en la que proponen que las diputadas/os sean asalariados solamente durante su mandato y que no devenguen jubilación solamente por dicho mandato. Porque nadie, y menos aún los que mandan, pueden pedir austeridad cuando ellos despilfarran a costa de los impuestos que pagan los ciudadanos obedientes. Ya lo dijo el Maestro: “Ninguno puede servir a dos señores, porque aborrecerá al uno y amará al otro.” (Mt., 6, 25-33). Los políticos no aman a nadie, sino a sus clanes, a sus electores y pagadores. Nos hacen austeros a la fuerza para despilfarrar los impuestos a nuestra costa. Los hay bendecidos por el Padre; pero las manzanas podridas estropearán todas las frutas del cesto.    

 

martes, 25 de diciembre de 2012

LEALTAD RECÍPROCA FRENTE A DESLEALTAD INSTITUCIONAL

           El discurso navideño del Rey en nada se parece al pronunciado en la misma mañana de Nochebuena por el presidente catalán durante su segunda toma de posesión. Frente al llamamiento del monarca de “promover valores como el respeto mutuo y la lealtad recíproca” y “mirar hacia adelante para cerrar las heridas abiertas”, el president, en su decidido camino hacia el soberanismo, advertía al Gobierno de la nación que impedir la consulta llevará al choque frontal entre Cataluña y España y, como si diere por hecha la tempestad que se avecina, anunciaba que “hay dos barcos que van hacia la colisión y eso no es bueno para nadie” y “todos debemos comprometernos a evitarlo”. Él debiera ser el primero, porque es el capitán de uno de ellos, y ese barco pertenece al mismo Estado del que es representante máximo en su Comunidad.
 
              Mientras el Rey llama a todos los partidos a “cerrar heridas para salir de la crisis”, a “renunciar cada uno a una porción de lo suyo para ganar algo mayor, para incorporarnos a una nueva y brillante etapa integradora”, Mas habla de “viraje de la historia”, de “choque frontal”, de no “poner rejas a la voluntad de un pueblo”. Y para escenificar su propósito, tapa el retrato del Rey, y sitúa al representante del Gobierno central en la primera fila, y no en la presidencia, como anteriormente.
 
              El Rey, empero, con una escenificación distinta y distante a la de sus anteriores discursos navideños, ha hecho profesión de fe de “nuestras preocupaciones y esperanzas” en una calculada, medida, concisa y breve exposición, que ha concretado en tres asuntos principales: la crisis económica, la fortaleza de España como nación europea e iberoamericana, y “la necesidad de reivindicar la política como instrumento necesario para unir las fuerzas de todos y acometer la salida de la crisis y los retos que tenemos por delante”.
 
              Tras reconocer que “vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España”, el monarca no ha eludido referirse a la “persistencia de la crisis” para admitir que “está generando un desapego hacia las instituciones y hacia la función pública que a todos nos preocupa”, y apela a “encontrar nuevos modos y formas de hacer algunas cosas que reclaman una puesta al día”; pero ha advertido también que “austeridad y crecimiento deben ser compatibles” y que “las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar del mañana…, de manera que se asegure la protección de los derechos sociales, que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada”, y ha apelado, finalmente, a la confianza en un proyecto compartido por todos y en nuestras posibilidades de salir adelante”.
 
              En un tiempo como este, que simboliza el triunfo de la generosidad sobre el egoísmo, el jefe del Estado ha reivindicado “la política grande, la Política con mayúsculas; la que, desde el Gobierno o desde la oposición, fija su atención en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos; la que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas”. Y para conseguirlo, el monarca recuerda que “es necesario promover valores como el respeto mutuo y la lealtad recíproca”.
 
              Como el Papa durante la celebración de la Misa del Gallo, que solicitaba arados en vez de armas, mientras unos predican democracia solo para si, otros, como el Rey, hablan de familias, jóvenes y confianza para afrontar el futuro.
  

viernes, 21 de diciembre de 2012

ANTONIO VÁZQUEZ, UN HOMBRE DE LEY

 
La primera noticia que tuve de Antonio Vázquez López (Orense, 11-6-1937-Cáceres, 21-12-2012) fue el 1 de marzo de 1979, día de las elecciones que daban principio a la I Legislatura, tras las constituyentes de 1977. En las segundas elecciones democráticas salieron elegidos diputados al Congreso por Cáceres Juan Rovira Tarazona, Manuel Bermejo Hernández y Faustino Muñoz García (por UCD) y Pablo Castellano Cardalliaguet y Eusebio Cano Pinto por el PSOE. Había compartido con este último afanes profesionales en El Periódico Extremadura y confidencias sobre la puesta en marcha de la primera sede del partido en la cacereña calle Margallo junto a Pablo Naranjo Porras, senador por Cáceres en la legislatura constituyente y candidato a la Alcaldía en las primeras elecciones municipales. Aquella noche, el amigo Cano Pinto, primer secretario provincial del PSOE, me confesaba que habían estado a punto de lograr el tercer diputado, que se les había escapado de las manos por muy pocos votos. Ese tercer candidato no era otro que el secretario del Juzgado de Primera Instancia de Hervás, Antonio Vázquez López.
Sin perder el acento gallego que delatare su origen durante toda su vida, Antonio Vázquez López se había afiliado a UGT en 1973 y al PSOE en 1975. Por su carrera profesional y por su trayectoria política, fue un hombre de ley por encima de todo. Tras las primeras elecciones autonómicas del 8 de mayo de 1983, Antonio Vázquez fue elegido presidente de la Asamblea de Extremadura, cargo que renovó  en las dos siguientes legislaturas de 1987 y 1991, doce años en total, del 21 de mayo de 1983 al 29 de junio de 1995, en los cuales se pusieron los pilares de la Comunidad Autónoma. Posteriormente se incorporó a su profesión en el ámbito de la Magistratura como secretario de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura. Finalmente, fue miembro permanente del Consejo Consultivo de Extremadura de 2003 a 2009.
 
Hombre de ley siempre: en el partido, en la Asamblea, en la Sala del Tribunal Superior y en el Consejo Consultivo. En cierta ocasión, cuando se encontraba prestando servicios en esta última institución, me recalcaba el carácter eminentemente jurídico de su trabajo, en los dictámenes que emitiere, que habrían de ajustarse al Derecho y solo a él. Nada de política en el Consejo que hubiere de velar por la puridad de las leyes y de los decretos emanados de la Junta y de la Asamblea de Extremadura.
 
Su carácter afable y conciliador le granjearon las simpatías de todo el arco parlamentario, primero en Hervás, después durante sus doce años en Mérida y, finalmente en Cáceres, donde la muerte le ha sorprendido a los 75 años. Su humanidad emanaba de la ley y del diálogo, en los que siempre defendió que se encontraren soluciones para todo. Frente a un vaso de vino o durante la comida que mantuvo con nosotros cuando fuere presidente de la Asamblea, Antonio Vázquez fue también un personaje referente de Cáceres, ya fuere en la avenida de París o en sus paseos por Hernán Cortés o Cánovas.
 
Con él se va una figura del Derecho, un político que ayudó a poner en marcha Extremadura, junto a Ibarra y los diputados que presidiere; un hombre de ley, la que llevare en su cabeza y siempre en el corazón, junto al diálogo y la tolerancia de la que nunca se separare hasta su muerte.
 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

DESESPERANZA

 
              Se va la luz y casi perdemos la esperanza de que vuelva. No vemos posible que se presente lo que deseamos. La luz eléctrica formare parte de nuestra cotidianeidad. No nos hacemos sin luz; tampoco podemos vivir sin luz. Las fábricas, los negocios, necesitan la luz para caminar. Sin luz, no hay espacios calientes, ni comidas que poder calentar, ni alimentos que se mantengan congelados o fríos. Sin luz, no se nos presenta como posible lo que deseamos. Hemos perdido ya las luces de otros tiempos en la ciudad, mientras en los pueblos permanecen: el candil de aceite, los faroles para ir iluminando la calle, o el petromax… que antes iluminaren nuestras estancias. Los labriegos, los hombres de campo, aprovechan el día para trabajar sus predios con la luz solar; la noche es para dormir. No hay tiempo para la televisión en el pueblo, como casi nunca lo hubiere. Desengañado, desesperanzado, el pueblo vive a la luz del día; acaso por la noche, unos leños bajo la chimenea, sirvan de cobijo al frío y a la conversación pausada, rica en matices, transmisora de saberes, de padres a hijos, de viejos a jóvenes. Apenas, el crepitar de la luz arrulla el silencio de la aldea, donde la otra luz no brillare en la noche ni por Navidad. Atesoran los campesinos sus productos de huerta y de matanza, sus animales para leche y carne; también su luz que nunca faltare. Por las mañanas, unas migas en el caldero y café de puchero; por las noches, sopas de tomate y poleo, como los pastores en Nochebuena. No da más de sí el pueblo, aunque la luz se vaya, porque ya fuere ida la luz que lo iluminare: su juventud. Todos los días amanece, que no es poco, y la luz solar fuere la esperanza en la desesperanza de los sin luz en la ciudad. La luz de día fuere la esperanza de un nuevo día en la desesperanza de los días. El pueblo atesora lo que la ciudad desecha. No hemos atesorado lo suficiente la luz solar como para mantenernos sin la eléctrica. Y, así, ida esta, nos perdemos sin saber qué hacer hasta su retorno.
              Frente a la desesperanza, la esperanza; la esperanza de día, la esperanza de noche. Frente a la oscuridad de los sin luz, la luz de la clarividencia, de quienes ven como posible sus propios deseos, porque antes atesoraron la luz que otros perdieron. Semeja la desesperanza de los desesperanzados la parábola de las diez vírgenes (Mt. 25, 1-13), cinco necias y cinco prudentes, que salieron al encuentro del novio. Las necias no se proveyeron de aceite al tomar sus lámparas; las prudentes, en cambio, llenaron de aceite sus alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. A media noche, se oyó un grito: ¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro! Y las necias dijeron a las prudentes: dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan. Las prudentes replicaron: no, no sea que no alcance para nosotras; es mejor que vayáis por donde los vendedores y os lo compréis. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Pero él respondió: en verdad os digo que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora…
Como de la luz que derrochamos, sin atesorar, para cuando falte; como el decrecimiento de la esperanza, perdida la fe en los malvados hombres que nos regalan cada día desesperanza, en lugar de la luz de vida que les fuere dada.

viernes, 7 de diciembre de 2012

LOS TRIUNFOS DEL FÚTBOL Y LOS PROBLEMAS DE LOS ESPAÑOLES


               Desde el “panem et circenses” (pan y circo) del Imperio Romano, han sido muchos los gobiernos que han alentado esa suerte de distracción para el pueblo. En el anterior régimen, el fútbol y los toros servían de espectáculo para distraer las ansias de libertad o el descontento popular; pero no solo de pan y circo, y de fútbol y toros vive el hombre. Ya lo advirtió Vicente Del Bosque, seleccionador español de fútbol, antes de la última Eurocopa de Naciones de Polonia y Ucrania: “Ganar la Eurocopa no soluciona los problemas de España”, ante la petición de Rajoy de que nos dieran un triunfo para “dar un gran subidón de moral a la gente”. Ganar suponía para el presidente “una alegría” en estos tiempos “tan difíciles” (véase El País del 2 de junio pasado); pero el cauto del seleccionador advertía sobre los peligros y un camino que no sería de rosas para diluir los problemas que nos aquejan.
              En efecto, ni la victoria que supone las mieles para unos y la alegría desbordada para otros lleva a nadie, ni al país entero, a solucionar sus problemas. El fútbol, como antes el circo y después los toros, pueden ser una fiesta de diversión para muchos y una pasión que, fenecida, nos devuelve a una realidad que hemos de afrontar por nosotros mismos.
              La pasión es un sentimiento intenso que puede perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira; el entusiasmo que se pone en algo que se hace o se defiende…, según algunas de las acepciones de la RAE, nos induce a ser protagonistas, o coprotagonistas, pero en la mayoría de los casos no nos devuelven los réditos que otros percibieren, sino fueren virtuales para nuestro espíritu. La pasión y pasiones por otros, no por nosotros mismos o lo que hacemos. Nada nos da el fútbol sino la evasión de quien lo ve pasivamente o el entusiasmo por la victoria si se practica activamente, además de una buena forma física.
              El fútbol como pasión nos lleva a las pasiones desatadas del hombre: a desear la derrota del adversario, aunque su victoria fuere en buena lid, porque favoreciere indirectamente a los colores de nuestra pasión; a discusiones estériles que a nada conducen; a no saber aceptar los errores propios ni las virtudes ajenas; a la pérdida del respeto humano; a sobrellevar la derrota con humildad como aceptamos la victoria con generosidad frente al adversario. Casillas dio un buen ejemplo de esta actitud como capitán al llamar la atención del árbitro que pusiere fin al partido de la final de la Copa de Europa de Selecciones de Kiev, diciéndole: “¡Cuatro a cero ya! ¡Un respeto para el adversario….!”, reproducido con satisfacción por la televisión italiana.
              Los espectadores pasivos solo obtienen una pasión que no pasa del día. Los jugadores, en cambio, logran un premio a su trabajo que va más allá de nuestros amores, celos, odios y envidias. La FIFA dio a la Federación Española de Fútbol 25 millones de euros por ganar el Mundial, de los cuales se había comprometido a pagar 600.000 euros de prima a cada uno de los jugadores. El premio se considera una retribución por un trabajo realizado fuera del territorio español y se permite tributar en el país en el que se llevó a cabo la actividad. Si hubieran pagado en el país de la bandera que defendieron, hubiesen tributado por un 43 por ciento; en cambio, en Sudáfrica fue del 21 por ciento: 5.676.000 euros en España y 2.272.000 euros en Sudáfrica. Con la primera cantidad se podría haber pagado la pensión durante un mes a 7.000 pensionistas. Todo legal por el convenio de doble imposición entre los dos países. ¡Unos patriotas…! Ellos, unos héroes y nosotros, unos villanos, a quienes solo les resta sobrevivir y esperar la segunda fase de la Champions a ver qué nos depara y la Liga, por si hubiere algún tropiezo en la cabeza. Quizá los mismos que cada día tenemos nosotros con el fútbol…, una pasión apasionada que desata aún más las pasiones del hombre.

jueves, 6 de diciembre de 2012

LA CONSTITUCIÓN, NORTE Y GUÍA

          
Fachada de la Jefatura de la Policía Local de Cáceres,
hoy Día de la Constitución, sin banderas en los mástiles.
 
             El Barómetro de Opinión realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) treinta y cuatro años después de la aprobación de la Carta Magna muestra la insatisfacción de la mitad de los españoles con la Constitución y la falta de respeto hacia ella. El pesimismo social derivado de la crisis y el clima de división política que se cierne sobre el cielo de nuestro presente y futuro nos presenta hoy una Constitución descafeinada, en tanto en cuanto la clase política que fue capaz de llegar al consenso sobre el texto constitucional, se ve incapaz hoy de cumplirla, y de hacerla cumplir por todos, empezando por sí mismos.
 
              Un texto que nos ha servido como norte y guía durante treinta y cuatro años, que nos devolvió la libertad perdida durante cuarenta; derechos y libertades jamás conocidos por toda una generación, y que hoy se ven amenazados por la crisis, no pueden ser reconocidos como insatisfactorios si no fuere porque muchas de las medidas de reformas y recortes que las autoridades llevan a cabo rozan derechos constitucionales que creíamos consolidados. De ahí la insatisfacción de los españoles no tanto con la Constitución, que permanece  nítidamente inalterable en sus objetivos, sino en la extrapolación que los políticos hacen de sus principios.
 
           La Constitución de 1978 devolvió a los españoles la libertad, el derecho a elegir a sus representantes y su destino libremente, en el marco de una España unida, aun plural, y en el contexto posterior de una Europa solidaria. La Constitución es el marco preciso para una convivencia, en el cual tienen cabida respuestas a todas las demandas y respuestas a los problemas que pudieran suscitarse, incluida la reforma precisa en el momento oportuno por los cauces que en ella se determinan. No es, pues, un corsé inamovible, sino una guía de presente y futuro, que requiere el respeto de todos, porque es garantía de la libertad, de la convivencia en paz y de los derechos y libertades de los ciudadanos. Cuando determinadas medidas políticas rozan la inconstitucionalidad se rompe el principio único que aboca a la insatisfacción y a la falta de respeto hacia ella.
           Cuando hablamos de esto último, no podemos dejar de pasar por alto la falta de respeto a la bandera nacional en muchos edificios públicos, incumpliendo así la Ley 39/1981, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la bandera de España y de otras banderas y enseñas. Y esto no es algo que ocurra solo en unas cuantas comunidades españolas, renuentes a colocarlas en el lugar preeminente entre las demás. El artículo 3 de la citada ley dispone que la bandera española deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración Central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado.

            Pues bien, hay un edificio público en Cáceres, con tres mástiles a su entrada, que incumple este precepto, que emana de la Constitución, cuando reconoce que expresa los valores reconocidos en ella: el edificio de la Jefatura de la Policía Local de Cáceres, junto a la estación de ferrocarril, en cuyos mástiles exteriores no ondean las banderas, y ni siquiera conocieren sus mandos, en la anterior legislatura, el lugar preeminente que debiere ocupar la nacional, porque la situaban a la izquierda de las restantes, incumpliendo de este modo el artículo 6.2 de la misma ley: “Si junto a ella se utilizan otras banderas, la bandera de España ocupará lugar preeminente y de máximo honor y las restantes no podrán tener mayor tamaño” y “cuando el número de banderas que ondeen juntas sea impar, la posición central”. El concejal jefe de la Policía Local en la anterior legislatura, Carlos Jurado, pudo corregir, a mi observación, tamaño desaguisado; pero los días pasan y ninguna bandera ondea en los tres mástiles de la Jefatura desde hace tiempo. Si ellos no respetan la Constitución y las leyes, cómo van a lograr que los ciudadanos lo hagan. Cuando Fernando VII fue obligado a jurar la Constitución de Cádiz en 1820 lo hizo con el siguiente juramento: “Marchemos todos juntos, y yo el primero, por la senda constitucional.” Es nuestro camino y guía.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

TIEMPO DE VIDA, TIEMPO DE MUERTE

 
Hay un tiempo para la vida y otro tiempo para la muerte. La vida es una carrera con obstáculos hacia la muerte. Nada puede parar esa maratón, aunque intentemos impedirlo. Cada día de vida es un día menos para la muerte. Los segundos, los minutos, los días que pasan, no volverán a ser los mismos ya vividos. Y en este tráfago de la vida, en este discurrir inexorable del tiempo, mueren hasta quienes cantaban la vida, hasta quienes luchaban contra la muerte.

Jesús Pascual (58 años) había elegido la vida antes que la muerte; prefirió la vida a la muerte y dejó de ser alcalde de Albalá para oponerse al almacén nuclear de su pueblo, locomotora de muerte y no luz de vida. Ejercía la medicina en Cáceres. Hacía tiempo que hubiéremos notado su ausencia en el Centro de Salud, junto a quienes hacen de su profesión una vocación entregada a dar más vida a los demás, como Juan Alcázar, en Medicina de Atención Primaria, o Pedro Martín, Sagrario y Emilia, en Fisioterapia, en quienes la profesionalidad culmina. Un día preguntamos por él, y nada pudieron respondernos; le habrán trasladado, supusimos. La vida que defendió se lo ha llevado a temprana edad.
Luis Regidor (64 años) había ejercido de profesor toda su vida. Enseñaba francés, la lengua culta y refinada de nuestro tiempo. Enseñó a sus alumnos, además de esa lengua, el mundo en el que habitare la lengua misma. Cantó a la vida, cantó al amor. Premio “María Antonia Fuertes” a su dedicación a la enseñanza hace apenas una semana, le vimos rodeado de la gratitud de las jóvenes vidas de sus alumnos, y la vida, que no sabe de edades, se lo ha llevado.

Agustín Villar Ledesma (68 años) veló por la pulcritud en las relaciones laborales. Fue dieciocho años delegado de Trabajo de la Administración Central en Cáceres; pero también poeta. Hubimos más de un encuentro para hablar de trabajo y también de literatura. Se fue sin hacer ruido, cuando acababa de estrenar despacho.
Rafael García-Plata Quirós (71 años) confió la densidad de su tiempo a los libros extremeños y a su trabajo. Lejos de Extremadura, estaba en ella permanentemente y a ella volvieron sus cenizas hace pocos días. Nada tan importante como la vida para vivirla, atesorando el pasado de los libros, pensativo de los remedios para sostener la vida.

“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a amargas dificultades”, decía Cervantes. Constreñidos por las dificultades de nuestro tiempo, no reparamos en la vida, en la fugacidad del tiempo. “Partimos cuando nacemos/andamos mientras vivimos/y llegamos/ al tiempo que fenecemos/ así que cuando morimos/ descansamos”, cantaba Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre.
El tiempo es vida y vivimos el tiempo sin la consciencia de vivirla; es oro el tiempo y se nos escurre entre los dedos sin aprehenderlo. Nos acomodamos con el tiempo, conformistas de la ocasión, y perdemos el tiempo, el tiempo perdido, sin sacar provecho al tiempo, Nos sobra tiempo y buscamos tiempo para el tiempo, Solicitamos tiempos muertos cuando estamos en plena posesión del tiempo, y el tiempo es vida. Damos tiempo al tiempo y no nos llega el tiempo. Dejamos las cosas al tiempo y el tiempo nos devuelve a la realidad del tiempo. Jugamos con el tiempo y el tiempo nos deja fuera de tiempo. Anhelamos tiempo para matar el tiempo y nos mata el tiempo en su devenir. Tiempo sin vida, vida sin tiempo, para vivir el tiempo que nos da la vida…, tiempo de nuestras vidas, vidas de nuestro tiempo, que nos dais la vida y no os damos el tiempo…, al azar de la rosa de los tiempos, norte del tiempo, sur de la vida, cuando el tiempo concluye y la luz se hace otro tiempo más allá del túnel de la vida…


martes, 4 de diciembre de 2012

LA CONTRARREFORMA INTEGRADORA

           Las reformas de saneamiento de las estructuras del Estado y de la sociedad parecen más bien recortes a burbujas a punto de estallar que la extrapolación a la realidad de los mercados. Todo se infló tanto, se gastó más de lo debido, vivieron algunos por encima de sus posibilidades, que no saben los políticos cómo parar esa sangría sino a base de recortes. Solo que estos recaen siempre sobre los mismos, los que menos tienen, los más necesitados. Las medidas proclaman la mayor y niegan, o no desean ver, la menor.
              Crecimos –crecieron algunos— desmesuradamente, sin tino; gastaron lo que no hubieren; crearon una burbuja para aislarse del medio ambiente; atesoraron fuera los réditos ganados dentro. El “café para todos” llegó demasiado lejos, y ahora se pide lo que antes se negaba; una contrarreforma integradora de la Administración, que convierta en una sola las diecisiete Españas actuales.
              Tenemos en España 445.568 políticos, más que ningún país de Europa, el doble que el segundo de la UE (Italia), 300.000 más que Alemania con la mitad de población. Más políticos que médicos, policías y bomberos juntos (165.967 médicos, 154.000 policías y 19.854 bomberos; es decir, 339.821). ¿Quiénes sobran, entonces: los funcionarios, los médicos y enfermeras, los bomberos, los profesores, científicos e investigadores, los inspectores de Hacienda, o los políticos? Los actores de los ERE nada quieren saber de sí mismos. Se bastan para incluir al resto y excluirse ellos, para que así la tarta se reparta entre menos.
              Una contrarreforma nace como respuesta a una situación que, en lugar de alinear la sociedad, la disgrega, como ocurriere con la protestante; y en vez de reafirmar la autoridad política, la difumina, porque los ciudadanos se alejan de quienes dieren mal ejemplo. Cuando la política no ofrece respuestas justas, aquellos se desapegan de la política y de los políticos.
              No hace falta un Concilio de Trento para hacer una nueva contrarreforma. Hay instrumentos precisos, como las conferencias sectoriales, para armonizar el Estado, aun antes que las cámaras legislativas y los gobiernos. Desde Extremadura, el ex presidente Vara pidió hace tiempo, pero en vano, cosas elementales, que las autonomías han disgregado: una tarjeta sanitaria y licencia de caza y pesca únicas para todo el territorio nacional. Se dijo que la tarjeta sanitaria estaría a finales de este año, y nada de ello hubiere, aunque ahora se pida que comience a implantarse en la Comunidad como territorio piloto. Si la Constitución permite la libertad de residencia en cualquier parte del territorio nacional, cómo encajar que unos ciudadanos no puedan salir de casa por carecer de “visados nacionales” para permanecer en otra región: sin poder acceder a las prestaciones sanitarias ni cazar o pescar, o tener que pagar por sacar reintegros de un banco que no fuere el suyo, o las boticas por completo al carecer de una cartilla única.
              Hay que integrar antes que contrarreformar; reformar antes que contrarreformar; extender los eres y no limitarlos a quienes ya no tendrán otra oportunidad sobre la tierra, que puede que algún día alcance también  a los que los promueven con tanta frialdad como inhumanidad, como si la situación no fuere con ellos…
 

lunes, 3 de diciembre de 2012

SUFRIR EN SILENCIO

           No solo un ex presidente como Aznar sufre en silencio “observando la situación de España”: son muchos más, infinitamente más, los que sufren y no se quejan; quienes esperan la liberación del yugo que les oprime; los que lloran en silencio la impotencia de quienes nada pueden hacer frente a las fuerzas todopoderosas que lo hicieren por ellos para mal, casi nunca para bien. Han perdido casi todos sus derechos de ciudadanos y no se quejan, ni recurren a los poderes que antes les escucharen, porque nada pueden hacer. Cuando casi todo se ha perdido, no quedan culpables a los que señalar, porque nadie asume las culpas propias, sino los yerros ajenos. A fin de cuentas, qué liberación tan inútil cargar sobre otros la situación de desamparo, de desesperanza, que invade a una gran parte de la sociedad en vísperas que hubieren de ser de ilusión.

              Las próximas luces de Navidad no podrán encender jamás las que, día a día, se van apagando en el pueblo y la ciudad: una esperanza menos, una ilusión perdida, una desesperanza más, un silencio que clama al cielo sin decir palabra, cuando pareciere que hasta el cielo les ha abandonado: bancos de alimentos, rastrillos y cocidos benéficos, migas solidarias…, la caridad surge por doquier para atenuar el silencio que suplanta derechos por migajas. Las puertas se cierran en lugar de abrirse; los jóvenes emigran en busca de un futuro que aquí no hubieren y alguien llama a eso “buscarse la aventura”. Las manifestaciones en la calle que claman justicia, no parece que nadie las oyere ni caso que les hicieren, como si no fueren con ellos ni contra ellos. La libertad de expresión se troca en un lamento perdido de la desesperanza.
              Pasan los días y las estaciones, sin que, por encima de lo que ofrecieren, no llegaren jamás los trenes perdidos, sino las hojas caducas de los árboles que, por primavera, mudarán su vestido; pero se sigue sufriendo en silencio, se llora en silencio, cuando todas las ciudades y pueblos debieren ser un clamor contra la injusticia opresora. Cuando los políticos se convierten en un problema, más que en una solución, la nación va a la deriva, sin que a ellos pareciere importarles lo más mínimo el hiriente silencio de quienes sufren por sus trabajos y pequeños negocios marchitos; por el presente y futuro de sus hijos, perdida toda esperanza, al traspasar la puerta del infierno de Dante: perded toda esperanza los que aquí entráis… Mientras el silencio reinante es también un clamor desaprobatorio, ellos maquinan y hacen sus cuentas de la lechera para seguir viviendo a cuerpo de rey cuando les llegue la hora, aunque alguien que lo fuere todo en el pasado, como Felipe González, les recordare ayer que han perdido la mayoría y es preciso recuperarla “con espíritu de consenso y capacidad de diálogo”. Lección de más para quienes ni dialogan ni pactan más que para su propio provecho y sus listas cerradas para situarse ellos y a los suyos. Los que mandan, seguirán mandando, aunque sus políticas mermen sus resultados; los que perdieron, continúan cayendo en picado. No basta sumar la intención de voto más la simpatía, porque todos ya la han perdido, menos ellos en la noche electoral. Otra cita llegará en la que el silencio de los justos prevalecerá sobre el de los injustos, a quienes el pueblo delegare un día su poder; el poder de los que se sirven de él para sí mismos, y no para servir a los demás; la traición al pueblo a sabiendas, prevaricadora de la soberanía del poder.
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

EL CAMBIO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ


            A finales de agosto de 1982 visitaba Cáceres el que hubiere sido secretario de Organización del PSOE desde el XXVII Congreso Federal, primero celebrado en Madrid desde la terminación de la Guerra Civil, en diciembre de 1976, Javier Solana, cargo en el que cesó en el XXIX Congreso de octubre del 81, aunque continuare en la ejecutiva. El socialista que llegó a los puestos más altos de la política internacional, el amigo del Rey y de Felipe, el discreto, dialogante y persona menos controvertida del partido, visitaba las agrupaciones provinciales para insuflar el espíritu del cambio que se avecinaba y alentarlas ante la inminencia de la convocatoria electoral que se barruntaba. En la sede provincial socialista de la cacereña calle Hernando de Soto, que daba a Colón, le recibieron el secretario de Organización, Manuel Veiga, y un secretario de Comunicación que leyere la densa trayectoria intelectual y política del visitante, y al que Solana tuvo que cortar amablemente para someterse a las preguntas de los pocos periodistas que allí nos encontrábamos.
              Hasta abril de ese año, el PSOE había mantenido una oferta de gobierno de coalición con el gobierno de Calvo Sotelo, que este rechazó, pero se vio obligado a convocarlas por Real Decreto 2057/1982, de 27 de agosto, de disolución de las Cortes y fijación de la fecha de las elecciones (BOE, de 30 de agosto de 1982).
              El cambio se olía y estaba en el ambiente. Solana lo ratificaba con la alegría contenida por la responsabilidad que habría que asumir. Naturalmente, el eslogan fue “Por el cambio”. Felipe vino a Cáceres procedente de Ávila fechas antes de las elecciones y se dirigió a sus partidarios que llenaban la plaza de toros. Había que modernizar España, y lo hizo. Había que dar las mismas oportunidades y derechos para todos, y lo consiguió. Habría que dar pensiones no contributivas a quienes, aun trabajando toda su vida, no las hubieren; y la sanidad y educación, universales, no solo derechos exclusivos para los ricos. Todos iguales en un país de iguales; una España con un pie en Europa y otro en el resto del mundo. Ese fue el cambio, el gran cambio operado en nuestro país por los gobiernos de Felipe González durante catorce años.
             Por eso, hoy se conmemora el treinta aniversario de aquella gran victoria del PSOE, del 28 de octubre, que le diere 202 diputados, el mayor número logrado hasta dieciocho años después por Aznar, bako el lema "Gracias, Felipe", porque supo capitalizar las esperanzas de cambio de la sociedad española, que hoy, otros, van destruyendo día a día, porque no tienen el espíritu de aquellos hombres formados intelectualmente y no hubieren ni el tesón para servir, sino para servirse de la política, deshumanizando el espíritu del cambio que cambió a España y la puso en el mundo. Ya no somos todos iguales, aunque lo fuéremos ante la ley, porque hasta esta la cambian para no darnos la razón que nos dieren los tribunales.

sábado, 1 de diciembre de 2012

COMPROMISO DE LA PALABRA

             Por Adviento, todos esperaren la palabra de vida eterna. En principio fue la palabra y la palabra encarnare en sí misma el compromiso que ofreciere per se. La palabra valía por su contenido y continente. Nada sin la palabra, aun habiendo escribanos de la palabra, predicadores de la palabra. La palabra era su peso en oro, signada con el apretón de manos por todo sello que la validare; pero hoy, “nihil prius fide” (nada antes que la fe, la fe por encima de todo…), o la fe pública notarial. Nada sin la palabra escrita. ¿Dónde queda, entonces, la palabra? ¿Qué valiere una palabra –hablada- si no fuere palabra de vida eterna? Hay otra palabra no escrita, de fe espiritual, que no necesitare la fe pública. “In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum” (en principio era la palabra y la palabra estaba con Dios y Dios era la palabra, la transliteración del logos o la palabra por excelencia). La vida eterna viene de creer en Jesús como el Hijo de Dios; es decir, de creer en su palabra.
            Hay otra palabra, empero, escrita, no validada públicamente más que por una firma, sin que su autor ni viere ni entendiere lo que firmare. Un compromiso no de palabra –escrita-, que condenare a su titular para siempre, porque no hubiere la preferencia del compromiso adquirido ni la subordinación a la palabra dada, pues el emisor no hubiere adquirido el compromiso moral de la palabra dada, aun rubricada por el receptor. Las preferentes, las subordinadas…, palabras de compromiso en un tiempo duradero, sin el compromiso de la palabra entre caballeros. Más que palabras de vida, señales de muerte en vida, una vida sin el adobo del compromiso de la palabra, perdida ya la fe en los compromisarios de la palabra.
            Ni siquiera la palabra dada reduce a cuatros años su compromiso adquirido. Bastare uno tan solo para dar fe pública y notoria de la pérdida del compromiso de la palabra dada. Cuando los políticos dicen que “cumplen a rajatabla su programa electoral”, la realidad parece afirmar lo contrario, porque la palabra electoral se crea para romperse, como los compromisos sin fe pública. ¿No fuere pública acaso la fe transmitida por la que le delegamos el poder de nuestra palabra? Cristo dijo que “la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre, que me ha enviado” (Jn, 14, 24). ¿Será, por ello, que Rajoy, enviado por Aznar, hubiere roto los compromisos todos de su palabra: la educación, la sanidad, las prestaciones sociales, el IVA, el copago, la reforma laboral, el linchamiento a los funcionarios, la salvación de la banca, más las pensiones…? Su palabra no fuere palabra de vida eterna, roto el compromiso de la palabra para cuatro años en un solo. “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.” (Mc, 2, 17).
           No hay palabra de compromiso para los afligidos de la tiera, porque la palabra no asume el compormiso, ni fuere sinónimo de él. No hay bienaventuranzas en la tierra para los esperanzados en el cielo; ni justicia, ni educación, ni sanidad que no fuere solo para ricos. Por ello, muchos abandonan voluntariamente una vida de ruptura de compromisos antes de que los echen como a perros los ricos de este mundo; pero tambiéne está escrito: "¡Ay cuando los hombres hablen bien de ustedes!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas." (Lc, 6, 24-26).