martes, 28 de agosto de 2018

VILLAMESÍAS Y SU ENTORNO ARQUEOLÓGICO

 
           La última obra del historiador del arte y cronista oficial de Trujillo [1] es "el resultado de una investigación de primer orden que nos aporta numerosos aspectos de la historia de nuestro municipio..., que viene a llenar una laguna de la historiografía de Villamesías", según afirma en el prólogo el alcalde del municipio, Juan Luis Rivera Camacho.
 
            El autor centra en cuatro capítulos el entorno del pueblo y el paso del tiempo, describiendo el medio natural, su historia, las obras artísticas y las tradiciones populares de "uno de los lugares de mayor trascendencia histórica dentro de la tierra de Trujillo", en palabras del autor, Ramos Rubio.
            I:-El medio natural. Medio ambiente y actividades económicas.-El término municipal de Villamesías se localiza en la zona sur de la provincia cacereña. La villa la atraviesa el camino real de Madrid a Portugal, realizando el mismo recorrido que la antigua N-V. Su formación vegetal viene determinada por la encina, el alcornoque y el matorral. La extensión del término es de 46 kms. cuadrados. La zona es llana, está regada por el río Búrdalo y el régimen económico se basa en el cultivo de cereales y hortalizas y en la explotación de una cabaña ovina y porcina. En lo que se refiere a su actividad económica, el sector predominante es el sector agrario, que ocupa a más del 65 por ciento de la población activa de Villamesías. Como cultivos principales cabe destacar el viñedo, los frutales, el olivar y los cultivos herbáceos.
            La arquitectura popular.-Villamesías conserva aún viviendas típicamente populares de dos pisos, lúcidas de blanco y construidas en mampostería o ladrillo y cubiertas con teja árabe a dos aguas. La pieza más característica de la vivienda tradicional está en su fachada y la constituye el portalino, consistente en un portal en arco de medio punto entrante, que deja la puerta protegida consiguiendo un vestíbulo abierto y, a los lados de la puerta, dos poyos para sentarse.
            El pósito.-El municipio tuvo un pósito en el siglo XVIII, al final del municipio, en la carretera a Miajadas. El pósito tenía como objetivo que la escasez del pan desapareciera y que el precio de aquél estuviera siempre por debajo del de otras poblaciones cercanas. Durante el siglo XX, el pósito se convirtió en una institución de crédito para apoyar actividades que no eran estrictamente agrícolas.
 
            Molinos harineros.-Varias localidades comarcanas de Trujillo, con disponibilidad del más mínimo cauce de agua, contaban con su propio molino harinero. Así, Villamesías tuvo varios, de los que quedan restos del que fue propiedad del "tío Calata" y otro de la Iglesia. En la actualidad, los dos molinos, situados a 300 metros uno de otro, se hallan destruidos.
            Las cruces de término.-Las cruces que existieron en Villamesías delimitaban un territorio y constituían un elemento que formaba parte del patrimonio cultural, histórico, religioso y artístico del municipio. Fueron tres las cruces  que existieron en el término municipal, situadas a 500 metros del casco urbano y en los lugares denominados "Cruz del Calvario", "Cañada de los Tejares" y "Cañada Mariagua". De las tres quedan aún escasos restos.
 
            II.-La historia.-Hay constancia de la existencia de restos de los primeros habitantes que se asentaron en el término en la Casa Arriba y en las márgenes del río Búrdalo. En el antiguo camino a Almoharín, junto a los restos de una villae romana, Francisco Pérez Solís localizó múltiples cazoletas en el interior de una cueva. El pasado prerromano está constatado en varios lugares del término: "Los Osarios", el "Cerro de la Horca" o "Maiporra". Para estudiar los restos arqueológicos de Villamesías es preciso visitar el entorno geográfico cercano. Sierra de la Santa Cruz se halla a tan solo seis kilómetros del término municipal por el este. La Sierra es un monte isla de 843 metros de altura que domina el paso de la vía que, de norte a sur, pone en contacto las feraces vegas de la cuenca media del Guadiana con la meseta trujillano-cacereña. El territorio norte de la cara norte de este territorio nos ha ofrecido multitud de restos arqueológicos que viene a conformar la identidad de este espacio convertido en su conjunto en un recinto sagrado. Se trata de una ruta natural muy utilizada desde la más remota antigüedad por los distintos pueblos que transitaron estas tierras. Prueba de su situación estratégica son los numerosos restos arqueológicos que sus moradores dejaron a lo largo de la historia: desde las primeras etapas del metal, Bronce Final, Hierro Inicial y Pleno, pasando por la etapa romana y llegando hasta el Medievo. A finales del siglo II a. C. se tiene constancia de los enfrentamientos en territorio extremeño entre la población autóctona y los ejércitos romanos. En el término municipal se han hallado numerosas inscripciones epigráficas romanas. Villamesías es el lugar de la comarca de Trujillo que cuenta con un mayor número de inscripciones romanas inventariadas. En el siglo VI los visigodos se establecieron en la península y su presencia la atestigua la presencia de basílicas en lugares relativamente cercanos a Villamesías. La época de mayor esplendor de Santa Cruz, por el renombre y el valor estratégico que alcanzó, fue durante la dominación árabe. Se han encontrado restos árabes en un paraje de interés arqueológico llamado "El Osario". El castillo de Santa Cruz adquiere un importante protagonismo como baluarte en la ruta obligada para la incursión árabe hacia el norte. Las Órdenes Militares jugaron un papel decisivo en la Reconquista. Alfonso VIII encargó en 1186 a don Gómez, maestre de la Orden Militar del Pereiro, que se asentase en Trujillo. Tras la reconquista de la ciudad en 1233, se repuebla el territorio. En 1234, las tropas cristianas arrebataron a los musulmanes la fortaleza de Santa Cruz, dependiente de la administración del rey, dentro de la jurisdicción de Trujillo, hasta 1627, fecha en que se transforma en villa de señorío. En 1256, Alfonso X concede  el Fuero a Trujillo, estableciendo las ordenanzas que rigen la vida del concejo y el alfoz  y a la vez delimita las tierras vinculadas a las aldeas, entre ellas Búrdalo (Villamesías). El territorio y los lugares que configuraba jurisdiccionalmente la tierra de Trujillo desde la Baja Edad Media la convirtieron en la segunda Comunidad de Villa y Tierra más extensa de Extremadura, con una superficie de más de 300.000 hectáreas. En el Medievo, los límites administrativos de Trujillo estaban delimitados por el medio físico y por los lugares y aldeas que dependían de Trujillo.
            En el siglo XVI, Villamesías pertenecía a la comunidad de villa y tierra de Trujillo. En 1634 Felipe IV vendió la aldea de Búrdalo a don Alonso Mexía del Prado, caballero de la Orden de Santiago, oriundo de Trujillo y vecino de la ciudad de Mérida, desde cuya fecha es villa de señorío, cambiando su nombre por el de Villamesías. Atraviesa el municipio el camino real de Madrid a Portugal, lo que contribuyó a que fuese destruida durante la Guerra de la Independencia... Durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808, destacaron Daoiz y Velarde y el teniente Ruiz de Mendoza quien, durante las refriegas en el Cuartel y Parque de Artillería de Madrid, recibió dos heridas de bala, y por su heroísmo fue ascendido a teniente coronel del Ejército y trasladado a Badajoz al Regimiento de Guardia Walona. Desde Badajoz se trasladó a Trujillo a donde llegó con la herida abierta. El 11 de marzo de 1809 otorga testamento dos días antes de su muerte. Tras once meses de sufrimiento, fallece en esta ciudad. Fue enterrado en la iglesia de San Martín. En 1891, el Arma de Infantería reivindicó su figura con el apoyo de la reina regente y el 5 de mayo se descubrió la estatua erigida en su honor en Madrid. A la caída del Antiguo Régimen, Villamesías se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura.
 
            En la historia contemporánea de Villamesías destacan dos nombres propios: el del brigada Martín Bravo Moraño, quien por su heroica actuación en 1924 en Rokba el Gozal (Marruecos), en la que resultó herido dos veces, recibió la Cruz Laureada de San Fernando y alcanzó el generalato. Y el guardia civil Juan J. Moreno Chamorro, fallecido en 1975 en atentado terrorista en Uñate (Guipúzcoa), a quien su pueblo le dedicó una calle.
            III.-Las obras artísticas.-La localidad acoge tres obras artísticas importantes: la iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán, la ermita de los Santos Mártires y el puente sobre el río Búrdalo. La primera fue construida a finales del siglo XV. El retablo mayor que ocupa el ábside estuvo en la iglesia de Santiago de Miajadas hasta 1960, fecha en la que se trasladó a este municipio durante las obras de restauración del templo. En  el retablo destaca, junto al Crucificado y la Inmaculada, una talla policromada de Santa Domingo de Guzmán, del siglo XVIII.
 
            De la ermita de los Santos Mártires se conserva una portada de medio punto en una de las paredes traseras del cementerio, construido en 1887 y ampliado en 1926. Hay datos documentales de la ermita del siglo XVIII. Los vecinos celebraban la fiesta de los Santos Mártires en agradecimiento al quedar libres de una peste, que se repitió en sucesivas oleadas.
            El puente sobre el río Búrdalo se encuentra al norte, entre los términos de Villamesías y Escurial, en el paraje de "Las Caballerías", que cruza el río del mismo nombre y es uno de los mejor conservados de la provincia. Es un puente de sillería de granito y mampostería de piedra berroqueña, de planta recta y alzado horizontal con dos bóvedas de medio punto. La obra está fechada a finales del siglo XVIII.
 
            IV.-Tradiciones populares.-Entre las tradiciones populares de Villamesías, destacan el día de los Reyes Magos, en el que los niños cantan villancicos , hacen un belén viviente y reciben los regalos en la iglesia.... El Miércoles de Ceniza, con el desfile de la sardina por el pueblo. La Semana Santa, con sus procesiones del Jueves y Viernes Santo. El Día de los productos silvestres, que se celebra el Sábado Santo. El Lunes de Pascua, con la romería de La Mejorada, y las fiestas patronales en honor de Santo Domingo de Guzmán a primeros de agosto.
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[1] Ramos Rubio, José Antonio: Villamesías y su entorno arqueológico. El paso del tiempo, Edit.: Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres, julio de 2018, 201 págs.
 

sábado, 25 de agosto de 2018

EL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE CASAR DE CÁCERES Y SU ENTORNO ARQUEOLÓGICO


           Bajo este título [1], los autores abordan en esta obra el medio físico y natural, la historia, las manifestaciones artísticas y las tradiciones populares de Casar de Cáceres, localidad próxima a la capital de la provincia, que el alcalde de la localidad, Rafael Pacheco Rubio, califica en su prólogo como "componente de la realidad total de la historia" que "propone un acercamiento... a  través de no pocos parámetros capaces de transportarnos a otras épocas..."
            Casar de Cáceres dista de la capital 10 kilómetros. Posee dos entidades de población: el municipio y La Perala. El término tiene una superficie de 12.902 hectáreas. La red hidrográfica se enmarca en la cuenca del río Almonte, afluente del Tajo. Cursos destacables son el arroyo de Villaluengo y el arroyo de la Aldea. Son conocidas también las charcas próximas al término urbano, como la Charca del Casar, las del Cojuge y la del Hambre. En los años 60 del pasado siglo se construyó el pantano Antiguo, por oposición al Nuevo, levantado en los 90, con el que se superó con creces la insuficiencia de agua de la población. En cuanto a la vegetación, predomina la encina, junto con el monte bajo de cantuesos, retamas y paisaje de dehesa en el Monte y en el lugar de la Jara, donde los quercus comparten suelo con infinidad de variedades de flora mediterránea. El 99 por ciento de la superficie cultivada es de secano, destacando el olivo y la avena. En el sector ganadero, predomina el ganado bovino y ovino, en una localidad que se dedica primordialmente al sector primario, sobre todo a la producción de leche, con más de cuarenta empresas ganaderas de leche de vaca de alta producción. La localidad tiene cada vez más peso en el sector terciario, sobre todo en construcción e industria, y cuenta con tres de las diez primeras empresas en ranking de producción y facturación de Extremadura, además del Polígono Industrial La Cañada y Semillero de Empresas de la N-630. La gastronomía del pueblo reposa en tres importantes pilares: la torta, la tenca y la repostería.
            Uno de los personajes más representativos en la historia del Casar es el maestro Ángel Rodríguez Campos (Mogarraz, Salamanca, 1884; Casar de Cáceres, 1956), famoso maestro y escritor casareño que se hacía llamar Helénides de Salamina, quien  ejerció de profesor en la localidad entre 1913 y1956.Vestía como un griego, lengua que hablaba junto al latín. Escribió el Panelenio, obra cumbre de veintiún libros y veintiún mil versos.
            Los orígenes de Casar de Cáceres hay que buscarlos en el Medievo, pues durante el siglo XII Casar formaba parte de la villa de Cáceres. Debido a la situación de precariedad que soportaban los labradores, existían numerosos enfrentamientos con los caballeros de la villa de Cáceres. En Casar vivían jornaleros y pequeños propietarios libres que, por su condición de aldeanos, no tenían autoridad para gobernarse por sí mismos, a la vez que tenían un término municipal muy reducido. Los propietarios ricos de Cáceres entraban con sus ganados hasta la aldea, pero los vecinos del Casar no podían abrevar sus ganados en los arroyos de Cáceres. En el siglo XIII, los habitantes de aquella época estaban tan desesperados por la situación que presentaron sus quejas al rey don Sancho IV el 18 de febrero de 1291, quien les concedió un privilegio real, por el cual otorgaba unas tierras en propiedad para uso de los lugareños y que nadie pudiera adehesar en media legua de terreno alrededor de la población; y el derecho a reservar para sus ganados el espacio de media legua en derredor del pueblo. Este importante hito histórico le permitió a Casar un auge económico que conllevó un aumento de la población (hasta 900 habitantes, siendo la aldea más poblada de la villa de Cáceres) y un sustancial desarrollo ganadero. Tras finalizar la reconquista, comenzó el proceso de descubrimiento, conquista, colonización y evangelización de América, en el que participaron numerosos hijos de la villa, entre ellos fray Juan de Quevedo, primer obispo en la América austral.
             En el siglo XVIII, Casar era la aldea con más población del partido de Cáceres, con 1.200 habitantes. El primer decenio del siglo XIX está marcado por la Guerra de la Independencia. Tras la caída del Antiguo Régimen, la localidad se constituyó en municipio constitucional, quedando integrado en 1834 en el partido judicial de Cáceres. En la segunda etapa del siglo XIX, el descubrimiento del yacimiento de fosfatos en Aldea Moret conllevó el cambio de residencia de muchos vecinos. La primera mitad del siglo XX fue dura y complicada para los habitantes del Casar por la escasez de trabajo y por las condiciones sanitarias inexistentes. Tras la dictadura de Primo de Rivera, la II República no trajo la estabilización necesaria y, tras la contienda civil, Casar continuó vertebrado en torno a la base agroganadera y a la producción lechera. En 1965 finalizan las primeras obras de conducción de agua potable.
            La más importante de las manifestaciones artísticas es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. construida a finales del XV y ampliada en los siglos XVI y XVII, declarada Bien de Interés Cultural en 1991. El templo tiene tres capillas, dos situadas a modo de crucero, y la tercera cubierta con cúpula semiesférica sobre pechinas.
            En Casar de Cáceres existe un gran número de ermitas que destacan no solo por su historia y arquitectura, sino por la devoción de que son objeto desde tiempos remotos. En el casco urbano encontramos una ermita en cada uno de los cuatro puntos cardinales: San Bartolomé al sur; Santiago al norte; Los Mártires, al este. En las afueras destacan La Encarnación, y más lejos, las de San Benito y San Blas y la de la Virgen del Prado.
            La ermita  de Nuestra Señora del Prado se encuentra en el lugar conocido  como La Jara, a 8 kilómetros de la localidad. Los primeros testimonios documentales corresponden al año 1524. La nave es de finales del XVII y el camarín, del siglo XVIII. En la hornacina principal del retablo mayor se encuentra una imagen de inicios del XIV. Es una talla completa a la que se tiene gran devoción, bajo la advocación de Santa María del Prado. Fue coronada canónicamente por el obispo Jesús Domínguez en 1988. La fiesta se celebra el lunes de Pascua de Resurrección, celebrándose una importante romería, a la que acuden vecinos de la localidad y otros lugares cercanos.
            El Museo del Queso, inaugurado en junio de 2005, ofrece la historia y el proceso de elaboración de un referente identificativo de la población casareña: la Torta del Casar.
            Casar de Cáceres acoge a lo largo del año varias tradiciones populares de origen secular, que refuerzan trabajos o relaciones sociales, hechos históricos, o las festividades religiosas.
            "El Ramo" se celebra el primer domingo de septiembre, coincidente con el fin de la cosecha agropecuaria, en el que las manifestaciones culturales se mezclan  con el hecho religioso. El primer domingo del mes se celebra la Mesa del Ramo.
            La Fiesta de la Tenca tiene lugar el último fin de semana de agosto de forma itinerante por todos los pueblos de la Mancomunidad (este año se celebra en Casar el día 25). Tres elementos principales centran la fiesta: los certámenes de gastronomía y de pesca y la entrega de las Tencas de Oro.
            Romería de la Virgen del Prado.-Es la última romería del año y se celebra el último domingo de septiembre en honor a la patrona, la Virgen del Prado. Nueve días antes, la patrona visita la localidad, donde tiene lugar la novena en su honor. A su regreso a la ermita se celebra una misa y la procesión por los alrededores. Amigos y familiares se reúnen después a pasar un día de campo en los alrededores de la ermita.
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[1] Ramos Rubio, José Antonio;  De San Macario Sánchez, Óscar, y Holgado Alvarado, Rosa María: El Patrimonio histórico-artístico de Casar de Cáceres y su entorno arqueológico, Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres julio de 2018, 456 págs.
 

jueves, 23 de agosto de 2018

GARCI GONZÁLEZ DE SILVA, CONQUISTADOR EN VENEZUELA


 Garci González de Silva (Mérida, 1546; Caracas, 1625) fue un conquistador extremeño que intervino en la conquista de Venezuela. Fue alcalde de Caracas en cinco ocasiones, tesorero de la Real Hacienda y teniente general. Propietario de minas, hatos y haciendas de labor. El extremeño  llegó a ser uno de los hombres más ricos de la capital, con una renta anual de 20.000 pesos y 200 esclavos, valorados en unos 40.000 pesos. En 1584, el gobernador Luis de Rojas le comisionó para castigar a los indios caribes de Guárico, empresa en la que capturó cien indios esclavos. En 1589 era simultáneamente regidor perpetuo del Cabildo de Caracas y tenedor de bienes de difuntos, así como juez de comisión. Al año siguiente mandó hacer su información de méritos y servicios. [1]
            Era hijo de Lorenzo González y de Leonor de Silva. Con la protección de su tío materno, Pedro Maraver de Silva, llegó muy joven por primera vez al continente americano. En marzo de 1569, con 22 años, partía con su tío hacia el litoral caribeño con el sonoro cargo de "Alférez General del Descubrimiento del Dorado" e intervino en la conquista de territorios peruanos y neogranadinos. A finales de 1569 se dirigió con varios compañeros a la recién fundad ciudad de Caracas. Dos años más tarde combatió a los mariches y, al año siguiente, participó con Gabriel de Ávila en la pacificación de los indios que atacaban a los españoles en Los Teques. Establecido en la capital, se hizo con un solar para su casa y tierras de cultivo en La Vega, El Rincón y la quebrada de Anauco. Tuvo una encomienda entre Tácata y Capaya y en 1573 fue elegido por primera vez regidor del Cabildo caraqueño. Ese mismo año obtuvo permiso para explotar los lavaderos de oro de Mamo y combatió a los tarmas. [2]
            En 1574 se casó en Caracas con Beatriz de Rojas, una de las damas más encumbradas de Caracas y fueron padres de María, Melchor, Gaspar, Baltasar, Diego, José y Ana. [3]
            Bajo el mando del teniente de gobernador Francisco Carrizo, tomó parte en una expedición a Tácata y vertiente del río Guárico, en la que fueron rechazados por los indígenas. A comienzos de 1575 dirigió una nueva expedición contra ellos, que le fue favorable, por lo que pudo posesionarse de las encomiendas que se le habían concedido en 1572. Entre 1574 y 1575, el Cabildo caraqueño le concedió tierras en la región de Cagua, en los valles de Aragua, que llegaban hasta las márgenes del lago de Valencia y hasta el abra que comunicaba por el sur con el alto llano, la actual Villa de Cura.[4]
            En 1576, el gobernador Diego de Mazariegos lo envió a defender Valencia, amenazada por indios caribes; los rechazó y persiguió en su retirada por los ríos Tiznados y Guárico hasta las márgenes del Orinoco. Durante la incursión tuvo conocimiento de las minas de San Juan y La Platilla,  al frente de treinta y seis hombres a caballo, cuyo descubrimiento se atribuyó Garci González, también reivindicado por Sancho del Vilar.
            En 1578 fue elegido alcalde ordinario de Caracas. En 1579 recibió del gobernador  Juan de Pimentel el encargo de dominar a los indios cumanagotos y chacopatas.  El 14 de junio de 1579 fundó la ciudad del Espíritu Santo de Querequerepe, que hizo base de sus operaciones, pero fue rechazado y trasladó la ciudad más hacia el oeste, donde tampoco prosperó, abandonándola en 1580. En enero de 1584, Luis de Rojas, nuevo gobernador, lo comisionó para adentrarse en el territorio caribe del río Guárico; los derrotó e hizo más de cien prisioneros. En 1590 redactó la usual información sobre sus méritos y servicios, que envió a la Corte de España. En 1593 proporcionó datos históricos al poeta soldado Fernán Ulloa, quien se había ofrecido a escribir en verso la historia de la conquista de Venezuela. En 1595 fue elegido por segunda vez alcalde de Caracas. En 1596 era procurador municipal y en 1597-1598, tesorero y contador de la Real Hacienda. En 1602 fue alcalde de Caracas por tercera vez y, en 1603, alférez real del Cabildo. En 1609 el gobernador Alquiza lo nombró maestre de campo y teniente general en la provincia de Nirgua para someter a sus indígenas. Allí fundó en 1609 la población de Santa Ana de Alquiza, que duró poco. Cuando transportaba un cargamento de oro de Buría, Garci González y el capitán Quintana fueron atacados por los belicosos indios jirajaras "cerca del cerro del Picacho y en un lugar que aún hoy se llama Garci González", según recuerda A. Pérez Villa. En 1611 fue nombrado por cuarta vez alcalde de Caracas. El Cabildo le concedió en 1620 la posesión de una vasta extensión de tierras de sabana, desde Las Guardias hasta la confluencia de los ríos Guárico y Bocachico, El 21 de agosto de 1624, el nuevo gobernador, Juan de Meneses y Padilla, le nombró teniente de capitán general.
            En 1625 murió en la capital este extremeño llegado a Venezuela en 1659, activo conquistador, fundador de pueblos, comerciante y minero, que la historia venezolana le recuerda como cinco veces alcalde de Caracas. Una fruta silvestre lleva su nombre (`garcigonzález´), así como un  pájaro venezolano, el `gonzalito´, cuyos colores, amarillo y negro, se parecen al penacho del conquistador. [5] Por los innumerables servicios prestados a Caracas, fue enterrado en su catedral, en la que tiene una avenida con su nombre en La Yaguara.[6]
            "Garci González de Silva, epígono de los héroes de caballerías, héroe popular a su vez, se mueve como un imán que arrastra consigo todas las inverosimilitudes", se afirma sobre él [7] a propósito de su valentía. En otro párrafo de la misma obra se dice que "deseaba Garci González que su suerte le ofreciese ocasión en que poder manifestar su bizarría y hacer alarde de aquel espíritu invencible que mantenía en el pecho¸ y como la fortuna le tenía destinada esta provincia para teatro en que representase las mayores hazañas su valor, desde luego se determinó a la empresa, tomando el socorro por su cuenta, fiado en el respeto y amor con que sabía por experiencia le miraban todos los que habían sido soldados con su tío: concepto en que no padeció engaño su confianza, pues publicada su intención, se le ofrecieron a seguirle ochenta hombres, todos extremeños, y los más hijos de la ciudad de Mérida, su patria, con los cuales marchó luego para el valle de Mariara..."[8]
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[2]  Ibíd.
 [3] Vid.: Wikipedia.
 [4] Vid.: Real Academia de la Historia, en http://dbe.rah.es/biografias/35161/garci-gonzalez-de-silva.
 [5]  Ibíd.
 [6]  Vid.: Wihipedia.
 [7] De Oviedo y Baños, José: Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela,  Biblioteca Ayacucho,  primera edición, 1992, Caracas.
 [8]  Ob. cit, pág. 341.

jueves, 9 de agosto de 2018

HERNANDO DE BUSTAMANTE, EL BARBERO DE MÉRIDA QUE DIO LA VUELTA AL MUNDO


          Hernando de Bustamante era natural de Mérida, hijo de Juan de Bustamante y Leonor de Cárdenas (Leonor de Cáceres, según el Conde de Canilleros [1]), y marido de María Rodríguez (María Contreras, según Belén Baños), quien asegura que nació en Alcántara en 1494.[2]  Fue barbero, cirujano, armador y tesorero y descubridor del Océano Pacífico. El 10/08/1519 zarparon del puerto de Sevilla cinco navíos: la Trinidad, la nao capitana al mando del navegante portugués Fernando de Magallanes (Sabrosa, Portugal, 1480; Mactán, Filipinas, 1521), militar, explorador y marino y navegante portugués de noble linaje, nombrado por la Monarquía Hispánica capitán general de la Armada para el descubrimiento de la especería. Bañas, que pasó varios años becada en Filipinas, fue encargada por el Archivo Nacional de las islas a recuperar once millones de documentos de la época colonial sin catalogar ni clasificar, que recuperó en 34.000 legajos, tras formar a un equipo de investigadores.  Además de la Trinidad, también zarparon la Victoria, la San Antonio, la Concepción y la Santiago, con el objetivo de hallar un paso marítimo hacia el Océano Pacifico desde el Atlántico. Entre los 265 marineros que componen la expedición, viaja este emeritense, uno de los dieciocho supervivientes que regresa a Sevilla el 6 de septiembre de 1522. En una placa conmemorativa de la primera circunnavegación de la Tierra, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) se afirma: "De los 265 tripulantes que al mando de Fernando Magallanes salieron de este puerto de Sanlúcar de Barrameda el día 20 de septiembre de 1519 para dar, por primera vez, la vuelta al mundo, solamente volvieron a este mismo lugar de partida, en 6 de septiembre de 1522, los 18 navegantes que se citan a continuación", lista encabezada por Juan Sebastián Elcano (Guetaria, 1476; Océano Pacífico, 4/08/1526), y en la que figura "Hernando de Bustamante, de Mérida". La placa termina con este homenaje: "El Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad y el Ateneo Sanluqueño, unidos ambos en un mismo sentimiento de veneración hacia las glorias del pasado, convinieron colocar aquí estos azulejos como medio de conmemorar de un modo público y permanente, la gesta referida, digna de no caer en el olvido de los tiempos. 1956, mayo 7."
            Bustamante embarcó en la nao Concepción, en la que iba Elcano como maestre. Fue el único extremeño de la expedición, en la que viajó con el oficio de "barbero y cirujano". Su primera acción destacada fue adentrarse en el estrecho en compañía de tres compañeros a bordo de una chalupa, para ascender a un monte cercano y ver desde lo alto... si el brazo de mar que se notaba sin salida, desde el punto en que se hallaban por las islas que interceptaban el horizonte, iba a parar al otro mar... Efectivamente, divisaron el mar del Sur el 27 de noviembre, al que bautizaron como mar Pacífico, por la tranquilidad de sus aguas. Regresó a España en la nao Victoria,  capitaneada por Elcano tras rodear el mundo y recorrer 14.460 leguas en tres años menos catorce días, según cuenta Baños [3].
            El extremeño A. Dovane recuerda en su blog [4] que Hernando de Bustamante se convirtió en íntimo amigo de Magallanes durante su travesía por el océano, hasta llegar a las costas de Brasil, y posteriormente a la Patagonia, hasta que el 21 de octubre de 1520 dieron finalmente con el ansiado paso. En el Pacífico, se enfrentaron al hambre, las traiciones, las enfermedades y a la muerte.
            El 27 de abril de 1521, en Filipinas, Magallanes muere a manos de los indígenas, pasando el mando de la escuadra a Juan Sebastián Elcano, con tan solo un navío, ya que la tempestad destruyó la Santiago; la San Antonio cayó en manos de unos amotinados que pusieron rumbo a España; a la Concepción se le prendió fuego por falta de hombres y en Tidor permaneció la Trinidad.
             La Victoria, al mando de Elcano, fue la única en arribar a España el 6 de septiembre de 1522, con solo 18 hombres de los 265 que iniciaron la travesía, entre ellos el barbero y marino emeritense Hernando de Bustamante. Otros 12 fueron retenidos como prisioneros en Cabo Verde y regresaron semanas después a Sevilla, vía Lisboa. Los cinco supervivientes de la Trinidad también completaron la vuelta al mundo, aunque no regresaron a España hasta 1525.
            Hernando de Bustamante, según refiere A. Dovane, fue elegido por Elcano, para acompañarle en la visita al rey Carlos I y emperador Carlos V para contarle su viaje, el primero jamás registrado de circunnavegación al orbe, probando de este modo que la tierra era redonda. Señala el Conde de Canilleros: "Cuando Juan Sebastián tuvo que elegir quien le acompañara en la visita a Carlos V, el designado para hablar al Emperador de aquella gesta en la que Extremadura --representada siempre en las epopeyas ultramarinas por todos los grandes caudillos-- tuvo ahora por representante a un modesto barbero, que ganó para ella una parte en el famoso lema escrito sobre el globo terráqueo: Primus circundedisti me."[5]
            El cargamento traído en la nao Victoria fue de 381 sacos de especias, con un peso de 524 quintales. Su venta en el mercado español y europeo cubre los gastos de la expedición y arrojó un beneficio de 346.220 maravedíes, según se recoge en el blog España ilustrada en el capítulo dedicado al viaje de Magallanes y Elcano. [6] Ante el rey, en su corte de Valladolid, Elcano y su tripulación le presentaron a los indios que traían, los regalos recibidos, pájaros raros, producciones, y las preciosas especerías adquiridas. El emperador llenó de honores a los héroes (a Elcano, quinientos ducados de por vida, según Baños, por ser el primer hombre que había dado la vuelta al mundo; y al piloto Francisco Albo y al barbero Bustamante, sendos escudos de armas, y al extremeño,  un escudo y 4.000 reales de vellón).  Elcano recibió un escudo de armas, cuya cimera, un globo terráqueo, lleva la leyenda Primus cincundedisti me (El primero que me diste la vuelta). Para la antropóloga extremeña, Bustamante es el que descubre el Estrecho de Magallanes, porque fue el primero en avistar que había agua al otro lado y Magallanes se arriesgó.[7]
      
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[1] Vid.: El Conde de Canilleros: El barbero de la primera vuelta al mundo, en ABC del 28/05/1967.
 
 
 [2] Vid.: Baños Llanos, María Belén: Fernando de Bustamante y Cáceres, Real Academia de la Historia (http://dbe.rah.es/biografias/54156/fernando-de-bustamante-y-caceres). Véase también el diario Hoy de 7/03/2010, y la página web de Torrejoncillotodonoticias. com.(https://www.torrejoncillotodonoticias.com/2010/03/belen-banas.html).
 
[3] Vid.: Obra. cit.
 
 [5] Vid.: Ob. cit.
 
 
 
 
 [7] Vid. Ob. cit.