martes, 28 de enero de 2014

TRANSPARENCIA ADMINISTRATIVA EN EL SES


             No hubiere de decir, aquí y ahora, "sin que sirva de precedente". Ojalá el precedente fuera siempre la norma y no la excepción en la relación que la Administración regional, o cualesquiera otras, les deben a sus subordinados. Por primera vez en mi vida, la Administración autonómica me ha respondido a una demanda por escrito, aunque sea telefónicamente, y aunque ya la hubiere verificado de antemano. Quiero pensar que la funcionaria del Servicio Extremeño de Salud (SES), que tan amablemente me ha llamado esta mañana, se ha anticipado a responderme a mi solicitud de 23 de diciembre de 2013, presentada en el Registro de la Gerencia del Área de Salud de Cáceres-Coria, Unidad de Tramitación de la Tarjeta Sanitaria Individual  (TSI), en la que solicitaba una verificación de un posible exceso del copago sanitario en el mes de diciembre. Comoquiera que, en el presente mes de enero, ya había sobrepasado con creces el límite fijado el pasado año, el día 21 último me presenté de nuevo en la Gerencia para preguntar por el TSI que me correspondía y salir así de dudas. En efecto, había sucedido lo que quizás hubiere leído el pasado año: Hacienda ha remitido a los Servicios de Salud las declaraciones de la renta por las que se actualiza el TSI y las cantidades que han de pagar los pensionistas, que entró en vigor en diciembre.
            Si la Junta de Extremadura hubiera dado a conocer a los pensionistas la nueva actualización, en base a la renta declarada y a la subida de unos céntimos anuales --como me aseguraron en la Gerencia- ni habría realizado la solicitud de verificación de diciembre, ni habría acudido de nuevo al citado organismo para asegurarme de mi asignación. En menos de cinco minutos, todo aclarado: mi aportación ha subido.
            Si el SES hubiera sido tan diligente desde el principio como lo ha sido en esta ocasión, no hubiera ocurrido lo que sucedió desde que entró en vigor el Real Decreto-ley 16/2012 --el 1 de julio del citado año--, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones, en que la transparencia del SES brilló por su ausencia. Tuvieron que pasar nueve meses hasta que el doctor José María Vergeles, secretario regional de Sanidad del PSOE, dio la voz de alerta: el SES ha cambiado las reglas de juego. Y no es que las hubiere cambiado; es que las había ocultado. Así, poco tiempo después los propios directivos del SES reconocieron haber actuado con no mucha diligencia a la hora de informar. Muchos pensionistas se quedaron sin cobrar el exceso del copago durante esos nuevos meses por falta de información y de la documentación que habrían de aportar en las Gerencias de las Áreas de Salud para su devolución, y que ignoraren el personal sanitario, los funcionarios de los centros de salud y los propios farmacéuticos; más aún, los pensionistas.
            Bien está que la Administración responda por una vez a los administrados--aunque sea por vía telefónica- sobre cuestiones planteadas, aunque ya las hubiere resuelto de antemano, gracias a la amabilidad del funcionario de la Gerencia. Ahora, corresponde al SES dar información en la Asamblea --y no en rueda de prensa-- sobre cómo va la devolución de 2012-2013- y de la aplicación desde diciembre, de la que poco ha informado. He agradecido a la funcionaria su amabilidad y le he confirmado que ya lo sabía, porque si espero respuesta, voy dado... me dije desde un principio.
             Y, como de sabios es rectificar, he de corregir mi duda, expresada en el artículo "Entre auctoritas y postestas", publicado aquí el pasado domingo, día 26, en el que me preguntaba si el diputado socialista Rodríguez Osuna habría sido el primer diputado expulsado de la Cámara extremeña. Pues no: ya el 27 de mayo de 2005, el presidente de la Cámara --entonces, Federico Suárez-- ordenó la expulsión de los diputados populares Teresa Angulo y Alberto Casero, cuando se debatía una proposición de IU sobre la refinería. Cada cosa en su sitio, y el SES, a informar más y mejor, como sus funcionarios.

sábado, 25 de enero de 2014

ENTRE AUCTORITAS Y POTESTAS


           No hubiere habido quizás otro presidente de una Cámara legislativa en democracia que tuviere más paciencia que Manuel Marín, presidente del Congreso de los Diputados (2004-2008), en la segunda legislatura de Zapatero. Hubo de aguantar burlas, chanzas, zapatazos, risotadas... de la bancada popular, sin que su ánimo --templado en las largas negociaciones de Bruselas antes de la entrada de España en la Unión Europea- se alterase más allá de la prudencia de quien ostenta la potestas, además de la auctoritas, que se le supone.
 
            Sin embargo, el diputado popular hoy por Murcia, y en aquella legislatura por Valencia, Vicente Martínez Pujalte, famoso por sus broncas durante la última legislatura del gobierno socialista, acabó con la paciencia del presidente Marín. Durante un debate sobre Afganistán, Pujalte protagonizó tal algarada con insultos y pataleos, que el presidente de la Cámara hubo de expulsarle. El diputado abandonó el hemiciclo haciendo reverencias burlonas al presidente y a la bancada socialista. Se da la circunstancia de que el diputado popular es numerario del Opus, cuyos miembros tienen votos de pobreza, castidad y obediencia, y se vio obligado a abandonar su vida de castidad para poder casarse con la secretaria de Estado de Turismo desde el 31 de diciembre de 2011. Pujalte pasó a la historia por ser el primer diputado expulsado del Parlamento por su comportamiento y no por afeitarse el bigote para contraer nupcias. Un mal ejemplo y estigma para su señoría que, a su condición de representante del pueblo, unía la de ser miembro de una Obra que le compromete todavía más en la ejemplaridad que también se les supone.
            No sabemos si el diputado socialista Antonio Rodríguez Osuna, habrá tenido el honor de ser el primer expulsado en la historia de la Cámara regional. Lo que sí está claro es que los anteriores presidentes tenían más paciencia y aguante, más auctoritas, que el actual presidente popular, quien, en apenas dos minutos y medio, le expulsó tras darle dos `advertencias´ e instarle a la tercera a "abandonar el hemiciclo"..., por lo que consideró un gesto ofensivo hacia él, al reprocharle que se había tocado la cara con la mano y señalarle con el dedo índice, como diciendo "vaya jeta tiene la presidencia", según su propia explicación, y que negaba a continuación con expresivos gestos el diputado.
            El presidente de la Cámara regional, Fernando Manzano, mezcla y confunde, más veces de lo que fuere deseable, su papel institucional como presidente de la institución --la potestas, que le asiste en plenitud por elección-- con su rol político como hombre de partido (es el secretario regional del PP) y tal circunstancia le hace perder la auctoritas que se le supusiere.
            De otro lado, en el mismo pleno se iba a votar una propuesta de rechazo al proyecto de ley del aborto, que contaba con los votos a favor del PSOE, IU y PREX-CREX, con lo que se produciría el resultado de 33 a favor y 32 en contra. Cuando por segunda vez la izquierda hubiera podido ganar una votación en la actual legislatura (recordemos la votación de noviembre de 2012, cuando un diputado socialista se equivocó en la votación a favor de suprimir la paga extra a los funcionarios, que se ganó por 33 votos a favor --los 32 del PP más el del diputado socialista- y 32 votos en contra, los 29 del PSOE más los 3 de IU), muchos han sospechado en la rapidez del presidente en expulsar a un diputado socialista para no perder la votación antes que en su auctoritas para mantener el orden en el hemiciclo. En la pasada legislatura, algunos de los suyos, hoy en cargos institucionales, hacían más gestos y reproches con las manos y con la voz a los portavoces socialistas en la tribuna, y nada pasare...
            En el Derecho Romano se entiende por auctoritas una cierta legitimación socialmente reconocida, que procede de un saber y que se otorga a una serie de ciudadanos. La auctoritas la ostenta aquella personalidad o institución, que tiene capacidad moral para emitir una opinión cualificada sobre una decisión. Si bien dicha decisión no es vinculante legalmente, ni puede ser impuesta, tiene un valor de índole moral muy fuerte. El concepto de auctoritas se contrapone al de potestas, o poder socialmente reconocido.
            Cómo entender, pues, la potestas. El mismo Derecho Romano entiende por tal el poder socialmente reconocido, que ostenta la autoridad que tiene capacidad para hacer cumplir una decisión. ¿Qué línea divisoria delimita ambos términos? Para algunos autores, como Mikel Agirregabiria, el matiz distintivo estriba en que la auctoritas se ejerce con flexibilidad, diálogo y contando con las opiniones de los demás. Rafael Domingo, recuerda la precisión de Álvaro D' Ors, entre auctoritas como saber socialmente reconocido, y potestas como poder socialmente reconocido.
            Para otros autores, como David Devesa, de la Universidad de Navarra, la auctoritas era una forma de legitimación social que procedía del saber, de la valía, una capacidad moral para emitir opiniones cualificadas que eran valoradas por la comunidad y que, aunque carecían de valor vinculante legalmente, su fuerza moral era innegable. La potestas, sin embargo, hace referencia a la capacidad legal para tomar decisiones; al cargo, al liderazgo formal. Lo idóneo, según este autor, es que para el ejercicio de cualquier liderazgo o cargo, sea precisa la concurrencia de auctoritas y potestas, aunque, en ocasiones, se hacen visibles dos estilos diferenciados de liderazgo.
            No puede haber un liderazgo basado solo en la potestas  sin la concurrencia de la auctoritas, que es lo que le pasa a Manzano, que deja hacer a los suyos, mientras a los demás no les pasa ni una. Sencillamente, porque no une potestas con auctoritas. La primera se le supone; la segunda se pone en cuestión en casos como el citado.
 

domingo, 19 de enero de 2014

EL `VERSO SUELTO´ QUE NO DICE LO QUE SIENTE


           En el coloquio posterior a una comida-coloquio celebrada en Barcelona a finales de los 90, el ex ministro socialista José Borrell manifestaba sus respetos por el ponente y  presidente extremeño Rodríguez Ibarra con estas palabras: "Siente lo que dice y dice lo que siente." Muchos extremeños se preguntan si el actual presidente Monago `siente lo que dice y dice lo que siente´, no tanto porque su tonalidad, timbre de voz y entonación le delaten al no sentir lo que dice -porque no fuere el autor de lo que dijere-, sino porque lo que dice no parece venir de su cuna política, siempre opuesta a los sentires programáticos de su partido, ya fuere en el IVA cultural, la extra a los funcionarios  o, más recientemente, el proyecto de ley del aborto del ministro Gallardón.
              Monago parece seguir la senda aprendida de su predecesor, Rodríguez Ibarra, de "romper cristales" para que nuestra voz sea oída..., y él conocido. ¿O será más bien que `no siente lo que dice´ en un intento de agradar a sus socios que le dieron y mantienen en el gobierno de Extremadura? O como apuntare días pasados elconfidencial.com, citando fuentes próximas a Rajoy, el `verso libre´ y el `discurso diferente´ son peajes que su partido ha de pagar por su coalición con IU y "el precio de gobernar en Extremadura por única vez".
              Sea como fuere, Monago sorprende en su discurso de fin de año, dirigido más que a los extremeños al resto de los españoles, al afirmar que "nadie puede obligar a nadie su derecho a ser madre. Ni tampoco nadie puede obligarle a nadie a serlo." Las reacciones no se hicieron esperar. Ya días antes del discurso del presidente extremeño, el presidente gallego, Núñez Feijóo, abogaba por mejorar el texto para llegar a acuerdos, frente a la actitud de Gallardón de mantener los "principios irrenunciables", aunque después admitiera que los textos pueden ser mejorados en la tramitación parlamentaria. Rubalcaba se avergonzaba porque "una ley española" hubiere sido aplaudida por el extremista francés Le Pen, porque ni es "equilibrada", como afirmaba Rajoy, ni "progresista", como afirmaba Gallardón. Y Cayo Lara acusaba al ministro de ser "el nuevo Torquemada del siglo XXI" con una reforma que retrotrae a España a "decenios atrás".
              El pasado día 8 se reúne el Comité Ejecutivo Nacional del PP y, pese a los esfuerzos de Rajoy por anular el debate sobre el aborto, cuyas respuestas cede a Gallardón, los barones piden al Gobierno trabajar por el consenso por "una cuestión de sentimientos", según Monago; "dialogar para no imponer la ley" (Feijóo) o "libertad de voto para los diputados del PP" (Celia Villalobos). Rajoy no respondió a sus barones sobre la cuestión. Sin embargo, el presidente valenciano,  Ricardo Fabra, había azuzado el debate el día anterior al acusar a Monago de pensar en su socio de gobierno y no en los votantes, a lo que este respondió. "A ver si al final voy a ser yo el más centrado del PP y los demás están un poco confusos..." No fuere la primera vez que Monago enseñare los dientes a Fabra, o "si consensuar los grandes temas, puede ser malo para alguien", o "se trata simplemente de aplicar el sentido común y lo que nos dicen los ciudadanos".
              El día 16 se producen otros dos acontecimientos: la mayoría de los grupos del Parlamento Europeo pide la retirada de la reforma del aborto al anteproyecto del ministro Gallardón, a propuesta del grupo socialista español, mientras que el Partido Popular Europeo solicitaba que el asunto se dejare en manos de las autoridades españolas, al no tener Europa competencias en la materia. De otro lado, el mismo día, el PP pide al Gobierno en la Asamblea de Extremadura que paralice la revisión de la ley del aborto y solicita que busque consenso con otras fuerzas políticas para garantizar una norma duradera al margen de cambios parlamentarios. En la misma sesión, el PSOE e IU solicitan la retirada de la reforma; pero la Asamblea no llega a un acuerdo para manifestar el desacuerdo con la reforma planteado. El PSOE pedía el mantenimiento de la ley en vigor, e IU, la retirada del anteproyecto de reforma de la ley del aborto.  Votada la propuesta del PSOE, arroja un empate a 32 votos; se repite en segunda votación el resultado. Se vota la iniciativa de IU, que es rechazada por 30 votos a favor, 33 en contra y uno en blanco. De nuevo se vota la propuesta socialista que logra el mismo resultado: 32 a 32. La iniciativa decae y no logra la aprobación; pero antes, el PSOE pide votación por llamamiento individual y el portavoz popular pide votación secreta. Se coloca en la presidencia una urna, con tres papeletas: Sí, No y Abstención. Tan sólo en contadas ocasiones se vota en la urna: la elección  de la Mesa y del presidente de la Junta. ¿Qué hay que ocultar si todo está tan claro? Un diputado socialista fue expulsado por lo que el presidente de la Cámara consideró un "gesto despectivo".
              En todo caso, la Asamblea no puede instar al Gobierno de la nación a nada. Cuando Juan Ignacio Barrero era presidente del PP de Extremadura ocurrió un hecho curioso: su partido rechazó una propuesta socialista que instaba a la Junta a ... y, "sensu contrario", el PSOE rechazó otra suya por la que se instaba al Gobierno de la nación a... La respuesta, en ambos casos, fue la misma: la Asamblea no puede instar al Gobierno a nada... Lo que unos dijeron, se lo rechazaron los otros...
              Monago no es, en ningún caso, ni `verso suelto´ ni `discurso diferente´ en el PP regional ni nacional; sino tan solo un rehén aprehendido por quienes les dieren el poder y los posibles electores a quienes jamás convenciere. Por eso, su presidente nacional, pasa de él, y le permite hacer y decir: porque es un peaje a pagar, pero no un trino que canta diferente y que cautiva, por mucho `octavo pasajero´ que llevare a sus espaldas..., que ni dice "lo que siente ni siente lo que dice", porque esta tierra no es su cuna, si acaso su cañada real en la que pastare de ocasión. Tuviere ya un precedente: Aznar y Rato dejaron en la estacada al pesado del popular extremeño Luis Ramallo, su predecesor en la etapa preautonómica, que cantare hasta que su constipado político le obligare a retirarse de la escena. Como a él mismo por mucho que trine y afirme que las ideologías no existen, sino las personas. Ya lo vemos, ya...
 

domingo, 12 de enero de 2014

ENTRE NACENCIA Y PACENCIA


             Cavilaba hacía tiempo sobre la exacta interpretación de varios vocablos engarzados en cadena, aun con significantes varios. Apátrida me llamaron un día, como si por perder mi pueblo de origen no hubiere nacionalidad ni patria alguna. Entre nacencia y pacencia, uno es de donde pace y no de donde nace. El refrán recomienda reconocer la generosidad de los pueblos y ciudades que nos acogen al decir que uno es del lugar en el que come y del lugar que le vio nacer. Hubiere otras variantes más precisas: "La tierra en la que vaya bien, por tu patria ten"; "La tierra do me criare, démela Dios por madre"; o "esa es mi patria: donde todo me sobra y nada me falta", aunque esta última acepción vaya cada día a menos, porque poco sobra cuando el trabajo falta, el IPC y el SMI desaparecen y los recursos menguan.
            La nacencia es el origen, linaje o familia de alguien, del latín nascentia, nacimiento; por pacencia entendemos el pacer, la acción del ganado que come la hierba de los prados o montes, que pasta para subsistir; distinto de la paciencia, virtud que consiste en soportar los males y desgracias con entereza, o la capacidad para esperar con calma algo que se desea vivamente. Hay otra pacencia no opuesta a paciencia, que, en el habla popular, es la virtud cristiana que se opone a la ira o, más bien, la resignación para sufrir los mayores contratiempos y adversidades.
            Escribía el 19 de septiembre de 2012 un artículo titulado "Nacer en Cáceres y morir en otra parte", dicho recogido por el gran bibliógrafo extremeño Rodríguez Moñino en su "Diccionario geográfico popular de Extremadura", con el que se "da a entender que, en Cáceres, en otro tiempo, había muchos nobles y los segundones salían a buscar en otra parte, en la guerra o en las letras, el modo de hacer fortuna", y apuntaba que parecía adquirir hoy un carácter retroactivo en su significado y un presente de indicativo en su significante, como si la irretroactividad del tiempo y de las leyes no fueren asunto intrínseco de los mismos, sino del devenir y sus circunstancias.
            El príncipe de los catovis (cacereño de toda la vida), José María Saponi, --el más fecundo alcalde democrático cacereño, con tres mayorías absolutas y otras dos minoritarias- me otorga esa otra pequeña nacionalidad, de nacencia y pacencia,  que creare en 2003. Lema de su campaña en las municipales de ese año, enciende el ánimo localista de los suyos e hiere la sensibilidad de los otros. No pretende Saponi ser excluyente, sino incluyente, estilo en su quehacer político y norma en su trato de caballero: cacereños todos, los de origen y quienes vinieron a la ciudad y se afanan y trabajan en ella: quienes nacieron y pacieron aquí. Y frente a quienes me consideraren un día `apátrida´, me hace este honor: "De Cáceres de toda la vida nacido en Granadilla". (Véase "El cuaderno de Félix Pinero-El Reto", en digitalextremadura, de 10 de diciembre de 2013).
            Cómo oponerse al ius sanguinis o al ius solis, que nos otorga la Constitución para tener derecho a la nacionalidad española; el derecho de sangre, o familiar, y el derecho del lugar en el que se vive y trabaja. Pues qué fuéremos todos sino españoles de origen, nacidos de padre y madre españoles; o de opción o por adquisición; ostentadores de la condición política de extremeños por tener vecindad administrativa en cualquiera de los municipios de Extremadura (artículo 3 del Estatuto de Autonomía); y ciudadanos de la Unión Europea por el hecho de pertenecer a un Estado miembro de la misma, que se une a la primigenia española, sin sustituirla (Tratado de Maastricht de 1992), frustrado en su institucionalización por el fracaso de la aprobación de la Constitución Europea y salvado en parte tras la aprobación del Tratado de Lisboa.
            Saponi, sin pretenderlo quizá, subraya el valor del municipio y crea una nacionalidad menor frente a la supranacional de la Unión. Más de diez años después, su hallazgo como marca electoral, y el acrónimo posterior, los elevan a categoría de marca ciudadana, y continúan izándose como bandera, en nada contrapuesta a un nacionalismo excluyente ni a un europeísmo provinciano, en el que el municipalismo se realza hoy como el primer marco de convivencia. Uno es de donde pace, y no de donde nace, un ius solis unido al ius sanguinis, no contradictorios, sino concurrentes.

miércoles, 8 de enero de 2014

UNA HORA DE MENOS


           Han concluido las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes; un año menos; un año más. Una hora más en nuestras vidas; una hora menos en el calendario vital. Sobre la pared, sobre la mesa, disponemos nuevos calendarios para ir viendo cómo pasa el tiempo sin verlo. Por la noche, la ciudad parece un fantasma: apenas apagadas las luces; recogidos nacimientos, belenes y árboles, parece recluida en su devenir silencioso. La ciudad parece triste sin luz. Nada parece igual y todo sigue siendo lo mismo, menos esa hora de menos irremisiblemente perdida para siempre.
           Cada segundo, cada minuto, cada hora que pasa, no volverán sobre nuestras vidas. Tendremos más segundos, más minutos, más horas; pero no fueren las mismas de antes, aquellas idas con el tiempo finito, sin avisar en su hora final. Y, en su devenir, parece que el tiempo no nos diera tiempo bastante para gozar, sino para sufrir. Hay horas de más; pero son horas de menos, perdidas en nuestras relaciones humanas, en el ambiente que no percibimos. De cuando en cuando, la vida nos da un aviso, como queriendo recordarnos la vida misma que se nos escapa entre los dedos. Solo entonces nos asimos a ellos para agarrarnos a ella; pero hemos perdido ya una hora de nuestra vida, una hora de menos, cuando hubimos horas de más.
            El año, como fracción entera del tiempo, lo recibimos con optimismo desmedido, como si los malos recuerdos del que terminó acabasen con el que principia. Hombres y mujeres se desean el cumplimiento de sus mejores deseos; pero, ¿hemos hecho recapitulación de ellos? Transcurre tan rápido que ni siquiera lo advertimos. Pasan las horas, los días, los años, y cada hora, cada día, cada año, perdemos a alguien que teníamos a nuestro lado y cuya presencia apenas advertimos. El tiempo nos hizo olvidar su figura, su habla, los momentos compartidos. Y cuando llega la hora, ya no tenemos tiempo, no hay una hora más de prórroga, sino una hora de menos. Echamos de menos, entonces, las horas de más perdidas; percibimos la hora de menos con que contamos.
            El último día del año ponemos en hora la nueva agenda. Repasamos fechas, aconteceres, algunas horas de las veinticuatro del día; nombres y fechas recordados, grabados que, caducos, enterramos rotos en pedazos. Damos nombres de baja, porque ya no hubieren horas de más; damos otros de alta que surgieron en el caminar. Los recordamos a todos; quisiéramos tenerlos juntos en la agenda de la vida; pero pasa el tiempo, enemigo de la memoria, cuando tantas horas hubimos para cultivarla, y las echamos a perder. "Todo pasa", melancolía grabada en un dintel del balcón trasero del  Palacio del Marqués de Mirabel, en Plasencia, nos avisa de la caducidad del tiempo: las horas, los días, los años..., menos la memoria escrita que nos legaren; su viva memoria que pervivirá con nosotros mientras la hubiéremos, con horas de más, pero siempre con una hora de menos. "Es que no tengo tiempo", acostumbramos a decir. Lo tenemos de más, pero con una hora de menos, como en Canarias, Y cuando hasta esta perdamos, no podremos declamar, como Miguel Hernández, la elegía a su amigo Ramón Sijé, en un vano intento del retorno a la vida:
"Temprano levantó la muerte el vuelo
Temprano madrugó la madrugada
Temprano estás rodando por el suelo...
 
A las aladas almas de las rosas...
Del almendro de nata te requiero:
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
Compañero del alma, compañero."
 
            Entonces, mi niña, cuando las horas pasadas ya eran flores marchitas y no tuvimos una hora de más, ni de menos, aunque la hubimos, con tantos medios, con tan poca distancia para encontrarnos, que solo nos hallaremos quizás en la otra vida, cuando la eternidad no cuente las horas de más que hubimos, y de menos que tenemos, como en la canción de Fernando Manzanero, tratando de detener el reloj que avanza imparable a su destino:
 
            "Reloj, no cuentes las horas
            Porque voy a enloquecer
            Ella se irá para siempre
            Cuando amanezca otra vez..."
 
           Hasta que nuestra palabra, y sola ella, mande sobre el discurrir del tiempo para condensarlo, aprehenderlo, disfrutarlo, aun con una hora siempre de menos...

 

domingo, 5 de enero de 2014

DONDE LA ILUSIÓN NO BASTA


           Han vivido los niños su noche de ilusión, que no morirá, intacta la inocencia infantil. La ilusión de la noche de Reyes es la esperanza cuyo cumplimiento parece realmente atractivo. Y lo fuere hasta una edad en ellos, cuando les matan la ilusión y sobreviene la desilusión, el desencanto, el desengaño; pero, antes, los mismos Magos que llevaron presentes al Niño, han de traérnoslos a nosotros, también niños, como Aquel. Les han enviado ya sus cartas con sus deseos; les han visto llegar en las cabalgatas. Todo pasa: los zapatos, a la puerta, junto a licores y dulces, a la espera de la mañana de Reyes, la mañana de la ilusión. Francisco Pizarro bautiza Lima como la Ciudad de los Reyes, naciente ciudad en la fecha en que los Magos inician su camino hacia Belén, la estrella indicándoles la senda... Primera Epifanía, o revelación del Señor: la primera, ante los Reyes; la segunda, a Juan el Bautista, en el río Jordán; la tercera, con el milagro de Caná, que abre su vida pública.
 
            Pasamos de la ilusión a la desilusión: la ilusión que nos ofrecen; la ilusión que nos roban. Hay también una imagen no realidad, sugerida por la imaginación o causada por engaño de los sentidos. No quitan los padres a los niños la ilusión: la perciben ellos mismos con la edad, cuando observan, oyen y escuchan que una imagen captada no se corresponde con la realidad objetiva buscada, deseada...
            Hay una ilusión óptica, que es la imagen que tergiversa la realidad captada por el ojo. Aquello en lo que creímos, no lo encontramos. Sobreviene la desilusión, la impresión negativa experimentada tras comprobar que la realidad no responde a la esperanza o la ilusión puestas en ellos; la falta de ilusión; la monotonía y desilusión de los jóvenes; el desencanto, la desesperanza; la apatía, la indiferencia, la resignación no escrita ni revelada, sino sus contrarios.
            Según el Barómetro Cofidis de la Ilusión, presentado el miércoles, la ilusión ha aumentado un punto en España respecto al último año, el indeseado. Los proyectos ilusionantes se reducen, pero aumenta la esperanza de alcanzar los deseados: hacer un viaje, tener más tiempo para disfrutar de la familia, cuidar la alimentación, conseguir un trabajo; pero la ilusión no basta para cumplir los sueños: el esfuerzo es el principal y la suerte, el segundo.
            Predican los políticos --los más, enemigos de los sueños, por erigirse en sus enterradores-- que el nuevo año será el de la recuperación. Para el partido del Gobierno de la nación, el PP: sanear la economía, reducción del gasto público, reforma de la Administración Local y reforma del sector público. Para el principal partido de la oposición, el PSOE: nuevo proyecto político, con militantes y ciudadanos, aunque después hagan las listas cuatro; apuesta por un nuevo modelo territorial, camino del federal; ofensiva contra la privatización de la sanidad...
             De acuerdo con el citado informe, las personas menos ilusionadas --un 30 por ciento de la población-- son los jubilados y las amas de casa, unos porque ya cumplieron sus ilusiones y ahora tienen otras que no pueden cumplir... De la ilusión con que nacimos, a las ilusiones ópticas y a la desilusión. No vivimos tiempos ilusionantes, sino de desilusión. Hemos perdido la ilusión de niños y los psquiatras no logran vencer nuestra desilusión. Que perdure, al menos, la ilusión de los niños; que nadie les robe su inocencia: "Dejad que los niños se acerquen a mi, y no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de Dios." (Lc., 18, 15-17)