miércoles, 31 de marzo de 2010

LA PALABRA ESCONDIDA DEL ACOSADOR

Para las mujeres acosadas


No la digas aún ni la expreses,

Voz en mis sueños derretida

En tu escudo aun recto, sin arneses,

En tu corazón de galán abatida.

¡Ay, compañero, en tu voz reconocida!

Que por un toque no fuere toda mía.

No me digas tu palabra de rencor

En tus labios, mieles de acosador.

No la digas aúna ni la expreses

Voz atrapada en tu nombre ausente

Palabra tuya de oscuros intereses

En mi corazón clavada acerbadamente

En tu voz ausente te reconozco,

Corazón cobarde, oscuro, impenitente.

No llegue a mi tu voz ausente,

En tu rencor de obras aparente.

Entre amparos y rosas marchitas,

Qué otra palabra escondida,

Airosa en el mar de flores anafroditas

Sugiere sin rencor en oscura acometida.

No hieras más la flor aún pura

Que por ventura tus sombras ausentes

Lastimeras por tus lanzadas heridas

No la desearen por más aguijaduras.

No me digas tu palabra escondida

Que picor produjere en mi herida

Ni te exaltes, sabio, en tus consejas

Que a mis oídos fueren voces por collejas.

No te vengues por tu machismo herido

Ni hurgues más en mi soledad pura

Que más duro será tu triste sino

Si lanzas contra mi tus balas de amargura.

domingo, 28 de marzo de 2010

VÍCTIMAS Y VERDUGOS

Principia una semana en la que muchos parecieren ser verdugos de su Víctima y se convirtieren en víctimas plañideras en lugar de verdugos. Un misterio de fe como la vida misma, que entrelaza conmemoración y realidad. Memoria y fe penan el sacrificio que le infligimos a la Víctima; la realidad del presente no se atormenta por el azote de sus verdugos.

Hemos transmutado y confundido significante y significado de vocablos distintos: hoy, las víctimas parecieren los verdugos, y estos, las víctimas. Los azotes y tormentos, y aun la muerte, de víctimas inocentes se trocan en accidentes fortuitos de sus verdugos; quienes castigan con arreglo a la ley y sin piedad son víctimas de quienes antes fueren juzgadores, no vengadores. Los verdugos se convierten en víctimas; las víctimas, en verdugos.

Los destinados al sacrificio serán siempre las víctimas; los verdugos no hubieren piedad en sus azotes y tormentos. Frente a los verdugos, que ni perdonan ni justifican sus yerros, las víctimas otorgan el perdón que no se les otorgare a ellos, aunque no olviden.

La gracia del perdón reside en la justicia de los justos, no en la revancha de los perdedores. No hay verdugo sin víctima, ni justicia sin perdón; pero no pueden equipararse víctima y verdugo, porque los primeros perdieron su vida y no hubieren justicia de amparo, y los segundos, hasta se vengaren sin piedad de aquellos.

No basta lavarse las manos para ser verdugo por omisión, porque las víctimas del sacrificio lo fueren sin remisión, perdón ni justicia. Las víctimas mueren por causa ajena o accidente fortuito; los verdugos son los actores que robaren por la fuerza de las armas la vida ajena que no les perteneciere, y del sacrificio y del tormento que a otros afligiere.

El verdugo no asume la compasión de su víctima, porque en él no residen el perdón ni la justicia. El perdón de las víctimas las hace más grandes como seres humanos, y a los verdugos, más débiles; pero cuando la Justicia es débil, los verdugos se robustecen.

En la vida, como en el misterio de fe, hay personas, y aun animales, sacrificados o destinados al sacrificio; padecen daños por causa ajena o fortuita. Son víctimas inocentes de los verdugos que a sí mismos se calificaren como víctimas.

En un tribunal de Justicia, los pecadores se defienden como si fueren víctimas, cuando fueren torturadores; quienes lo fueren, condenan a sus víctimas al patíbulo de la cruz y, como aquellos hicieren, son objeto de mofa, burla, escarnio, tormento y azote.

Vemos en la política diaria cómo el bondadoso, que mira y se sacrifica por todos, es considerado verdugo de la sociedad, cuando ellos fueren los torturadores y saqueadores de aquella. Observamos cómo el político diplomático, que es indulgente, austero y comprensivo con todos, es tildado de intransigente.

Hombres y mujeres siguiere habiendo en este mundo que “ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”; que quisieren hacernos ver con su palabra que fueren víctimas en lugar de verdugos, cuando fueren lo contrario. Las víctimas inocentes tendrán un lugar en el Paraíso, como el buen ladrón; los torturadores serán al final lapidados y nadie les tendrá en su memoria, aunque la Justicia humana no hallare en la tierra el nivel de perdón que hubiere la divina.

domingo, 21 de marzo de 2010

"CUM IUBILO" EN LA CATEDRAL DE PLASENCIA

El programa “El Día del Señor”, de la 2 de TVE, ha transmitido esta mañana la misa desde la catedral de Plasencia con motivo del Día del Seminario. No pudiere haberse elegido mejor lugar para la retransmisión, no por la conmemoración, sino porque la seo placentina viene siendo noticia desde hace unos años: la restauración de la catedral vieja ha puesto en valor los tesoros ocultos guardados durante siglos; días pasados se puso en circulación una serie de sellos conmemorativos para la ocasión; los lienzos de Rizzi dan brillo al impresionante retablo que enmarca la Asunción, a cuya advocación se acoge la catedral nueva, lugar del oficio, y que fueren restaurados hace unos años por la Junta de Extremadura.

No hay mejor lugar para participar en un oficio litúrgico que la cátedra del obispo, con la música del órgano de fondo, ya perdida en tantos de nuestros templos, y las voces de un coro desgranando los latines gregorianos.

Subsisten los órganos en catedrales e iglesias, pero no acompañaren la liturgia como antes lo hicieren; ni coros que desgranaren el gregoriano para llenar las naves de la catedral toda. Un recordado canónigo de la catedral de Coria, Dionisio Paniagua, llenaba con su potente voz en latines, y sin acompañamiento de órgano en ocasiones, el templo al que sirviere hasta su muerte.

Por ello, me ha alegrado ver en mi catedral adoptiva no solo a mi segundo obispo, Amadeo Rodríguez, que ha ofrecido a España entera una bella homilía, sino a un coro juvenil, “Cum Iubilo”, que se ha atrevido a cantar un “Kirieeleison”, aunque no en versión gregoriana, acompañando a los acordes del órgano.

No hay catedral sin órgano, ni cátedra sin obispo titular, ni templo alguno como este en el que los latines gregorianos, animados por el órgano y un coro, contribuyan a elevar el espíritu de sus fieles. Escuchando a “Cum Iubilo”, he recordado el estreno en ese templo del “Aleluya” de Haëndel, que interpretare la antigua Coral Polifónica de Plasencia, en una misa pascual de Resurrección hace años, fundada y dirigida por el recordado Pepe Neria, que allí mismo recibiere hace unos años su último adiós, y al que ahora su ayuntamiento va a premiar sus esfuerzos.

Escribí entonces “Arrebato a gloria con Haëndel”, en aquella Pascua de Resurrección, una noche en la que la ciudad estuviere toda cubierta por la niebla, “como un manto blanco para la gloria del Señor”, concluía.

No quisiere ser descortés con el realizador a cuya labor se encomendare la retransmisión; pero ha sido pobre en contenido y extensión: apenas unas imágenes del retablo completo y de las naves y pocas de los fieles. No ha habido, como en otras ocasiones, un reportaje panorámico sobre la ciudad, unos datos sobre sus catedrales, la visión completa de sus naves, el detalle de pinturas e imágenes del altar mayor, que hubieren merecido la pena. La Asunción, apenas ha sido vista, presidiendo, como lo hace, el altar mayor y la catedral de su advocación.

Lo mejor, sin duda, ha sido la homilía del obispo, quien no se dejó nada en el tintero para explicar lo que dijere la palabra proclamada, la conmemoración del día y la situación de crisis, también de humanidad, que registrare nuestro tiempo. Lo novedoso, el juvenil coro “Cum iubilo”, que ha colgado un “benemeritus” al oficio litúrgico participado a España entera; y al oficiante, señor de su cátedra, un “notabilitermeritus” por su palabra.

No hubiere Plasencia referente mayor del arte y de su historia, y hasta para el turismo, que sus dos catedrales. El Ministerio de la Vivienda ha realizado, como antes la Junta, una obra tan necesaria como vital para su puesta en valor. Una pena que el realizador no haya estado a la altura de sus catedrales, de su pastor y del juvenil coro que cantare ”Con júbilo” la liturgia de la palabra, aun en castellano. ¿Hubiéramos de esperar a que se oficie un Te Deum para volver a oír, fusionados, órgano y latines gregorianos?

domingo, 14 de marzo de 2010

ELEGÍA POR UN NIÑO HAITIANO

Do vas, presuroso infante
Que sin conocer la tierra tuya
Tu vida viste desgarrada en un instante.

Do sin techo ya caminas
Por las calles derruidas
Con tu humanidad desvestida
Sin horizonte para tu huida.

Dinos tú que nada tienes
Que por único tesoro hubieres
La vida que en ti respira
En tu limpio cielo sin edenes.

Todo lo perdiste sin nada haber
Tierno infante en tu vida destruida
Sin un beso de amor al anochecer
Ni humana alma en el frío de amanecida.

Do caminas sin escuela
Ni ropas a ti fruncidas
Sin tu alma gemela ya perdida.

No veas el mundo presuroso
Que tan rápido te olvida
En sus afanes presuntuosos
Y en mil bienes abundoso.

¡Oh, pequeño infante desvalido!
Que la tierra no te dio por aventura
Más que tu aire y el sol abatido
Y tus campos todos sin agrimensura.

¡Ay, mi niño, sin regazo oscuro!
Sin mamá que consuele tu desvelo
En la tierra desgarrada por los velos
Huérfano en la pobreza del temblor fiero.

Lléveme contigo este mundo ciego
Que no otra aventura persigo
Que darte el beso que te negare el cielo.




viernes, 12 de marzo de 2010

LA SEGUNDA `JUANITA ELGUEZÁBAL’ CACEREÑA

La primera Juanita Elguezábal era vasca de origen; matrimonió con un cacereño; quedó viuda y fundó el primer Teatro de Variedades de Cáceres, a finales del XIX. Enviudó Juanita y, en tiempos en que la mujer no hubiere ni derecho a voto, rompió lanzas en favor de la cultura y del espíritu emprendedor de la mujer.

La primera edición del premio que lleva su nombre, promovido por el Instituto Municipal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento cacereño y su Área de Igualdad, con el objetivo de reconocer la labor a favor de la promoción femenina y a las mujeres destacadas por su trayectoria personal, social y profesional, recayó en Ángeles Luaces, periodista, jefa de Informativos de la Cadena COPE en Cáceres.

Ángeles es gallega de nacimiento y extremeña de vocación. Llegó a Cáceres a comienzos de los 70 por su matrimonio con un cacereño, por aquel entonces director de la COPE, Pepe Higuero. Fue una de las pioneras del periodismo femenino en Cáceres en una época en que la profesión la dominaban los hombres. Hoy es al revés.

Ángeles, mi querida compañera, amiga y ex presidenta de la Asociación de la Prensa, ha sido premiada “por tratarse de una mujer referente periodístico en Cáceres, por su labor informativa y por haber defendido la profesión de forma digna y respetuosa con la cultura extremeña”. No pudo el jurado, compuesto por mujeres, elegir de forma más afortunada entre las propuestas formuladas.

Luaces fue el ángel de Galicia advenido en un tiempo en que ella sola fuere a un acto o rueda de prensa entre hombres. Nada le arredró a quien, en los empieces de su profesión en la radio de El Ferrol, hiciere horas por un tubo para situarse a la altura de los hombres. Su venerable madre la esperaba sin cesar, como me confesare un día. Como ahora, en el ocaso natural de la vida, sin las cuatro luces cacereñas que le diere por descendencia: Silvia, Marta, José y Jorge.

Desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche bregamos entre actos y plenos municipales por una profesión tan bendita como maldita, que no nos diere tiempo bastante para ejercerla en sus múltiples quehaceres; pero ella luchó en sus programas e informativos por la dignidad de la mujer, por la igualdad que nos hace libres, por los derechos que nos igualan a todos los seres humanos.

Como presidenta de la Asociación de la Prensa de Cáceres (2002-2008), de cuya directiva fui parte en su segundo mandato, logró elevarla al podio más alto que jamás conociere: en la dignidad de la profesión, en su lucha constante por la igualdad, en los referentes de Cáceres y Extremadura, en su preocupación por los parados, en la difusión y ayuda a la candidatura de Cáceres 2016 como Ciudad Europea de la Cultura, en la dignidad de la profesión que acogió como afiliados a más mujeres que hombres la ejercieren.

No madrugué profesionalmente tanto como un día para darle la noticia que me requiriese. La había llamado casi a las 10 de la noche para darle cuenta de un importante hecho; pero ella me rogó que la necesitaba más fresca para su informativo de las 7:30 de la mañana. A las 6:30, quizá por la única vez en mi vida a una colega profesional, le daba el último parte de lo acaecido durante la noche. Y, así, era ella la primera de la mañana, la última de la noche. ¿Cómo conciliar tantos frentes, la vida laboral y familiar, el trabajo fuera de casa todo el día y la casa misma por arreglar? No tuvo Ángeles un ángel del cielo que le ayudare en sus múltiples faenas.

Por sus manos y saberes pasaron las primeras mujeres que salían de la Facultad para encontrarse con un mundo desconocido, que ella les aligeraba con sus consejas, induciéndolas a entrarse en él sin miedos ni tapujos. Mujer, sí, pero una igual entre los hombres; gallega, sí, pero una cacereña de toda la vida, como Pepe; periodista como el que más, luchadora como ninguna; madre y esposa, hija sufrida hasta su hora. ¿Me dejo algún rol más en el tintero, admirada compañera?, segunda Juanita Elguezábal de Cáceres…, que diste a tu ciudad de acogida tanta luz como la primera en su época y tú en tu tiempo...