lunes, 30 de mayo de 2011

LOS HEREDEROS DEL HEREDERO

Cuando principia a hablarse del heredero de la Corona, el más formado de todos los príncipes de la historia española, en que pudiere ser llegada la hora para suceder a su padre, el Rey, si él lo estimare conveniente, los herederos del heredero se han constituido en el movimiento de los indignados.

Los herederos del heredero forman también la generación más formada de toda la historia de España y se encuentran desheredados de la fortuna, no intelectual, como en el pasado, por la división de clases, sino por los mercados, los especuladores, la banca que siempre gana, los reformistas y los abstencionistas de las reformas, que para nada tienen en cuenta a las personas. Sueñan con que otro mundo es posible y, en su utopía irrealizable, colisionan con una democracia frenada por poderes fácticos que dan un paso adelante y tres para atrás. Quisieran ser la democracia real frente a la instaurada y proclamada en el ordenamiento jurídico.

La indignación de los herederos sin herencia se alimenta de un mundo que destruye empleo sin crear otros nuevos; que prejubila a quienes, por edad y preparación, tendrían aún mucho que ofrecer y jubila para siempre a quienes nada han podido dar de sí porque no encontraren lo que buscaren y para lo que se prepararon; que da trabajo a quienes quizá poco, o casi nada, dieren de sí para la colectividad, y se lo retira a quienes están dispuestos a darlo todo, hasta su vida, si preciso fuere, para vivir su propia vida y dar vida a sus otras vidas.

Los herederos del primer heredero echaron la simiente a tiempo; trabajaron durante horas en formarse; cultivaron sus campos; pero vino la tempestad y arrasó las semillas plantadas. Buscaron y no hallaron; llamaron a todas las puertas y no se les contestó. A otros, sin embargo, que nada cultivaron, les dieron su fruto, aunque no lo merecieren ni por formación ni por edad, sino por amiguismo o enchufismo. Y hubieron de volver a la casa del padre para que les dieren de comer, cerradas todas las puertas, anuladas todas sus voluntades: las de libertad, emancipación, trabajo, familia, hijos… Nada les llegare, sino la soledad de quien cohabita a solas con su pensamiento e indignación.

Matilde Padrós y Heildegart fueron mujeres adelantadas a su tiempo en un mundo de hombres en el que ni siquiera pudieren pisar. Hoy sí pueden, pero tampoco las dejan: las matan por su libertad y la libertad de su pensamiento. Su igualdad quebrada; la del hombre, anulada, como si otro mundo no fuere posible, como si la democracia real fuere solo cosa de los mercados y no de las personas, con necesidades reales. No son antisistemas, no; es el sistema el que fagocita una generación condenada a perderse; la más preparada, la más digna de la sucesión, que no vivirá ni para cobrar una pensión cuando llegare su hora. Ellos y ellas, los otros príncipes de España, cortesanos a la fuerza de banqueros, especuladores, mercados y políticos sin escrúpulos, que se creen reyes en la victoria cuando tan solo son esclavos de sus libertos. Herederos perdidos de una España que hubiere el mejor príncipe heredero de todos los tiempos, y ellos, a solas con su indignación.

miércoles, 25 de mayo de 2011

EL RETORNO DE LA PRIMERA ALCALDESA DE LA TRINIDAD PERDIDA




Érase un pueblecito de la provincia de Cáceres, de 500 habitantes, que hubiere tres alcaldesas en la última legislatura, una por cada grupo que obtuvieren representación: PSOE, tres concejales; Unión de Ciudadanos de Serrejón (UCS), tres; y PP, uno.

Desde las elecciones municipales de 2007 hasta el 27 de diciembre de 2008, UCS dio el gobierno al PSOE y gobernó la primera alcaldesa, Nélida Martín. A partir de esa fecha, UCS cambia de opinión y mueve ficha a favor de la concejala del PP, Melisa Campos, que, aun siendo la única de su grupo y habiendo logrado tan solo 43 votos en las elecciones, se convierte en la segunda alcaldesa. El 4 de junio de 2010, Eva María Pintor releva en la alcaldía a su antecesora en virtud del pacto verbal establecido entre el PP y UCS por el que se repartirían la alcaldía la mitad de la legislatura tras la moción de censura presentada contra el PSOE a finales de 2008. Tres alcaldesas de tres partidos distintos, como una trinidad que no fuere una y trina, sino que tuviere tres cabezas distintas, aunque un solo dios verdadero: el pueblo.

“La Trinidad son tres personas distintas en un solo Dios”, como aprendimos en el catecismo; pero, ¿quién obra aquí, en una democracia, el primero en la historia de la salvación de los pueblos: el Dios Padre, principio sin principio; el Dios hijo, engendrado, no creado: o el Dios Espíritu Santo, soplo del amor consustancial entre ambos?… sino el pueblo mismo: “La soberanía nacional reside en el pueblo del que emanan todos los poderes del Estado.” (Constitución Española de 1978, art. 1.2).

El Estado democrático es aquel en que el pueblo, depositario de la soberanía nacional, elige a sus representantes, a través del sufragio universal. La democracia representativa, en la que los ciudadanos eligen a sus representantes a través de elecciones libres, es la más común en los sistemas democráticos; sin embargo, los actores participantes en una democracia comparten un compromiso común con sus valores básicos, lo que no excluye las disputas políticas, pero siempre respetando la legitimidad de todos los grupos políticos que deben tender a promover la tolerancia y el debate público civilizado. Y el voto es el acto mediante el cual un individuo expresa su preferencia por cierta selección de candidatos. La democracia presupone la celebración de elecciones periódicas mediante el sufragio universal libre, igual, directo y secreto, condiciones sin las cuales la democracia no sería tal. Cada persona, un voto, traduce la importancia del voto en la igualdad ante la ley y en la validez del mismo en el escrutinio, aunque las lecturas puedan ser diversas. Hay un voto útil que tiende a polarizar una elección; un voto en blanco que no considera adecuada ninguna de las opciones que se presentan; un voto nulo, accidental o intencional; el abstencionista, que no emite opinión, pero sí protesta; un voto de castigo, cuando el elector cambia una elección anterior. La opinión en contra o la indiferencia ante el presente o el futuro; pero todos son iguales, aun con lecturas e interpretaciones distintas.


El pueblo de Serrejón, aun admitiendo todas las posibilidades de la ley, ha dado en estas elecciones su voto mayoritario al PSOE, con cuatro concejales, por 2 al PP y 1 a IU-Siex. El Estado democrático ha devuelto aquí a su primera dama de la trinidad perdida, al contrario de lo ocurrido en otros lugares. Nélida Martín torna a un sillón que solo es propiedad del pueblo y que se le presta por cuatro años. Y no será reina por año y medio, sino por cuatro, la trinidad en su tercera acepción por la voluntad popular, una y trina a la vez, como tú, Nélida, reflejo del Estado democrático en el corazón de Monfragüe

sábado, 14 de mayo de 2011

LA AMENAZA DEL MIEDO AL CONTAGIO

Cuando éramos pequeños nos contaban la fábula del pastor y el lobo para enseñarnos que a un mentiroso no solo se le coge antes que a un cojo, sino que nadie le cree incluso cuando diga verdad alguna.

Cuando éramos pequeños, nuestros pastores espirituales nos asustaban con la condena al infierno eterno si no éramos buenos chicos y cumplíamos los diez mandamientos de la ley de Dios y los cinco de la Iglesia que, por lo general, en la adolescencia se reducían a uno solo: el pecado de la carne, y no precisamente comerla en viernes de guardar, en que hubiere de pagarse bula para librarse de comer lo que solamente hubiere en los pueblos. Carne y no pescado. Infierno y no cielo para los pecadores; las calderas de Pedro Botero, eternamente ardiendo sin consumirse un día, como la zarza de Moisés.

Generaciones de jóvenes crecieron con el miedo al lobo y, sobre todo, al infierno. La condena eterna pendía sobre nuestras cabezas como una espada de Damocles lista para degollarnos. Décadas después, quienes perdonaban los pecados, han resultado ser los pecadores contra la carne, y los asustados inocentes, víctimas de sus actos, que no prédicas ejemplares.

Algunos predicadores modernos de estos días, que dicen tener en sus manos la solución a todos los problemas del mundo mundial y la absolución sin bulas ni penitencia, aprovechan sus mítines para predicar lo que no debieren: el miedo al contagio, como si quisieran extrapolar a su amado país, que es de todos, las enfermedades de otros de la UE por contacto con el germen o virus que lo produjo. Es decir, desean lo peor para España cuando se presentan como salvadores de la patria, como si desearen transmitirnos la enfermedad de otros; sentimientos, actitudes y simpatías que en modo alguno pueden compartir ni desear, porque también son parte de la familia política.


Lo que sí pretenden es transmitir el miedo al contagio que nadie desea ni prevé, por un puñado de votos. ¡Qué viene el lobo!, para que nos dejemos comer por ellos todas nuestras ovejas cuando llegue de verdad. El miedo al contagio, el voto por el miedo, para que revierta a ellos, aunque al mentiroso no le crea nadie, al fin, ni cuando dijere verdad, si la hubiere, cuando la única ahora es el futuro de los municipios y las comunidades que conforman España, nuestro querido país, no parece que el suyo por el mal que le desearen. Que no sea con ellos el contagio. Porque en nosotros no cabe el miedo, menos aún cuando está en juego el futuro de la patria común, a la que algunos tanto dicen amar.


martes, 10 de mayo de 2011

LAS PRIORIDADES EN POLÍTICA

Los candidatos socialistas están poniendo el acento durante los actos de esta campaña en las prioridades que la política ha de asumir en momentos como los actuales, entre los cuales la primera es el empleo. Vara y Ferreira así lo vienen afirmando en sus intervenciones, apuntando a la vez que las cotas de modernidad y el estado del bienestar logrados y la apuesta de futuro por un modelo de desarrollo sostenible, como el extremeño, deben ser prioritarios.

Mientras Vara ha proclamado la cláusula social para incentivar el empleo en los proyectos, que debe ser apoyada por todos los sectores sociales y empresariales, Ferreira ha advertido que mientras otros, que frisan el empleo también en sus programas, ni han arrimado el hombro ante la crisis ni han dado respuesta al desempleo y, además, se han opuesto a cualquier medida, emanada del Gobierno, que diera respuesta al desempleo para aminorar sus consecuencias.

Una cosa es predicar y otra, dar trigo. Resulta sorprendente que quienes han dicho “no” a todas las políticas reformistas del Gobierno de España, sean los primeros que, en las comunidades en las que gobiernan, alcancen unas elevadas tasas de desempleo y digan ahora que tienen la fórmula mágica para generar empleo.

Quienes se creen depositarios exclusivos del patriotismo, pretenden tirar a una diana en campo abierto, en la que nunca podrán dar, porque sus objetivos son inasumibles, por inalcanzables y desconocidos.

Los españoles no deben permitir que el estado del bienestar promovido por los gobiernos socialistas, con los que España ha logrado alcanzar las más elevadas cotas de modernidad, con la inestimable ayuda de la Unión, dé un paso atrás, porque nada podemos dar por definitivo ni por sentado. Quien predica que cerrará las mancomunidades, está diciendo que puede acabar con un modelo de desarrollo sostenible que terminará con la vida de nuestros pueblos; quienes hablan del copago, aluden a una sanidad y pensiones privadas, porque ellos no las necesitaren; de una regresión, en fin, y de unas conquistas sociales que, como la igualdad de todos ante la ley, en derechos y libertades, no pueden ser reversibles.

Hay que reconquistar el empleo perdido, sí; pero sin perder ni un ápice las conquistas sociales que nos han acercado a unos estándares de vida jamás alcanzados, pese a la crisis de la que no fuimos culpables.

domingo, 1 de mayo de 2011

CRISTINA DE LAS HURDES

Era tu fuerza tan grande, Cristina, que has tenido que tomar aliento para hablar. Fue tu emoción tan fuerte, aun flanqueada por tus cuatro compañeras y tu compañero, que apenas si pudiste agradecer el apoyo de toda tu comarca y los aplausos que ahogaban tu voz; dar las gracias a todos y agradecer el apoyo de tu familia.

Eres menuda, Cristina; pero tu fortaleza es tan grande que brillaste en una puesta de largo jamás soñada. Cuatro mujeres y un hombre jóvenes te arropan; oyéndote y aplaudiéndote, tus secretarios general y provincial, la comarca entera pendiente de ti y los tuyos; “los coloraos” de Gervasio, de Miguel y de Javier; candidaturas nunca vistas, con más mujeres que hombres, en la comarca que pasó del olvido secular a tener un lugar en el mapa, a ser referente turístico, porque habéis pasado del blanco y negro al color; de estar apartados del mundo a estar en él con todos los signos de la modernidad en alza.

Habéis querido, Cristina, sintetizar vuestro dinamismo con candidaturas jóvenes; con mujeres a las que han negado la igualdad y hasta el empleo; habéis tomado el relevo del alma y corazón socialistas de vuestra comarca, Francisco; de vuestros abuelos y padres, durante tantos años encorvados sobre la tierra que apenas daba para vivir. Os habéis rebelado contra las injusticias todas de las que fueron víctimas vuestros predecesores y habéis dicho: aquí estamos; queremos a nuestra tierra; no deseamos ser ni más ni menos que nadie; pero tampoco que nos nieguen nuestros derechos y nuestro futuro.

Todos han hablado, poco, pero bastante; Eduardo, o la llamada a arrebato; Gervasio, o la pasión por su tierra; Miguel, o la persistencia de un mensaje; José Vicente, o la voluntad para seguir; José Luis, o la ilusión hurdana; Javier, o la continuidad de la senda familiar y extremeña; y tú, Cristina, la primera entre todas las mujeres, candidata a una pedanía, tu pueblo, pero la única en cabeza, impulsada por tu familia, aplaudida por todos, arropada por quienes ven en vuestra juventud el futuro de una comarca que tanto costó levantar del ostracismo.

¿Has escuchado, Cristina, por qué la percepción de Guillermo le invitó a decir: “¡Mujeres, no bajéis la guardia, porque aún hay mucha resistencia….!” Porque no os quieren más que los vuestros, y menos a mujeres en puestos de mando; porque aún nos os ven como ciudadanas libres ni han tomado en consideración la igualdad, porque dicen que no la necesitáis. Y así, todo sería para ellos: el poder, la tierra y sus recursos, y para los hijos de sus hijos; pero los vuestros os han invitado al estrado, os habéis abrazado como una sola familia y Vara os ha dicho: “Podéis contar conmigo si yo cuento con vosotros.”

No estás sola, Cristina, con tu familia. Ya tienes otra más grande que te insuflará la fuerza y el empuje para reconquistar vuestra tierra; con los tuyos de siempre; con los hombres que os reconocen vuestra dignidad de seres libres, vuestra igualdad como ciudadanas; vuestra ilusión por una hacer unas Hurdes más grandes y unidas.

Ya no estás sola, Cristina, a solas en el refugio de tu primera familia. Da vía libre a tu emoción incontenida; llora, si te consuela; pero no te eches nunca para atrás, porque el adversario que no cree en vosotros, acecha. Vuestra juventud podrá con la mentira; vuestra ilusión, con la desunión; vuestra fuerza con el “mal rollo” que os han querido imponer. Tenéis la juventud por bandera; el amor a vuestra tierra, por compromiso; el ejemplo de vuestros ascendientes, como esperanza del mañana.

No llores, Cristina, porque tu humanidad ya nos ha hecho llorar a todos. No llores ni de emoción, Cristina, porque nuestro corazón y nuestra alma están contigo, y canta siempre:

“Busqué ser libre
Pero jamás dejaré de soñar
Y solo podré conseguir
La fe que queráis compartir.”