miércoles, 31 de diciembre de 2008

LA LEJANÍA DE LOS VISIONARIOS

En su análisis del mensaje de fin de año del Presidente de la Junta de Extremadura, el portavoz del PP regional parece haber soñado con los propios con que nos obsequiaba en Nochebuena el anterior Jefe del Estado, y no en el pronunciado por Fernández Vara.

Hablar por hablar, decir sin analizar o leer detenidamente el mensaje, es tanto como hacer una analítica a un paciente para aplicarle a otro los resultados, cuestión que afortunadamente no sucede en el Servicio Extremeño de Salud (SES), al que probablemente no acuda el señor Hernández Carrón. De lo contrario no se entienden los puntos fundamentales de una lectura política que, de no ser interesada políticamente, diríamos que es la de un visionario de ocasión.

Decir como dice que “el mensaje de Vara está alejado de los problemas de los extremeños”, es tanto como no haber escuchado ni leído el discurso. Criticar como critica que apele “al trabajo y al esfuerzo” de todos, eso sí que es estar alejado de la realidad responsable de un político. Considerar inoportuna esa invocación supone preguntarle a él mismo: ¿y qué propone usted: el canto del “Veni Creator”, quizá?

El portavoz popular niega la mayor para sostener y afirmar la menor. Sostener que el “desempleo se encuentra en cifras muy preocupantes”, es algo obvio a lo que se ha referido el Presidente, pero que ha asumido como consecuencia de la coyuntura internacional, europea y nacional y regional. Y frente a su lamento, que más parece ser una “satisfacción” que un reconocimiento de la situación, el presidente propone “el valor del esfuerzo, del trabajo y el del sacrificio” de todos. Y esto también le parece mal al portavoz popular, porque afirma que “el esfuerzo deben hacerlo los mismos”; es decir, los trabajadores, como si él se excluyere a sí mismo de tal condición, y como si alguna vez en la historia no hubiere sido así. Se olvida de que, en tiempos de bonanza, el Presidente Aznar se sacó de la manga un “decretazo” en contra de los intereses y derechos adquiridos de los trabajadores, contra el que se rebeló el país de los más, quizá menos él, porque le complaciere.

Habla de autocomplacencia como “uno de los grandes problemas del análisis del año”; pero, ¿quién se complace aquí sino usted mismo del resultado de su propia analítica confundida por algún laboratorio privado?

Lamenta, en fin, que el Presidente no haya aceptado las recetas que le repasó en la Asamblea su presidente regional, como si fueran la pócima mágica para resolverlo todo en un plis-plas, olvidándose de quién gobierna por voluntad de los electores.

El PP, en su análisis visionario de la realidad, insiste en solicitarle al Presidente “una remodelación de su gobierno en profundidad”. Por pedir que no quede; pero no le ha sido concedida a usted, ni por mandato electoral, ni por ley, esa capacidad de cambiar los gobiernos a capricho, porque usted lo considere así. Quizás esperaba usted, desde la lejana perspectiva de su realidad de observador y de su analítica traspapelada, que el Presidente hubiera anunciado en su mensaje de fin de año los relevos que solicita, o que hubiera aceptado las recetas de su líder, cuyo año sí estuvo marcado por la indecisión política del ser o no ser senador y presidente de su partido.

Espere usted, si le llega la ocasión, de ofrecer otro mensaje de Año Nuevo, porque el suyo no merece la credibilidad que se le supone; pero el de Vara confirma la sinceridad que le otorgan su humanidad y su investidura. Y usted, como observador, se halla en las antípodas de los visionarios, auque le fuere propio el derecho a una crítica de pataleta, como la que efectuó ayer.



COMPROMISOS Y LAMENTOS

Un discurso de fin de año de un Presidente da la Comunidad no puede ser, como pretenden algunos, ni un discurso de investidura, ni un discurso sobre el estado de la región, ni el debate de las opciones presupuestarias. Para está la Asamblea, donde se hacen durante todo el año.

Tampoco se puede pretender, como desean otros, que, en una breve salutación de fin de año, se haga referencia a todos los problemas y necesidades actuales o que sea un catálogo de medidas correctoras de la crisis o la recesión sobrevenida, ni siquiera que les otorgue la razón política a su libre pensamiento, cuando los electores no les concedieron la confianza para ello. Sería tanto como pretender que el gobierno legítimo asuma los presupuestos de la minoría o las recetas de quienes la ofrecen sin ser médicos para ello.

Al Presidente de la Junta de Extremadura podrán criticársele las formas no concordantes con la opinión ajena, pero no el estilo, que le basta y sobra. Las felicitaciones de Navidad o de Año Nuevo no son más que un compendio compartido de la actualidad y un deseo común que todo el mundo se ofrece: por encima de todo, “seguir viviendo, conviviendo en libertad y en paz”, como concluía su intervención.

Y en ese corpus de mensaje de fin de año, no deben faltar puntuales referencias a la actualidad del año que acaba: los veinticinco años como Comunidad Autónoma, los 30 de la Constitución, aniversarios, por lo demás, inequívocos del avance que ambos han supuesto para España y la región. Negarlos sería negar la evidencia misma.

Pero era obligada una referencia al momento actual, en el que el lamento, la resignación o la melancolía, como afirmara el Presidente ayer, de poco sirven, porque “nos haría estar peor”. ¿Qué hacer, entonces, ante la situación actual? El propio Vara, ni nadie, tiene otra varita mágica que apelar a la recuperación de un valor esencial, el de trabajo, porque no hay fórmulas mágicas para salir de la crisis más que ésa, cumpliendo cada uno su tarea y trocando en oportunidad lo que podría constituir un gran bache en nuestro devenir.

El Presidente reconoce las dificultades del momento en el que le tocado gobernar; pero, frente al lamento de muchos, hace suya la bandera del compromiso que le concedieron los extremeños. Y en ese compromiso, involucra a todos: a sí mismo, porque para eso se le eligió Presidente; a su Gobierno, que para eso lo eligió él mismo; pero también con el esfuerzo compartido y el trabajo de todos. ¡Qué menos puede pedirse! Un gobierno solo no resuelve una crisis, pero debe y puede marcar los caminos. Y en eso están él mismo y su gobierno.

Su compromiso lo manifiesta todos los días con su entrega personal, con reuniones mil, pactos, convenios…, pensando en quién: en quienes un gobierno de izquierdas que se precie debe estar: “estar muy cerca de quienes lo están pasando peor”.

Qué otra cosa puede uno desearse ante el Año Nuevo sino la vida, la libertad y la paz; y el compromiso de todos frente a los lamentos de algunos. Lo demás son ganas de “arrimar el ascua a su sardina”, desechando la cosecha propia para caer en la melancolía de tiempos peores, que nuestra madurez de españoles no puede permitirse. El compromiso pasa primero por quien lo solicita, pero se extiende a todos por obligación.


lunes, 29 de diciembre de 2008

SERREJÓN: DE LAS MOCIONES DE URGENCIA A LA URGENCIA DE LA MOCIÓN DE CENSURA


Parecía cantado lo que iba a venir desde agosto pasado: la moción de censura de la única concejala popular en alianza con los independientes. Obsesionados por las percepciones recibidas por los miembros de la anterior corporación (2003-2007), como si el pueblo no tuviere necesidades ni proyectos mayores para su futuro ni alguna otra cosa que saber desde la toma de posesión de la actual corporación, el 16 de junio del mismo año, reclamaron ambos grupos las cuentas.

El equipo de gobierno hubo de salir al paso de una información propalada por la concejala del PP, y desde el sábado 27 pasado, alcaldesa por la gracia de los tres independientes, en torno a “posibles irregularidades en el cobro de dietas por parte de los miembros del anterior equipo de gobierno”.

El 9 de agosto, el grupo socialista en el gobierno legítimo negaba entonces las acusaciones vertidas contra la alcaldesa, Nélida Martín, y argüía que no solo no había permitido el acceso a la información a la que tenían derecho, sino que emplazaba a “los cuatro” (los tres independientes y la única concejala popular) a tener ocasión de examinarlas el 20 del mismo mes. Además, echaba por tierra la urgencia de las mociones de acuerdo con los informes jurídicos del secretario de la corporación y de la Dirección General de Administración Local de la Junta de Extremadura, “por no estar debidamente justificadas y vulnerar el derecho del resto de los concejales a estudiar con el detenido sosiego las propuestas que en ellas se contienen, que podrían ser incluidas, además, en el apartado de ruegos y preguntas”.

Los tres ediles independientes y la concejala del PP habían aprobado tres supuestas mociones de urgencia, entre ellas una sobre las cuantificaciones percibidas por los miembros del anterior equipo de gobierno, que Administración Local de la Junta requirió que fuesen anuladas “para adecuarse al ordenamiento jurídico”.

Por otro lado, el grupo socialista recalcaba entonces que todas sus propuestas para aclarar el acuerdo que regulaba las indemnizaciones de la actual corporación para adecuarlas a las recomendaciones de la Dirección General habían sido rechazadas por la alianza cuatripartita de independientes y populares.

Llegó el 20 de agosto, y desde entonces nunca más se supo. No hemos sabido que haya habido, como afirma el secretario general de los populares cacereños, una etapa de “división y ruptura”, ni hemos tenido conocimiento por la Subdelegación del Gobierno de que los habitantes de Serrejón se hayan enfrentado entre sí en una etapa “de alcaldía socialista de división y ruptura”.

Tratar de justificar lo injustificable, por oportunismo político de ocasión, como hace el secretario de los populares cacereños, eso sí que es “sectarismo y partidismo”, que propicia un cambio de gobierno en el que la nueva alcaldesa representa una opción política legítima, pero única entre dos grupos que agrupan a seis concejales más, entre ellos los tres del Partido Socialista, que obtuvieron la mayoría.

El “buen humor y la alegría de vivir” que predica el señor Casero, no se sostiene por este precedente de verano, en el que la oposición quiso dar un “golpe de mano” que no se atrevió a dar cuando hubo que hacerlo, sino a toro pasado, y por la vía de urgencia, desestimada entonces por los informes jurídicos. No parece sino que la “novia elegida” por los tres ediles independientes lo haya sido por una rabieta de los cuatro, pero nunca de los ciudadanos de Serrejón, pueblo al que el señor Casero promete ahora un futuro de prosperidad, “donde con el trabajo se aprenda y se progrese cada día”, como si los habitantes de la localidad necesitaren su optimismo locuaz para ello, o una cara nueva que representa tan solo la séptima parte de la delegación de poderes que realizaron en su día.

Ni Monago ni usted, con toda la representación legítima que les haya sido otorgada por su partido, son quienes para dar lecciones al Partido Socialista, y menos aún con la arrogancia con que han puesto el pie en la calle, arrasando con la palabra lo que no pudieron con los votos. Otros tampoco lo consiguieron ni aun con mentiras, luego trocadas en verdades. Su modelo de pluralidad y convivencia es también el socialista, pero su método no parece seguir los derroteros de aquélla, sino que opta por el negativismo divisor de la sociedad, como si todos sus miembros fueran tontos en vísperas del día de la inocencia.






domingo, 28 de diciembre de 2008

LA EDAD DE LA INOCENCIA

Los Santos Inocentes tenían el alma limpia de culpa: eran inocentes en toda regla. Los santos inocentes extremeños de Delibes son, aun maduros, candorosos y sencillos. ¿Cuál es la edad de la inocencia? “Ayer, 20 años cumplí/ la inocencia perdí…”, cantaba Mari Trini en los 70. La inocencia no tiene edad. A la inocencia pura de los bebés sacrificados por Herodes se superpone la inocencia de los sin la malicia. Hay una inocencia obligada por la edad y otra que deviene de un estado del alma. El carácter prolonga como un éxtasis la inocencia del inocente frente a la malicia del perverso.

Alejandro Fernández y Gloria Estefan cantan en “El jardín”.
“Hasta que llegaste tú
Con la inocencia que aún desconocía
Con la mirada que alivia mis heridas
Con ese beso de amor que se olvida…”

La inocencia no tiene límites ni confines, ni se halla con la sabiduría ni se encuentra con la madurez. Siempre hay un recodo del alma que nos invita a ser inocentes, aunque no lo deseemos.

La inocencia es un estado del alma que tiende a ser aprehendido por los bárbaros que la intuyen como fruta fresca del árbol caído. Así, Julio Iglesias lo refleja en “Fuiste mía”:

Lo mejor de tu vida
Me lo he llevado yo.
Lo mejor de tu vida
Lo he disfrutado yo.
Tu experiencia primera
Despertar de tu carne
Tu inocencia salvaje
Me la he bebido yo.”

Como si la inocencia fuere un estado mental transitorio del que aprovecharse permanentemente, y el inocente, un ser sin voluntad de ser racional, de cuya inocencia se aprovecharen salvajes, avaros, desalmados y maltratadores, que buscan en la inocencia del ser la propia debilidad y maldad de su ser inhumano.

Herodes buscó culpables y halló inocentes, que pagaron con su vida la ira de su inocencia. Los Herodes de hoy siguen buscando culpables y solo hallan inocentes en lugar de los malvados. Los inocentes siguen cayendo como culpables; y los culpables siguen libres como si fueren inocentes. Inocentes en la inocencia, inocentes en la inmadura madurez de los hombres injustos que prostituyen la inocencia en la sabiduría de los perversos, los hombres nacidos para torturar a los justos inocentes. Como Herodes, que solo halló inocentes en vez de culpables; como la inocencia de los más, que confían en quienes no debieren y quizás en quienes nunca hallaren: ni la confianza debida ni la inocencia que se les supone, aun todos infantes, aun todos hombres, inocentes, pero con la inocencia perdida, ¿o quizás extraviada?

viernes, 19 de diciembre de 2008

JUAN CARLOS Y ALFONSO, VIDAS PARALELAS

La rebeldía juvenil, la entrada en política; el saber entrar, estar y la retirada a tiempo, sin que quien pudiere, les cesare ni se lo pidieren; la lealtad y la ética como principios; la honradez por norma; el servicio como estilo; la foto de España, la foto de Extremadura; el mismo escenario, la historia reencontrada, sin la memoria perdida; el amor a España, el dolor de España, en la Extremadura que les unió, en la España por la que “rompieron cristales”.

Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Alfonso Guerra son dos vidas paralelas, como las de Plutarco: en la política y en la amistad; en la lealtad y en el respeto a las ideas ajenas; en el combate diario y en la dialéctica que rompe y rasga; en los empieces y en los finales.

Un sábado de febrero del 91, Guerra se despedía como vicepresidente del Gobierno ante los socialistas extremeños en el mismo escenario que les acogió el lunes. Diecisiete años después, no pensaron nunca, presentador ni autor, que su trayectoria política iba a ser tan larga, ni tan cercana y paralela: pudieron seguir, pero se retiraron de la primera línea. Nadie silenció, ni pudo, cercenarles la libertad de su palabra. Sus palabras dieron mil titulares para romper otros dos mil que atentaren contra los principios fundamentales por los que lucharen en los albores de la democracia, y antes soñaren.

Vidas paralelas hasta en la dialéctica: el discurso del mitin y el discurso de la palabra. Nexo común de comunicación, hasta en el modo, el estilo y la forma les ha unido en el arte de la oratoria, según qué acto, auditorio y formato.

Juan Carlos y Alfonso, profesores en su cátedra: la política traducida a las ideas en la conferencia política; la palabra abrasadora en el mitin; la reflexión del libro y las ideas del libro de la experiencia; el ardor de España, la reflexión sobre España. Poner a Extremadura en el mapa de España, la obsesión de Ibarra; a España “no la conocerá ni la madre que la parió”, la del gobernante de España; sin el silencio cómplice de la marginación, echándose al hombro su responsabilidad en la larga travesía del desierto de España, a pesar de la maldad y el rencor de otros. Sin irse nunca de Extremadura ni de España. “No nos digáis adiós porque siempre estamos volviendo”, como aquel niño de barrio, de perdedores, rompiendo cristales y los que fuere menester por Extremadura y por España. Quien nunca se fue, porque jamás dirá adiós, como el diputado más veterano de España; como su compañero Ibarra, el más veterano barón extremeño en España, luchador contra la deslealtad evidente de quienes solo ven privilegios y hechos diferenciales, nunca dispuestos a ponerlos en papel, como ellos, porque se caerían al abismo si no rompen cristales, para ver mejor a Extremadura y a España.

martes, 9 de diciembre de 2008

A PROPÓSITO DE LA SOCIEDAD CIVIL

Políticos y ministriles no dejan de apelar, cada vez más, a la sociedad civil. Qué será la sociedad civil, quiénes son sus componentes. A qué se refieren, cuando hablan, dicen y escriben, de la sociedad civil. ¿Será una secta, una casta aparte, de entre los ciudadanos que compusieren la sociedad toda?

“Apelamos a la sociedad civil a manifestarse”, “llamamos a la sociedad civil a la rebelión”, “la sociedad civil sufre las consecuencias de la crisis”… Se refieren, quienes así hablan, a los otros, no a sí mismos, como si ellos no formaren parte de la sociedad global de su propio mundo; como si fuesen parte de otro mundo en el que ellos mismos estuvieren por encima de los demás. Quizás el lenguaje expresa, a veces, mejor que cualquier otro medio, esa dicotomía entre una clase política, elevada al poder por el pueblo, pero aposentada en sus reales, y el pueblo mismo, del que ellos creen ser antónimos cuando así se expresan..

‘Ciudadano’ viene del latín civis, mientras que civilis se refiere al conjunto de los ciudadanos, a la sociedad o a la vida política. Por tanto, no cabe hablar de ‘sociedad civil’, entendiendo por ella a otro conjunto de ciudadanos distintos de los que se pronuncian como tales.

Aunque la sociedad siempre se ha dividido en clases, no cabe hablar en los tiempos actuales de ‘sociedad civil’ si quien habla forma parte de la misma. La Constitución Española de 1978, cuya treinta aniversario acabamos de celebrar, expresa claramente en su artículo 1 que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado”, y en su artículo 14 proclama que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Es decir, no debemos, aunque sí podamos, hablar con arrogancia de los demás, como si nosotros no formáramos parte de la sociedad misma; como si del poder del pueblo, del que emana la soberanía nacional, nacieren distintas clases sociales, afortunadamente abolidas desde la Revolución Francesa o por nuestra propia Constitución.

Aun hoy, en numerosos medios informativos, los ministriles servidores de la opinión pública continúan hablando o escribiendo que a determinado acto asistieron “autoridades políticas, militares y religiosas”, como si la única autoridad no fuere la civil, la que emana del pueblo, y el resto fueren simplemente estamentos sociales. La autoridad en una empresa se ejerce solamente en la misma, bien por delegación o elección de los accionistas; pero no cabe decir que sea una autoridad civil, como no lo son los militares, sino escala de mando (desde el capitán general hasta el cabo) ni los eclesiásticos, sino jerarquías (desde el Papa hasta el cura párroco). Cabría preguntarse, pues, si quienes apelan a la ‘sociedad civil’ están llamando a una rebelión a estos tres estamentos sociales, tan presentes en el antiguo régimen, en los que se sustentó para su propia supervivencia.

Ya en la Atenas de Pericles, la sociedad se dividía en tres clases: los ciudadanos (120.000), los esclavos (300.000) y los extranjeros, o inmigrantes (80.000), sin contabilizar a las mujeres y a los niños, que quedaban excluidos de ellas.

En el Imperio Romano, había patricios, que eran los propietarios, o aristócratas, que podían acceder a las magistraturas (cónsul, cuestor, pretor…); los plebeyos, el resto de los ciudadanos, que no podían acceder a ninguna magistratura, excepto a tribuno o edil de la plebe, dos magistraturas que fueron arrancadas a los patricios tras las guerras entre éstos y los plebeyos. Finalmente, estaban los esclavos, que eran un simple instrumento de trabajo. A partir de entonces se establece el Senatus populusque Romanus (el Senado y el pueblo romano), que establece el equilibrio de poder en la República (de res publica, la cosa pública), que a todos compete y obliga.

La Edad Media divide la sociedad en tres clases estamentales: los oratores (monjes o clero), los bellatores (militares) y los laboratores (campesinos), porque los esclavos no eran considerados ni personas.

En la Edad Moderna conviven la nobleza, el clero, y la burguesía surgida al amparo de la Revolución Francesa de 1789, y los súbditos de la monarquía, la plebe, que deja de serlo para convertirse en ciudadanos gracias a la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” del mismo año y la posterior Constitución.

En la Edad Contemporánea, a la que dio paso la Revolución Francesa, la aristocracia no constituye ya un estamento privilegiado, porque la Constitución otorga a todos los mismos derechos y deberes.

Quizá quien mejor expresara el concepto de soberanía del pueblo como fundamento constitucional fue Abraham Lincoln quien, en su célebre arenga de Gettysburg, de 1863, dijo aquello del “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Quién habla, pues, de la sociedad civil como si no formare parte de ella misma, o como si el poder que ésta le otorgare le hubiere elevado al Olimpo que ningún dios le signare para siempre… Quizá tendrían que volver a Hispania las legiones romanas, con su portaestandarte al frente y la leyenda Senatus populusque Romanus; es decir, todo para el pueblo, pero con el pueblo, para que algunos comprendieran que no son casta ni poder aparte sin él. Lo mismo que, afortunadamente, proclamó nuestra Constitución hace treinta años.

viernes, 28 de noviembre de 2008

EL OPORTUNISMO POLÍTICO DE UN ALCALDE

Pedro Álvarez Palomino*


No nos sorprende la actitud de cinismo y doble moral que manifiesta el alcalde de Valdefuentes (Cáceres), ya que es un sino constante en su manera de hacer política.

La pasada semana, el Grupo Municipal Socialista denunciaba en diferentes medios de comunicación la abusiva subida de impuestos que el gobierno local del PP había aprobado en el último pleno, sin que ninguno de los periódicos de la región se hiciera el menor eco de la noticia. Sorprende ahora que un medio de comunicación regional publique con gran alarde tipográfico la última ocurrencia del más ocurrente alcalde de Extremadura, que desea enmendarle la plana a la misma Mesa del Congreso de los Diputados, titulando “Valdefuentes homenajeará a la Madre Maravillas con una placa”.

No ha sido Valdefuentes el pueblo que toma esa decisión de homenajear a esta monja, sino única y exclusivamente su alcalde y Junta de Gobierno, que lo hace a espaldas de la oposición, sin contar para nada con el Grupo Municipal del PSOE, al contrario que en el Congreso, donde se intentó llegar a un acuerdo en la Mesa para colocar la referida placa.

Como muy bien se dice en la noticia, “la santa no tiene ninguna vinculación con nuestra localidad” y, a pesar de ello, se toma la iniciativa de homenajearla. Nadie duda de la labor social de esta monja santa; pero son muchas las personas, organizaciones, onegés, etc., que han trabajado y lo hacen a diario a favor de los más desfavorecidos y al señor alcalde no se le ha ocurrido hasta la fecha colocarle una placa reconociendo sus méritos.

A nuestro juicio, esta salida de tono no es más que un nuevo y preocupante episodio del afán de notoriedad que parece perseguirle, que no logra por ninguna otra vía, puesto que la gestión al frente del consistorio brilla por su ineficacia.

Haría mejor el alcalde en dedicarse a explicar a sus vecinos a qué se debe la penosa situación del ayuntamiento y por qué desea paliarla a costa de cargar el peso sobre ellos, a base de la creación y subida desorbitada de impuestos, tal y como quedó de manifiesto en el pleno celebrado la semana pasada.

La gran labor realizada por la Madre Maravillas no puede verse empañada por las ocurrencias de alguien cuyas únicas proezas consisten en tener litigios permanentes con los vecinos, utilizando el dinero público, o situando a su pueblo liderando el ránking nacional de manipulación en el padrón municipal de habitantes y en el voto por correo, por citar algunos ejemplos.

Tenemos, además, la certeza de que el alcalde no conocía ni por asomo a la carmelita descalza, que tiene una vinculación natal con el Congreso de los Diputados de España, pero ninguna con Valdefuentes. Por ello, es de reconocer el valor y el trabajo de la Madre Maravillas, así como reconocemos ese mismo valor en centenares de religiosas que tienen la misma vinculación que ella con la localidad. ¿Dispondrá el alcalde de centenares de placas para dedicárselas a todas ellas?

Ha sido la última ocurrencia del alcalde para salir en los medios de comunicación, creando polémicas donde no las hay y ser noticia como sea y a costa de quien sea, aun santa, para ocultar su pésima gestión municipal.

Nos gustaría que tomase ejemplo de la monja en la lucha por los más desfavorecidos y no le subiera los impuestos a un pueblo con mayoría obrera que lo está pasando mal con la crisis. Lo que persigue este alcalde es apuntarse un tanto a costa de los demás, practicando su deporte favorito; el ventajismo y oportunismo políticos, haciendo el ridículo más espantoso ante todo el país.

Más le valdría resolver los procesos judiciales que tiene abiertos por varias causas y honrar a la Madre Maravillas siguiendo su ejemplo, y no con placas para llamar la atención, que no puede lograr con su ejemplo político.

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* El autor es portavoz del Grupo Municipal Socialista de Valdefuentes (Cáceres)
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Artículo publicado en el diario digital Extremadura24horas.com. el 28-11-2008.

MEMORIA Y OLVIDO

A Iñaki Rodríguez, en el día de su memoria


La memoria no excluye el olvido ni su descuido, aquélla. No distingue la memoria entre el bien y el mal, aunque se recuerde más el pasado bondadoso que los males retenidos en ella. La memoria es propiedad del alma; no trasciende el olvido perseguido ni un olvido eterno mientras se mantenga la facultad psíquica que enriquece el pasado. Puede morir la memoria de un sujeto con la muerte, pero nunca en quienes pretenden hacer olvidar el pasado a otros.

La memoria vivifica el olvido; no es fuente de rencor, ni lo busca ni lo pretende; porque el olvido es enemigo de la memoria. Puede descuidarse o cesar el olvido, pero nunca la memoria mientras la hubiere quien la encarna No hay autos capaces de borrar la memoria, más aún la sufrida, silenciada y apagada durante años. Ni las fuentes escritas, aun hechas desaparecer o ocultas al olvido de la memoria, pueden hacer cesar las otras fuentes de la memoria y de los sentidos a través de los cuales los percibimos.

Cómo aniquilar la memoria sufrida, silenciada, postergada, sin otra prueba pericial más que la de las armas, el acoso, la amenaza, el chantaje, el maltrato, la vejación ininterrumpida durante años. Cómo instar al olvido para justificar lo que nunca debe olvidarse para no repetirse. Cómo olvidar para siempre lo que hirió la memoria hasta la muerte. Cómo absolver, sin la penitencia requerida, los pecados cometidos en aras de una reconciliación que no podrá llegar sin la conciliación con la propia memoria y el propósito de enmienda sin la confesión ni el perdón obligados ni el arrepentimiento requerido.

La memoria no se mata con el olvido ni con el entierro a escondidas; ni la cesantía del olvido podrá dejar en paz ni a quienes lo solicitaren, porque no se han arrepentido, ni a quienes vivieren la memoria dolorida, porque no hay penitencia capaz de dar la paz a los unos y la tolerancia a quienes la hubieren por alma y corazón, pero no por olvido ni por falta de memoria.

La memoria no se aniquila; el olvido puede conducir al descuido de lo que siempre hubiere de tenerse presente; pero hacer olvidar, instar a olvidarse para siempre, es pretender absolver todos los pecados sin confesión, penitencia ni propósito de enmienda. Todo lo contrario de lo que predican unos y otros, que jamás podrán rescatar el olvido de la memoria.

El perdón no excluye el olvido ni el olvido la clemencia. El corazón humano tiende más al perdón que al olvido. Perdonamos como humanos. No olvidamos como seres inteligentes con memoria. La humanidad es más humana cuanto más perdona, porque nadie está libre de pecado; pero el perdón individual no excluye el colectivo. La víctima puede perdonar, pero no olvidar, aunque sí arrepentirse. La sociedad condena sin perdón, aun con atenuantes, para evitar el olvido y ejemplificar con la pena el yerro humano; pero a veces se olvida y repite la pena que antes intentó hacer expiar a otros. Olvidar la Historia es estar condenado a repetirla. Debemos perdonar, pero no olvidar. La clemencia es la virtud del justo; el olvido, el descuido de los desafortunados.

lunes, 17 de noviembre de 2008

“PERICO ZARZALERO”, EL ALCALDE DEL VALLE

El viernes 14 de noviembre hubiere cumplido 51 años. “Perico Zarzalero”, el alcalde del Valle, era como la zarza ardiente del Sinaí: cuando más lo necesitaba la gente, más se enganchaba a ella, sin que jamás se apagare su llama hasta que la luz llegare para solucionar el problema de los necesitados.

Pedro Vega García, alcalde de Casas del Castañar (Cáceres), rigió los destinos de su pueblo y el Valle durante cuatro legislaturas pletóricas de legados, “para ponerlos en valor, aprovecharlos y disfrutarlos”. Lo recordaba su sucesor, Óscar Expósito, durante el homenaje que el PSOE le rindió en su pueblo.

Pertenecía “Perico Zarzalejo” a esa generación de alcaldes que han hecho del compromiso con su pueblo un compromiso con Extremadura, expandiendo más allá de sus límites las flaquezas de una vida truncada en plena juventud; pero “lo importante es el camino, no el final de su vida”, como recordara su secretario provincial, Juan Ramón Ferreira.

El alcalde de Casas de Castañar, Pedro Vega, regalaba picotas a sus compañeros no para que se acordaran de él, sino de su pueblo y del Valle. Transmitía la ilusión por la vida, por la naturaleza, de quien se hizo a sí mismo de la nada para entregarse a los demás por nada. Supo distinguir entre lo público y lo privado, entre sus ideales de compromiso y el respeto a las ideas ajenas. Hasta una semana antes de morir hubiere tiempo de trabajar por su causa como diputado provincial. Consciente de su hora, afrontó su muerte con dignidad, con tiempo aún para despedirse de los suyos y quizá recordarles: seguid trabajando por el Valle, por mi pueblo.

“Resumen de noticias”, de Silvio Rodríguez, abrió un acto recordatorio de su memoria. Ni Carolina, su viuda; ni Cristina, su hija, hubieren soñado quizás con el cariño que atesoró su esposo y padre, “Perico Zarzalero”. Se preguntaba él mismo, incómodo, si no se dedicaba más a los demás que a su propia familia; pero su familia no se reducía a la propia, sino a todo el Valle, a Extremadura entera.

El presidente de la Agrupación de Cooperativas del Valle, Ángel Prieto, no pudo decir más de lo que dijo: “No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.” Su vicepresidente, Miguel Ángel Morales, expresó en una frase su vida: “Siempre le tendremos presente, especialmente cuando los cerezos vuelvan a florecer”. Porque él, Pedro Vega, fue también la otra luz del Valle, “uno de los mejores políticos del Valle”.

No se borrará de la memoria colectiva de un pueblo quien diera memoria y testimonio de su medio siglo de vida para ese pueblo. A los 14 años se hizo cargo de la explotación familiar, creó una explotación ganadera, fue socio del Consejo Rector de la Agrupación de Cooperativas del Valle, impulsó la comercialización de su producto estrella; se afilió al Partido Socialista en 1989, fundó la agrupación local, fue uno de los artífices de la Denominación de Origen de la Cereza del Jerte; gobernó su pueblo con mayoría absoluta en tres legislaturas; dirigió la Mancomunidad de Municipios y fue elegido diputado provincial en la legislatura inacabada.

Carolina y Cristina: no quedáis huérfanas, porque Pedro, vuestro esposo y padre, dio tanto a los demás que el Valle y Extremadura os lo devolverán, como ayer, con el cariño que os demostraren: como la roja cereza que volverá a lucir por primavera en el Valle; una luz eterna encendida en su memoria que, si a vosotras os honra, a los demás nos engrandece.

“Perico Zarzalero”, alcalde del Valle, roja pasión de los frutos de Casas de Castañar, desde donde el Valle y Extremadura se abrieron a tus pies. Llámanos para recordarnos que tu Valle existe, como aquel día en Plasencia, en Mérida, en Cáceres, donde naciste, ciudades todas a las que te vinculaste, aunque siempre en Casas, “independiente siempre, aislado nunca”, como las cerezas que acunaste, desprendido Pedro. ¿O acaso sigues vigilante desde tu montaña para que ni el pedrisco o la lluvia acaben con tu obra?, zarza ardiente de tu obra inacabada...

viernes, 14 de noviembre de 2008

LA OPINIÓN DE LOS PRESENTES

El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, dijo ayer, ante de las frases lapidarias de Felipe González y de Ibarra en la presentación de su libro “Rompiendo cristales”, acto al que asistió en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, otra de las suyas que, a simple vista, podría resultar obvia; pero que, por su formalidad institucional y por la importancia del debate, no puede pasar inadvertida.

Dijo Bono que “la opinión de los presentes es mucho más importante que la de los ausentes”, al término de la tercera jornada de debate presupuestario y ante los escasos 70 diputados que se encontraban en ese momento en el hemiciclo.

De su expresión, cabe deducir una obviedad manifiesta, porque solo los presentes pueden votar las propuestas, mientras que los ausentes, aunque tuvieren criterio para ello, no pueden hacerlo. En este caso, cuentan los presentes, nunca los ausentes, porque el voto es indelegable en la Cámara, aunque la voz tienda, por lo general, a ser una sola por grupos. De ahí que subrayare la importancia de los presentes frente a la de los ausentes, que no pueden contar a la hora de la verdad, y que la opinión de los primeros es más importante que la de los segundos.

Durante los debates presupuestarios, calificados por algún diputado como “un coñazo”, la presencia máxima en el hemiciclo ronda el centenar y solo en las votaciones puede registrarse un aforo completo. Esta abstinencia presencial ha obligado al presidente a reorganizar el horario de votaciones, que no se celebrarán antes de las 17.30 horas, para no dar el espectáculo de un hemiciclo casi vacío.

No obstante, Bono ha defendido la labor de los diputados y dice que “siempre hay una explicación a su ausencia. Extender la imagen de diputados no trabajadores me parece que no es justo.” Los congresistas pueden estar en sus despachos siguiendo la sesión y acudir cuando son llamados a votar, bien porque no les compete defender a ellos las propuestas de grupo o dar réplicas a la oposición en su caso.

Tras el desliz del diputado Ramón Aguirre, otrora diputado por Cáceres, que no acudió cuando le tocaba hacerle una pregunta al ministro Solbes sobre el paro, todos aceptaron sus disculpas, y hasta el presidente ha defendido su justificación.

No obstante, la foto de la imagen semivacía de los escaños no deja de sorprender a la gran mayoría desconocedora de los hábitos parlamentarios. No se puede generalizar, empero, que la mayoría haga novillos, pero sí que estén cuando han de estarlo por obligación.

Ya la portavoz del PP ha tomado severas medidas ante la ausencia de sus diputados, como lo harán, sin duda, cualesquiera otros partidos si los suyos faltaren más de la cuenta. Lo importante, en todo caso, es que el Congreso legisle bien para todos y, por supuesto, “la opinión de los presentes es mucho más importante que la de los ausentes”. Un aviso para navegantes y desertores de la representación que ostentan. Valen las disculpas y las ausencias justificadas; pero éstas no deben nunca alzarse como la regla, sino como la excepción. Quizá Bono quiso decir también eso mismo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

LA HUELLA DE LOS CRISTALES ROTOS

Hace algunos años nos decía que aprovechaba sus días de descanso en verano para escribir sobre su experiencia política. No memorias al estilo de un veterano de guerra a favor de Extremadura y España: su concepción de la política, su visión de Extremadura en España, la memoria de veinticuatro años de gobierno, el apego a Extremadura, su visión de España.

Ha llegado hoy su hora, “Rompiendo cristales”, su obra de Extremadura para España. No hubiere otra fórmula que tirar la piedra en la capital para poner a Extremadura en el mapa de España. Desconocida, ignorada, cómo levantar la voz para ser otra voz en España. “¿Quién ha sido?”: “Yo, el presidente de Extremadura.”

Aun retirado en la Extremadura por la que siempre optó, vuelve a la carga que le distinguió: la crítica libre, aun a quien le duela; el titular más buscado, la reflexión más ingeniosa; el juicio reflexivo, la visión del futuro, la colisión que nunca buscare sino por defender a su tierra. “Me cerré las puertas de Madrid para no tener dependencias. Si yo le decía a este gente que esta tierra tiene oportunidades, el primero en quedarme tenía que ser yo.” Y se quedó para siempre, a pesar de los cantos de sirena que le llamaron a la capital; de los incrédulos que creían que, al final se subiría al carro del poder. ¿Y para qué más poder?, se diría, si los novísimos no le entienden, “si ser nuevo no es ser innovador”; si él enseñó a los innovadores de hoy a mandar correos electrónicos; si sus compañeros no creen, como él, que meter gente nueva no es garantía de innovación; si el debate de las ideas es tenido hoy por sus propios compañeros como animadversión, y no como fortaleza que enriquezca al líder.

El veterano “potro indomable” para los catalanes, guarda aún en la recámara de las ideas las piedras para seguir rompiendo cristales a favor de Extremadura y de España. Quién podría callar a quien dijo que, aun en su retiro, tendría y proclamaría su propia opinión a los cuatro vientos para seguir rompiendo cristales, porque una cosa es retirarse de la política y otra del medio ambiente en el que se vive.

Incomprendido, abandonado por la cobardía de la cohorte de antaño; de quienes no entendieron su discurso y de quienes no le siguieron en las profecías políticas que, poco después, otros asumirían como dogmas. A él, constructor de la nueva Extremadura, con todos juntos en el carro tirado aún por bueyes, sin agua ni infraestructuras, ni polideportivos, ni centros de salud, ni conexiones con la España misma que nos ignorare como al hermano pobre y atrasado, a la cola aún en tantas cosas, pero los primeros en otras muchas.

Quién sino él rompió cristales como lanzas envenenadas a quienes osaran romper el espíritu de la transición: “Tener dos lenguas no significa tener dos bocas para comer más”; “Felipe nos toleró (a los barones), Aznar nos ignoró y Zapatero nos despidió, porque el proceso de descentralización es tan intenso que habría sido un suicidio hacerlo con los barones al viejo estilo.”

No mandan ya los barones como él, pero enseñan a quienes quisieren escuchar. “Ser joven no lo es todo”, porque, como la experiencia es un grado, “la izquierda es llamada a dirigir cuando corremos el riesgo de que el caos se apodere del país”. Siempre “rompiendo cristales” por su Extremadura, por una España que se olvida del todo por una de sus partes, olvidadiza de que las partes conforman el todo, aunque “a todos nos defraude la gente a la que queremos”. Como siempre, y todavía hoy, su lección de historia de España: “Rompiendo cristales”, hoy en la capital del Reino, para quienes quisieren oír y entender donde siempre se le escuchó y agradeció su palabra. Su palabra de Extremadura para España toda.

domingo, 9 de noviembre de 2008

VISIONES DE NEURASTENIA



Teresa Roca Gonzalo*
Los concejales y concejalas del PSOE de Moraleja se ponen una vez más a disposición de la Sra. González, para ayudarla en cuanto les requiera, y reiteran, como ya hicieron a principios de octubre y en infinidad de ocasiones, su invitación a la alcaldesa para que acuda a los Tribunales de Justicia, si tiene sospechas o indicios de algún delito cometido en las acciones de gobierno que realizaron los ediles socialistas en la pasada legislatura, pero en los tribunales, para que averigüen la verdad, y no desde su sillón, utilizando las instituciones, en este caso el Ayuntamiento de Moraleja, para atacar impunemente no solo al PSOE, sino a personas cuyo único delito ha sido trabajar con el gobierno socialista.

Los 3.500 € mensuales que cobra de todos los ciudadanos de Moraleja, incluidos a quienes el viernes imputó una serie de delitos, no le dan para trabajar y para producir, pero sí para acusar, delatar, reprochar, amenazar, llegando en este caso a poner ella el precio al trabajo de los profesionales, para acabar juzgando y dictando sentencia.

Pero, en el pleno y en los medios, se extralimitó, imputando una serie de delitos no solo al gobierno socialista, sino también a los responsables de una empresa que trabajó y cobró por su trabajo bien hecho, como todas las empresas que trabajaron con el gobierno socialista.

Si hay algún delito, serán los tribunales los que tengan que sentenciarlo, y ante ellos deberá la alcaldesa justificar quién está haciendo la peritación, quién lo ha autorizado, y cómo hay facturas custodiadas por el Ayuntamiento, en la calle y en manos de personas afines al PP.

Tenemos conocimiento de que los responsables de la empresa aludida han interpuesto una querella criminal en los Tribunales, denunciando a la alcaldesa del PP por las calumnias e injurias vertidas contra ellos, en el pleno municipal y en los medios de comunicación.

¿Cuál es la gestión que puede presentar el PP ante la ciudadanía en lo que va de legislatura?: la crispación, sus formas dictatoriales, el supuesto fraude electoral, el incumplimiento de las decisiones de los plenos, el enfrentamiento continuo con las instituciones, echarle la culpa de todo a Zapatero, al consejero o al fontanero, y dilapidar el dinero de Moraleja en sus caprichos. Basten dos claros ejemplos: anular el contrato de las fiestas de 2007 teniendo que pagar casi 9 millones de pesetas por nada, y regalar supuestamente 45.000 € a ese señor de Ávila, a quien le alquiló la dehesa boyal (asunto que también está en manos de la Justicia). Y, por todo ello, en diciembre cobrará casi un millón doscientas mil pesetas. No tendríamos que pensar, si no hubiésemos sido testigos de estas realidades, que la alcaldesa padece visiones de neurastenia, porque llega donde puede su lengua, pero no donde tendrían que llegar sus hechos por Moraleja. “Por sus frutos, pero no por sus palabras, les conoceréis.” (Mt., 7-15). Es decir, por su proceder, por el resultado de su conducta y, por ella misma, podemos ver quien es quien.

Los socialistas estamos muy orgullosos con nuestra gestión y tenemos un trabajo que se puede valorar: una gran obra en el río y aledaños, el viejo puente (que por cierto también fue a la fiscalía, pero sigue en su sitio), el centro de día, el centro de salud, la avenida, una nueva ampliación del centro de formación agraria (400.000 €), la ampliación de suelo industrial, el espacio para la creación joven, el centro del nuevo conocimiento, el campo de césped artificial, gimnasio en el C.P “Cervantes”, naves en El Postuero, en las que se está realizando la escuela-taller, gestionada por el PSOE, etc. Y qué cosa puede decir el PP de su gestión sino vender y dilapidar.

Y para terminar, repetimos por enésima vez: “Si tiene indicios de algún delito, que acuda a los tribunales, que el PSOE está a su disposición”; que el PSOE, cuando ha visto un indicio de ilegalidad, lo ha puesto en manos de la Justicia por lo menos en cinco ocasiones, contra ella y alguna otra contra sus adláteres.

Recordemos que la señora alcaldesa tendrá que declarar como imputada el día 17 de noviembre en el Juzgado de Instrucción nº 1 de Coria, por un delito contra los derechos fundamentales de los ciudadanos amparados por la Constitución, hecho comunicado al abogado de la acusación particular hace casi un mes, y que el PSOE no ha publicado hasta hoy, pues somos respetuosos con la Justicia y sabemos que ahí se va a dirimir la verdad que, aunque lentamente, al final llega para todos. “Con justicia juzgarás a tu prójimo” (Levítico, 19-15).

· La autora es ex alcaldesa y portavoz del Grupo Municipal Socialista de Moraleja.
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· Publicado en Extremadura24horas el 9-11-2008

miércoles, 5 de noviembre de 2008

EL SUEÑO QUE NOS UNE, LA DISTANCIA QUE NOS SEPARA

En una reciente entrevista concedida a un periódico nacional, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha dado, una vez más, muestras de su coherencia política, que no ha dejado por ello de sorprender a muchos. Defiende el Presidente una política de trasvases “si no afecta al consumo ni al riego ni al desarrollo industrial y turístico de mi tierra”, porque “no puede haber comunidades en las que falte el agua y otras que tengan más de lo que necesitan”, aunque “veremos qué contraprestaciones puede haber, porque esa agua se paga”.

Enlaza esta cohesión ideológica con el principio que sostiene: “Si defendemos que no cotizan los territorios sino las personas, luego no se puede decir que el agua sí es de los territorios. Si no hacemos el esfuerzo por poner en común lo que es de todos, nos va a terminar uniendo la selección española. Y no quiero que sea lo único que nos una.”

No habría por qué sorprenderse, entonces, de que Extremadura defienda una financiación basada en el principio de solidaridad que proclama la Constitución y, a su vez, lleve al Constitucional la actitud de quienes, en sus nuevos Estatutos, se arrogan para sí las aguas que, aun discurriendo por sus territorios, no nacen todas y pasan exclusivamente por ellos. Podría ocurrirnos lo mismo con Portugal si pretendiéramos exclusivizar el Duero o el Tajo, aguas internacionales, como lo fueren las de las plataformas continentales de cada país.

Muchas veces solemos decir que es más lo que nos une que lo que nos separa. Nos une España y nos separan las banderías. Nos une “la roja”, como se ha demostrado fehacientemente en el pasado Campeonato de Europa de Austria y Suiza de Selecciones Nacionales de Fútbol, y nos separa el egoísmo partidista de unos clubes, por muy representativos que fueren. Nos une la idea de España y nos separa la caja única de España. Nos une, en fin, y nos separa España.

John Pérez-Sampedro, al referirse a la obsesión de tres millones de cubanos fuera de Cuba, regados por el mundo como los judíos, sin patria pero sin amo, defendía la tesis de que “es más lo que nos une que lo que nos divide”, en esa obsesión del pueblo por regresar a su patria libre. Mabel Moreno titula su opera prima como cuentista “Lo que nos separa, nos une”, en una obra que defiende la capacidad de comprensión y discernimiento de los niños. La distancia que nos separa es el sueño que nos une.

No es posible colegir, pues, que una pareja se una por intereses de cualquier tipo y que esa unidad se rompa cuando esos intereses bajen como los tipos de interés, cuando no fueren otros que aquellos que les llevaron a unirse, o los hijos que religaren más aún la propia unidad sentimental.

Un equipo de fútbol como el Real Madrid ha decidido utilizar en su camiseta la bandera nacional cuando disputa competiciones internacionales. Otros, en cambio, utilizan solo la de la propia Comunidad Autónoma a la que representen en la Liga. Mientras lo primero pasa inadvertido por su carácter simbólico, lo segundo se propala como seña de identidad de una Comunidad, aunque disputen una Liga que es nacional. Los equipos italianos llevan en sus camisetas de equipación de clubes la bandera de su país, en el Calcio y fuera de él.

No está demás, por ello, la fina observación del Presidente Vara: “Nos va a terminar uniendo la selección española”, si la distancia que nos separa es mayor que el sueño que nos une; si no anteponemos lo que nos une a lo que nos separa; si no hacemos prevalecer lo que nos une a los que nos pueda dividir. Y siempre son mayores los sueños despiertos y objetivos que aquellos que reposan sobre la división o la razón impuesta por la sinrazón de una subjetividad manifiesta.



viernes, 31 de octubre de 2008

DESPEDIDA DEL PRIMER EMIGRANTE EN GRANADILLA

La despedida de José, el primer emigrante de Granadilla que se marchó a Alemania con contrato de trabajo, no sería como la de los indianos que hicieron las Américas en el siglo XVI: Andrés García, Diego Muñoz, Tomás Martín…; no tampoco la de los primeros exiliados que abandonaren el pueblo, en una tierra de inmigrantes forzosos, de emigrantes forzados. La despedida de José fue algo especial entre las despedidas todas que hubo en Granadilla desde 1957, año del inicio de la construcción del pantano de Gabriel y Galán, hasta la última que se produjere en 1965.

José era criado de uno de los señores de la villa. Toda su vida en el campo, con los animales, sirviendo con lealtad a sus amos, desde el amanecer hasta el ocaso. Tuviere José conocimiento de aquellos primeros contratos que se ofrecían desde Alemania. Y no se lo pensó dos veces: dejó mujer y a su primer nasciturus en el pueblo y emprendió el camino hacia Alemania.

El vehículo que le trasladaría quizás hasta la estación de tren más próxima, Casas del Monte, (la ruta férrea también perdida) esperaba en los soportales del ayuntamiento. Todo el pueblo le abrazaba, le deseaba suerte; las mujeres lloraban enternecidas. Su madre y esposa contemplaban las demostraciones de cariño y simpatía hacia su hijo y esposo. Parecía no terminar nunca el duelo de despedida.

No se marchaba José de su pueblo para siempre; pero era el primer emigrante que se iba a un país lejano, necesitado de mano de obra para concluir la reconstrucción preconizada por Konrad Adenauer, el gran canciller artífice de la nueva Alemania nacida de las cenizas de la segunda gran guerra.

No deseaba tampoco José prolongar aquella agonía de despedida que le ofrecia su pueblo. La maleta ya cargada, el conductor en su sitio, a la espera. De pronto, se giró hacia su madre. El último abrazo era para ella. “¡Madre: nunca te olvidaré!”, le dijo José entre lágrimas, y la abrazó tierna, dulce, prolongadamente.

De pronto, desasido José del abrazo de su madre, nadie pudo evitar a su alrededor que ésta cayera fulminada sobre los rollos de los soportales de la casa consistorial. Hombres y mujeres la ayudaron a levantarse; le dieron agua y la abanicaron. Volvió en sí, y José no esperó más: se subió al coche y decenas de pañuelos le despidieron hasta abandonar la Puerta de la Villa.

Al verano siguiente, José regresó al pueblo por vacaciones, algo insólito y, además, pagadas sin trabajar. Todo el mundo le reconocía por su físico, pero no por sus ropas. Hablaba José de su trabajo en Alemania, de los giros enviados a su mujer para su subsistencia, de los españoles que allí compartían con él vida y trabajo. Vestía camisa y pantalón desconocidos hasta entonces en la villa; pero no había perdido la humildad de su cuna.

Narraba a todos los que le escuchaban los pormenores de una vida tan distinta y diferente a la del pueblo; el amor de los alemanes por la naturaleza y los animales; hasta sabía algunas palabras en alemán, que dejaban perplejos a sus paisanos al oírlas.

Tenía ya un hijo José, del que no se separaba nunca y, entre charla y charla, jugaba con él como le enseñaron los alemanes. Le instruía en el amor a los pajaritos que poblaban las moreras de nuestra plaza, de los perros que aguardaban a sus amos a la salida del café-bar “Angelito”, en la plaza. Seguía siendo el mismo José, pero distinto en el vestir, en el hablar, en el trato, sin las ropas raídas y sucias de sus faenas de criado. "¡Anda con José, cómo ha cambiado!”, murmuraban algunas mujeres.

Solo entonces recordé el desmayo de su madre en la despedida, la única quizá sin lágrimas de todo el pueblo, la otra despedida de Granadilla, la más recordada junto a la propia del exilio: la de su primer emigrante a Alemania: José, el criado de D. Fernando, ahora de sí mismo y de su familia, para siempre en el recuerdo.

DESPEDIDAS EN GRANADILLA

Para Diosdado Rodríguez que se marchó de Granadilla a los 4 años, pero volvió a la” tierra prometida” para quedarse en ella hasta su hora.

Desde el inicio de la construcción de la presa de Gabriel y Galán, en 1957, Granadilla fue una despedida continua en la antesala de su propia muerte. Los llantos despedían a los vivos, como premonición de aquélla: la de la villa perdida y la de los hombres y mujeres que hubieron de marchar al exilio.

Niños aún, contemplábamos atónitos las lágrimas de todo un pueblo, despidiéndose un día sí, y otro para enjugar las lágrimas, a las familias que iban marchándose: unos, a Cataluña; otros, al País Vasco; a Francia, Suiza, Madrid, Salamanca, Plasencia, Cáceres y, finalmente, a Alagón, entonces del Caudillo, el pueblo elegido para el destierro que impulsaron las aguas embalsadas de nuestro propio río: el Alagón.

No había en las despedidas de Granadilla luto oficial; ni enemigos que durante años se hablaren. Solo lágrimas de rabia, de impotencia, de adioses premonitorios de una separación quizá ya para siempre. Como si la muerte de la villa fuere el anuncio del Apocalipsis de la muerte de todos sus habitantes.

Vísperas de la festividad de Todos los Santos y del Día de Difuntos, los últimos de Granadilla y sus descendientes, nacidos en el exilio de las aguas, tornan a la cuna perdida para honrar a los muertos que allí dejaron, en el nuevo camposanto construido fuera del alcance de las aguas. Ni hasta los muertos pudieron descansar en paz y hubieron de realizar, años después, el último viaje en su propia tierra.

El camión cargado con los enseres, ya en la plaza, y comenzaba el duelo de la despedida: abrazos, besos, lágrimas, palabras ininteligibles salidas del corazón, los mejores deseos para la nueva vida; el adiós nunca imaginado, pero vivido y sufrido. Y después: ¿quién será el siguiente?

Las fuerzas vivas del Régimen azuzaban a los remisos: “¡Váyanse ya!, ¡llévense hasta las sillas”, sin las expropiaciones satisfechas, sin un duro en el bolsillo para iniciar la nueva vida; con las tierras ya expropiadas y alquiladas ahora a la Confederación para poder subsistir hasta el día de la marcha definitiva. ¿Y para qué tanta prisa? Si cuando las “fuerzas nacionales” alcanzaron su último objetivo, mediados del 65, transcurrieron quince años de abandono, de rapiña, de violaciones de las tumbas de nuestro templo; tejados arrancados de cuajo; las rejas de ventanas y balcones, para quienes les sirvieren; la maleza creciente entre reptiles y piedras caídas, impidiendo el paso por la calle Mayor hasta la iglesia, con guardas, pero sin el guarda Avelino que, desde lo alto del castillo primero y con su yegua y vehículo después, vigilare posibles incendios y las propiedades ya de otros.

Tan solo cuando en 1980 llegó el programa de reconstrucción de pueblos abandonados, Granadilla recobró de nuevo, poco a poco, el esplendor del pasado. Y solo hasta entonces no pudo ser lo que siempre fue: conjunto histórico-artístico de ámbito nacional. “A la vejez, viruelas”. No intervino aquí la Confederación, que también se deja caer, por abandono, el propio poblado de Gabriel y Galán, construido en los 50 para cobijo de los trabajadores de la presa: el otro poblado despoblado, apenas poblado, sede al menos de una Mancomunidad y de un Grupo de Acción Local que trabajan por esa tierra y el pueblo que les dio nombre: Tierras de Granadilla, señorío de villa y tierras; el pueblo de las tres culturas desterradas, allí nacidas, criadas y de allí expulsadas: los árabes, sus fundadores, por la Reconquista; los judíos, por su fe; los cristianos, por el desarrollismo franquista. Los primeros, por las fuerzas de las armas; los otros dos, por las de la ley, injustas con los hombres libres de profesar su propia fe, o de realizar sus vidas junto a las vírgenes y santos que les iluminaren durante siglos.

En el culto a la muerte de una tierra nacida para vivir y no para morir, allí donde nacimos y crecimos, tornamos mañana al origen de nuestra vida, donde reposan nuestros ascendientes; quizá mi perrita “Estrella”; posiblemente mi burrito “Platero”, a cuyo lomos cargué tantas veces los cuatro cántaros de agua, y que hubimos de dejar en la otra orilla, imposible su vida en nuestra nueva vida en la ciudad de acogida.

Las despedidas de Granadilla tornan mañana en el reencuentro consigo misma: el de la muerte y la resurrección de su propia vida; la vida que se reencuentra con la muerte, el destino de una villa salvada para la eternidad con la adopción por su primera ciudad de referencia, su capital comarcana, su despensa de servicios: la benéfica Plasencia, acogedora de heridos de guerra y de heridos por la vida y por la nostalgia de su villa perdida, pueblo sin pueblo ya en la ciudad de su corazón; sin iglesia para orar, pero con dos catedrales para recordar a la Asunción, su patrona. Como Cabezabellosa, en la Trasierra, la única luz artificial que veíamos de noche, cuando la Luna y las estrellas eran las solas luminarias de nuestros juegos de niños en nuestra villa de vida, en nuestro pueblo de muerte, hasta que ésta nos separe definitivamente de la nostalgia del corazón: Granadilla; del alma de nuestra adoptiva y amada ciudad: Plasencia, a orillas de cuyo río, afluente de nuestro Alagón, también aguardan la resurrección de la vida algunos de los míos, nacidos en Granadilla, que por última vez vieren la luz de este mundo en Plasencia: Paulino, Flora, Isidra (en Valencia), Basilia…, familia toda de Granadilla, muerta en el destierro, como Dionisia, madre de Herminia, la hornera…., pocos días después de su partida, ya en Alagón, insuperable la pena tras abandonar su pueblo en el destierro profetizado.

lunes, 20 de octubre de 2008

LAS AMBICIOSAS




Hubiere cosa peor que una mujer ambiciosa, que un hombre avaro... Ambición y avaricia sinonimizan un “deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”. Exclusivo anhelo antes de los hombres; hoy, también de algunas mujeres, a las que les hubiere llegado, no por méritos propios, sino por delegación del poder, el honor ambicionado, sin que honraren la ambición lograda.

“Quien todo lo quiere, todo lo pierde”, dice el viejo refrán. La mujer ambiciosa es leal solo con quien le otorgó el honor de su ambición, mientras aquél ostente la soberanía delegada del poder ambicionado. Ya decía Cervantes que “poca o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero”.

La ambiciosa en el poder ambiciona más poder, bajo la influencia que le otorgare el propio, para atesorar más poder. No busca, ni con su ambición ni con su poder, el beneficio de los más, sino el de los suyos, porque su ambición niega en su pasión el honor de su propia ambición, sin rendir los honores debidos a la ambición lograda. Ebria de poder, la ambiciosa se alía con los diablos de su propia ambición; jamás con los siervos a quienes negare por orgullo, celos o envidia, los honores de su ambición.

Cree la ambiciosa que su “ardiente deseo” no fenecerá nunca si se rodeare de siervos, esclavos de su ambición y poder; pero más dura será la caída cuando constate que los siervos no la sirvieron con lealtad, sino por obediencia debida; y que los criados que no quiso para sí serán los únicos que lo lamenten, aunque para ellos no hubiere pizca alguna de la bondad de su corazón, si lo tuviere humano.

Érase una vez una mujer que, ya en el poder, manifestó que de ese tren “jamás se bajaría, una vez subido a él”. Despedida por el revisor general, cuando llegó el día de su caída, los que creía amigos, celebraban su apeadero como si fuere su propia victoria; a quienes tuvo por adversarios, mantenían un respetuoso silencio meditabundo sobre la levedad del ser humano. A los primeros les dedicaba sonrisas y palmeos; les dejó hacer, sin que poco hicieren; a los segundos, les maltrató de palabra y obra, como los malvados hombres hacen con ellas mismas. Nadie lloró su pérdida; la mayoría se alegró en su despedida. Perdió esa mujer el tren del que nunca se iba a bajar por su propia ambición desmedida, que cegó sus ojos y el corazón que no tuvo para sus leales, sino para los adversarios que fue incapaz de ver en su camino, porque ni siquiera a sus siervos le otorgó el don de la palabra.

La ambiciosa congrega a más enemigos que amigos porque, a quienes cree amigos, serán sus mayores adversarios el día de mañana; y a quienes vio como enemigos, advertirá que fueron sus aliados. La ceguera de la ambición confunde sus olores y sabores, porque “ambiciona el honor, no honra la ambición”. La ambición mata la propia amistad de quien se sirve de ella, pero no la sirve cuando se la necesitare. La amistad ambicionada solo por la propia ambición no servirá más que en tiempos de vacas gordas, nunca de las flacas, porque la preeminencia del poder de la ambición anula aquélla, arrastrándola hacia el abismo de las debilidades humanas.

No tiene cuotas la ambición femenina, que se apoyare sobre sí misma, pero no por las migajas que hoy le otorgaren los avaros hombres que históricamente se la negaron. La ambición puede ser plural, pero es singular en la manifestación de quien la personifica y la hace suya no como servicio público, sino como simple medro personal. No extrapola la mujer ambiciosa el vicio con que se viste, sino en los vestidores exclusivos de la ambición del poder, allí donde quedará un día inhumada la ambición misma que no honró su propia ambición. Como los hombres que un día le negaron su legítima ambición: la de ser su compañera y no sierva; la de amiga y no esclava.

viernes, 17 de octubre de 2008

“DESVINCULACIÓN ANTICIPADA”, UNA VERGÜENZA SOCIAL DE ESPAÑA

La eufemística “desvinculación anticipada” de 700 trabajadores con que Telefónica se despacha en pleno hervor de una crisis, cuyas primeras luces empiezan a ver la luz, aunque la oscuridad del túnel la impida ver aún lejos, deja perplejos a la gran mayoría de los españoles.

La modélica empresa, puesta como ejemplo de atención social a los trabajadores en los manuales de Sociología del franquismo, ha planteado prejubilar a partir de los 48 años a 500 trabajadores de los 4.500 que tiene en su filial de móviles y a 200 de los 1.200 empleados en su participada, Soluciones. El ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que, según ha anunciado, estará en marcha antes de final de año, rebaja en cuatro años la cifra habitual de prejubilación de los 52, con que había operado la Compañía, pero con las mismas condiciones que aquéllos que se jubilaron a esa edad. La única condición es tener quince años de antigüedad en la empresa. Y añade que a quienes se jubilen a los 52 se les dará el 70 por ciento del salario regulador hasta los 61, y a quienes opten por retirarse a los 48, se les dará la misma cantidad total, aunque repartida desde esos años a los 61. Y, finalmente, para consuelo de tontos, afirma que ni el Estado ni la Seguridad Social correrán con gasto alguno durante este periodo.

No es que los prejubilados a los 52 de Telefónica, que han sido miles en la última década, se sientan ahora justamente discriminados. Es que al resto de los españoles, condenados a trabajar hasta los 65 para alcanzar la jubilación, y con una invitación expresa de retrasarla hasta los 70, con el eufemismo también de los incentivos que conllevaría, pero resguardándose del miedo a una posible quiebra de un sistema, que no tiene otra salida sino la de aumentar aún más la población activa que la pasiva, esta política que parece de ficción anticipada, pero tan real como la crisis misma, sencillamente les parece bochornosa.

Los sindicatos bendicen el plan como parte interesada y critican, hoy como ayer, que las prejubilaciones no son sinónimo en caso alguno de jubilaciones anticipadas.

Ya los sindicatos de banca criticaron abiertamente al ministro de Trabajo, el extremeño Celestino Corbacho, quien el 28 de agosto pasado se mostró “totalmente en contra” del uso generalizado de esas “jubilaciones anticipadas” y planteó a los agentes sociales una “reflexión” para encontrar un “amparo legal” a la limitación de las prejubilaciones para ajustar plantillas. Añadía en aquella ocasión Corbacho que “las jubilaciones anticipadas deben ser una excepción y no la regla”, porque “una sociedad que se quiera amparar sobre las espaldas de una generación entre los 30 y 50 años, más tarde o más temprano, es una sociedad que entra en crisis. Me parece injusto que el sector financiero prejubile a una persona con 52 años y un trabajador que está en el andamio tenga que estar trabajando hasta los 65”.

De nada vale que los sindicatos sostengan que las prejubilaciones en el sector financiero no han acarreado importantes gastos al desempleo y a la Seguridad Social o que hayan permitido contratos de relevo, fijos y a jornada completa, de trabajadores más jóvenes, al contrario que en otros sectores. De nada, tampoco, que se pretenda imponer una sociedad laboral joven por encima de otra en plena madurez productiva, “condenada” a tomar el sol hasta la muerte. Una sociedad de jóvenes para gobernar y alimentar a otra de maduros improductivos, cada día más, y a quienes la propia sociedad les hurta el concurso de su madurez, de la experiencia y de la reflexión. Cuando ni los jóvenes encuentran empleo ni los mayores de 45 lo hallan, aunque el INEM inste todo lo que desee “a la búsqueda activa” del mismo en la tarjeta blanca de la ignominia de un país desarrollado.

Ya un ex director del Servicio Extremeño Público de Empleo (SEXPE) advertía hace unos meses sobre las dificultades de los mayores de 45 para encontrar trabajo. Ni falta hacía que lo dijera, porque es una obviedad.

A la espera de que la crisis escampe para los de siempre, pero no para quienes la produjeron; de la puesta al día del Pacto de Toledo que salve un sistema orgullo de España, EREs como el anunciado ayer por Telefónica constituyen una vergüenza para la dignidad de la mayoría de los trabajadores que no podrán disfrutar de la jubilación, y menos aún hasta los 70.. Pero, quién habla hoy de “trabajadores” si ni los sindicatos utilizan ya ese vocablo, que el franquismo sustituyó por el de “productores”, por la connotación izquierdista de aquél, y que aún subsiste en convenios heredados de la época, en contratos que hoy se firman, en la mentalidad de muchos afortunados que lo son, pero que parecen dejar la faena al vecino…, como ocurre en todas las empresas, como la vida misma.

jueves, 9 de octubre de 2008

LAS “VERDADES” DE DOÑA CONCHA

Doña Concepción González, alcaldesa de Moraleja, parece que no tiene otro oficio que hacer más que el de acusar, imputar a alguien algún delito, culpa, vicio o cualquier cosa vituperable; denunciar, delatar, reconvenir, censurar, reprochar…, pero no en los tribunales, para que averigüen la verdad, sino desde su sillón de la alcaldía.

Doña Concha es alcaldesa de Moraleja gracias a los seis concejales logrados por el PP, AIVe y EU, más uno del IPEX, que la aupó a la magistratura que ya tuvo, frente a los seis del PSOE. Defiende este último partido la pertenencia del pueblo a la Mancomunidad de Sierra de Gata, aprobada en su día por su propio grupo, y ella ve demonios familiares por todas partes; cuentas que no le cuadran, zancadillas que nadie le pone y que sólo verá en sueños; denuncia, se chiva, incrimina a los trabajadores del ente comarcal; exhibe su poder; censura, reprueba, amenaza con una auditoría…

El pasado martes, día 7, se llega hasta la capital para pedir el amparo de su partido, que se le supone y se le otorga, para defenderse y desdecirse de lo que ella misma declaró: nadie ha dicho que vaya a dejar la Mancomunidad; defiende a su socio de gobierno y manifiesta que “si se abstuvo en la moción de septiembre (presentada de urgencia en el pleno del día 5 para iniciar los trámites para abandonar la Mancomunidad) fue porque se había incorporado de vacaciones y no tenía todos los datos.” Pues bien, don Ángel González Cava se quedará sin conocerlos, porque ha presentado su renuncia al cargo y doña Concha, muy buena y condescendiente, ha convocado sesión extraordinaria y urgente para el próximo viernes, a las 10.00 de la mañana, con dos puntos en el orden del día: el pronunciamiento del pleno sobre la urgencia del mismo; y la renuncia al cargo del concejal del IPEX, que habrá de ser sustituido por don David Pérez Chaparro.

Doña Concha, en lugar de asumir con humildad su gestión, muestra su ineficacia y prepotencia al abordar un tema tan delicado como la permanencia de su pueblo en la Mancomunidad; lanza una cortina de humo con la amenaza de la auditoría y se pone el velo para cubrirse de sus mentiras, al acusar a los concejales socialistas de insultos y agresiones que, si no fueren alucinaciones suyas, debería denunciar en los tribunales.

La alcaldesa utiliza la ley del embudo y reclama a bombo y platillo de la Mancomunidad lo que ella misma niega al PSOE de Moraleja. A saber: solicita las cuentas del ente comarcal, que tiene a su disposición, lo que ella no hace con las cuentas municipales desde 2007, solicitadas por la oposición hasta una docena de veces; reclama un miembro de otro partido en el equipo de gobierno de la Mancomunidad y hurta al PSOE el único representante que tenía en Ribera de Gata.

No contenta con difamar a trabajadores en el pleno, cuestiona la profesionalidad del secretario y del interventor, acusándoles de no fiscalizar los gastos, aprobados por el Tribunal de Cuentas; y exige, en fin, una representación en los órganos de la Mancomunidad que las urnas le negaron.

Doña Concha basa su defensa en el ataque, una técnica dilatoria que solo sirve en ocasiones para competiciones deportivas de equipo, y hoy acusa a los Ministerios del Gobierno de España (ya sea Fomento o Interior), y mañana, a la Consejería de Fomento de la Junta de Extremadura, a los ediles del PSOE y ahora, a la Mancomunidad misma.

En la campaña electoral de 2003, cuyas elecciones ganara Teresa Roca, hoy portavoz de la oposición socialista, el ex Presidente Rodríguez Ibarra, ya tan olvidado por algunos, hubo de recordar, enojado, en una plaza del pueblo durante su mitin: “Le di un millón de pesetas que me pidió para hacer una fuente y ahora lo veo convertido en un enjambre de avispas.”

Con su saco de agravios, doña Concha demuestra su falta de aptitud y de capacidad para comprender la palabra solidaridad. Si tiene sospechas o indicios, que acuda a los tribunales, que el PSOE está a su disposición para ayudarla, porque, de lo contrario, habría que recordarle también las palabras de Benavente: “Hay que ser constantes traperos en el montón de las mentiras para encontrar de tarde en tarde alguna verdad”. Búsquela, señora alcaldesa, pero no difame más, “porque la verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”, en palabras de Bacon.

miércoles, 8 de octubre de 2008

LA CODICIA ROMPE EL SACO

Teresa Roca*


“Yo salí de mi tierra y dejé hijos y mujer por venir a servir a vuestra merced, creyendo valer más, y no menos; pero como la codicia rompe el saco, a mí me ha rasgado mis esperanzas.” (El Quijote, capítulo XX, 1ª parte).

Ésta, y no otra, parece ser la actitud de la alcaldesa de Moraleja, Concepción González, en su deseo de abandonar la Mancomunidad de Sierra de Gata, que su grupo aprobó en la Comisión de Integración, creada en 2006, para estudiar el proceso de Vegaviana y Moraleja en el ente comarcal, así como el resto de los partidos, salvo el Grupo PP de la Mancomunidad.

El excesivo afán de acumular bienes hace a veces que se pierdan todos. Es el significado del refrán español incluido en el Quijote y que viene como anillo al dedo en las actuales circunstancias por las que atraviesa la economía mundial.

No se cumplen, en todo caso, el principio de solidaridad y progresividad fiscal, que tanto reclamamos a nivel nacional, porque es un referente constitucional, y que aquí, como en tantos lugares, tampoco deseamos asumir por la codicia de algunos en perjuicio de los más.

Aunque hasta la fecha no hay acuerdo definitivo del Pleno o de la Junta de Gobierno para hacer efectivo el deseo de la alcaldesa, no parece, sin embargo, que su codicia sobre la cantidad y valoración entre lo que recibe y lo que da, se aproximen a una realidad justa y solidaria con los demás miembros que la componen.

Ya el secretario general de la Agrupación Local del PSOE de Moraleja, Felipe Mayoral, declaraba ayer en Cáceres que su pueblo “tiene más que perder que ganar” si abandona la Mancomunidad. No menos rotundas fueron las dichas por Alfonso Beltrán, anterior presidente de la Mancomunidad, quien afirmó que “Moraleja vive de la Mancomunidad y ésta de Moraleja”. Es decir, que ambas se necesitan recíprocamente.

En el último ejercicio, Moraleja aportó 271.953 euros y recibió a cambio en servicios directos y en programas de inversión de empleo, 1,4 millones.

Por otro lado, el PSOE gobierna 15 de los 20 pueblos de la Mancomunidad, otro de los “argumentos” esgrimidos por la alcaldesa para tener una mayor representación en los órganos de gobierno, que las urnas no le concedieron, el mismo que no otorga a la oposición socialista en los plenos del Ayuntamiento que preside, al que habitualmente expulsa cuando tratan de preguntar cosas que le resultan incómodas, cercenando de raíz la participación democrática que a ella misma y a su grupo se le otorgó en el pasado.

El actual esquema solidario de representación de las veinte localidades, vigente desde 1993, fue aprobado por su grupo político en el proceso de integración. La Mancomunidad ha sido gobernada por socialistas y populares, y nadie, hasta ahora, había cuestionado un esquema que permite a los pueblos de la Sierra mantener con su población, y dignamente representados, a todos los municipios, especialmente a los más pequeños, que de otra forma no podrían recibir los servicios esenciales.

Olvida esto también la alcaldesa, quizá porque, en su codicia, todo lo quisiera para sí, pero sin los demás. Qué camino pretende seguir cuando otro de sus argumentos es la inversión en los propios caminos de su municipio, cuando tan solo registra el 8,7 por ciento de los 212,4 que tiene la Mancomunidad y recibe, en cambio, el 9 por ciento de la inversión en este capítulo y, como asegura su portavoz, su aspiración es recibir más de lo que proporcionalmente le corresponde… ¿Qué le dejamos, entonces, a Valverde del Fresno, que tiene el 14,62 por ciento, o a Cilleros, con el 13,38 por ciento?

Seguramente, la alcaldesa de Moraleja desconozca este paisaje tan ilustrativo del Quijote, porque su ignorancia le impide ver su codicia y ésta, a su vez, la avaricia que rompe el saco de todos y rasga las esperanzas de los más débiles que también se unieron para servir a su pueblo.

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* La autora es portavoz del Grupo Municipal Socialista (PSOE) en Moraleja y ex alcaldesa de la localidad.

Artículo publicado en el diario digital Extremadura24horas.com el 7-10-2008
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LOS OLVIDADOS

A José García Serrano, alcalde de Casas de Miravete

Sólo en sus pueblos parecen conocerles. Son seres casi anónimos, pero con nombres y apellidos. Con más voluntad que aciertos; con más ilusión que dinero; con más sacrificio del que se les pide; con más cariño a sus pueblos que el que reciben; con más voluntad de diálogo que esperanza alguna de reconocimiento a su labor.

No son nuestros “olvidados” los enterrados, sólo Dios sabe dónde, por sus ideas durante la irracionalidad de una guerra que quisieren olvidar, pero no pueden, porque la memoria es la esclavitud que les hace luchar hoy por la libertad, la justicia y la igualdad; el recuerdo de lo que vieron u oyeron mantiene su fe y alimentan su lucha por una sociedad mejor para sus descendientes.

Son los alcaldes de pueblo, los olvidados de los poderosos que, aun aupados al poder a dedo, y gracias a su trabajo, no les reciben ni les escuchan; como si el “vuelva usted mañana” de ayer fuere un eco interminable en la soledad en que se debate su gestión. Sin financiación, sin ayudas de la corte más cercana, sin una voz al otro lado del teléfono, o del correo electrónico, que les dé la cita que nunca llega. “El director está reunido”, les repiten hasta la saciedad las secretarias, voz de sus amos, tomándoles el pelo en actitud irreverente.

“Tan solo confiamos en el Presidente, que ahora viene por los pueblos. Espero que nos toque algún día; pero lo que es a los consejeros y a sus directores, no hay quien pueda ni hablar con ellos. Solo deseamos que nos escuchen y nos digan la verdad. Nos encontramos muy solos”, me confesaba un alcalde de pueblo extremeño.

De dónde salen sus cargos, sino de los graneros de votos por ellos cultivados. Qué hicieren los alcaldes de pueblo de Extremadura para merecer esta soledad a la que se sienten condenados, sino servir a su pueblo. Y qué hacen los nombrados a su costa sino responderles con algo peor que el silencio administrativo: recluirles en su propia soledad del pueblo, dedicándose, en ocasiones, a desandar lo andado, a criticar a sus predecesores, a olvidarles, como a los alcaldes, como si ellos se creyeran en el Olimpo de los dioses, del que un día no lejano habrán de bajarse para pisar y reconocer la tierra en la que viven.

Los olvidados, ni protestan. Callan y hacen lo que pueden. Como decía uno no hace mucho: “En nuestro pueblo tenemos poco, pero es que antes no teníamos nada.” Menos da una piedra, y por ello siguen en la brecha, soportando incomprensiones de quienes no debieran, críticas por lo que hacen o dejan de hacer, no porque no quisieren hacer más por su pueblo, sino porque no pueden por sí solos.

Sacrifican por su pueblo a su familia y hasta su escaso tiempo de ocio; sufren porque no pueden pagar a sus trabajadores municipales… y “el director sigue reunido”. Quizás un día, cuando ellos les necesiten, podrán responderle con la réplica evángelica: “Tuve hambre y no me diste de comer; tuve sed y no me diste de beber; era forastero, y no me acogiste; estaba desnudo, y no me vestiste; enfermo y en la cárcel, y no me visitaste.” Y cuando se pregunten cómo ocurrió eso, les responderán como el Maestro: “En verdad os digo que cuanto dejaste de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejaste de hacerlo.” (Mateo, 25: 31-46).

Son los olvidados de un Dios lejano, pero no tanto como antes, cuando los mandados de aquellos dioses del ayer repetían sin cesar: “Vuelva usted mañana”. También ellos tornarán un día a sus pueblos, Extremadura toda pueblo, a reencontrarse con una realidad que parecen haber olvidado, porque todo pasa y la vida es breve, aunque hoy calienten sus asientos para responder con el silencio a quienes no debieren.

domingo, 5 de octubre de 2008

EN LOS 50 AÑOS DE GUILLERMO

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, cumple mañana 50 años bien puestos y llevados, aprovechados en su profesión y en la política; pero si no fuera el hombre público que es en la Comunidad y en el Estado, no sería noticia más que para sí y su familia.

Quizá como cualquier persona, Guillermo se levante mañana y reflexione, al hilo de su celebración, si en el medio siglo de vida que cumple ha dado de sí todo lo que podría dar como persona, ciudadano, padre y político; si volvería a hacer lo mismo que hizo, como si volver a empezar constituyera una rectificación de los errores cometidos o hacer lo que no hubiere hecho en su vida. Y quizá como muchos otros convendrá consigo mismo en no arrepentirse de nada de lo hecho, si acaso de sus pecados, en lo personal, familiar, en la vida colectiva y en la política.

En el ecuador de la vida de cualquier persona, cuando quizá quede otro medio siglo por vivir, pero ya en cuarto menguante; cuando la vida a nuestro alrededor se apaga mientras otras se desarrollan, podamos tener un rictus de lamento sobre lo que pudimos hacer y no hicimos, no porque no lo deseáramos, sino porque las circunstancias no nos lo permitieron.

La edad no es otra cosa que el simple paso inexorable del tiempo que pende sobre nuestras cabezas. Hay una edad para cada cosa y un tiempo para cada edad. A la etapa de formación le sucede la del trabajo y a ésta, la de la jubilación que marca el propio tiempo. No se requerían hace años ni formación para el trabajo ni tiempo para una jubilación inexistente hasta la muerte. Algo, pues, hemos avanzado, y no precisamente gracias a aquellos que critican lo que ellos no pudieron o no quisieron hacer.

En tiempos de crisis sobrevenida, de vacas flacas que otros lograron engordar más de la cuenta para engrosar sus propias cuentas a costa de todos, al político se le niega el pan y la sal, como si él fuera el culpable de todos los males que nos aquejen. De poco valen para el adversario político el trabajo y las iniciativas que logren atenuar una tempestad que no hemos podido impedir porque no está en nuestras manos, porque, por no reconocer, no quisieren reconocer ni la evidencia, aunque quizás algún día tengan que reconocer lo que a otros negaron.

La prudencia política, el trabajo sin desmayo, que lleva a cabo el Presidente por atenuar, aquí y ahora, las consecuencias de la crisis, no pueden soslayarse en una fecha en la que alcanza la plena madurez de la vida, en una época en la que la juventud no lo es todo, pero sí en una edad en la que de la experiencia surgen iniciativas y proyectos que otros ni pensaron ni llevaron a cabo en toda la historia y que hoy quisieren resolver en un día, cuando la encomienda no se les ha dado a ellos.

Un día en la vida de Guillermo es un día también en la vida de cada extremeño que sufre la falta de trabajo; de los jóvenes que no lo encuentran, de las mujeres maltratadas, de aquellos a quienes se les niega la oportunidad de seguir aportando su esfuerzo tras cumplir los 45; de quienes no pueden ver otra crisis sino la propia que afecta a su vida de presente y futuro.

Negar que Guillermo no reflexione por un instante en una fecha de aniversario como el que cumple mañana, es no conocer ni al hombre, ni su humanidad atesorada; ni al político, ni la madurez asumida para el servicio público.

Ni las incomprensiones mil que hubiere, ni las críticas cerriles, deben arredrarle en su proyecto político, porque detrás de él no solo tiene a una familia que le necesita y con la que festejará su 50 aniversario, sino a un partido y a sus miles de electores que confiaron en su programa y en su persona para conducir su destino, como antes hiciera su predecesor.

Y también ellos se suman a una felicitación compartida, con el noble propósito de ensanchar las calles de Extremadura para que quepan todos, en ese viaje hacia el futuro que no admite marcha atrás.

Felicidades, Presidente.




ENTREVISTA A JUAN RAMÓN FERREIRA

JUAN RAMÓN FERREIRA, SECRETARIO PROVINCIAL DEL PSOE DE CÁCERES

“EL AUMENTO DE LA POBLACIÓN ES UN REQUISITO IMPORTANTE PARA EL FUTURO DE EXTREMADURA”


El secretario provincial del PSOE de Cáceres, Juan Ramón Ferreira, se ha convertido con los años en un hábil político, negociador y diplomático. Aupado a la secretaría general de su partido en la provincia en diciembre de 2000, ha sido reelegido por segunda vez en julio pasado. En junio de 2007 fue nombrado presidente de la Asamblea de Extremadura. Desde su moderado optimismo, entiende que la crisis actual marca un cambio de rumbo que obligará a fijar prioridades. Aspira a lograr la plena igualdad de los ciudadanos, vivan en pueblo o en ciudad, como una de las señas de identidad de su partido. Considera que el pacto de Cáceres “marcará un antes y un después” a pesar de las lógicas discrepancias en un gobierno tripartito y aboga, finalmente, por el aumento de la población como “requisito importante de cara al futuro” de la provincia y de la región. En esta entrevista repasa algunos de los temas de actualidad de su partido y de la región.


Pregunta.-El pasado 26 de julio fue reelegido por segunda vez secretario provincial del PSOE de Cáceres por una amplia mayoría. ¿Qué le impulsó a presentarse como único candidato a la Secretaría General?

Respuesta.-La motivación que me impulsó a presentarme fue la propuesta de muchas agrupaciones del partido, de muchos compañeros, que expresaron su confianza en mi persona para presentarme a la Secretaría General. No soy yo el que se arroga ese mérito, sino el partido, toda su organización y, desde luego, la anterior Ejecutiva Provincial, que hizo un magnífico trabajo que, en todo caso, lo que yo hice fue impulsar y coordinar.

Impulso al partido


P.-En su discurso de clausura del congreso señaló usted que la nueva Ejecutiva Provincial debería dar un impulso al partido. ¿En qué puntos lo fundamenta?

R.-El PSOE es un partido fuerte, con impulso político y social; pero necesita un impulso para ampliar su representación en el territorio y fortaleciendo los cuadros: las agrupaciones locales, los militantes, basado en la atención a sus alcaldes y concejales. Ése es el impulso que hay que dar al partido para que toda esa corriente de ilusión por cambiar las cosas en los pueblos, se vean siempre respaldadas por la nueva Ejecutiva Provincial salida del último congreso.

P.-¿No teme que la crisis actual pueda frenar ese impulso que pretende darle al partido que dirige en las instituciones en las que gobierna, o en aquellas en las que es oposición?

R.-Obviamente, la crisis actual marca un cambio de rumbo. La intención del partido es dar respuestas a los compromisos que adquirimos con los ciudadanos en las elecciones. Me preocupa la crisis actual, porque entiendo que mermará la capacidad de inversiones y debemos marcar criterios de prioridades de cara a la realización de inversiones en los pueblos.

P.-Apuntó también en su discurso ante los delegados tres elementos estratégicos en la provincia, incluso en la región, susceptibles de generación de empleo: la energía, el medio ambiente y el agua. ¿Considera que, en la situación actual, es posible, o hemos llegado tarde al desarrollo de los citados elementos?

R.-Los elementos estratégicos de la provincia, incluso de la región, vienen marcados y están basados en los veinticinco años de autogobierno. Se decidió acertadamente hacer una apuesta porque todos los extremeños avanzáramos a la misma velocidad, independientemente de vivir en un pueblo o en una ciudad, y hoy en día somos una potencia importante de cara a España y Europa por haber conseguido los objetivos, de haber crecido y de habernos desarrollado.

Apuestas socialistas y retos de futuro

P.-Hay un cierto desasosiego sobre las infraestructuras pendientes, a pesar de que siguen en marcha, como el AVE o las autovías regionales… ¿El PSOE apuesta por su continuidad con rotundidad o cree que pueden verse frenadas como consecuencia de las rebajas presupuestarias?

R.-Las grandes estrategias de comunicación, como las autovías y el AVE, juegan un papel decisivo. Son elementos estratégicos que harán posible la instalación de empresas en la provincia y en la región, y, desde luego, algo por lo que esta provincia siempre ha peleado, que es la puesta en valor de las energías renovables del agua y del medio ambiente. Creo que esa estrategia, conjuntamente con nuestros pueblos, con nuestro modelo de desarrollo en la región, son valores que no tienen las grandes ciudades, que no tienen los ciudadanos que viven en los núcleos urbanos monstruosos y que de cara al futuro deben convertirse en elementos estratégicos de riqueza como búsqueda de los espacios del bienestar de los ciudadanos.

P.-La apuesta socialista por las mancomunidades de municipios, que también planteó ante el congreso provincial, ¿en qué sentido la remarca?

R.-Las mancomunidades deben jugar un papel estratégico importante entre lo que significa el mundo rural y el urbano. Hay que garantizar los servicios, la calidad de vida en los pueblos que, individualmente o por su tamaño, en esta provincia, cuesta mucho, y ahí deben estar las mancomunidades integrales, apoyadas por el partido, por la Junta de Extremadura y el Gobierno de España, para hacer ese trabajo de nexo de unión entre el mundo rural y el urbano, para que los ciudadanos del mundo rural tengan los mismos servicios que los de las grandes ciudades.

P.-¿Qué retos de futuro ha planteado a la nueva Ejecutiva Provincial surgida del congreso?

R.-Seguir apelando a la esencias del socialismo: la solidaridad, la igualdad, la justicia social, la ética, y seguir apostando y creciendo como partido en su implantación en los pueblos y ciudades. Es decir, seguir creciendo ideológicamente para que el partido se adapte mejor a la demanda de los ciudadanos y podamos dar una respuesta rápida y certera.

P.-¿Se consideran suficientemente respaldados usted y su ejecutiva para llevar a cabo las resoluciones emanadas del congreso?

R.-Estoy muy satisfecho con el respaldo obtenido en el congreso provincial, en primer lugar por la valoración que los compañeros hicieron de la anterior ejecutiva, apoyando unánimemente su gestión, y con el respaldo, más amplio que en el anterior congreso, que obtuve como secretario general y que ha obtenido mi ejecutiva; y también agradecido a toda la militancia de la provincia por habernos apoyado de esta forma.

P.-¿Cuál debe ser a su juicio la principal seña de identidad del PSOE en la etapa que se avecina?

R.-Tenemos que seguir pensando y aspirando a la igualdad de los ciudadanos, ya vivan en el mundo rural o en el urbano. Esas señas de identidad deben estar basadas en nuestros valores, en nuestros principios éticos, en la fortaleza de los valores del socialismo democrático y con el partido siempre a la vanguardia de los intereses públicos y no de los intereses privados.

La renovación del partido

P.-Las asambleas comarcales acaban de elegir a los miembros que faltaban por constituir el nuevo Comité Provincial del partido en la provincia. ¿Cuándo proyecta convocarlo para su constitución?

R.-El proceso comarcal ha concluido ya. En el congreso regional fueron elegidos también los miembros del Comité Regional y Provincial y esta semana se ha terminado el proceso comarcal, que ha vuelto a repetirse para seguir eligiendo a más compañeros para el Comité Provincial. Una vez culminado este proceso, se constituirá en primer lugar el Comité Regional y después el Provincial para empezar ya su andadura, su trabajo y el desarrollo de las propuestas y resoluciones del congreso.

P.-Restan aún por renovarse las asambleas locales del partido, proceso que se inicia ahora y concluirá a finales de año. ¿Qué espera de esta renovación?
R.-Para terminar todo el proceso que se inició con la convocatoria del congreso federal del partido, se inicia ya la convocatoria y la apertura de plazo para que las agrupaciones locales también se renueven, en las que el partido y las agrupaciones son soberanas, y donde el partido va a recomendar su fortalecimiento y su presencia en la sociedad y para cuidar en los lugares donde gobernamos y que el proceso sirva para fortalecer a los compañeros. Donde no gobernamos, tenemos que tener tranquilidad, porque tenemos que pensar en gente que deseemos potenciar en los pueblos y ciudades de cara a los próximos comicios electorales. Este partido sabe cómo tiene que hacerlo; las agrupaciones locales son soberanas, pero los intereses de los ciudadanos a los que representamos están por encima de cuestiones internas.

El pacto de Cáceres

P.-¿Considera suficientemente asentado el pacto de gobierno en Cáceres, o cree que la herencia recibida obliga a su partido a andar sobre las cuerdas con sus socios de gobierno?

R.-Estoy muy satisfecho de cómo se están desarrollando en el ciudad de Cáceres los acontecimientos. No estoy preocupado porque, al ser un gobierno que se sustenta en tres partidos políticos, debe haber discrepancias y puntos de vista diferentes, pero siempre sin poner en riesgo lo que significa la estabilidad y gobernabilidad del Ayuntamiento de Cáceres. Creo que se está haciendo una magnífica gestión y que dará como resultado --si somos capaces de terminar la legislatura, como espero-- un resultado magnífico, que los tres partidos que sustentan el gobierno podrán sentirse muy satisfechos, porque los grandes proyectos de esta ciudad se verán terminados, o en fase de ejecución, y marcarán un antes y un después en esta ciudad, que falta hacía después de muchos años de gobierno del Partido Popular.

P.-En numerosas ocasiones ha dicho usted que el PSOE es el partido que más se parece a la sociedad. ¿En qué fundamenta esa afirmación: en sus principios y valores o en la diversidad social y profesional de su militancia, frente a los que encarnan otros muy distintos y distantes a lo que refleja la sociedad actual?

R.-El PSOE es el partido que más se parece a la sociedad porque formamos parte de la sociedad. Es un partido muy implantado; muy militante, no por tener un carné, sino que milita ideológicamente y que milita con los ciudadanos en la calle y, por tanto, es un partido que tiene capacidad de escuchar, de escucharse a sí mismo, de ser autocrítico, para seguir dando respuestas a esa sociedad a la que cada cuatro años le pedimos su apoyo. Eso es lo que nos hace ser un partido cercano y lo más parecido al ciudadano.

P.-¿Cómo valora el grado de implicación de la militancia en la vida del partido?

R.-El Partido Socialista es un partido muy vivo, que se demuestra en cualquier campaña y en cualquier acto, en los que la militancia milita de verdad, por ideología, y no por otras cuestiones. Estoy muy contento de cómo el partido ha ido creciendo en la provincia y de cómo la militancia está permanentemente en cualquier proceso que vivimos.

P.-¿No cree que la duplicidad de cargos, orgánicos e institucionales, de los miembros de la Ejecutiva Provincial puede restar vitalidad al funcionamiento y la vida del propio partido?

R.-Los cargos los nombra el partido. Quien ostenta la representación orgánica del partido, lógicamente tiene que asumir la responsabilidad también de las tareas de gobierno en las instituciones y, por lo tanto, creo que no es acertado que haya duplicidad en la parte orgánica e institucional, porque eso conlleva a distintos puntos de vista y a distintas desavenencias en esa relación. Soy partidario de que quienes ostentan los cargos orgánicos decidan democráticamente quiénes están en las instituciones.

P.-Como secretario provincial del PSOE de Cáceres y presidente de la Asamblea de Extremadura, ¿cómo calificaría el estado actual de presente y futuro de Cáceres y Extremadura?

R.-Creo que esta región ha hecho un trabajo magnífico, gracias al esfuerzo de todos los extremeños, desde luego muy bien dirigido por partido en el gobierno, por el Partido Socialista, con el que hemos alcanzado unas cotas de bienestar, de equilibrio entre el mundo urbano y el rural, y un bienestar en los servicios, que nos permiten, con esos grandes proyectos estratégicos, mirar al futuro con optimismo, sabiendo que nuestro objetivo es el aumento de la población como un requisito importante de cara al futuro de Cáceres y de Extremadura.

Problemas de presente y objetivos de futuro

P.-¿Cuáles son los problemas que más le preocupan y qué puede hacer su partido por solucionarlos?

R.-Los problemas que más me preocupan en estos momentos es que sepamos dar respuesta, dentro de las dificultades económicas existentes, a los problemas y programas electorales que nuestros compañeros alcaldes y el gobierno de la Junta, nos hemos comprometido con los ciudadanos. A nadie se le oculta los momentos que vivimos, desde luego no motivados por ningún gobierno, porque estos problemas los tienen tantos los gobiernos del PP como los del PSOE. Es algo que se nos escapa a nosotros y que, lógicamente, recortará el nivel de inversiones, por lo que tendremos que marcar esas prioridades políticas, y es el momento de hacerlo.

P.-¿Cuál sería su mayor preocupación para los próximos veinticinco años en Extremadura?

R.-El aumento de la población es el objetivo importante que tenemos que haber conseguido, junto a las políticas basadas en las estrategias importantes de comunicación, en las energías, y en la captación de empresas para que aumente la población activa en la provincia y en la región.

P.-¿En qué basa su optimismo, porque parece usted optimista por naturaleza... ¿Lo asume también en su rol como político de cara al futuro?

R.-Tengo un optimismo moderado, porque el camino recorrido ha sido muy importante, pero queda mucho por hacer, con problemas y retos nuevos; pero, como político, estoy convencido de que los problemas también se resuelven mejor desde el optimismo.