lunes, 31 de marzo de 2014

MARTÍN MAJADAS, EL ALCALDE PLACENTINO DE LA TRANSICIÓN


           Antonio Martín Majadas, alcalde placentino de la transición de la dictadura a la democracia, entre Serrano Pino y Mariño Roco, no ha pasado a la historia placentina por ese papel que le tocare desempeñar, sino más bien por su faceta de profesor en el colegio de San Calixto, en el que ejerció la docencia durante casi medio siglo, y por su roles como profesor, militar, abogado e investigador de la historia de Plasencia.
            Infatigable investigador, no dejó de escribir libros sobre su ciudad de acogida desde 1993, en que escribiere su primera obra dedicada a la patrona, la Virgen del Puerto, y sobre la historia de la ciudad que le nombrare hijo adoptivo. Pasaba los 90, y seguía escribiendo sobre Plasencia y sus gentes...
            Hay otra faceta más desconocida de don Antonio: sus artículos en periódicos. No le bastare con los libros que escribiere para dar a conocer la ciudad amada, que nos unió a los dos años después, A finales de los 80 y principios de los 90, Martín Majadas venía a verme a mi despacho de El Periódico Extremadura para darme en mano sus artículos sobre Plasencia. Me los desmenuzaba sin leérmelos, me pedía licencia sin que se la otorgara, sabedor que se la daría; me insuflaba Plasencia; me la vendía a sabiendas que se la adquiría por la gratitud debida. Pues, ¿que debería yo a Plasencia? Tanto como él: mi primera ciudad, los paseos por la calle del Sol y por la plaza; mis largas esperas en la Corredera; mis visitas a Santo Domingo; las noches de verano en El Nido... Le contaba esto y don Antonio se emocionaba como un niño que hubiere dado con su media naranja placentina. Y se explayaba, con la confianza toda otorgada; como si fuéremos paisanos de toda la vida... Y don Antonio seguía y proseguía hablándome de Plasencia..., como si allí viviéramos los dos... "Ojalá pudiera tener tiempo para ir con usted a tomar un café a El Español, sin  prisas y sin pausas, don Antonio; pero tengo que cerrar el periódico. Algún día le veré en Plasencia, más tranquilos; le invitaré a un pastel en `Arenas´, recorreremos hacia arriba y hacia abajo la calle del Sol, daremos la vuelta a la plaza, a la Corredera, si le apetece...; pero ya no me queda más tiempo, don Antonio... Otro día seguiremos..." Y don Antonio, obstinado, seguía hablándome de Plasencia sin parar. Y si le recordaba que quizá hubiere tenido algún primo discípulo en San Calixto, no digamos; y si le decía que otro primo fuere capitán en el Regimiento Órdenes Militares número 37..., no paraba; y si le recordaba que tuve hermanos en las Josefinas y en Santo Domingo, no digamos...; y si le mencionaba a su antecesor, Serrano Pino, y a su sucesor, Mariño Roco, no paraba... "Don Antonio: discúlpeme, pero tengo que seguir..." Entonces, él se levantaba y pesaroso, me decía: "Adiós, hijo: hasta la próxima..." Y no hubo próxima, don Antonio; como cuando al actual alcalde, Fernando Pizarro, le pregunté un día en el Poblado de Gabriel y Galán por una antigua amiga y me dio la noticia que nunca deseé oír; como ésta que acabo de leer... Ya no podré esperarle más, sino ir a ver su tumba, comandante, alcalde, paisano adoptivo; pesado por Plasencia donde los hubiere; pero amable, conciliador, amigo..., voluntario de Plasencia hasta su muerte. Descanse en paz, comandante, alcalde, paisano adoptivo..., cuyas letras publiqué y cuyas palabras ya no oiré más, aunque ahora me parezca oírlas de nuevo, don Antonio, como si estuvieres presente ante mí, rogándome unas líneas por la ciudad soñada... ¿Hubiere de negárselo por Plasencia; pudiere Plasencia negarle sus honores..., si usted le presentó armas sin deber?
 

ANA, LA ESPAÑOLA QUE CONQUISTÓ PARÍS


           Ana Hidalgo (San Fernando, Cádiz, España, 1959) se ha convertido a sus 54 años en la primera mujer alcaldesa de París. Ana se llamó Anne, en francés, en 1973. En 2003 logró la doble nacionalidad española y francesa. El abuelo de Ana se marchó a Francia al terminar la guerra civil; volvió poco tiempo después con sus hijos y esposa, que falleció durante el viaje; fue condenado a muerte y después a cadena perpetua por el franquismo, una condena que marcó a la familia. Veintidós años después, el padre de Ana emigró a Francia, cuando ella tuviere tan solo 2 años, estableciéndose a las afueras de Lyon, en el barrio de Vaise, el mismo en el que se crió el futbolista natural de Tarifa, internacional con Francia, Luis Fernández, y que jugara con la "bleu" el Mundial de España 82, que le ganó a su país de origen la Eurocopa del 84 y que después fuere entrenador del Athetic Club (1996-2000), RCD Español (2003-2004) y Real Betis Balompié (2006-2007). En casa de Ana se hablaba castellano; pero Ana y su hermana fueron a la escuela pública y, con su esfuerzo por adaptarse a la nueva realidad, poco a poco se hizo francesa, aun sin renunciar a sus orígenes. Una nueva vida en otra patria, que le dio un nuevo nombre y las oportunidades que no hubieren sus abuelos y padres en la suya de nacimiento: en su España, a la que nunca ha renunciado, ni por nacionalidad.
            Ana estudio Ciencias Sociales y Trabajo. A los 20 años ya era una de las más jóvenes inspectoras francesas de Trabajo. Marchó a París; se estableció en el célebre distrito 15. De la mano de Martine Aubry --de soltera Martine Delors, la hija de Jacques Delors, quien fuera presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995--, antigua primera secretaria del Partido Socialista francés y ministra de Asuntos Sociales y de Trabajo, entre 1997 y 2002 estuvo en varios ministerios; de 2001 a 2004 fue adjunta al alcalde de París, Bertrand Delanoë. Es madre de tres hijos de dos matrimonios.
            Representante del ala más progresista de su partido, Anne le dio ayer una alegría al conquistar la capital, con el apoyo de Los Verdes, tercera fuerza más votada en la primera vuelta, frente al avance ultraderechista de Marine Le Pen, al vencer por nueve puntos a la conservadora Nathalie Kosciusko-Morizet, la ex ministra y ex portavoz de Sarkozy.
            París fue siempre un bastión de la derecha, que le sirvió de impulso para conquistar el Eliseo a Chirac. Si "París bien vale una misa" para Enrique IV, aun siendo calvinista, disfrazado de católico solo para obtener el poder, para Anne Hidalgo le han bastado su lema de campaña, "El París que osa", el atrevido París, como ella, que lo ha conquistado por las dos constantes de su vida: el progresismo de su orígenes humildes y el feminismo de su condición de mujer, la española de San Fernando que hoy reina en París; como la emperatriz Eugenia de Montijo lo hiciere en su día por su matrimonio con el emperador Napoléon III (1853-1871) quien, con su belleza y elegancia, dio encanto al régimen y fue la persona más condecorada y con más títulos nobiliarios de Francia. Como Manuel Valls (Barcelona, 1962), ministro del Interior de Hollande desde mayo de 2012, llamado a sucederle en la Presidencia. Como el asturiano Aquilino Morelle, el consejero más poderoso del presidente, hijo también de emigrantes españoles. Tan solo Induráin, sin renunciar a su nacionalidad, había conquistado durante cinco años consecutivos a franceses y españoles, coronándose en París campeón del Tour (1991-1995); como Nadal, campeón de Roland Garros en ocho ocasiones, desde 2005 hasta 2013. Ahora ha sido la española Ana, la francesa Anne, la primera alcaldesa de París, sin renunciar a sus orígenes españoles..., el "París que osa", el "París que osó"..., como una nueva Juana de Arco, la doncella no de Orleans, sino de San Fernando...

viernes, 28 de marzo de 2014

AMORES PERDIDOS, AMORES REENCONTRADOS


           El amor une, no divide; el amor se encuentra, no se busca; el amor se halla en el camino; el amor no se pierde: se sueña y aparece, como arco iris de primavera. El amor es dulce, apacible, lenitivo. El amor se fortalece en las dificultades, torna a sus orígenes en la crisis. Las ausencias convierten el amor en un delta de presencias, no interesadas: necesarias, pero olvidadas. La ausencia provoca la pérdida del roce, quizá del cariño. Si verdadero, no interesado --como ciertas amistades--, el amor nace y se desarrolla, pero no fenece hasta la muerte. El amor no es solo pasión; la pasión se apaga, pero el amor subsiste. Hubiere apasionados amores que mueren tras la llama de la pasión extinta. Más que un valor, el amor es una vivencia, una constante, una pulsación y latido eternos, incorruptibles hasta la muerte, a la que sobrevive en el recuerdo. No muere el amor, aunque fallezca el sujeto objeto de nuestro amor, como el de Marta, desaparecido, no ido, en búsqueda aún, sin desmayo... "Hasta que la muerte os separe..." La alianza no institucionaliza el amor; a lo más, lo bendice sacramentado; ni una firma rubrica el amor; ni siquiera una convivencia de derecho o de hecho. El amor está por encima de la ley: existe o no existe. Es un vínculo que ata a la pareja, que se fortalece en la convivencia, que fructifica en el amor compartido. Cómo, entonces, puede morir el amor. El amor desparece cuando la llama que lo aviva se apaga. El egoísmo mata el amor; la ausencia de respeto, nubla el amor; el sinsentido de la pertenencia del hombre sobre la mujer, mata amores antes compartidos, ahora sacrificados, como inocentes de Herodes.
            Hay amores perdidos y amores reencontrados; amores de vida eterna y fugaces amores como las Perseidas, o Lágrimas de san Lorenzo, olvidados en la memoria. De cuando en cuando, tornamos a reencontrarnos con los amores perdidos, de juventud o madurez. Apenas reconocidos, evocamos el amor perdido de unos días pasados; pero el amor deja huella y suscita de nuevo la pasión. En primera instancia, los besos y abrazos evocan el amor perdido y de nuevo hallado; en segunda, tornamos a cultivarlo y a mimarlo para que crezca de nuevo: el roce hace el cariño; el cariño provoca el roce; la palabra, como medio de comunicación y entendimiento; los gestos, la mirada no perdida, en la que percibimos aquel amor de verano, de otoño, o de invierno, que florece, de nuevo, como flor de pasión en primavera. Solos ante el mundo, con el único equipaje del amor, nunca mercancía de trueque, porque solo a sí mismo se basta para iluminar la vida desalentada, no apagada por la edad, sino por la ausencia de amor, los amores perdidos, amores reencontrados en una primavera en flor, como aquellos perdidos y arrebatados a la vida..., sus nombres evocándonos los felices días idos, la ausencia sin amores, su presencia siempre en la memoria..., la llama eterna, viva, perenne del amor inmarchitable...
 

miércoles, 26 de marzo de 2014

LA CATEDRAL DE ÁVILA, OTRO ENIGMA HISTÓRICO DE ESPAÑA


           La catedral de Ávila está considerada como la primera catedral gótica de España, a semejanza de la basílica francesa de Saint-Denis, la primera. Los historiadores atribuyen sus construcción al maestro Fruchel, en el siglo XII, coincidiendo con la repoblación castellana llevada a cabo por Raimundo de Borgoña. Desde ayer, la catedral es conocida también por acoger no solo los restos mortales del historiador Claudio Sánchez-Albornoz, presidente de la República Española en el exilio desde marzo de 1962 hasta febrero de 1971, sino los del primer presidente del Gobierno de la España democrática, Adolfo Suárez, y su esposa Amparo Illana, duques de Suárez.
            A diez metros escasos, reposan los restos de dos figuras de la Historia Contemporánea de España: la del historiador, que no deseaba que España siguiera sesteando, como lo había venido haciendo secularmente a través de la historia; y la del líder de la transición de la dictadura franquista a la democracia plural, que no deseaba tampoco para nuestra patria que "el sistema democrático de convivencia"   fuera, "una vez más, un paréntesis en la historia de España".
            Sánchez-Albornoz y Adolfo Suárez escenifican tras su inhumación en la catedral ese "enigma histórico de España" sobre el que escribiera el primero. Don Claudio (Madrid, 1893; Ávila, 1984) es uno de los más reputados historiadores españoles. Fue catedrático numerario de Historia de España en las universidades de Barcelona, Valencia, Valladolid y Madrid; académico de la Historia en 1926; rector de la Universidad Central de Madrid (1932-1934). Diputado de Acción Republicana por Ávila (1931-1939); ministro de Estado en 1933; vicepresidente de las Cortes en 1936; consejero de Instrucción Pública (1931-1933),  embajador de España en Lisboa y presidente del Consejo de Ministros de la República en el exilio entre 1962 y 1971. Defendió como portavoz de su grupo la Constitución Republicana de 1931 en el Congreso tanto por su "tendencia socializante" como por su "tendencia autonomista" y sostuvo la necesidad de aceptar el doble hecho de la variedad y unidad españolas. Exiliado en Argentina al finalizar la guerra, fue profesor de Historia en las universidades de Mendoza y Buenos Aires. Fundó en la capital platense el Instituto de Historia de España y la revista "Cuadernos de la Historia de España". Entre 1946 y 1951 dictó conferencias en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo. En 1976 regresó a España por unos meses, asentándose en Ávila definitivamente en 1983, donde murió en 1984, a los 91 años, siendo inhumado en la catedral.
            Más que como político, Sánchez-Albornoz ha pasado a la historia como lo que fue: un estudioso, docente, investigador y divulgador de la historia de España. Fue célebre su polémica con Américo Castro sobre el Ser de España. Castro (Río de Janeiro, 1885; Lloret del Mar, 1972) perteneció a la Generación del 14 o Novecentismo. Licenciado en Letras y Derecho por Granada, se doctoró por la Central de Madrid. Discípulo de Menéndez Pidal, cofundó con él el Centro de Estudios Históricos y la Institución Libre de Enseñanza. Fue catedrático de Historia de la Lengua Española en la Universidad Central en 1915. Liberal, fue embajador de la República en Berlín en 1931 y cónsul en Hendaya, desde donde salvó a buena parte del cuerpo diplomático mientras San Sebastián era bombardeada. En 1938 se exilió a Estados Unidos donde enseñó literatura española en diversas universidades hasta su regreso a España en 1970. Polemizó violentamente con Sánchez Albornoz en el debate sobre el Ser de España. Castro, con su "España en su historia" (1948), sostiene la tesis de que cuantos hechos ocurrieron en España antes de 711, caen fuera de la historia española. Habla el autor de la "arabización" del homo hispanus y la influencia judaica en el desarrollo histórico español, tesis contra la cual le llovió un rosario de críticas de historiadores hispanos, arabistas y judaístas.
            En "España, un enigma histórico", su obra cumbre en dos volúmenes, Sánchez-Albornoz desentraña la historia española en sus condicionantes, influencias y circunstancias que intervinieron en la formación de su singularidad y que reconstruye su historia y se compromete con un determinada visión de la creación de "lo español". Desbarata las teorías de Castro, demostrando con una exhaustiva argumentación que no se arabizó la contextura vital de España y que la influencia judaica fue muy pequeña. Para Albornoz, el homo hispanus se forjó en la España primitiva y cree irrenunciable ese periodo histórico. Sánchez-Albornoz pone fin a las teorías de Castro y analiza las causas que hicieron de España "la más fantástica encrucijada de culturas de la historia universal", en palabras de Luis María Ansón, en su artículo "Sánchez-Albornoz y Américo Castro" (Véase Archivo Linz de la Transición española, del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales).
            Sánchez-Albornoz y Suárez son dos símbolos de la reconciliación de España. Ambos creyentes, enterrados en la catedral como católicos, que para sí lo demandaren. A don Claudio le preguntaron a los 90 años: "A qué sigue siendo fiel?, y respondió: "A lo que me enseñaba mi madre. Soy católico, apostólico y romano y en esa fe quiero morir." "La concordia fue posible" es el epitafio que sella la tumba de los duques de Suárez, por él, que la hizo posible. El de don Claudio, en latín: "Ubi spiritus Domini, ibi autem libertas" (donde está el espíritu del Señor, allí está la libertad), una frase del apóstol San Pedro, que subsume la libertad individual y la social como bases de la convivencia que defendiere
            Un obispo de Ávila, placentino, Felipe Fernández García, ofició el 10 de julio de 1984 la misa de corpore insepulto de don Claudio en la catedral. Allí estuvieron ese día el presidente del Gobierno, Felipe González, y el ex presidente Suárez. En su oración fúnebre, el obispo recordó que, en una de sus últimas visitas que le hiciere, ya postrado en cama, don Claudio le había manifestado: "Señor obispo, pido a Dios que me perdone mis pecados y que me llame con Él,  porque aquí ya no hago nada."  Su sucesor años después, el actual obispo de Ávila, Jesús García Burillo, animó ayer a los fieles a seguir el camino que Suárez marcó y que "merecía ser continuado".
            Sus tumbas y epitafios son una llamada a la reconciliación de los españoles. Don Claudio acogió en su casa de Ávila al padre de Suárez, Hipólito Suárez Guerra, fallecido en 1980, y conocido por sus ideas republicanas, en febrero de 1936, donde lo mantuvo escondido. Cuando Sánchez-Albornoz regresó a España en 1976, se reencontró con él, y ahora, su hijo y él yacen juntos en la catedral. "España, un enigma histórico"...
 

martes, 25 de marzo de 2014

UNA ESPAÑA UNIDA FRENTE A OTRA DESUNIDA


           Suárez y Azkuna nos han unido a todos y al Estado en torno a sus figuras de estadistas. Las flores de la unidad para ellos nacen, empero, casi marchitas. Extremadura también se une en Madrid por primera vez para reivindicar el municipio frente a la posible pérdida de sus competencias. En vísperas del día de la unidad, unos desalmados rompen la tregua y la imagen de España con la desunión. La dignidad que reivindican acaba herida al término de una marcha pacífica, solidaria, de andares sacrificados. Cuando el artífice de la unidad está en las últimas, unos salvajes rompen la unidad. La Policía custodia la unidad y los derechos de todos. Los indignados les agreden con adoquines, petardos, piedras y fuego... 101 heridos, 29 detenidos... La dignidad de la mayoría frente a la indignidad de unos cuantos. Una batalla campal asola el centro de la capital. La emergencia social no se restaura con el enfrentamiento, sino con el diálogo. La sociedad despierta se ve humillada por los actos de una minoría. No es una lucha cívica la lucha armada en las calles, el destrozo del  mobiliario urbano, de bancos y comercios. La dignidad de la mayoría se pierde con la actitud indigna de los salvajes. La lucha cívica es la protesta digna, con coraje, pero sin perder la dignidad. Una sociedad despierta, una manifestación democrática, libre, autorizada, no puede ni debe perder la dignidad, porque pierde y mata lo mismo que reivindica. La victoria no llega nunca con las armas, menos aún contra quienes defienden la libertad como mandatarios del pueblo.
            Hacemos objetivo de nuestra indignación a quienes no debemos. El daño, aun reparado, no logra los objetivos perseguidos. Las únicas armas del pueblo son el voto, la participación y la protesta digna. La unidad, el diálogo, el consenso, que nos enseñó el líder de la unidad, como ayer vimos, no pueden trocarse en la indignidad de unos actos censurables.
            España no puede ser noticia fuera por una unidad post mortem de su primer líder democrático difunto y una desunión inter vivos apenas horas antes. No es la España que él quiso y por la que luchó. La España de la unidad frente a la España desunida, las dos eternas Españas resucitadas en un día de la unidad para más inri de la marca España, como si no aprendiéramos de la historia, todavía de cuerpo presente, con las flores para ellos aún no marchitas y su bandera a media asta, de luto y honores por la unidad recuperada, enlutada por la desunión escenificada..., como si la democracia --gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo-- hubiere también muerto. "Mi querida España./Esta España mía,/ esta España nuestra...", como cantare Cecilia: "¿Dónde están tus ojos?/ ¿Dónde están tus manos?/ ¿Dónde tu cabeza...?"
 

domingo, 23 de marzo de 2014

"LO QUE EL REY ME HA PEDIDO..."



            Hay un enigma en la frase que el presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda, pronuncia a la salida de la reunión del Consejo del Reino, que también preside, el 3 de julio de 1976, y que ha de ofrecer una terna al Rey para nombrar nuevo presidente del Gobierno: "Estoy en condiciones de ofrecer al Rey lo que me ha pedido." No entendimos entonces el significado de la frase y qué pretendía dar a conocer el catedrático de Derecho Político para pilotar las reformas legales que hicieran posible la Transición "de la ley a la ley".

            Fallecido Franco el 20 de noviembre de 1975, la restauración monárquica en la persona de su sucesor, Juan Carlos I, tiene lugar el 22 de noviembre. No todo estaba "atado y bien atado". El Jefe del Estado y Generalísimo había nombrado al príncipe Juan Carlos sucesor a título de rey el 22 de julio de 1969, en base al artículo 6 de la Ley de Sucesión de 1947, en el que se reservaba para sí el derecho a nombrar sucesor, a título de rey o regente.

            El primer problema que afronta el joven Rey es el nombramiento de los presidentes del Gobierno, de las Cortes y del Consejo del Reino. Sorprende, entonces, que mantenga como presidente a Arias Navarro, por indicación de los consejeros del Reino, de la familia Franco y del cardenal Tarancón; pero, a la vez, le pide a Arias que su antiguo preceptor, Fernández-Miranda, que ya tiene estudiada la llamada "operación de ingeniería jurídica" para desmantelar el franquismo desde los instituciones de poder legadas por el antiguo régimen, "de la ley a la ley", sea nombrado presidente de las Cortes y del Consejo del Reino.

            Arias remodela su gobierno el 12 de diciembre de 1975, dando entrada en él a ministros reformistas como Fraga, Areilza... El Rey le pide a Arias que acelere el proceso de reformas; pero este se resiste por presiones del conocido como búnker franquista: el ejército, las Cortes..., todos franquistas ante un monarca que desea una transición de un régimen dictatorial a otro democrático.

            En junio de 1976, el Rey visita Estados Unidos y pronuncia un discurso ante congresistas y senadores, que suscita su entusiasmo y aplauso, en el que expone la España que desea bajo "el imperio de la ley". A su regreso, el 1 de julio, le solicita la dimisión a Arias, que accede. El 3 de julio se reúne el Consejo del Reino que propone una terna para presidente del Gobierno, según las leyes franquistas. El Rey le ha pedido a Fernández-Miranda que incluya en esa terna a Adolfo Suárez, entonces ministro secretario general del Movimiento. Tras varias horas de deliberación y votaciones, el Consejo elegía la terna: Adolfo Suárez, Federico Silva y Gregorio López Bravo. Todos franquistas: Silva fue ministro de Obras Públicas con Franco desde julio de 1967 hasta abril de 1970; López Bravo fue ministro de Industria desde 1962 a 1969 y ministro de Asuntos Exteriores de 1969 a 1973.... "Estoy en condiciones de ofrecer al Rey lo que me ha pedido..." Suárez fue la sorpresa. Aquella misma tarde, el Rey le nombra presidente del Gobierno, cargo que ostenta hasta el 29 de enero de 1981, en que presenta su dimisión por TVE, durante una intervención de doce minutos, en la que afirma: "No quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España."

            El Rey fue el impulsor de la Transición; Torcuato Fernández-Miranda, el artífice del puente jurídico que hizo posible el cambio pacífico de un régimen a otro, desmantelándolo primero en las Cortes franquistas y después con el apoyo del pueblo español a la Ley que lo hizo posible; y Adolfo Suárez, el piloto que la llevó a cabo, porque "puedo prometer y prometo..." y lo que prometió, lo cumplió, porque, como dijo ante las Cortes el 9 de junio de 1976, recordando a Machado:

          "Está el hoy abierto al mañana
            mañana al infinito.
            Hombres de España:
 
            Ni el pasado ha muerto
 
            Ni está el mañana ni el ayer escrito."

            Suárez, un líder político para una hora de España, que escribió el ayer y dejó abierto el mañana..., una página de su historia, con bandera de España.

jueves, 20 de marzo de 2014

COLUMNAS POR LA DIGNIDAD



            Todo perdido, menos la dignidad. Lo han perdido todo, pero conservan la dignidad, el comportamiento con decoro, el hacerse respetar, la seriedad en la controversia (no perdáis la dignidad cuando os enfrentéis ante las injusticias...). Hasta las rentas de la dignidad perdidas, solo resta el decoro, la dignidad. Las "Marchas de la Dignidad" confluyen el sábado sobre Madrid. Seis columnas como un ejército que avanza sobre la capital: contra el robo de derechos, el empobrecimiento generalizado, el desmantelamiento del estado del bienestar... Todo para los ricos, cada día más ricos; nada para los pobres, cada vez más pobres; salvadores de bancos para ruina de inocentes; recortes a los pobres para engordar a los ricos. Llegan de toda España. Piden lo que se les ha robado: vivienda, empleo, renta básica...
            España hierbe al inicio de una primavera oscurecida el fin de semana en la que solo queda la dignidad. La dignidad es inherente a la persona, merecedora de amor y respeto; pero no es digno, ni hubiere dignidad, quien se resigna a sufrir;  quien no sabe decir "sí" cuando fuere preciso, y no sabe decir "no" cuando es llegado el momento. Tenemos valor porque existimos. La dignidad humana implica su reconocimiento y respeto. Si una persona es despojada de sus derechos básicos, su dignidad es ultrajada, y no puede ejercer su libertad. Sobreviene, entonces, la pobreza.
            La pobreza es una y múltiple. Deviene esta por la falta de recursos para satisfacer necesidades básicas humanas, como la alimentación, vivienda, educación, la asistencia sanitaria, el agua potable... Escasean cada día más los medios para acceder a tales recursos por el desempleo, la carencia de ingresos o la mínima expresión de estos. Los africanos buscan en Europa la dignidad perdida, su paraíso terrenal, porque nada hubieren; pero a quienes están a este lado de la frontera, casi todo les ha sido arrebatado. Llegamos a la exclusión social, a la pobreza energética, del agua, a la carencia de vivienda, de educación, de sanidad, de asistencia social... De la pobreza absoluta de otros tiempos hemos pasado a la pobreza como privación, a la carencia de los recursos que otros poseen. Y, así, caemos en el abismo del umbral de la pobreza, el nivel mínimo al que no llegan para vivir con dignidad. De la pobreza absoluta --cuando no se llega a los estándares mínimos de vida--, a la pobreza relativa, cuando no se alcanza un mínimo de ingresos para satisfacer las necesidades básicas.
            Sin ingresos, sin vivienda, sin energía (pobreza energética), les han despojado de su dignidad. ¿No son dignos, no fueren merecedores de tener el nivel de calidad de vida aceptable de otros...? "La dignidad humana, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social" (artículo 10.1 de la Constitución Española de 1978). La dignidad humana no admite grados: todos, por el hecho de ser personas, son iguales en dignidad... No hemos perdido la dignidad; nos la secuestran, nos despojan de ella... Por ello, las "Marchas de la Dignidad" hacia Madrid..., seis columnas por la dignidad arrebatada, secuestrada, no perdida.

viernes, 14 de marzo de 2014

EN LA MUERTE DE FRAY JUAN DE GUADALUPE

          
            Juan Luis Barrera González, fray Juan (Llerena, 1932; Sevilla, 2014),  falleció el pasado martes en Sevilla a los 81 años de edad. Te sorprenden estas noticias, por inesperadas, cuando hacía tiempo que no hubiéramos noticias de él. Quizá la última fuere la presentación de su libro "115 recetas. Recetario de vigilia desde el convento de San Buenaventura de Sevilla" (Sevilla, 2007), presentado en los Reales Alcázares con la presencia de los entonces presidentes de Andalucía y Extremadura, Manuel Chaves y Juan Carlos Rodríguez Ibarra; el alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el cardenal arzobispo Carlos Amigo Vallejo. Sería quizá su último acto público. La presencia de las máximas autoridades de la región, de la ciudad y de su arzobispo, constituía todo un tributo de admiración y agradecimiento  al humilde franciscano que elevó el arte culinario en el monasterio de Guadalupe (Cáceres) a los altares de la patrona de Extremadura.
 
            Había publicado fray Juan años antes "100 recetas de fray Juan de Guadalupe" (Ediciones PPC, 2007), animado por el arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, tras su jubilación en 1998 y su vuelta a Sevilla, tras pasar 45 años de ejercicio profesional en la Hospedería del Real Monasterio de Guadalupe, que transformó en un hotel de fama internacional sobre los cimientos de un edificio abandonado.
            La figura de fray Juan se encuentra indisolublemente unida a Guadalupe, a donde llegó en 1953, aunque regresó a Sevilla para aprender el oficio de hostelero en el desaparecido hotel Madrid, de la plaza de la Magdalena. Volvió a Guadalupe en marzo de 1954 para hacerse cargo de la Hospedería del Real Monasterio. En 1968 le hacen director de ella tras regentarla durante diez años.
            Hubiere dos o tres recuerdos precisos de fray Juan. A comienzos de la primavera de 1994 se inauguraba el nuevo comedor de la Hospedería, obra del arquitecto Rafael Moneo, en la parte trasera del monasterio. Asistían al acto la infanta Cristina; el presidente de la Junta de Extremadura, Rodríguez Ibarra, y una amplia representación de la sociedad extremeña, junto al arzobispo de su jurisdicción, el entonces cardenal primado de España, Marcelo González Martín.  En 1993, el Real Monasterio había sido declarado por la UNESCO patrimonio de la Humanidad; pero, además, aquel día lucían en el altar mayor de la basílica los dos `grecos´ recuperados del Museo de Santa Cruz y que pertenecieron a una parroquia cacereña dependiente del arzobispado, como el propio Guadalupe. El cardenal Marcelo González lo contó durante su intervención al término de la comida. "Solicité a su excelencia (el presidente Ibarra) si habría posibilidad de arreglar el tejado de una iglesia cacereña de su diócesis, que estaba en estado de ruina. "Su excelencia --vino a decir- atendió mi petición; pero, a cambio, me solicitó que los dos `grecos´ que estaban en el Museo de Santa Cruz de Toledo, pertenecientes a una parroquia cacereña, volvieran a Extremadura." Y así se hizo: la Junta arregló el tejado de la iglesia y los `grecos´ vinieron a Guadalupe, junto a los `zurbaranes´ que atesora. Aquel día no solo se inauguraba el comedor de Moneo, sino que los dos `grecos´ cacereños volvían a su tierra. La reina Sofía inaugura hoy en el Museo de Santa Cruz la muestra "El griego de Toledo", con motivo del cuarto centenario de la muerte de El Greco, con obras del pintor provenientes de cinco países y de 45 prestatarios. Fray Juan lució sus dotes culinarias en aquella comida, que comenzó con la "sopa de la reina", nacida en la hospedería del monasterio en honor de la reina Isabel, que tantas veces visitare, y que él había rescatado del antiguo recetario. Al final de la comida, el presidente Ibarra hizo llamar a fray Juan y anunció ante todos la apertura del expediente para solicitar para él la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, que le fue concedida por Real Decreto 729/195, de 28 de abril, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
            En junio de 1996, el Príncipe de Asturias terminaba en Guadalupe su primera visita oficial a Extremadura con un recorrido por el monasterio y la visita al ayuntamiento, desde donde partiría para Madrid. Terminado nuestro trabajo, el fotógrafo y yo, que acudimos a cubrir la información para El Periódico Extremadura, regresamos para tomar nota de la dedicatoria del Príncipe en el libro de visitas y un refresco en la cafetería de la hospedería de fray Juan. Nos atendió con la humildad franciscana que le caracterizaba y con su proverbial generosidad. "Gracias, fray Juan: no podemos más y tenemos que volver a Cáceres...", le dijimos agradecidos. Todavía le vería y hablaría con él por última vez en una cena con los empresarios organizada por el periódico.
            Fray Juan rescató la cocina tradicional del monasterio, la elevó a categoría de arte y puso el nombre de su hospedería entre los principales monumentos gastronómicos del país. Allí recibió a los Reyes y al papa Juan Pablo II; a cardenales, arzobispos y obispos; y a cuantos peregrinos se acercaban a él para saciar su sed y hambre, que él procuraba satisfacer. Y a fe que lo hizo.
            Descanse en paz fray Juan.

martes, 11 de marzo de 2014

LA MAÑANA EN QUE ENMUDECIÓ ESPAÑA


           El 11 de marzo de 2004 era un día más, soleado y, presumiblemente, pacífico. Hacía más de una hora --quizá dos-- en que toda España se hubiere levantado, aseado, desayunado, presta para ir al trabajo, o al colegio. Viajábamos en coche, con la radio puesta. Enseguida "despertamos" del sueño: no podíamos creer lo que oíamos. Atentados en Madrid. Varios centenares de personas han tomado los trenes de cercanías que les conducen a la capital a sus trabajos: 191 personas jamás llegarán; otros 1.858 heridas, tampoco lo harán. Cuatro deflagraciones en cuatro trenes. La cercanía es poca; la distancia será ya infinita. A las 7.34 de la mañana, levantada ya la amanecida, el silencio enmudece España.
            El estupor da paso a la movilización. Corren los periodistas para informar; vuelan los bomberos, las ambulancias, los miembros de los Cuerpos de Seguridad; el personal sanitario... Los vecinos, asomados a las ventanas, reaccionan rápidamente y bajan a las calles en batas, con mantas, agua y la pequeña farmacia casera, para auxilio de los damnificados. Solo el ulular de sirenas de ambulancias, policías y bomberos, rompe el silencio de la mañana. Un silencio que acongoja, que encoge el corazón, que derrama el lacrimal, ante lo que oímos y no vemos, pero presentimos. El personal sanitario de los hospitales se dispone para salir de la guardia nocturna cuando llegan las primeras noticias; lo mismo ocurre con bomberos y policías. La guardia se prolongará veinticuatro horas...
            España es una en la solidaridad; son dos Españas en su división ante los atentados. Nos encontramos en vísperas de elecciones que, por ellos, cambiará la historia y el rumbo de España. Poco después de las 11.00 de la mañana se suspende la campaña electoral. Comienza el traslado de heridos a los hospitales. Conforme pasan las horas, el número de muertos y heridos continúa en aumento. Las cifras nos machacan como los móviles que nadie contesta. Asistimos impotentes --ora ante la radio, ora ante el televisor-- a la transmisión en directo de la tragedia. Nadie sabe nada; nadie responde al otro lado.
            Nos impacta una foto: recostados sobre un árbol, un joven con la cara ensangrentada, llama por móvil, ante una joven mujer que, a su lado, le mira como esperando una respuesta. Otro ejército de profesionales de la sanidad, de la policía, de bomberos, de servidores públicos, se ha movilizado como un resorte para dar respuesta a los heridos y familiares. A las puertas de los hospitales, los equipos médicos atienden las llegadas de los heridos, los clasifican y los derivan a los distintos servicios. Dos horas duran los traslados. Todo el pueblo, llamado a arrebato, se moviliza para donar sangre... A primera hora de la tarde, el ministro del Interior culpa a los etarras. No, no ..., se dice todo el mundo. No pueden ser ellos. Son demasiados contra un pueblo tan grande, que irá a por ellos hasta aplastarles. Comienza el día de la ira... A las 15.00 horas comparece el presidente del Gobierno; poco después, la ONU condena el atentado; antes de las nueve de la noche, habla el Rey. A las 21.30, Al Qaeda reivindica el atentado. La Policía continúa la búsqueda de restos humanos, pertenencias y explosivos. A mediodía del día 12, España guarda un minuto de silencio. Los forenses de todo el país acuden a Madrid para ayudar a sus colegas en la identificación de los cadáveres en la improvisada morgue de Ifema. Los móviles de los fallecidos y heridos siguen sonando sin que nadie responda. Todo el mundo se pregunta quién ha sido. El presidente habla de dos líneas de investigación abiertas. El ministro del Interior sigue negando la evidencia. Comienza la discusión sobre la autoría. Otros móviles de vivos  llaman invitando a manifestarse para exigir explicaciones al Gobierno. Mientras, los familiares recorren los hospitales en busca de los hijos, esposos, madres o hermanos..., que no responden. Los psicólogos tratan de calmarles...
            El 13 de marzo, se continúa insistiendo en la autoría de ETA. Por la tarde, se producen manifestaciones ante las sedes del partido en el Gobierno. El silencio da paso a la indignación. Los ciudadanos piden respuestas claras. En Ifema y en los hospitales se trabaja a destajo para identificar a los muertos, para curar a los heridos y dar respuesta a los familiares. El otro ejército de los servidores públicos de España responde sincronizadamente, a la perfección, como nunca en la historia.
            El día 14 tiene lugar la jornada electoral. Todo el mundo acude a los colegios electorales entre el silencio, la indignación y la repulsa. ¿Deberían haberse suspendido las elecciones, al igual que se interrumpió la campaña? La pregunta continúa en el aire. A las 22.00 horas se anuncia el triunfo del PSOE. Es una hora más de España; la hora en que, quizá, cambió el rumbo y la historia de España. Después, como siempre, las dos Españas de Machado.
            Diez años después recordamos esa hora, honramos a las víctimas, colocamos velas y flores en su recuerdo, con las secuelas aún pendientes, con interrogantes todavía por responder, con vidas truncadas --muertas y. aun vivas,-- que siguen interrogándose, mirando al vacío, la mirada perdida, el recuerdo siempre vivo de aquella mañana en que en España se hizo el silencio..., algunos todavía en coma, como si no hubieran pasado diez años...

sábado, 8 de marzo de 2014

DÍA DE LA MUJER


      Madre del hombre y, sin embargo, por debajo en todos los referentes de igualdad: trabajo, salario, educación, capacitación...; amor del hombre y víctima de los hombres; compañera del hombre y, a la vez, sierva; libre, pero esclava de la ley y de los hombres; trabajadora y sin salario por igual; capacitada y postergada; vías paralelas con el hombre, pero sin convergencia; víctima de la violencia humana, y sin castigo. Madre en casa, en la fábrica, en el campo, en la oficina..., siempre madre para el socorro humano; toda una vida de entrega de amor por amor a la vida misma, sin nada a cambio. Pasión de madre, madre de pasiones, reclamada todo el día por la voz del hijo. "¡Mamá...!" Mujeres por la paz, mujeres contra la violencia, mujeres contra el hambre y la pobreza, mujeres por la igualdad, mujeres contra la impunidad de la violencia, mujeres por el progreso, mujeres por la libertad, mujeres por la rehabilitación de las campesinas, mujeres por la igualdad de oportunidades, de salario y de género... Mujeres, sí, gritando cada año un lema porque no llegare su cumplimiento.
 
            ¿Trabajadora? ¿Lo dudare alguien?; pero sin derechos reconocidos en pie de igualdad con el hombre. Por ello, la ONU proclama este día  Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, en 1977. El hombre declara y hace la guerra; la mujer es la paz. Ya Lisístrata, de Aristófanes, muestra a los hombres el camino de la paz (siglo V a. d. C.). Hipatía de Alejandría (siglos IV-V d. d. C) es símbolo de la mujer libre. La Revolución Francesa aboga en su texto fundamental por la igualdad, la equiparación jurídica y legal y el sufragio femenino. Hasta mediados del XIX no se manifiestan formalmente los movimientos reivindicativos de la mujer: el sufragio, la igualdad, la opresión social, familiar y laboral. La lucha por el sufragio femenino abre en 1910, en Dinamarca, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En 1911 se adhieren a la celebración varios países, que reivindican en manifestaciones multitudinarias los principales derechos: el sufragio, el trabajo, la formación y la no discriminación laboral. No conocerá España el sufragio femenino hasta la II República. En 1936 celebra por vez primera el Día Internacional de la Mujer. Los derechos alcanzados entonces fueron derogados por la dictadura, y hasta 1976 no pudo volver a votar la mujer, aunque Naciones Unidas lo recogiera en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Parece que, aunque hemos avanzado, la lucha ha de continuar, porque retrocedemos en campos fundamentales.
            No basta un solo día, aunque sea necesario para recordar y reivindicar. La mujer ya no está tan sola; le acompaña el hombre en su lucha; pero ahora, como antes, ellas deben liderar el camino de una liberación e igualdad aún no logradas para sí: mujeres, madres, esposas, trabajadoras en casa y fuera, privadas de su vida hasta en vísperas de su Día, para más recuerdo y memoria...

jueves, 6 de marzo de 2014

LA LEALTAD COMBUSTIBLE


           Ha oscilado como un péndulo el concepto de lealtad a lo largo de la Historia. Una primera acepción la atribuye al cumplimiento de las leyes de la fidelidad, del honor y hombría de bien. Hay otra, empero, en la que hoy se confía más que en la humana: frente a la combustibilidad de aquella, oscilante por tantas turbulencias, toman más cuerpo el amor o gratitud al hombre de algunos animales, como el perro o el caballo. Siempre se ha dicho que el perro es el mejor amigo del hombre; sensu contrario, que el hombre es un lobo para el hombre. ¿En qué fiel de la balanza situamos la lealtad? El hombre tenía a los animales a su servicio; más que de compañía, los asumía como de carga o para custodia de otros. Les retribuía, a cambio, el servicio como a otro ser, animado o inanimado: con la comida, bebida y cobijo. Ha pasado mucho tiempo para que el hombre asumiera esa distinta lealtad del animal; no solo el servicio, o el de la carga ya inexistente, sino la lealtad incombustible, frente a la humana combustible, de ocasión. La lealtad del animal a su amo, capaz de dar su vida por él o por el ganado a su cargo y custodia, nos ha revelado, al fin, el verdadero concepto de la lealtad. No es, claro, la lealtad exigible a la legalidad mediante el juramento o promesa con el Estado, gobernante, comunidad o persona, que ellos no formulan mediante la palabra, sino mediante su conducta. La lealtad del hombre, aun manifestada libremente, es combustible; la del animal, incombustible. El hombre jura o promete por su conciencia y honor lo que después incumple, a sabiendas, o porque no pudiere. "Trotski", en cambio, mira a su amo, esperando sus órdenes, una punta de cariño, que le da y le regala tanto como a los amigos que le presente, porque aquéllos fueren también los suyos.
 
            Lealtad viene del latín "lex" (ley). Es leal quien cumple con la ley; quien es leal a su señor, en el concepto feudal de la palabra. El cristianismo rechaza la lealtad dual. "Nadie puede servir a dos señores, porque menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho al uno y despreciará al otro." (Mt, 6:24-34). El patriotismo es lealtad; pero no todos los patriotas son leales a su patria: ni los soldados, que juran o prometen ofrecer hasta la última gota de su sangre por ella, ni los políticos, que igualmente juran o prometen lo que después no cumplen. A un patriota le mueve la voluntad de sacrificio por su patria, hasta dar la vida por ella, como el soldado de España, natural de Zafra, Abel García Zambrano, muerto en la flor de su vida lejos de ella, pero devuelto a ella con el honor de su lealtad intacto. A un mercenario, en cambio, le motiva la profesionalidad de su trabajo y la paga que recibirá por él. No anida en él la lealtad a una comunidad, sino a un interés particular.
             Una simple palabra valía antes por todo un contrato de lealtad. Hoy, no basta la palabra, ni el contrato de la palabra escrita, como manifestación de la lealtad. Se manifiesta esta tan combustible como las preferentes o subordinadas, manifiesto ejemplo de lealtad combustible, como la de ciertos políticos, que operan por su propia causa, no por la pública..., frente a la incombustibilidad de la lealtad canina. Por ello, los españoles sitúan en el cuarto puesto de sus preocupaciones a los políticos y a los partidos, según el barómetro de febrero del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
            La lealtad decae tanto como suben el desempleo, la corrupción y el fraude. Tan solo nos queda la lealtad del perro para subsistir con una sonrisa junto a la faldilla de la camilla, o de paseo, cuando nos regala su tierna mirada, como "Trotski", en casa, o "Llimi", el perro policía antidroga de Plasencia, o  "Neo" y "Nero" en Cáceres,  tras cumplir con su trabajo...

lunes, 3 de marzo de 2014

EL REY, CON EL MEJOR ALCALDE DEL MUNDO


           El Rey de España, convaleciente aún de su última operación de cadera, visitó anoche en su domicilio de Bilbao al alcalde de la ciudad, Iñaki Azkuna, que se recupera de una caída sufrida hace una semana, que le impedirá participar hoy en el acto inaugural del Foro Global España 2014, que se inaugura esta mañana en el Museo Guggenheim de la capital vizcaína.
            Vidas paralelas las del monarca y Azkuna. El alcalde, médico de profesión, es regidor de su ciudad desde 1999. Antes había sido consejero de Sanidad entre el 91 y el 99; director del Hospital de Cruces en el 81; director de Hospitales del Gobierno Vasco en el 82; director del Servicio Vasco de Salud del 83 al 87. Tiene 71 años.
            El monarca ha querido con esta visita tener un gesto personal de "cariño y cercanía" con el alcalde bilbaíno, a quien le une una estrecha amistad desde hace años, tras mantener entrevistas con la directora del Fondo Monetario Internacional y el presidente del Eurogrupo.
            No olvido su nombre desde que estuve en un hotel bilbaíno, en el que una placa recordaba que había sido inaugurado por él; pero más aún, cuando tras ganar las elecciones en 2003, anunciaba con toda naturalidad que tenía un cáncer de próstata, que le haría ausentarse durante unos días de sus obligaciones para ser atendido por los facultativos, pero decidido a arrostrar los cuatro años para los que había sido elegido alcalde y a solucionar su "pequeño problema". Y ahí sigue, con la misma naturalidad con que su amigo, el Rey, anunciaba que tendría que interrumpir su agenda oficial para pasar por el taller en noviembre de 2012. El Rey tiene 75 años y lleva doce operaciones. Azkuna permaneció alejado de la vida pública durante cinco meses por problemas de salud, estuvo 82 días ingresado y sufrió tres operaciones; pero cinco meses después, en septiembre de 2013, volvió al pleno diciendo : "¡A vivir, que decía el otro!", para emitir su voto, imprescindible, en materia de urbanismo; pero antes, en enero del mismo año, recibía el Premio Mejor Alcalde del Mundo 2012, que otorga la Fundación City Mayors, en reconocimiento a su trabajo en la transformación de su ciudad.
            Recuerda esta visita, y estos hechos, a los padecidos por el presidente Rodríguez Ibarra, cuando sufrió un infarto en Madrid en noviembre de 2005 y hubo de ser sustituido por el vicepresidente en el debate sobre el Estado de las autonomías, que se iniciaba ese mismo día en el Senado.  Ibarra también estuvo apartado un tiempo de la actividad política. El 25 de septiembre de 2006 anunciaba su retirada de la vida política, tras declarar que no se presentaría a las siguientes elecciones autonómicas.
            Otro tanto le ocurrió al entonces alcalde de Cáceres, José María Saponi, a quien una operación de miastenia le tuvo veintiún días ingresado en el Hospital Clínico de Salamanca; pero recuperado, terminó por afrontar con todas su fuerzas el resto de la legislatura.
            Ejemplos de servidores públicos comprometidos, a quienes la enfermedad no les hizo abdicar de sus obligaciones. Al Rey, el primero. Por eso visitó ayer a su amigo Iñaki Azkuna.