viernes, 27 de agosto de 2010

“POR IMPERATIVO LEGAL”

El Pleno de la moción de censura celebrado hoy en Moraleja ofrece una colección de “perlas” que no pueden pasar inadvertidas para cualquier espectador que, simplemente, tan atento como oyente, escuche y vea lo que allí ocurrió y vio.

Antes de que dé comienzo el Pleno, con media hora de anticipación, subo al salón, previendo lo que pudiere ocurrir, y me encuentro a dos empleadas afanadas en disponerlo todo. Me he situado en la tercera fila de la derecha para estar más tranquilo. De pronto, comienza a entrar la gente. Una señora vestida de blanco se dirige a ellos inmediatamente diciéndoles que no se sienten en las dos primeras filas, porque están reservadas. No hay ningún cartel que ponga tal aviso; pero, ¿para quién estarán reservadas: para las autoridades que vengan, quizá? Nada de eso: comienzan a ocuparse con personas que no conocemos ni reconocemos. Son los gregarios del PP que, de este modo, las reservan para sus jefes, por llegar. Cuando vienen, se levantan y les ofrecen el sitio. Mientras, antes de tener que decirlo más veces, la señora de blanco, que no es otra que la secretaria de la alcaldesa saliente, ha colocado ya los folios avisando de la reserva, aunque no hiciere falta, visto lo visto. Mientras, los dirigentes socialistas, y mujeres y hombres mayores, han de pasarse toda la sesión de pie. ¿Y quiénes son y en calidad de qué asisten a un pleno los dirigentes populares para tener asientos reservados? Lo mismo que los demás: simples oyentes, que no pudieren decir palabra, como el otro día el secretario general del PP que allí estaba. Si hubieren autoridad, la tendrán en su partido, pero no en una sesión plenaria en la que “su” alcaldesa ya no preside la sesión.

Hay una segunda sorpresa antes del Pleno: tanto la citada secretaria como otro hombre reparten por los bancos una fotocopia de un periódico madrileño, en la que ofrecen su versión sobre la moción y en la que se ofrecen todos los argumentos que han venido repitiendo, y reiteraron en el pleno, en contra de la oposición, por si alguien no estaba lo suficientemente informado como para tener criterio propio y no voz de rebuzno y carencia de concordia y tolerancia hacia los representantes del pueblo, como se repitió durante el Pleno en varios momentos. Ellos mismos se han descalificado a sí mismos cuando le han reprochado a la oposición, que ha tomado el poder, la utilización de las instituciones con fines partidistas…

Durante el Pleno, hay dos momentos que nos llenan de lástima y pena y que, por encima de cualquier opción política, por legítima que fuere, ofrecen las bajezas humanas en su estado más miserable. Cuando los portavoces socialistas y el no adscrito, que suscriben la moción de censura, comienzan sus intervenciones recordando a los guardias civiles fallecidos, en la bancada popular se oye un murmullo de desaprobación, que nos deja estupefactos…

Más aún flipado nos dejó lo que jamás habíamos oído por parte del presidente de una mesa de edad que, por ley, ha de proclamar alcaldesa y hacerle entrega del bastón de mando (que no lo hubiere) tras la votación y lo que dice la ley. Afirma cuando lo hace: “La declaro alcaldesa por imperativo legal”, como cuando los diputados electos de Herri Batasuna recurrieron la decisión de la presidencia del Congreso que les denegó la condición de parlamentarios por haber añadido en su promesa el sintagma “por imperativo legal”. El Tribunal Constitucional, por sentencia de 21 de junio de 1990, estimó su pretensión y, desde entonces, la práctica se ha extendido. Estudiosos jurídicos han valorado, cultural e históricamente, el significado del juramento o promesa, equiparadas en el Derecho español, aunque cada cual utilice la que mejor le convenga, como si el juramento religare a quien lo efectúa y la promesa pudiera llevársela el viento, y a nada le vinculare. El ex primer teniente de alcalde, Carlos Lomo, ignora que los actos sin causa, o con causa ilícita, son nulos, tal como prescribe el Código Civil, son nulos, Y la causa es nula cuando se opone a las leyes y a la moral; pero nada se oponía aquí a ello, sino todo lo contrario. Por tanto, el que jura asume sin reservas los principios del ordenamiento jurídico y quien lo hace por imperativo legal, parece intentar anular esos principios. Luego su juramento o dar traslado del cumplimiento de la ley con esa fórmula, es nula de pleno derecho, y está demás.

Dijo también el señor Lomo otra “perla” jurídica propia para análisis en la Academia de Jurisprudencia, el Consejo de Estado o las Facultades de Derecho cuando reiteró que dos concejales socialistas iban a gobernar como si fueren reos de delitos juzgados y sentenciados porque, para él, la presunción de inocencia constitucional no exime de la presunción de culpabilidad, como si el segundo sintagmna anulare el primero, que sería tanto como decir que todos los políticos son, en principio, inocentes, pero en tanto que políticos son presuntos culpables. Nos hemos instalado en la cultura de la sospecha, eximiéndonos a nosotros mismos, pero no a los demás, porque nosotros, quisiere decir el presidente de la mesa, tenemos la presunción de inocencia, pero el resto la tiene de culpabilidad…

Parece mentira que un presidente de mesa de edad intente argüir con la herencia de la cultura protestante, que salva la fe, no los actos, como si todos nos viéramos condenados al patíbulo salvo que podamos probar nuestra inocencia. No es eso, no es eso: antes inocentes todos que culpables los demás, y me salvo yo solo. No sabe lo que dice, señor presidente. ¿Y dónde estaba el bastón de mando? Claro, con tanto ajetreo de reservas que no debieren haberse hecho y reparto de fotocopias –“hasta el último aliento” acusando-- no es extraño que se digan estas cosas… Usted, señor Lomo, no tenía dos principios jurídicos sobre la mesa para decir eso: ni “onus probandi”, la carga de la prueba, que acababa de entregarle la secretaria; ni siquiera “in dubio pro reo”, o favorecer al imputado en casi de insuficiencia probatoria; ¿pero es que hay algún imputado…?

domingo, 22 de agosto de 2010

ABRAZOS PARA LAS POLICÍAS DE MELILLA

Nos piden vuestros compañeros abrazos para vosotras y os los enviamos junto a nuestros besos. Vuestra figura y labor emergen por encima de los fotomontajes vejatorios con que, en la “zona de nadie” de la frontera, han colocado los activistas marroquíes, como una forma de decirnos que no os aceptan ni por vuestro sexo ni por la autoridad delegada de España con que actuáis.

Habéis sido agredidas por quienes no aceptan ni nuestra soberanía en la plaza ni por quienes no asumen vuestra condición de agentes de la autoridad ni de la ley; pero vosotras, mujeres de la Policía Nacional, no habéis llegado hasta aquí para dejaros amedentrar por machistas que consideran suyo lo que nunca lo fuere, y a vosotras, una afrenta más de una nación soberana por vuestra condición de orden y de ley y por vuestro género, que tampoco admiten.

No podemos esperar al homenaje de octubre para deciroslo: ni a vosotras ni a vuestros compañeros, ni a nuestros soldados, que allí velan por la integridad territorial de España, aunque unos pocos malnacidos intenten romper la convivencia que vosotras contribuís a hacer posible en paz, como hace siglos lo fuere en nuestra patria entera.

Vosotras sois también nuestra fuerza, por ser agentes de la ley, y por ser mujeres que, con vuestra bondad, eleváis sin pretenderlo el espíritu patriótico de vuestros compañeros. No estáis solas. Vuestros compatriotas, hombres y mujeres de la Península, están con vosotras como vosotras estáis en espíritu con nosotros, a pesar de las 115 millas náuticas que os separen de Málaga.

No habéis dejado vuestra patria que allí os destinare para servirla. Dejasteis atrás, sí, vuestra Península, vuestros pueblos y ciudades, quizá vuestra familia más íntima, para servir al orden y la ley en una ciudad española más, aun en otro continente. Razones de más para que estemos con vosotras, para que salgamos en defensa de vuestra dignidad de policías y de mujeres. No salimos de un libro: salimos de la Península para daros el abrazo que no hace falta que nos pidan vuestros compañeros, los besos que merecéis y no solicitáis, el aliento que la mayoría os da, porque sois nuestras policías y nuestras compatriotas y no estáis en “zona de nadie”, sino en nuestro suelo patrio, aunque a algunos les fastidie leer determinadas palabras, y que seáis mujeres, y a mucha honra, de España.

REENCUENTRO VIRTUAL CON UNA AMADA JUVENIL

Acababa de despertar del sueño y hubiere, instantes después, otros en el ordenador. Se restregó los ojos como si no diere fe de lo que viere. En un momento, su vida entera la vio como una película ya olvidada que pasara ante sus ojos y mente. Un solo nombre en una web le retrotraía a un pasado, para él imaginario, de fronteras infranqueables, prejuicios indirectos de una educación impuesta, separadora de niños y niñas, presidida por unos “valores” insuflados con la vara de olivo y cánticos posbélicos que les hicieren repetir una y mil veces.

Ver su nombre --¿o hubiere otro igual?-- y fue recordar el de aquella muchacha con la que hubiere relaciones en su juventud. No lograba acordarse ni cuándo ni cómo se hubieren despedido; pero sí la relación que tuvieren; las veces que preguntare por ella en su pueblo; y lo que pudo hacer y no quiso: verla, años después, en el lugar donde trabajare, si acaso para recordar el pasado… Los primeros besos a oscuras –“¿apagamos la luz?”--, las reticencias a ir más allá de la moral debida: “Entiende: yo sé que tú estás a años luz de la educación que a mí me dieron y me oprime. Tú trasciendes el mundo en el que vivimos con sólo leer los periódicos… y pasas de todo sin pasar de nada; pero compréndeme…: no es que no quiera; es que…” “Calla –le suplicaba-, y su besos apasionados hablaren por todo lo que no se dijeren.”

Descubrió en la web su lugar de trabajo y la ciudad en que lo desarrollare. Sería fácil comunicar con ella; pero se preguntaba si los años pasados no le habrían hecho cambiar aquella rancia mentalidad del antiguo régimen; si quizá, casada y con hijos, no querría saber nada de él. Al fin y al cabo, sus vidas no fueron paralelas, sino divergentes, intelectual y geográficamente.

Su recuerdo le traía el olor de su colonia, el color de su ropa, de sus cabellos; la ruptura con el pasado que significaron sus besos; la dulzura de su corazón, partido ahora en dos, pero sin importarle mucho los prejuicios de murallas a punto de derruirse.

Tampoco se preguntó por qué un día pidió el traslado; sí que le dijo dónde iba. Quizá quería romper con los dos (“pero, ¿puedo amar a dos hombres a la vez?”, le interrogaba), iniciar una nueva vida, abrirse camino por sí misma para reencontrarse con la libertad que le diere a elegir sin las ataduras del pasado.

Nunca fueron al cine para hacer manitas; si acaso, algún paseo hasta la Montaña en tarde de domingo. Le hizo hablar más de lo que quisiere y llegó a encontrarse a gusto. Sonreía sin parar mientras sus dedos jugaban a entrelazarse en la unidad soñada. Nunca más volvió a saber de ella. Ahora, al cabo de más de treinta años, descubrió su nombre y apellidos en una web; sabía por fin dónde estaba, incluso descubrió su e-mail y le envió un mensaje. Quizás, al final de las vacaciones, encontraría ella la misma sorpresa que él hallare por casualidad, y le respondería. El ordenador les había devuelto un reencuentro sin buscarlo ni desearlo. ¡Qué cerca, y durante tantos años tan lejos!, como si el tiempo se hubiere detenido para, por un momento, recordar su nombre y la belleza de su corazón, amor de unos meses en los que manifestarlo públicamente estaba prohibido. ¡Si fuere ella, si le respondiere!, quién podría prohibirles hablar de lo que entonces no se atrevía, decirle lo que no podía, amarse como desearen, corresponderle a la bondad de su corazón con la sensibilidad de su alma…, amada, recordada mujer aprisionada entre los barrotes de su educación de niña y adolescente…, tan lejana en el tiempo, tan cercana en la distancia que les separaba…, quizá para siempre, aunque su nombre figurare en Internet por los siglos de los siglos…

viernes, 20 de agosto de 2010

“FAR WETS” EN EL OESTE MORALEJANO

A una semana vista de la presentación de la moción de censura en Moraleja (Cáceres), que desbancará al PP de la alcaldía de la localidad, nadie podría creer lo que viere en el amanecer de esta mañana en la localidad: cómo, con nocturnidad y alevosía, los perdedores han ensuciado las paredes y calles de su municipio con pasquines firmados por el PP con un viejo estilo rancio de estilo “far west” del Oeste americano.

Acusaciones no probadas, descalificaciones hacia el Tribunal Supremo, la Junta Electoral Central y el propio concejal que antes les diera el gobierno, en uso legítimo de su representación que le fuere otorgada; peticiones de dimisión para quienes, en uso de su derecho, solicitaren justicia, que les fuere otorgada, y que ahora se ven “imputados” por “delitos” y condenas inexistentes de quienes se ven perdedores a sabiendas de un deseo que les fuere favorable a sus intereses, pero que aún está por ver; pasquines contra una concejala ilustrada, cuyo único pecado fue corregirle a la alcaldesa que no se decía “Alfhanüi”, sino “Alfanhuí”, nombre más conocido por el título de la novela de Rafael Sánchez Ferlosio, “Industrias y andanzas de Alfanhuí” (1951).

Se han descalificado hoy a sí mismos tanto el secretario general del PP de Extremadura como el secretario general del IPEX al hacerse preguntas que nadie más que los tribunales pueden responderles, que deberían haberse hecho mucho antes, pero no a quienes se las dirigen, que no están para contestarles a ellos, sino a los propios tribunales que nos les han dado la razón en los que les hiere hoy, pero que antes abrazaron con entusiasmo.

Tanto el secretario regional del PSOE, Fernández Vara, como la Ejecutiva Provincial del PSOE, han dicho ya lo que hubieren que decir, al respecto, y no tendrían por qué a preguntas que no deben responder. El secretario general del PP ni sabe leer entre líneas ni descontextualizar una afirmación del secretario general del PSOE, en un contexto determinado, como en el que le respondía ayer a sus demandas, ni el de la Ejecutiva Provincial del PSOE anterior. Ni uno ni otro son tan nescientes como él, ni hubieren la necesidad de protagonismo como él, para estar todo el día haciendo preguntas a las que no tuvieren por qué responder, porque son simples ramalazos de una fiera herida que no hubiere argumentos para defenderse.

Quién le ha dicho a él que dos concejales socialistas están imputados, quién la sentencia que hubieren que cumplir, cuando ni hay imputación alguna ni menos sentencia y la personación en la causa fue aprobada por ellos mismos…, y si él está en su derecho en difundir lo que fuere, más aún el PSOE Provincial de Cáceres, y ni el secretario general ni el provincial del PSOE tienen que darle explicación alguna, porque no la mereciere.

El IPEX, tan locuaz ahora como silencioso durante los últimos años, no puede acusar hoy a su ex concejal David Pérez de transfuguismo, porque, en ningún caso, abandonó su partido para irse a otro, porque no hubiere motivos ilegales y socialmente inconfesables, ni creare un nuevo partido como cobertura de su acción, ni pudiere ser considerado traidor, sino, en todo caso, converso a otra causa, tras las vicisitudes y engaños pasados. ¿Por qué antes fue bueno y ahora es malo? ¿Por qué ahora se “le busca”, como un forajido, y antes fuere un santo? ¿Por qué ahora se ofrece una recompensa de un millón de euros a quien demostrare que las renuncias firmadas en su día fueron falsas?, cuando el Tribunal Supremo ha sentenciado lo que ha sentenciado… y la Junta Electoral Central ha resuelto lo que ha resuelto. Que sigan la causa los tribunales si desean remedo a sus males.

No pretendan dar lecciones de ética política quienes incumplieron sus compromisos y se aliaron con el diablo para obtener el poder, por ejemplo, en Serrejón, cuando fueron los menos votados, o alinearse con el diablo, como en Alcántara, cuando IU se pasó por la piedra el pacto firmado con el PSOE y se alió con ellos para repartirse el poder dos años cada uno durante la legislatura…

La “rosa ensangrentada” que doña Concha entregó el 22 de junio de 2006 al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, en homenaje a un ex concejal popular, cuyo asesinato por los terroristas etarras fue llorado por toda España, diciéndole “No es mía: es de Miguel Ángel Blanco”, y que aceptó sin decirle palabra, es porque ni la mereciere como ofrenda ni como respuesta,.. Ahora, que tendrá tiempo, vaya a ofrendarla donde debe y pida explicaciones y acuse donde fuere menester, pero no ensucie las calles de su pueblo como ensució su dignidad de diputada por Cáceres. Y le recuerdo, por último, lo que un día le dijo Ibarra en su pueblo cuando fuere alcaldesa hace dos legislaturas: “Me pidió un millón de pesetas para hacer una fuente e hizo un avispero.” Eso es lo que ha sembrado y esta es su cosecha. ¡Váyase, doña Concha, y deje de ensuciar su pueblo!

miércoles, 18 de agosto de 2010

EL ORDENADOR QUE NO TENÍA DISCURSO POLÍTICO

El secretario general del PP de Extremadura, de cuyo nombre no quiero acordarme, porque nadie conoce su nombre en Extremadura, si acaso el presidente que le nombró a dedo y sus conmilitones, se despachó ayer en una rueda de prensa como una fiera herida que ataca en sus últimos estertores para defenderse de una causa perdida.

Manzano es un “applecito” de apellido, pero sin los recursos intelectuales ni la memoria histórica del disco duro, ni del troyano ni del gusano, que destruyen lo que quisiere defender, pero no pudiere. Ha sido un simple concejalillo de pueblo, un diputado provincial de partido, que no alcanzare ni mereciere por méritos políticos ni el cargo que ostenta ni las palabras que dijere y pretendiere “nuntio vobis ex cathedra”, como si fuere papa de una iglesia que no le hubiere conferido tal jerarquía.

Fernando acusó ayer, y reitera hoy, que dos concejales socialistas de Moraleja están imputados en “unos posibles delitos de prevaricación, tráfico de influencias y fraude y exacciones ilegales”, y se atrevía a anticipar una sentencia, erigiéndose en juez y parte: cinco años de cárcel y 26 de inhabilitación para cargo público. Y se basa para afirmarlo “en los documentos que obran a nuestro alcance del juzgado de Coria que está tramitando la causa”.

No se puede ser más ignorante y atrevido, y tener más desfachatez, que el “applecito” que perdió la memoria que no hubiere. Debería saber, y esto no lo hace público el PSOE, que solo existe un auto del Juzgado número 2 de Instrucción de Coria, de 19 de julio de 2010, en el que solo emplaza a las partes litigantes a declarar y presentar la documentación pertinente en el proceso instado por la alcaldesa de Moraleja en el proceso seguido contra la Empresa Mantenimientos Integrales (MAI), en cuya causa no hay ningún imputado y cuya personación fue aprobada por unanimidad del Pleno el pasado año; por tanto, también del grupo socialista. Resulta evidente, por consiguiente, que si el grupo socialista aprueba personarse en una causa promovida por el equipo de gobierno, nada tiene que temer, porque su conciencia está tranquila.

La citada empresa no fue fundada por los socialistas en la anterior legislatura, porque ya existía. Los encargos que le realizara el equipo de gobierno tenían que ser aprobados por Intervención y posteriormente por la Junta de Gobierno. Nada, pues, que ocultar, porque las facturas obran en el archivo municipal. La sentencia la dictará la juez en su día, pero no el secretario general del PP de Extremadura, que no es quien para decir que dos concejales están imputados, cuando no lo están, ni menos aún para dictar sentencia que no le compete, ni para pedir explicaciones a quien no debiere cuando él debiere dar tantas…, como cuando PSOE e IU se aliaron para asumir el poder tras el pacto firmado por el PSOE con la coalición para gobernar en aquellos pueblos la lista más votada, como por ejemplo en Alcántara (Cáceres) y lo incumplieron.

Manzano se ha atrevido a sentenciar como delitos punibles sus propios deseos, porque no sabe leer, o le informan mal, de los procesos judiciales. Lástima que el PP haya perdido tan buenos portavoces como hubiere en el pasado, a los que Manzano no le llegare a las suelas de sus zapatos, como el Dr. Eduardo Corchero, el malogrado Bernáldez, o su propio abogado Javier Casado, a quienes disputas partidistas o alineaciones legales, les apartaron de un aparato que quiere, y no puede, aspirar a decir la verdad, porque solo es capaz de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Y por si fuera poco, ahora nos enteramos, por la presidenta provincial de IPEX, que su antiguo concejal, David Pérez Chaparro, es concejal no adscrito, porque fue expulsado de la coalición. Jamás oímos tal cosa. Por qué ha esperado tanto tiempo a contar la historia de los documentos firmados en blanco; a proclamar una independencia que nunca fue tal, porque apoyaron siempre al PP; por qué no aclaran que se aliaron en una coalición de “desencantados” socialistas para apoyar a la derecha para lograr sus fines, y no a la izquierda que nunca les diere satisfacciones a sus demandas particulares y no a las generales del pueblo.

Manzano pretende defender lo que no puede, porque hubiere lengua tan larga como la actual alcaldesa de Moraleja, y su mismo estilo político: la mejor defensa es el ataque, aunque no hubiere argumentos, ni razón, sino tan solo en el señalamiento que un día hiciere su jefe de filas, equivocado totalmente en la alineación titular de su equipo, perdido y desarmado en Madrid en las derrotas electorales que hubiere en Extremadura desde el adviento de la democracia. Las ansias de poder son las suyas: las de quienes siempre lo hubieren y lo perdieren en buena lid.

No llores, Manzano, por el poder perdido. Llora, más bien, por tus flaquezas, debilidades e ignorancias, porque tu cabeza no merece ser la segunda de Extremadura en tu partido, sino la última de la fila tras tu Concha descabezada.

sábado, 14 de agosto de 2010

PRIMER REENCUENTRO EN GRANADILLA


Mañana, la Asunción; fiesta patronal de la antigua Granada. Vísperas de verano procesionaba san Antonio; pero eso fue y no volvió, como después las hogueras de san Juan. Todo se fue apagando lentamente: los carnavales, los oficios litúrgicos, la Ascensión, el Corpus y ahora…, la Asunción, la patrona. Principios de los ochenta y Granadilla se reencuentra a sí misma en las paredes nobles de su pasado, alrededor de la plaza, cuando los rayos de sol de sus calles apenas levantan un metro de piedras en pie sobre el foro en el que convergen.

Desde el nuevo huerto de cruces se otean las aguas del destierro, el castillo, las murallas, inconfundibles en la distancia. Viejos y jóvenes tornan a la iglesia restaurada; se miran, apenas se reconocen si no fuere en el parecido de sus padres. Preguntan los nietos por este misterio: la iglesia vacía, el pueblo dormido, la reluciente luz de antaño apenas esbozada.

Ya sin retablo, sobre el altar que hubiere, entre las columnas barrocas y los santos de guardia, en el centro, orlada de esperanza, estaba Ella. Ha bajado ahora a la altura del altar para goce de quienes la veneraren y se desposaren ante su trono. Al final del oficio, bajo los dos rosetones que dan luz al altar, a duras penas se acerca una mujer. Se extasía ante su belleza, los pliegues del manto, la levedad del cuerpo, la gracia que trasciende su rostro. La observa, arrobada, con un gesto de amor callado, de recuerdos de años, con los ojos prendidos en el pasado. Nadie la recuerda a ella, pero todos veneraron a la Asunción.

Primer reencuentro de Granadilla consigo misma en la que fue su fiesta patronal, encuentro de vivos, y por los Santos, encuentro con los muertos, cuando “El Capi” repique las viejas campanas a misa de difuntos, cercano el mediodía.

Ahora solo están sus antiguos moradores con sus descendientes. Abrasa el sol sobre la plaza de los juegos de niños. Apenas un piar de pájaros sobre las moreras que daban sombra en la plaza, aquellas que el alcalde Martín Esteban pedía que se cuidaran. Allí, nuestros juegos de pídola, las conversaciones de niños, la visión nocturna del cohete soviético, las despedidas, las llegadas, tal una parada y fonda que acogió a todos y a todos despidiere.

Fue ese pueblo despojado de su esperanza, cuando esta fuere escasa y de horizonte breve, pero ancho en el deambular. Familias y amigos, rotos por la separación obligada, por el destino elegido, quizá para nunca más verse hasta la otra vida; condenados a vivir sin tierra y sin muertos; apenas el frescor de los soportales para charlar y ver una plaza luminosa vacía de juegos infantiles, pastiche de la original, en la que se pudiere jugar al fútbol, montar en bici, correr, jugar… Dónde aquellos niños que quizá murieren lejos de su tierra, sin volver a ella por su fiesta patronal; dónde aquellas mozas, ya abuelas, que no quisieron volver nunca más, su esperanza rota tras media vida en el pueblo, ante la Virgen de sus desposorios…

La iglesia y la plaza, el castillo y las murallas… ¿Hubiere otros mejores símbolos Granadilla para recordar? El cuartel, las escuelas, el café-bar “Angelito” de las partidas de cartas y tertulias sin fin, el ayuntamiento, los bailes de bodas en la plaza, verbenas de los primeros agarraditos a la luz de las estrellas y los faroles…; pero hoy, entre todos los recuerdos, la patrona, con un manto verde, orlada de azules en las bodas de las muchachas vestidas de blanco, coronadas de reina, en ofrenda del cáliz solicitado, ante Ella; el coro de hombres respondiendo a las preguntas de ritual del oficiante, sin impedimentos para los esposorios, cuando todo ya estaba escrito en letras de ley, decretos de exilio en un pueblo nacido para el exilio; los árabes, sus fundadores, por la reconquista; los judíos por su fe; los cristianos por el desarrollismo franquista… Todos fuera, menos la Asunción, como un misterio de la historia que quiso abolir la fe, de una fe que nunca abolió la historia…

RABANES Y LICENCIADOS, LAS OTRAS GENERACIONES PERDIDAS

Una de las características de la llamada “generación perdida” es mostrar con dureza los aspectos sociales de la época: el hambre, la desesperación, la tristeza. ¡Cuántas generaciones perdidas en la historia! No solo la conocida generación de escritores norteamericanos que vivieron en París entre la Primera Guerra Mundial (1914) y la Gran Depresión (1930).

Hay muchas otras generaciones perdidas: las de las guerras, las de los rabanes, las de los licenciados sin trabajo y sin perspectiva de futuro. Han ido superponiéndose unas a otras sin que nos demos cuenta, asumiéndolas como signos de los tiempos, entre el pesimismo y el desconcierto. Los que hubieren que ir a la guerra quedaban marcados para siempre, si lograban sobrevivir. Quienes lo vieren, aunque lo sufrían, pudieron dar cuenta de ello. Los que esperaban en casa a los suyos, que jamás volvieron, fueron también otra generación perdida, como quienes jamás supieron dónde fueron a parar sus restos, entre lutos eternos hasta su propia muerte.

Los rabanes ayudaban a los pastores en nuestros pueblos desde que cumplían los 7 años. No iban a la escuela. Hasta los 15 o 16 años no dejarían de serlo. Pasaban el día en el campo y la noche, en los chozos. No ha pasado tanto tiempo de ello como para no recordarlo. Los rabanes desayunaban sopas canas, hechas en un caldero, las dejaban un poco secas y les echaban luego un poco de leche. Para la comida, un poco de pan que sacaban de su bandola. La cena consistía en un caldero de patatas cocidas. Y así, día tras día. No conocieren los rabanes ni siquiera su pueblo: apenas dos o tres días al año se acercaban a él para las fiestas patronales y ver las capeas: por la Asunción, el 15 de agosto, o Pascuas de Pentecostés.

De aquella época, pasamos a otra bien distinta hace apenas treinta años: de la generación de los rabanes a la generación mejor formada de la historia de España. ¿Y para qué? Vivieron aquellos sin educación, sin sanidad, sin descansos laborales ni salarios: tan solo con el pan y la leche de sus ganados. Si no había guerra a la que ir forzosos, salían una sola vez de su terruño para cumplir con el servicio militar obligatorio y para no volver a salir nunca más. Por ello, el servicio marcaba: allí aprendían muchos a leer y a escribir y hasta conducir automóviles; pero no hubieren más perspectiva ni experiencias que aquella.

La generación más formada de la historia de España ha pasado a vivir desde el pacifismo al extremismo, a la indolencia y a la resignación. El título no garantiza ya el trabajo, ni el mercado, ni la crisis. La tasa de paro juvenil en España es la más alta de la UE. Nuestros jóvenes licenciados no pueden emanciparse y desarrollar su personalidad. Su autonomía retrocede al tiempo de los rabanes. No salen ahora del chozo de la casa del padre. Alguna institución ha avisado con motivo del reciente Día Internacional de la Juventud: estamos a punto de perder a toda una generación, la mejor, de la historia. Ha vuelto la Gran Depresión; John Steinbeck con “La uvas de la ira”; “Manhattan transfer”, de Dos Passos, como la tierra prometida que terminare engulléndolos. La huelga anunciada no les solucionará nada. Los rabanes de hoy volverán a casa, a la espera, como los de ayer tornaban al pueblo a las fiestas patronales de la Asunción, mañana, como otros volverán para recordar mejores tiempos pasados.

martes, 10 de agosto de 2010

ARIADNA EN EL LABERINTO… DE MORALEJA

Concebida fui y desolada me siento
Por el hombre en el que vi mi salida
Tras el empate sin impar aturdida
Sin esperar en sueños este advenimiento.

Viniste a mí, David, en hora inoportuna
Y en mi laberinto tejido de alma sufrida
Hubiste en mi palabra aliento y salida
Para saciar tu sed de tanta hambruna.

Ni soy Goliat ni Minotauro fiero
Joven David que a mi llegaste
Sin el aura ni el empuje de Teseo.

Sin mi ovillo conductor de trastiendas
Sin mí, David, ni tu onda que redime
Podrás tener valor, pero nunca hacienda.

Ni su victoria ni la vuestra en tribunales
Serán sin mis manos menestrales
Tan solo honores de amantes accidentales.

No me abandones, David, en el laberinto
Ni me dejes, traidor, en isla desierta,
Que te daré con mi hilo la llave del pasadizo
Y tú a mí, mi niño, la llave de nuestro recinto.


domingo, 8 de agosto de 2010

DECLARACIONES DE AMOR EN EL PLENO


No parece que la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local, incluya en su artículo 46, que regula el funcionamiento de los Plenos municipales, las declaraciones de amor de su presidenta hacia un concejal electo que acaba de tomar posesión de su cargo por resolución de la Junta Electoral Central y sentencia del Tribunal Supremo.

La toma de posesión del número 2 de la coalición Independientes por Extremadura (IPEX) en Moraleja, el pasado sábado, Juan David Pérez Chaparro, tras casi dos años de la toma de posesión del número seis de la lista, Jaime Vilella; tres sentencias judiciales y varias resoluciones de la Junta Electoral Central, no solo parece haber puesto fin, de momento, al embrollo suscitado tras la dimisión en octubre de 2008 del número uno, Ángel González Cava, sino que ha vuelto a poner de relieve que los plenos en Moraleja pueden resultar cualquier cosa, menos el debate y aprobación de las competencias que la ley les otorga a los municipios.

Una cosa es el lógico debate político que se suscitare, diferente en los métodos, las propuestas y resoluciones, y otra distinta las muestras de “cinismo y autoritarismo”, “sin dar participación a los concejales proponentes”, como manifestaba el pasado 19 de julio el secretario provincial de Organización del PSOE, Juan Manuel Hernández, tras asistir al fallido pleno convocado a instancias del PSOE en cumplimiento de una sentencia judicial.

La crónica de este último pleno, publicada en la web de Radio Interior de Moraleja el mismo día 6, recoge “perlas” que no pueden pasar inadvertidas a los ojos de un atento lector, que conozca los antecedentes y la manera de obrar de su alcaldesa que, como siempre, y como reconociera aquel día Hernández, que asistiera como observador, realiza “exposiciones esperpénticas, tergiversadas y falseadas de la realidad” para arrimar el ascua a su sardina política, si es que la hubiere.

Dice el cronista que, tras tomar posesión de su cargo, la alcaldesa “brindó a Pérez la posibilidad de entrar a formar parte del equipo de gobierno”; es decir, le echa los “tejos políticos”, pero ya le advierte de algo que no tendría por qué, al olvidar que ha sido expulsado de la coalición, cuado añade: “Le pidió responsabilidad a la hora de respetar la voluntad del pueblo, ya que IPEX anunció en las pasadas elecciones que apoyaría la lista más votada”, y el cronista recuerda, a renglón seguido, que ya no pertenece a la coalición.

Más adelante, cuando la portavoz socialista, Teresa Roca, “se enorgulleció de que después de mucho tiempo el pueblo de Moraleja vuelva a gozar de legalidad”, la alcaldesa se vio obligada a llamar la atención en dos ocasiones al público, “para que no diera muestras de la opinión con aplausos o abucheos”, al defender “la legitimidad de Vilella como concejal los meses que así lo acreditaba la Junta Electoral”. Al final no llama solo la atención al público, sino a los concejales socialistas, a dos de los cuales termina expulsando del Pleno tras tres llamadas al orden, como desde que estaba Vilella y lo abandonaban, al no reconocerle como tal.

El concejal destituido por la Junta Electoral se pone a disposición del nuevo electo “como persona, siempre y cuando diga la verdad” sobre las firmas; es decir, ahora es él quien no le reconoce como edil, y vuelve a un tema por aclarar: las firmas. Solo faltaba que la presidenta provincial del IPEX le aclarase a la alcaldesa que trate a David Chaparro como concejal independiente de su formación política, “a la que ya no pertenece”. Ambas preguntas o ruegos sobraban en un Pleno, porque nada añaden a los asuntos públicos, sino a los internos de la coalición de “los desencantados”, que es donde tienen que sustanciarse, o ante los tribunales o la Junta Electoral.

La alcaldesa, por último, pide al nuevo concejal, al que ya solicitó relaciones políticas, que como se oye por la calle que se va a presentar una moción de censura, “escuche a las dos partes para que no permita ser utilizado por unos concejales que quieren utilizarle ahora para después dejarle tirado”. ¿Y quién ha dicho tal cosa? ¿Acaso solo escucha los rumores de su pueblo la alcaldesa? ¿Y por qué le pide a él noviazgo político y qué pretende con ello?

Si ha habido alguien que, con su actitud, ha crispado la vida política de Moraleja no han sido los socialistas, sino la presidenta de una corporación que no permite a otros lo que ella hace en demasía: hablar, pero sin dejar a los otros grabar, filmar, un acto público de extraordinaria importancia para un pueblo, y parece que tampoco le agrada la presencia de “altos cargos públicos” del partido que simplemente, y en uso de su libertad, van a presenciar un pleno, del que ella, como mujer, desea sacar “novio político” y tajada electoral.

lunes, 2 de agosto de 2010

DESCONECTAR EN VACACIONES


No desconectaba ni los fines de semana, ni puentes que hubiere entre laborales, cómo hacerlo ahora… Las vacaciones de hoy no son como las de antes. Entonces se desconectaba a la fuerza: no había móviles que interrumpieran tu descanso, ni llamadas de sobresalto, ni Internet para mantenerte conectado al mundo. Solo una cabina telefónica para llamar a la familia de vez en cuando tras esperar en una larga cola que, a veces, te desesperaba. La comunicación se interrumpía a la fuerza en una sociedad que ya había abandonado la carta postal como medio de comunicación clásico.

Te veían tan inmerso en tu trabajo, tan entregado a él, tan poseído por él, que siempre había alguien que te decía cuando te marchabas: “Desconecta”, “procura desconectar”. Y ni una cosa ni otra, ni desconectaba ni lo procuraba. No hubiere trabajos pendientes, pero sí por venir; no tendría horarios que cumplir, cuando él nunca los hubiere, pero hasta echaba de menos lo dejado atrás: la familia, los compañeros, aunque su relación con ellos, como en casi todas las empresas, se limitase a la acepción latina de la palabra: hacer el camino con…; aunque se hubiese dejado de tener relación, comunicación o enlace con ellos.

No permitían desconectar ni el pensamiento ni la memoria. A veces, alguien de la familia le preguntaba: “¿En qué piensas?” Y respondía: “En mi trabajo”, cuando este era una religión y no solo una nómina. En ocasiones, parecía hablar consigo mismo, cuando mantenia un diálogo casi presencial con lo dejado atrás.

Ahora, todo había cambiado. El móvil e Internet habían echado por tierra la desconexión, que resultare imposible. Sonaban hasta en la playa, como antes los aparatos de radio, que te frenaban los pensamientos. No solo recibías llamadas, sino que hubieres de responder a ellas. El móvil se había convertido en la conexión perenne, e Internet, en la carta y los periódicos perdidos. Antes de acostarse, al menos una hora dedicaba a ver su correo y las páginas digitales. El enlace estaba asegurado; la desconexión era imposible. Solo los trabajadores manuales parecían desconectar de verdad, porque nada les preocupaba: era volver y hacer su trabajo en su horario, sin más.

Antes y ahora: antes no había ni vacaciones ni motivos para desconectar; ahora, hasta los parados no podían desconectar de la angustia diaria que les suponía no estar conectados a alguien o algo, fuera de los cuatro muros de su casa convertidos en una prisión para no desconectar y dejar de tener relaciones y comunicación con los compañeros. No había camino para ellos ni itinerario posible para desconectar, ni menos aún para cargar unas pilas más que gastadas…