domingo, 22 de agosto de 2010

ABRAZOS PARA LAS POLICÍAS DE MELILLA

Nos piden vuestros compañeros abrazos para vosotras y os los enviamos junto a nuestros besos. Vuestra figura y labor emergen por encima de los fotomontajes vejatorios con que, en la “zona de nadie” de la frontera, han colocado los activistas marroquíes, como una forma de decirnos que no os aceptan ni por vuestro sexo ni por la autoridad delegada de España con que actuáis.

Habéis sido agredidas por quienes no aceptan ni nuestra soberanía en la plaza ni por quienes no asumen vuestra condición de agentes de la autoridad ni de la ley; pero vosotras, mujeres de la Policía Nacional, no habéis llegado hasta aquí para dejaros amedentrar por machistas que consideran suyo lo que nunca lo fuere, y a vosotras, una afrenta más de una nación soberana por vuestra condición de orden y de ley y por vuestro género, que tampoco admiten.

No podemos esperar al homenaje de octubre para deciroslo: ni a vosotras ni a vuestros compañeros, ni a nuestros soldados, que allí velan por la integridad territorial de España, aunque unos pocos malnacidos intenten romper la convivencia que vosotras contribuís a hacer posible en paz, como hace siglos lo fuere en nuestra patria entera.

Vosotras sois también nuestra fuerza, por ser agentes de la ley, y por ser mujeres que, con vuestra bondad, eleváis sin pretenderlo el espíritu patriótico de vuestros compañeros. No estáis solas. Vuestros compatriotas, hombres y mujeres de la Península, están con vosotras como vosotras estáis en espíritu con nosotros, a pesar de las 115 millas náuticas que os separen de Málaga.

No habéis dejado vuestra patria que allí os destinare para servirla. Dejasteis atrás, sí, vuestra Península, vuestros pueblos y ciudades, quizá vuestra familia más íntima, para servir al orden y la ley en una ciudad española más, aun en otro continente. Razones de más para que estemos con vosotras, para que salgamos en defensa de vuestra dignidad de policías y de mujeres. No salimos de un libro: salimos de la Península para daros el abrazo que no hace falta que nos pidan vuestros compañeros, los besos que merecéis y no solicitáis, el aliento que la mayoría os da, porque sois nuestras policías y nuestras compatriotas y no estáis en “zona de nadie”, sino en nuestro suelo patrio, aunque a algunos les fastidie leer determinadas palabras, y que seáis mujeres, y a mucha honra, de España.

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